Revista América Latina

Increíble: un paseo en el transbordador. Su historia.

Por Patriciagarcia

                                                                                                                                                       

Increíble: un paseo en el transbordador. Su historia.

1936. Vecinos subiendo al Transbordador
Visión fotográfica por Horacio Coppola, 
Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires 

Después de 60 años volvió a funcionar el Transbordador de La Boca, Nicolás Avellaneda, y transportó a  30 vecinos y autoridades del Gobierno porteño. No se trató de una reinauguración, sino de una prueba de la puesta en funcionamiento del puente, que debería ser transferido por el Gobierno nacional a la Ciudad de Buenos Aires.
Cuenta Vicente Cutolo en "Historia de los Barrios de Buenos Aires"  que el 25 de septiembre de 1908, el Gobierno dispuso un nuevo proyecto para el puente sobre el Riachuelo que debía unir ambas márgenes del curso
de agua.La plataforma de hierro colgaba de un armazó reticulado rígido. Medía 8 metros de ancho por 12.70 metros de largo y podía llevar, vecinos, carros y tranvías. Se lo llamó como el entonces expresidente en homenaje a su labor en la provincia de Buenos Aires.
"Se descubrieron dos placas de bronce en la cabecera del puente y una llevaba la figura de relieve de Avellaneda. Fue inaugurado oficialmente, el 8 de marzo de 1914, pasando luego, cnforme a la ley a dominio absoluto de la Nación. Con el tiempo se convirtió en obsoleto", dice Cutolo.Entonces, por ese motivo, se decidió construir otro que "atendiese más alas exigencias del creciente movimiento automotor", señala el autor citado.
"En 1937 se demolieron varias manzanas de edificios y se comenzó a construir el nuevo puente durante la presidencia del general Agustín P.Justo" sigue el autor que señala que las obras estuvieron a cargo de la empresa Arienti-Maisterra que realizó el proyecto del arquitecto Eduardo Rodriquez y el ingeniero Luis Valle.
"Cuando se inauguró era el puente más importante en su género en Sudamérica" con una longitud de 1052 metros, de hormigón, con un tramo central metálico y levadizo y accesos peatonales y hall de cada lado.
Con los años, quedó también en desuso.
"Desde lo alto del puente se observa una buena vista. Hacia el Este el Antepuerto y Dock sud; hacia el oeste, la Vuelta de Rocha. Al pie de esos puentes suele haber algunos botes de remos que cruzan a los peatones a la otra orilla; y en otros puntos del Riachuelo, hacia Barracas, hay servicios similares", recuerda Cutolo.

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