Una gran ola de populismo
inunda Cataluña. Nos encontramos ante la primera reacción populista de grandes dimensiones que se produce en España en esta
crisis. El secesionismo ha llenado un vacío político. Una parte importante del
ascenso nacionalista es una reacción a la marginalización de grupos sociales,
procedentes de la emigración y descendientes, de extracción trabajadora,
obrera, y de servicios. Los problemas catalanes antes se deben al capitalismo,
a la globalización, a los mercados y los emergentes, problemas similares a los
del resto de España y Europa, pero ahora todos los problemas sociales en
Catalunya se deben a los españoles explotadores, los problemas los generan los
de fuera, los de dentro son santos, la independencia lo resolverá. Se ha
demonizado a los españoles durante muchos años.
La gente ha concluido
que las izquierdas, verdes, anarquistas, socialistas, comunistas, ya no son su
partido porque no resuelven sus problemas y se lanzan en brazos de los
populistas, del nacionalismo. Efectivamente la crisis de la izquierda puede
potenciar eso, pero la responsabilidad individual también existe y cada cual
que se arrima al nacionalismo, debe tener claro quiénes son los suyos, los que
pueden comprenderle porque conozcan y vivan en sus mismas condiciones, porque
después nos encontraremos con un ejército de encorbatados alumnos de colegios
privados en los escaños del Parlamento. Si ahora los hay en nuestros partidos,
podremos echarlos, en los otros, me temo será imposible.
Todas las cuestiones que rodean una vida, los
salarios, la vivienda, el trabajo o el paro, las pensiones, sanidad, las condiciones
de los barrios, los colegios con instalaciones desconchadas y sucias, con pocos
profesores y muchos alumnos mezclados por aulas, sin libros, desahucios,
salario social, o ganarse la vida como mejor se pueda, todo eso, solo se mira
desde la óptica del catalanismo, se han abandonado otras miradas necesarias. Les
invito a mirar otras identidades, la clase, el sexo, la común creación de un
cuerpo cívico político con una identidad nueva. La derecha españolista y
catalanista haría bien en percatarse de la necesidad del movimiento sindical y
los partidos de izquierda, necesarios para mantener un espacio común de vida
colectiva, distinto a la selva. Cuando no quede nada que perder, porque todo
esté perdido, la selva les aparecerá repentinamente.
¿Cuántos nacionalistas
estuvieron con Franco, o fueron cargos entonces y lo son ahora? ¿Cuantos
individuos de las élites catalanistas han estudiado en colegios públicos, junto
con los trabajadores y clases populares? ¿Cuantos de entre ellos no tienen
estudios, cuantos trabajaron en fábricas, en el tajo o en el campo con sus
manos? Los grupos de poder catalán estudiaron en colegios privados, viven en
las mejores casas de allí, tienen los mejores coches, los mejores empleos, las
mejores vacaciones, las mejores rentas, prestigio poder… ¿qué los une con
muchos individuos que hoy apoyan la independencia y que están en el paro, que
no tienen sanidad, ni posibilidad de comprar libros para sus hijos, que
trabajan en empleos de camareros o vendedores, en fábricas o en oficinas, que
los une? ¿Acaso querrán lo mismo quienes ordenaban y pegaban con las porras a
los indignados que los que sufrían los golpes? No viven en tus barrios, no
fueron a los mismos colegios públicos, no trabajan en los mismos entornos
laborales con similares condiciones, tienen status, poder y dinero y seny, es
un mundo diferente. ¿Y luchan por lo mismo?
Las élites catalanas y sus
seguidores han decidió asumir el papel populista, -todos dentro de la batidora- aparentan respeto y
defensa del trabajador y emigrante, han pasado a ocupar el puesto de líder de
opinión entre una población que desprecian por cultura, por dinero, por etnia,
pero que pretenden utilizar como su ejército de liberación nacional. Las
políticas que promueven los ricos, sintetizadas en los impuestos para los que los
pagan, o lo que es lo mismo, no pagar impuestos, reducirá el estado de
bienestar de los trabajadores, se presentan como necesarias para el bienestar
social de los catalanes todos, -de
repente ya no hay negros ni blancos, todos grises, solo que unos son claros
y otros oscuros-, y los medios de
comunicación nacionalistas hacen el resto, financiados y partícipes de los
mismos intereses.
PD. La imagen es portada de un libro favorable a la independencia de Joan Canadell i Albert Maciá.