Revista Ciencia

Inceptionism: ¿principio o final de los tiempos?

Publicado el 05 enero 2016 por Fullde95 @Zandra_Fdez
Existe un nuevo movimiento artístico llamado inceptionism cuyos exponentes o fundadores no son pintores de carne y hueso con vidas alocadas y vibrantes. El “artista” principal de esta nueva tendencia se llama Deep Dream y es una herramienta creada por Google, que funciona como una Inteligencia Artificial (IA) primeriza, que es capaz de reinterpretar obras de pintura clásicas a través de su banco de imágenes. Es decir, Deep Dream es capaz de crear arte recreando la forma en la que ve obras hechas.

Inceptionism: ¿principio o final de los tiempos?

Pintura reinterpretada por Deep Dream


Entonces, ¿qué será del próximo Picasso? Tendrá que competir contra una IA que será capaz de hacer un alto número de cuadros por día, mientras nuestro futuro artista languidece en su pequeño estudio donde puede tardar hasta un año en acabar un cuadro. Raymond Kurzweil, experto en Inteligencia Artificial, que ocupa el cargo de jefe de Ingeniería de Google desde 2012, asegura que esto no será un drama en la medida en que fusionemos nuestras capacidades humanas con las del ordenador. Según Kurzweil, en lugar de competir contra la tecnología y anularla, debemos aceptar que existe y que es un fenómeno imparable, y unirnos aprovechando las oportunidades que nos brinda.

Inceptionism: ¿principio o final de los tiempos?

Raymond Kurzweil


En ese caso no es difícil pensar que será tan famoso el que desarrolle la tecnología con la que el nuevo Picasso desarrolle su arte, como el futuro Picasso -para muestra Mark Zuckerberg-. En el caso de que esta nueva realidad virtual nos alcance tan pronto como algunos vaticinan, qué será de los pobres taxistas que hoy protestan enfurecidos contra Uber, cuando los vehículos sin conductor dejen a los parlanchines choferes sin empleo. Seguramente, añorarán Uber.
Me entero de que el inceptionism existe en la cocina de la casa de mis abuelos, ubicada en una helada aldea de Galicia. La casa fue construida en 1912, en la cocina de leña el fuego hace crujir la madera que antes cortaba mi abuelo, y que ahora pedimos por teléfono cortada a la medida y pagada con una trasferencia bancaria hecha por Internet. 
Recuerdo a José do Val, un vecino del pueblo muy agradable que todos tildaban de loco, según mi abuelo, porque un día les aseguró que el hombre había llegado a la luna, entre otras cosas. El cura del pueblo no permitió que José fuera enterrado dentro del cementerio, ni que tuviera lápida con su nombre debido a que se había quitado la vida al final de una larga enfermedad. El cementerio es campo santo, y al parecer en el reino de los cielos no hay lugar para los suicidas. Entonces, si Kurzweil tiene razón y la única manera de sobrevivir a la realidad virtual y la inteligencia artificial es fundiéndonos con ellas cada vez más, qué será de las religiones y doctrinas anti liberales cuando el futuro sea palpable.
Podemos suponer que si han sobrevivido durante tantos años, se inventarán la forma de seguir haciéndolo. Sin embargo, el hecho de no aprobar métodos anticonceptivos, no aceptar la homosexualidad, el divorcio o la igualdad de hombres y mujeres, no parece muy alentador. Lo que sí es indudable en este tema, es que después de que complejos y precisos nano robots entren al organismo para curarlo de enfermedades hasta el momento incurables, el transporte sea tomado por automóviles sin conductor que disminuyan el tiempo de tráfico y de buscar estacionamiento, y la agricultura automatizada permita disminuir los índices de hambre en el mundo, no importará lo que digan religiosos, taxistas, gobiernos o brujos, no podremos decir que todo tiempo pasado fue mejor.

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