El Fondo Monetario Internacional y la Unión Europea anuncian un nuevo plan de rescate, qué gran ironía, para salvar a Grecia de la bancarrota, pero, en realidad, le están condenando a la pobreza y a la pérdida de soberanía y capacidad de decisión. El mercado neoliberal nunca regala nada; cobra intereses propios de usureros y quienes llaman a su puerta saben que cada euro recibido es un lastre, que hipoteca el futuro de generaciones. En Grecia, los “indgnados” son mayoría y ocupan las calles en protesta contra la amenaza de más despidos, recortes sociales y venta de empresas públicas a precio de saldo. El eco de sus voces llegan hasta España, mientras el Gobierno griego hace oídos sordos a las demandas de su pueblo. Hoy está convocada una nueva jornada de lucha, que con toda seguridad será un éxito porque la paciencia de la ciudadanía del país heleno ha tocado fondo. El 15 de junio toca otra vez huelga general contra la prepotencia del Fondo Monetario Internacional y la Unión Europea, que a cambio de 12.000 millones de euros exigen cierres masivos de empresas, despidos multitudinarios, más impuestos sobre sueldos y pensiones, y privatizaciones de servicios públicos. Grecia no es Islandia, pero el Gobierno Papandreu haría bien en mirar hacia el norte y aprender de quienes se han plantado y han decidido que las consecuencias de la crisis las tienen que pagar quienes han provocado esta situación y no sus víctimas.