Pronto nos dimos cuenta que continuar con nuestra indignación hubiera significado meter el dedo en el ojo ajeno, y alimentar el resentimiento hacia nosotros. Pronto aprendimos que construir a base de indignación hubiera significado arrogarse una superioridad moral que nunca tuvimos ni tendremos. Pronto sentimos que aunar esfuerzos entorno a la indignación sólo nos divide en buenos y malos, en nosotros y ellos. Y pronto nos percatamos de que todos tenemos nuestra dosis de incoherencia. Absolutamente todos. Pero incluso a veces es bueno abrazar la incoherencia en un grado intermedio, porque si es demasiada nos volvemos unos "caraduras", y si es nula, nos volvemos unos talibanes. Y construir a base de indignación y reproches hacia otros no hace sino nutrir las ansias de desnudar nuestras propias incoherencias por parte de los demás.Por eso desde hace años dimos las gracias a la indignación por despertarnos. Pero la dejamos atrás, muy atrás. También dejamos atrás las ideologías, que están "requete-bien" pensadas para dividirnos, y decidimos abrazar con fuerza los principios. ¿Que esos principios también eran defendidos por alguien que nos generaba rechazo por lo que había defendido anteriormente? ¡Bienvenido sea! Ojalá haya muchas ocasiones en que compartamos principios, y juntos podamos construir un mundo mejor.Por desgracia, vemos que muchas iniciativas cuyo detonante fue la indignación, siguen ancladas en la indignación para continuar funcionando. Siguen necesitando esa rabia contra algo o contra alguien como combustible para seguir adelante. Y nos da pena. Porque es cierto que la rabia y la indignación tiene un enorme poder para enfervorizar a las masas, para movilizar a los indolentes, y para activar a los resignados. Pero sólo y exclusivamente para eso. Una vez en marcha, es crucial construir incluso con los polos opuestos. Porque los indignados siempre necesitarán unos culpables sobre los que descargar su ira. Y éstos votan también. Y tratarán de protegerse de la amenaza de los gritos, los brazos en alto, y las descalificaciones.Hacer del cabreo nuestro combustible, nos hará rechazar alianzas para formar gobiernos, dándoselo quizás a nuestros mayores enemigos. Nos hará llenarnos de tanta razón, que expulsaremos a quienes siempre fueron nuestros amigos, por no pensar como nosotros. Nos hará hacer del insulto y la confrontación nuestra seña de identidad. Hará huir a posibles aliados, que se asustarán de nuestros modos. Y avivará en otros las ganas de encontrar nuestras incoherencias, sea con chalets, másters o EREs, para airearlas a los siete vientos.Así que, muchas gracias, indignación. Muchas gracias enfado. Muchas gracias ira, cabreo y enojo. Pero ahí os quedáis. Es tiempo del abrazo, del encuentro y de los principios, por encima de las ideologías.NOTA: Desde la semana pasada hemos iniciado el apoyo solidario al proyecto Yide Bikoue, de nuestros amigos Herminio y Deniz. Ya sabéis que este post se publica, como todo lo que escribimos, de forma gratuita y en abierto tanto en nuestro Blog como en nuestro Patreon. Pero si te gusta lo que escribimos, te ayuda, te sientes en gratitud, y quieres también impulsar un mundo diferente para vivir con nosotros, puedes colaborar en nuestros proyectos solidarios cola
