Revista Sociedad

Indios y hospitales

Publicado el 31 mayo 2010 por Carolus @n_maquiavelo
Indios y hospitalesEn el S XIX, preguntado un indio de las praderas por un pastor protestante de porqué no quería ser curado en un hospital, le respondió que no se le ocurriría entrar a un lugar donde los rostros pálidos entran enfermos y salen en cajas de pino. En el S. XXI, los hospitales me desconciertan. Hacen virguerías en cuanto a cirugía. Es asombroso lo que se ha adelantado en este campo, tanto que me asalta la duda de si se está aplicando el refrán de “a quien sólo tiene un martillo, todo le parecen clavos”. De todas formas, me descubro ante estos avances.
Creo que, aún así, no todo debe ser rajar, hacer bricolaje de “pata negra” y cerrar. Sólo en uno de los Hospitales que últimamente he visitado se podía abrir la ventana. ¿Por qué les cuento esto de la ventana? Hace poco, visitando a un paciente, éste sufría de retención de gases y de lo que no eran gases. El caso es que le solucionaron el problema. Mediante un tubo, claro. En estos sitios, como pongas mala cara, te ponen un tubo por cada orificio corporal, por si acaso. Ya saben: “Fulano está entubado, pobrecito”. El caso es que como consecuencia del remedio introducido por la puerta trasera, la atmosfera se podía cortar; y claro, la ventana no se podía abrir, pues carecía de manivela. Preguntamos al personal sanitario si la podían abrir, y decían que la llave sólo la tenía la señora de la limpieza y que las ventanas estaban condenadas para evitar suicidios. Al día siguiente, nos hicimos con una llave inglesa y logramos abrir la ventana para evitar que el paciente (y personal cercano) se suicidara en sus propios gases. También recuerdo que en muchos hoteles ocurre lo mismo, y que en algunos existen ventanas anti-suicidios que si que se pueden abrir.
Alucino de cómo en un lugar donde se debe curar no se renueve el aire de forma natural, porque hablar del aire acondicionado daría para otro post. Conozco muchos ancianos que entran con una dolencia al hospital y salen listos de papeles con otra enfermedad contraída allí. Hace unos años me realizaron una pequeña operación y lo último que le dije al anestesista antes de dormirme era que a ver si limpiaban la salida del aire acondicionado del quirófano, que se veía bastante negra.
Da que pensar. Parece que nos hemos olvidado que el aire puro, el sol y el ayuno curan lo suyo. Tal vez el indio tenía cierta razón…

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