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Indio Americano pinta un muro y sueña con una lata de cerveza congelada*.

Publicado el 18 julio 2013 por Cronomelian

Por: Carlos Melián Moreno.

Otro miembro del “club de los que más lejos vienen”, el pintor canadiense Michael Cywink decidió ganarle la partida al clima tropical con una táctica nueva: “Nos dijo que terminaríamos el mural en una sesión de trabajo que comenzaría a partir de las seis de la tarde, le molesta mucho el calor”, dijeron a la prensa dos de sus ayudantes.

Cywink, de pelo largo y aretes se parece algo a lo que los cubanos creen que es un esquimal, a saber tiene la cara redonda, un bolsito de cuero en la cintura y los ojos almendrados, pero él ha desmentido tal impresión como un gato acorralado, “eh, no soy esquimal, no como carne podrida. Soy canadiense, de una isla llamada Manitoulin en el Lago Hurón”.

Tiene una sonrisa que genera cientos de arrugas a ambos lados de los ojos y uno piensa que en ella pueden estar guardadas todas las leyendas de su tierra natal. Cuando se trata de defender a su cultura reacciona a los equívocos con vehemencia, como hacen los pueblos y nacionalidades que están en camino de extinguirse y manotean desesperadamente para sobrevivir y no hundirse.

Hace pocas apariciones públicas, las necesarias: desde el hotel al mural y el mural al hotel donde le espera una lata de cerveza congelada. Su facha estrafalaria, los aretes y collares, el cabello largo y clareado por algunas canas y su dependencia del traductor, hacen pensar en que si por descuido alguien lo deja solo en el parque Calixto García, se perderá para siempre. Pero no es así, es solo una manera de decir, o evocar aquel atavismo, aquel primer indio americano que llevaron a la corte española. Al que si dejaban en medio de una plaza no sabría a donde ir ni que hacer lejos de su gente.

El discurso que utiliza para comunicarse con los cubanos es corto, simple, pero amplio como una noche estrellada. En vez de utilizar un lenguaje directo y cuantitativo como “eres mi amigo” o “pásame el cabrón pincel”, dice cosas como “nuestras energías están juntas” o “los ancianos de mi pueblo dicen que cuando pierdes la juventud, pierdes la identidad”.

El pintor y deja su rastro en las Romerías de Mayo con un mural en la terraza del Salón Rojo de la Biblioteca Alex Urquiola.

Pensando de dónde viene, los organizadores de las Romerías le armaron un galpón de plástico frente al muro para protegerle del sol, pero en la práctica un galpón sin aislante térmico o falso techo, produce un calor de incubadora casi similar, y que le ha hecho resoplar y sudar como haría exactamente una morsa bajo un galpón plástico en una playa del Caribe.

El mural, de nueve metros de largo por tres veinte de ancho, se elabora con la técnica de los muralistas mexicanos dijo Juan Carlos Anzardo, un pintor con aspecto hippy que se especializa en abstractos. “No sabemos si él comprende qué es lo que estamos tratando de hacer, ni si oyó hablar alguna vez de Diego Rivera u Orozco, viene de una latitud muy lejana, pero conozco la técnica, y le hemos escuchado decir que se siente satisfecho”. Anzardo es jefe de un equipo de apoyo compuesto por su esposa, Nalia Martínez y los estudiantes Joel Parra e Ibrahim Ámbar de la Academia Provincial de Artes Plásticas holguinera.

La técnica de los muralistas mexicanos, según Anzardo, consiste en dibujar y manchar primero, y luego pintar la capa de color que verá el espectador. Las manchas de color cieno y ocre respaldan una versión final donde predominará el azul.

“La idea es obtener colores fríos con zonas sombrías” agregó el plástico local mientras coloreaba un pino, “como ves aquí hay alces, lobos, pinos, un mapa de su isla, son cosas muy simbólicas y propias de su cultura y paisaje… queremos llegar a eso”.

La comunicación del Michael Cywink con sus homólogos es escasa, el domingo trabajó en la mañana y el lunes se ausentó cumpliendo una invitación a la Mesa Dialogo del Premio Memoria Nuestra.

“No hemos podido saber mucho de él porque el tiempo se nos va en tratar de llegar a entendernos en este asunto del mural –explicaron los estudiantes- ayer, alguna de las pocas cosas que dijo fue que deseaba irse al hotel para tomarse una cerveza congelada”.

Somos un pueblo originario

El martes en la tarde ofreció un conversatorio en la minúscula biblioteca de la casa Iberoamericana y el espacio resultó pequeño para tanta gente. Allí contó que durante algún tiempo fue asesor de westerns para filmes de la Walt Disney y puso ejemplos de su labor contra algunos estereotipos que recaen sobre su cultura.

“Existen dos tipos de conocimiento el cultural y el tradicional, yo les estoy mostrando a ustedes el cultural porque el tradicional solo se transmite a través de una ceremonia mágica” dijo casi al final del encuentro.

Antes, había mostrado algunos de los accesorios de su pueblo de origen, El Clan del Oso: un collar de garras de oso, una flauta bendecida con la pluma de un águila, una especie de coraza antiflechas hechas de huesos de águila que protegía a los hombres de la guerra y un chaleco de piel de venado.

El traductor mostró un instrumento de invocación parecido a lo que nosotros llamamos maraca y comentó: “esto sirve para llamar a la lluvia: el lunes en la mañana nos excedimos agitándolo”.

Cywink, mostró sus instrumentos, permaneció callado una decena de segundos interminables y dijo: “Los arqueólogos han querido demostrar que nuestra gente no es del continente y que provienen de Asia (aquí se refería quizá al tema “esquimal”) pero eso no es cierto, cuando los blancos arrasaron América se encargaron de borrar todo testimonio sobre nuestra etnia, destruyeron los nichos, los enterramientos y muchos testimonios.

“Las tropas de Thomas Jefferson, por ejemplo, cuando la época de las trece colonias, incineraron algunos de estos objetos que les he mostrado y que eran enterrados junto a los guerreros. Los restos encontrados en Wisconsin de un hombre presumiblemente aplastado por un mamut, dan prueba de que los primeros hombres de mi raza vivieron en la zona por más de 50 años”.

Al otro día por la mañana Cywink terminó su mural y les explicó a todos el significado de sus figuras. El lobo personifica al maestro protector, el espíritu del agua es el ente purificador del lago que rodea a Manitoulin, su isla natal; el alce nos trae la fuerza y dureza, las flores significan medicina y las garras del oso el liderazgo.

Luego hizo algo inesperado, se sentó bajo la sombra del galpón, sacó su flauta y tocó algo ligero, como una de esas lejanas melodías que escuchan los niños cuando duermen. Uno de los organizadores del evento le preguntó que hacía y él le explicó que espantaba las preocupaciones. El sujeto se volvió hacia sus compañeros con la cara iluminada y dijo riendo: “Entonces debes tocar en el puesto de mando”.

Por la tarde, en su intervención frente a Abel Prieto ministro de cultura cubano, Cywink regaló dos pinturas de estilo primitivo realizadas sobre cortezas de árboles: una de ellas representaba un día de pesca, “Esta es para Alexis Triana, el director de las Romerías porque en mi pueblo, cuando hay mucho stress, la gente suele ir al lago a pescar truchas”.

*Este trabajo lo publiqué durante unas Romerías de Mayo. En general es algo ligero, pero me gusta porque cuenta una historia, y extraño este tipo de periodismo, extraño escribir historias, como se me permitía hacer  en Cultura Provincial de Holguín bajo el mando del periodista Alexis Triana (Director de Cultura), que gozaba y sufría a veces con algunas cosas que yo ponía. El mural del que se habla ya no existe porque lo derrumbó el huracán Ike. Debo decir también que le he hecho algunas correcciones, o más bien le he agregado información. Cuando el canadiense se lo leyó dijo rojo de ira que el ¡ni era esquimal ni era borracho!


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