Llevo toda la mañana buscando las palabras perfectas para describiros el momento que he vivido hoy. Han sido muchas horas acariciando mi vientre, leyendo sobre el desarrollo embrionario y fetal, tratando de hacerme una idea de cómo es, su tamaño, si siente algo… De pronto, verlo hoy en la ecografía ha sido una explosión de paz en mi vida. No era alegría, ni euforia… creo que simplemente era amor. No sentí ganas de bailar, de abrazar a nadie, de contar la noticia: lo único que sentí fueron unas incontrolables ganas de sonreír y llorar al mismo tiempo y una ternura desmesurada por cada uno de sus gestos.
Pero empecemos desde el principio: llegamos a la consulta del tocólogo, entregué la cartilla de embarazo a la enfermera y al cabo de unos minutos nos hicieron pasar. El primer susto vino cuando el tocólogo me pidió ver mis análisis, ¡y yo los había dejado en casa! Nadie me había indicado que tenía que llevarlos al tocólogo. Pero en fin, no nos puso pegas…
La enfermera me pasó a la camilla, me indicó que me bajara el leggin hasta la altura de la cadera y me colocó pañuelos de papel en la cinturilla para evitar que se ensuciara con el gel. Entonces llegó el tocólogo, me puso el gel y empezó a mirar por el monitor. Al minuto, mi marido, que estaba detrás, puso cara de alucinado. Preguntó que si lo que estaba viendo era de verdad el niño, y el tocólogo dijo que luego nos lo explicaría todo. A mí ese rato se me hizo eterno: mi marido ponía cara de alucinado, sonreía y me decía que se veía todo, pero el tocólogo estaba mirando fijamente la pantalla, muy serio y con cara de pocos amigos.
Por fin se animó a girar la pantalla. Al principio no vi nada, se veía algo redondo que resultó ser el primer plano de su cabezota. En cuanto alejó el plano, pude verlo completito. Me impresionó mucho: cuando me han enseñado ecografías, yo nunca veo nada, pero sin embargo con mi peque se veía todo claramente: la cabezota, la barriga gorda, los bracitos y las piernecitas… El tocólogo iba moviendo el ecógrafo y pude ver algunos detalles: las manitas, el fémur e incluso su carita, en la que se distinguía perfectamente la naricilla, las dos orejitas y los ojitos. Se movía muchísimo, ¡y yo sentía una ternura al verlo chapotear dentro de mi útero! Tras un momentito, se dio la vuelta y nos regaló un primer plano de su culete. ¡El papá dice que después de eso sabe indudablemente que es hijo suyo! :D
Por fin nos comentó que todo estaba bien en la eco, pero que los resultados del cribado los recibiremos por correo en dos semanas más o menos. Me dio cita para las otras dos ecografías (en junio y en septiembre) y me dijo que a partir de junio dejara el ácido fólico y el yodo y lo sustituyera por un complemento vitamínico que no cubre la seguridad social: FeMASvit. La verdad es que me choca que me haya mandado unas vitaminas comerciales y no sé si habrá alguna diferencia importante con Natalben Supra, que aún tengo una caja por casa porque era lo que tomaba mientras intentábamos concebir. No me ha explicado el por qué del cambio y yo no caí en preguntar, pero no me deja contenta el tener que comprar unas vitaminas de una marca concreta sin saber si las necesito y por qué.
Pero quedémonos con lo importante: hoy he visto la cabecita de mi peque, su barriguita gordota que tantas ganas tengo de besuquear, sus manitas que tanto ansío acariciar… Lo que siento ahora mismo es, simplemente, indescriptible.