Christopher Nolan pertenece al grupo de escasos directores jóvenes actuales que ya pueden ser considerados clásicos del cine. No faltan razones: la calidad insólita de su filmografía, su involucración en los guiones (que suelen presentar una elaborada narrativa fragmentada), la impecable factura técnica de sus trabajos o su habilidad para que los actores rindan al máximo. Resulta imposible quedarse indiferente tras el visionado de cualquiera de sus películas, ya sea Memento, Insomnio o El truco final, y, por si esto fuera poco, el director londinense tiene la iniciativa suficiente como para dedicarse a proyectos más personales tras éxitos de taquilla como Batman Begins y El Caballero Oscuro, por no mencionar que dirige vestido de traje en honor a Hitchcock.
En 2010 vuelve a sorprender con Inception (Origen), rareza dentro del panorama cinematográfico actual, pues a partir de un guión original escrito por el propio Nolan se construye una película brillante en todos los sentidos, que propone un juego a los espectadores: deberán decidir si entran en el mundo de los sueños y hacen frente a las amenazas y secretos que en él se esconden. Con un sólido argumento como base, Inception mezcla acción con thriller, drama y ciencia ficción en un filme fascinante con ecos del inconsciente de Freud, los cuadros de Escher y referencias a Matrix, HEAT y otros títulos del propio Nolan (véase el guiño a Following, su primera película).
Desde luego, la frescura de la película no sería tan impactante sin su excelente reparto internacional, en el que figuran Ken Watanabe (protagonista de la joya Cartas desde Iwo Jima), una inquietante Marion Cotillard (Enemigos Públicos), la camaleónica Ellen Page (alias Juno), un impecable Joseph Gordon-Levitt (500 Days of Summer), Cillian Murphy (Batman Begins) y un correcto Tom Hardy (gángster de segunda en Layer Cake y Rocknrolla), además de los cameos de Tom Berenger y el gran Michael Caine. Falta por mencionar al protagonista, Leonardo DiCaprio en estado de gracia, dando vida a un personaje complejo y torturado, con lo que suma un nuevo acierto a su carrera, imparable desde que trabajara con Spielberg y Scorsese por primera vez.
Por si esto fuera poco, Inception resulta deslumbrante en el plano visual, desde la arriesgada dirección de Nolan (que nos regala secuencias realmente memorables) a los impresionantes efectos especiales (insertados a la perfección); pasando por la fotografía de Wally Pfister y el revelador montaje de Lee Smith, sin olvidarnos de la espectacular banda sonora de Hans Zimmer, con ecos graves que recuerdan a Batman.
En su totalidad, Inception (posiblemente el filme del año) supone una película trepidante, maravillosa, cuidada al milímetro, que presenta un complejo y original mundo en el que los espectadores se adentrarán y del que no podrán escapar hasta su asombroso final. Bienvenidos al reino del subconsciente. Es hora de soñar.