Revista En Femenino

Inculpaciones indecentes

Publicado el 25 mayo 2012 por Daniela @lasdiosas
“Siempre he defendido a las mujeres, pero en este caso la señorita permitía que el congresista Acha duerma en su misma pieza, y eso a mí me parece ilógico. Se debió guardar respeto y distancia con el jefe,” (1) dice enfática la congresista Cuculiza, al referirse a la denuncia de violación de Idelia Calderón, jefa de prensa del congresista de Gana Perú Walter Acha, quien le habría colocado unas pastillas, como cualquier vulgar “pepeador”, para dormirla y abusar de ella, producto de lo cual quedó embarazada. Fue cuando se dio cuenta de su estado que la chica tomó conciencia de que su jefe habría aprovechado la circunstancia de un viaje y las condiciones que se plantearon en el mismo, es decir alquilar una sola habitación supuestamente para ahorrar, lo que, según agrega la denunciante, era costumbre del congresista, aunque esto ha sido negado por otros colaboradores y colaboradoras del mismo. Lo citó a una reunión para hablarle del asunto, increparlo por su actuación y grabar sus respuestas. Es a través de esta grabación, que ella misma entregó a la prensa, que podemos conocer algunos pormenores del caso.  Así tenemos que, frente a la interrogante “yo te he preguntado si me has tocado”, el aludido responde: “Sí te he tocado”.(2) Luego vendrían negaciones, aceptaciones, más entrevistas, escándalo, mal tratamiento de la noticia, etc.

“Es imposible que yo pueda aceptar que una persona me diga ven a dormir a mi misma pieza. (...) De hoy en adelante tiene que fijar una línea más derecha,” continúa sentenciando la congresista Cuculiza,  implícitamente señalando que la chica tiene la culpa, porque no se habría portado correctamente según su opinión, por aceptar esas condiciones, en una localidad lejana a Lima. “Desde el momento que una mujer acepta que un hombre duerma en tu pieza, se puede pensar de todo,” concluye, avalando de alguna forma el hecho de que una mujer duerma en la misma habitación que un hombre, éste tendría la potestad de poseerla.  Las declaraciones de la congresista Cuculiza han generado protestas de varios personajes, incluidos hombres conscientes que han dejado bien en claro que de ninguna manera puede admitirse culpar a la víctima como se está haciendo en este caso. Pero cabe señalar que en realidad lo que la congresista Cuculiza ha dicho públicamente no es un pensamiento exclusivo de ella, sino al contrario forma parte del marco interpretativo de la sociedad sexista en que vivimos, en la que se sigue considerando que si una mujer sufre violencia sexual o una violación, es porque ella se lo ha buscado, más aún en determinadas situaciones como en este caso. Obviamente la congresista y quienes piensan como ella con seguridad jamás pasaron noches en comunidades rurales o en hotelitos de centros poblados, en donde muchas veces dormir con un compañero en el mismo cuarto es una forma de sentirse protegida frente a la posibilidad de que algún  borracho en la madrugada tumbe la puerta y disponga de nuestros cuerpos como si de su territorio se tratase. Por suerte, no todos los colegas o jefes creen que por estar en el mismo espacio tienen derecho sobre los cuerpos de sus colegas mujeres.

“Usted espera que la sala le crea cuando aceptó meterse a la misma cama con su jefe,”(3) le pregunta  el periodista Beto Ortiz al abogado de la chica, casi afirmando un hecho que nadie había dado por cierto. El periodista en su análisis afirma que ninguna chica “decente” a menos que esté de acuerdo aceptaría esas condiciones, coincidiendo con lo declarado anteriormente por la congresista Cuculiza. Como podemos ver, ambos personajes coinciden en culpabilizar a la chica, sin un ápice de cuestionamiento o de duda frente al comportamiento del presunto agresor. Ella, por no ser “derecha” ni ser “decente”, se habría buscado la violación, dando a entender además que si en realidad hubiera sido sexo consentido, sería una mentirosa. Por cualquier lado pierde y es culpable.

Tal parecería que con este tipo de apreciaciones se avalara lo que en relación a la sexualidad masculina es parte de un sentido común instalado en nuestras sociedades, que considera que los hombres tendrían impulsos sexuales irrefrenables frente a cualquier incitación, por lo que no actuar pondría en duda su masculinidad, siendo por tanto imperativo satisfacer su deseo en cualquier circunstancia. Si la mujer no quiere es asunto secundario, una pastilla, un golpe, una amenaza, cualquier cosa para dar cuenta de quién manda y de que supuestamente por ser el dueño del poder, todo le estaría permitido.  La mentalidad patriarcal impoluta en pleno siglo XXI, hombres reclamando su derecho de pernada en tiempos de democracia. Para quienes, como el periodista y la congresista, sustentan este tipo de interpretaciones y sentidos, la violación en la casa por parte del conviviente o esposo no existiría. Una mujer que se va todos  los días a la cama con el mismo hombre debe asumir lo que le pase, queriendo o no, parece ser la premisa. Sin embargo, según la Encuesta demográfica y de salud familiar - ENDES 2010, el 7,8% de las mujeres en el Perú afirman haber sido forzadas a tener relaciones sexuales con su pareja.(4) Es cierto que pese a que las normas han avanzado y que es inaceptable que una mujer sea forzada al acto sexual, muchas mujeres aún consideran que eso es parte del derecho del hombre y por tanto su deber. Cierran los ojos y esperan que pase, como si de hacer hora se tratara. En el Perú, según una investigación realizada por Jaris Mujica, desde 1999 al 2009, se produjeron 63,545 denuncias por violación de la libertad sexual, de las cuales 58,874, o el 93% corresponden a violaciones a mujeres.(5) Muchas de las violaciones  son realizadas por personas cercanas a las victimas. “En 24% del total de las denuncias entre los años 2000 y 2009, hubo una relación directa entre el victimario y la víctima, reconocida por la Policía Nacional,” dice la investigación de Mujica (6). Asimismo, según  Eugenia Fernán Zegarra, adjunta para los Derechos de la Mujer de la Defensoría del Pueblo, “la violencia sexual que se comete contra mujeres de más de 18 años es hecha en su mayoría por familiares, cónyuges, ex parejas y personas del entorno más cercano de la víctima.”(7) Eso es lo que se conoceinsistimos, porque hay mucho más que se calla y queda en el silencio, en el que se sustenta la impunidad. El silencio que se nutre también del miedo a ser juzgadas como culpables de los hechos, como puede verse en lo que se ha dicho en el caso mencionado, en cómo se trata a las mujeres que denuncian, obligándolas a regresar dos o tres veces a la comisaría y contar nuevamente los hechos, haciéndoles sufrir en la práctica una revictimización. El sentimiento de culpa que suele durar largo tiempo se entrelaza con la sensación de vulnerabilidad, con las heridas que permanecen abiertas cuando no se tiene posibilidad de justicia y de soporte emocional, marcando irremediablemente la vida de miles de niñas, niños y mujeres que sufren la violencia y violación sexual. Por ello, que una mujer se haya atrevido a enfrentar el riesgo que lleva implícito denunciar, más aún a un representante de un poder del estado, de afrontar públicamente su rabia y su dolor, debería llamarnos a la solidaridad y a la exigencia de una investigación imparcial, no al juzgamiento fácil y lleno de prejuicios. Por suerte, cada vez hay más mujeres en el mundo que están rompiendo la barrera del silencio y confrontando la idea que subsiste de la mujer como culpable de que se las viole. La llamada “Marcha de las putas” que se inició en Toronto como una forma de expresar el repudio a Michael Sanguinetti, un policía que, en una charla realizada en la Facultad de Derecho Osgoode Hall sobre cómo evitar las violaciones sexuales, aconsejó que “las mujeres deberían dejar de vestirse como putas para evitar violaciones”, movilizó a miles de mujeres en diferentes ciudades del mundo, incluyendo Lima, que gritaban con fuerza, que cuando una mujer dice No, es No. No importa la ropa que use se vista, como camine, a la hora que camine, si duerme en el mismo cuarto, en otra cama o en la misma cama. Por Rosa Montalvo Reinoso [email protected] Noticias Ser Perú Notas: 1)    “Cuculiza criticó a mujer que denunció a Acha por supuesta violación”, RPP, 14 de mayo del 2012. http://www.rpp.com.pe/2012-05-14-cuculiza-critico-a-mujer-que-denuncio-a... 2)     “Congresista de Gana Perú fue acusado por violación sexual”, El Comercio,. 13 de mayo del 2012.http://elcomercio.pe/politica/1414349/noticia-congresista-gana-peru-fue-... 3)  Entrevista a Ronald Atencio en Abre los ojos, Frecuencia Latina,  15 de mayo del 2012.http://frecuencialatina.com/abrelosojos/2063 4)  Encuesta Demográfica y de Salud Familiar – ENDES 2010, Cápitulo 12: Violencia contra las mujeres, niñas y niños, p. 314.http://proyectos.inei.gob.pe/endes/endes2010/resultados/obj12.pdf 5) Jaris Mujica, Violaciones sexuales en el Perú 2000-2009: Un informe sobre el estado de la situación, Promsex, 2011, p. 75.http://www.promsex.org/docs/publicaciones/violaciones-sexuales-en-el-per... 6)  Ibid., p. 90 7)  “Víctimas de violencia sexual en Perú no reciben protección adecuada”, El Comercio, 1 de diciembre del 2011.http://elcomercio.pe/lima/1342056/noticia-victimas-violencia-sexual-peru...



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