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Para no caer en la retórica, se puede concretar esta insistencia en dos preguntas, una a cada parte. A los independentistas: ¿cómo es posible que, después de tanta gesticulación, tanta bravata, tanto desplante, tanto desprecio al otro, tanta superioridad impostada y tanta mentira, la República haya nacido muerta al no tener ninguna estructura que la amparase ni ningún reconocimiento que le infundiese vida? Y al Gobierno del Estado: ¿cómo es posible que, durante tantos años, se haya negado la existencia del problema catalán o se haya minimizado, sin esforzarse en hallar una salida política acordada y fiándolo todo al imperio rígido de la ley interpretada restrictivamente, al calor de una displicente condescendencia? Total, que de aquellos polvos, estos lodos.
Juan-José López Burniol
Abogado y Notario español
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