Revista Opinión

Indo-Amable

Publicado el 13 junio 2018 por Carlosgu82

Creo que todos lo somos en cierto modo. Hay algo dentro de cada ser humano que se resiste a ser dominado. Somos indomables, como potros salvajes ondeando nuestras crines al viento. Huracanes terribles en busca de marea allí dónde la haya. Nada nos detiene si es nuestro ser el que está en juego. Pero ¿Entonces? ¿Por qué hay tanta gente vencida por las dulces desgracias del tiempo? ¿Por qué hay desgana en lugar de pasión en los rostros de algunos? Almas en pena que vagan errantes en la feria de la vida.

Quizá sea fácil dejarse arrastrar al pozo de la amargura cuando uno ha sido anestesiado. Vapuleado. Destronado de su trono, aquél que le corresponde a todo ser humano por el mero hecho de existir. Lo peor de todo es que los seres, algunos seres, se atreven a entrar en conflicto con otros. Así cómo modo de vida. Pregúntenle a algunos de los psiquiatras con los que he tratado. Aquellos que ofrecen soluciones pesimistas por miedo a hacer bien su trabajo. Pero… ¿Acaso la catástrofe, la nada más profunda, el abismo más exacerbado,  se pueden tener como soluciones a un problema que va más allá del origen bio químico cómo nos quieren hacer creer?

Tenemos una mente creativa, somos creatividad en estado puro… ¿Por qué no utilizar la creatividad, que no es más que amor en la cúspide de su totalidad, a modo de salvación? Seamos creativos doctores, cómo cuando éramos niños. Atrevámonos a soñar. La vida es un juego y hay que divertirse. Propongo crear y creer. En la humanidad, en esa lógica que nos enseña a buscar el placer personal y espiritual. ¿Por qué envenenarse el cuerpo pues a modo de parche? ¿Por qué nos imponen su nada científica mala praxis a modo de receta? La anti- receta de cómo tratar con un paciente.

Tienen suerte, no estoy aquí para quejarme. Lo que busco es reafirmarme cómo ser humano. Deshacerme de su falso diagnóstico, demostrar que ser diferente, no conlleva necesariamente ser peligroso. Ser la prueba viviente de que su nada clínico entendimiento sobre lo que ustedes llaman enfermedad mental, no es ni mucho menos un estado crónico. Simplemente déjenme ser, ángel y diablo, terrible y afable, místico y poeta. Indomable… con todo el amor del mundo.


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