El ayuntamiento de Barcelona, presidido por el socialista Jordi Hereu, ha decidido felicitar las fiestas con el alumbrado navideño en seis lenguas, ninguna de ellas el español. La actuación del ayuntamiento catalán no es únicamente una ofensa a sus contribuyentes hispanoparlantes y españoles todos, sino también una catetada inculta, ya que uno de los idiomas empleados es el árabe y otro el chino, dos comunidades que ni siquiera celebran la Navidad cristiana.
Actuaciones como esas, abiertamente hostiles y ofensivas, son producto de un socialismo "made in Zapatero", cargado de rencor, de soberanismo y de irregularidades anticonstitucionales y poco democráticas que, además de alimentar el antiespañolismo del extremismo nacionalista catalán, exasperan con razón al resto de España, cuya reacción lógica y explicable será olvidarse de los productos catalanes en estas fiestas.
Ese comportamiento de Jordi Hereu es el que acaba de ser derrotado en las recientes elecciones catalanas, donde el socialismo ha sido barrido, precisamente porque sus militantes no entienden por qué Zapatero y sus acólitos catalanes han apostado por un nacionalismo disgregador y antiespañol que jamás estuvo en las ideas y principios del PSOE, en toda su historia.
Revista Opinión
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