He de empezar diciendo que esta reseña va a ser difícil y contradictoria. No me enfrentaba a una reseña tan difícil desde la vez en que reseñé La elegancia del erizo, uno de los libros favoritos de Patt. Y eso que cuando terminé este libro tenía clarísimo que no me había gustado nada. Así que le envié un mensaje a Jan de Trotalibros y Entre lletres muy indignada (pobrecito, ni que me hubiera obligado a leerlo) porque no entendía por qué este libro era de sus favoritos, y bueno, me ayudó bastante a entender por qué no me había gustado y también comprendí por qué le gustaba a él. Moltes gràcies per la xerrada!
Nº de páginas: 544 págs.

Lengua: Català
Encuadernación: Tapa blanda
ISBN: 9788473291682
Año edición: 2012
Plaza de edición: Barcelona
Sinopsis:
Premi Joanot Martorell de 1955, és una novel·la dividida en quatre parts, que té com a centre neuràlgic la guerra, presentada des de la perspectiva dels vençuts. Es tracta, però, d'una obra que l'autor va anar ampliant en les successives edicions i la traducció francesa (1962), ja més extensa que la catalana va suscitar crítiques molt elogioses, i es va comparar el seu autor amb Dostoievski, Bernanos, Green... La quarta edició (1971) és ja la definitiva, però la darrera part -aquella ampliada-, que portava com a títol "Últimes notícies", esdevindrà en la següent edició El vent de la nit, i serà independent.
Dominada per tres amics joves, que van fer la guerra junts, les dues primeres parts recorren a la forma epistolar i ens presenten la vida al front d'Aragó -cartes de Lluís al seu germà-, i a la rereguarda: escrits de Trini, la companya de Lluís a Juli Soleràs. En canvi, les dues darreres són les memòries de Cruells, el tercer amic, un sacerdot, però amb un salt cronològic important a El vent de la nit, on es reflecteix la Barcelona de postguerra fins a arribar a finals dels seixanta.
Però, al costat de la guerra, presentada sense cap maniqueisme i amb tota la seva cruesa, hi ha l'amor que encarnen dues figures femenines, que freguen el mite, sobretot, la Carlana. La novel·la, de fet, conté una reflexió, profunda sobre el sentit i, especialment, sobre la dificultat de la vida, que només l'amor il·lumina, l'amor humà, però també el diví -que la creu, un símbol autèntic representa. Però, Incerta glòria tracta també d'altres temes cabdals, de la soledat de l'home i del pas del temps, sobretot, mentre mitifica la joventut, aquesta glòria incerta, fugaç, però glòria al cap i a la fi. I és que, partint d'una situació concreta, l'obra esdevé també una reflexió universal sobre una època dramàtica, marcada per les guerres.
Opinión:
Pese a ser una lectura obligatoria, tenía muchas esperanzas puestas en este libro. Me gusta mucho el tema de las guerras mundiales, pero aún no había leído ninguna novela ambientada en la guerra civil española. Además, el autor vivió la guerra, así que esperaba de esta novela una historia que me destrozara... pero no ha sido así.

Hace tiempo leí Escapar de Sobibor, una novela sobre el campo de concentración de Sobibor contada a partir de los testimonios de los supervivientes, y me estremeció por completo. ¡Y eso que había un intermediario, la persona que había hecho las entrevistas! Así que esperaba que una historia escrita por los propios protagonistas me impacta aún más. Pero me ha pasado como con el Diario, de Ana Frank: esperaba un relato más emotivo y sobrecogedor.




En cuanto a la trama, pensaba que la historia iba a centrarse en la lucha en el frente: las batallas, las estrategias, el drama de ver morir a gente a tu alrededor, de luchar contra conocidos, el miedo...O en la supervivencia en la retaguardia: las bombas, el hambre, el asesinato de inocentes (esta expresión me da mucha rabia, ¿qué pasa, que los soldados no son inocentes si los han obligado a luchar?), la matanza de curas,...Pero no. He sentido como si la guerra fuera un marco en el que se desarrolla el interior de los personajes. La novela se dedica a que conozcamos a fondo a los personajes, sus miedos, su pasado, sus pasiones, su forma de ver el mundo. Y la guerra, pues está ahí de fondo, algo tan cotidiano que ni merece la pena que se mencione.

Esto al principio me enfadó mucho. Buscaba una historia de "sang i fetge" y me he encontrado con una historia que pese a estar ambientada en plena guerra, tiene poca violencia y detalles escabrosos. No hay ritmo, no hay nudo, no hay acción (excepto en momento puntuales), y en general me he aburrido. Los personajes simplemente viven como pueden, sin perseguir ningún objetivo (bueno, sí sobrevivir, pero viven en "paz" la mayor parte del tiempo). En cambio, se dedican a hacer filosofía la mayor parte del tiempo.


La narración es aséptica, se narran las cosas tal y como se vivieron, sin heroísmos ni interés en exponer los hechos históricos. La guerra civil no fue planificar constantemente estrategias, luchar arriba y abajo cada día, sino un noventa por ciento monotonía, pues la mayoría de soldados no sobrevivía a la lucha a campo abierto, y si lo hacía, luego le tocaba de nuevo esperar hasta la siguiente batalla. La realidad de la guerra fue el aburrimiento de los soldados en el frente, los vagos entretenimientos de los soldados y el hecho de tener la muerte como un peligro tan perpetuo que se integra en su monotonía.

Pero me ha faltado algo. Esa monotonía y indiferencia no aparecen así como así, hay un proceso para llegar hasta ella, pero en la novela no lo vemos. Cuando se nos presenta a Lluís ya hace más de medio año que participa en la guerra. Quizás si hubiéramos conocido a Lluís desde el momento en que llega el frente, si hubiéramos visto su primera batalla y hubiéramos visto como esta capa de indiferencia lo iba rodeado lentamente, quizás no me hubiera parecido tan extraño y hubiera podido conectar mejor con los personajes. Y es que lo que más me duele es que no he sentido el hambre en las calles de Barcelona, no he sentido el miedo de las bombas, no he sentido la persecución de los anarquistas. Pero no lo he sentido porque el autor no pretendía mostrarlo.
Lo que sí me ha quedado claro de esta lectura es la inutilidad de la guerra. En todas las novelas que había leído hasta ahora, en la guerra siempre había dos bandos opuestos. Ninguno de los dos era bueno, había grises, pero siempre eran dos bandos opuestos, con unas fronteras muy claras y unos objetivos. Aquí no es así. No hay fronteras y nadie es de ninguna ideología política (e incluso las propias ideologías políticas se desdibujan), a nadie le importa nada que gane ni que pierda. Es como si nadie supiera por qué se está luchando.

En cuanto a los personajes, tampoco he quedado satisfecha. Todos son personajes muy complejos y se les conoce bien a fondo porque lo único que hacen es hablar de sí mismos y de los demás, pero al mismo tiempo me he sentido frustrada porque he terminado el libro con la sensación de no conocerlos. Sí, sí, es algo muy curioso. Trini por ejemplo. ¿Es la mujer vulgar, fiel y de confianza que cree Luis? ¿Es la mujer compleja, insegura, confundida y reflexiva que nos muestra ella en sus cartas? ¿Es la mujer fría y distante, sufridora y altiva que nos muestra en Cruells? ¿Es todas ellas al mismo tiempo? ¿No es ninguna? No lo sé, y así con todos los personajes. Pero es que en la realidad las personas somos así, prismas de mil caras, nadie nos conoce realmente, ni siquiera nosotros mismos, somos la suma de todas las visiones. Estoy a favor de los grises, estoy a favor de las contradicciones, pero el hecho de yuxtaponer tantas visiones sobre los personajes ha hecho me ha creado inseguridad, que no los conozca.

En especial, no me ha gustado Soleràs, es un personaje con el que no he podido conectar en ningún momento. Es el más complejo de todos y un incomprendido, no lo niego, además, tiene sus fantasmas y sus motivos, pero lo he sentido muy distante durante toda la novela y todo lo que decía me sonaba a reflexiones filosóficas que eran demasiado espesas para mí.
En cuanto al final...no sé, me ha encantado (sarcasmo Modo On) enterarme en la nota editorial de que el libro tiene continuación. Este es el único libro del autor y dedicó toda su vida a revisarlo y corregirlo, y al final decidió que la última parte, de unas 250 páginas, titulada El vent de la nit la separaría y sería un libro aparte en el que Cruells nos cuenta qué sucedió tras la guerra. Visto lo visto, siento decir que no tengo intención de leerla.
Como veis, mi opinión acerca de este libro es ambigua. No me ha gustado, pero puedo comprender por qué a otros podría gustarles. No es un mal libro, en absoluto. Está bien escrito, la intención narrativa se alcanza, la narración transmite lo que quería transmitir el autor y los personajes tienen mucha profundidad. Es un libro para todos aquellos que son lectores de personajes, que no les preocupa tanto la trama como el desarrollo interior de los personajes. El interés de esta novela no era dar a conocer unos hechos históricos, no era crear una montaña rusa de sentimientos, no era hacer una historia de ritmo trepidante, sino dar a conocer unos personajes, y por eso a mí no me ha gustado, porque no era para mí. Pero quizás sí es para vosotros, así que no os desanimo a leerlo.
Y para terminar, os dejo con mi avance en Goodreads:




Primeras Líneas...
