¿Te has preguntado por qué una persona parece estar siempre rodeada de salud, riqueza y prosperidad donde sea que vaya, mientras que otra no lo logra?
Pues claro, la diferencia es que al segundo lo acompaña la mala suerte y al otro no.
¿Y qué es la mala suerte?
Pues cuando las cosas no salen como queremos, culpamos a la mala suerte. Sin embargo, siendo objetivos, la mala suerte es la excusa perfecta para no hacernos responsables de los sucesos que nos acontecen.
Siempre que algo sale mal, existe una razón para ello. Y la gran mayoría de las veces, esa razón tiene su explicación en algún error que cometimos, o algo que dejamos de hacer. Desde luego, no podemos negar que existen cosas inevitables, pero prácticamente siempre corresponde al producto de nuestras actitudes o acciones y no tiene nada que ver con un cruel y negro destino.
¿Y qué pasa con la buena suerte? Pues de igual forma que con la mala suerte, la buena suerte corresponde al resultado de nuestras acciones o actitudes que se conjugan tal cual la ley de la causa y efecto, aunque nunca efecto de la casualidad. Cuando las cosas salen bien, es porque hicimos lo que teníamos que hacer, en la forma correcta y en el momento adecuado.
Supersticiones de la suerte
En alguna medida, muchos caemos en supersticiones de la suerte, que sin darnos cuenta, nos confunden o aferran a un objetivo confuso. Por ejemplo, casi todos tenemos una moneda o un billete de la suerte en nuestra cartera, o bien, quizás sea algún amuleto para atraer la buena fortuna, como las horribles y bien conocidas patas de conejo. Otros prefieren un llavero, una foto o un objeto religioso. Cuando tienes una cita importante, eliges tu vestido de la suerte o cuando alguien nos dará una noticia, cruzamos los dedos, o tocamos madera, como si con ese simple gesto pudiera convertir las nuevas en buenas, aunque fueran malas. Y sabrás de sortilegios mucho más asidos y complejos, como aquellos que jamás pasarían bajo una escalera, o los que se ocultan de inmediato en la cama, cuando un gato negro se atraviesa en su camino.
En realidad, si analizamos los amuletos de la suerte, encontramos que si tienen su sentido. Son inspirados en la magia blanca y como casi todo en esta corriente, no son otra cosa que formas de encauzar nuestra propia energía. Porque en realidad la buena o mala suerte, aunque pueda tener algo de casualidad, no es más que el resultado de nuestras acciones.
Por ejemplo, vas a una entrevista y no te dan el trabajo, te involucras en un problema legal, pierdes el autobús, chocas tu automóvil, se te quema la comida y podría mencionar miles de ejemplos. ¿Son estos ejemplos de mala suerte? ¡No lo creo!
Pues bien, ya deja de echarle la culpa de tus desgracias a la suerte, tendrás que hacerte responsable. Pero lo bueno es que puedes crear tus nuevas circunstancias y que estas sean más favorables.
Una vez un espectador de golf en Suráfrica, observó con curiosidad un joven practicando su lanzamiento corto al hoyo. El espectador se acercó al joven y le dijo: “Estimado, lo observo hace un largo tiempo y veo que usted tiene mucha suerte, ¡ya que las pelotas van al hoyo como si tuviera un imán!”. El joven Gary Player entonces le responde: “Sí, es verdad lo que usted dice. Para ser sincero, cuanto más practico, más suerte tengo.”
Así que si lo planteamos de esta forma, la suerte si existe. Tú eliges si la deseas buena o mala.
¿Cómo aumentar tu suerte?
A continuación deseo compartirte algunas claves que te ayudarán a crear las circunstancias necesarias para conseguir tus propósitos (aumentar tu suerte). Dicho de otra forma, para encaminarte hacia tus objetivos creado las circunstancias adecuadas. La buena suerte dependerá de que tanto empeño y dedicación le entregues a estos objetivos – o sea, que tanto practiques.
Sigue estas estrategias y haz que tu suerte cambie. Cuando algo no te funcione, revisa tu plan y haz los cambios necesarios para que este dé sus frutos.
- Tener claro lo que quieres
Tener un objetivo claro en la vida es indispensable para crear las circunstancias adecuadas y tener buena suerte. Cuando digo tener un objetivo claro, quiero decir tenerlo definido con el mayor número de detalles posible. Qué quieres, cómo lo quieres conseguir, cuándo lo quieres.
- Establece un plan para llegar
Cuando ya sabes a dónde quieres llegar, es hora de diseñar tu plan de acción para conseguirlo. El plan de acción es el camino que has de seguir para llegar desde donde estás ahora a donde quieres estar en el futuro.
Comienza con un plan de acción general. Luego divídelo en etapas y concretar con detalle cada etapa y los primeros pasos a dar.
- Aprovecha las oportunidades y NO esperes el momento perfecto
Las oportunidades vienen y van, pero es necesario aprovecharlas cuando las tenemos a la mano. Hay que afrontar los retos. El esperar el momento perfecto es una excusa terriblemente común, sobre todo en estos tiempos de incertidumbre económica, donde se considera válido pensar que “Ahora no es el momento”. Tal vez ese momento perfecto nunca llegue. Sin embargo, si te pones en acción, estás creando circunstancias que harán que más adelante, sea más fácil que ocurra lo que necesitas.
- Piensa positivamente.
Los pensamientos tienen un efecto de programación. Si tú piensas que te irá mal, mal te irá. Pero si piensas en una manera positiva, te estarás programando para el éxito y no para el fracaso. Muchas personas no triunfan porque el éxito no es consistente con su manera de pensar con respecto a sí mismos. Si te das por vencido antes de comenzar, habrás programado tu mente a fracasar.
- Olvídate del pasado.
Es bastante frecuente que nuestra “mala suerte” provenga de experiencias que tuvimos en el pasado. Pensamos que si ya hemos fracasado o nos fue mal, esto seguirá sucediendo. Lo que hay que hacer es mirar el presente. El pasado ya se fue, y no se repetirá a menos que nos programemos para ello. ¡Ya es hora de que lo superes!
- Acepta tus errores y aprende de ellos.
Por ejemplo, si tienes problemas con cada pareja que aparece en tu vida, lo más probable es que no se trate de mala suerte, sino de una tendencia tuya a relacionarte con personas problemáticas. Los errores no son una jugada del azar, sino una oportunidad que la vida nos da para aprender de ellos, tomar experiencia y no tropezar dos veces con la misma piedra.
- Visualiza
Imagina que eso que quieres ya se realizó. Este ejercicio ofrece muchísimo éxito. No pienses en que se va a hacer, sino en que ya se hizo. Digamos que quieres llegar a tener la casa de tus sueños, pues imagínate viviendo en ella, visualízate sosteniendo en tu mano las escrituras a tu nombre. Este tipo de visualización creativa actuará como una programación, y hará que tu energía se concentre en lograr ese objetivo.
Entonces: ¿Por qué hay personas que tienen mejor suerte que otras?
Porque los que tienen suerte, saben lo que quieren y trabajan positiva y exhaustivamente en alcanzarlo, pero sobre todo, porque practican siempre en eso que desean alcanzar.
No basta con la suerte de tener éxito, hay que adquirir el éxito de tener suerte. Miguel Arguedas
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