Revista Sociedad

Indocumentada a mi pesar

Publicado el 21 julio 2010 por Rebecasanchez
http://redi.um.es/campusdigital/images/stories/dni_electronico.jpgMi DNI primero caducó. Siendo como soy una persona bastante dejada tardé algún tiempo en darme cuenta. Una vez enterada pedí cita en la web para poder renovarlo. El único hueco que tenían disponible era para una tarde de viernes casi tres meses más tarde, acepté y el tiempo pasó. Llegó el día señalado y me acerqué hasta la oficina de expedición del DNI donde me despacharon en menos de un minuto porque no llevaba las fotos. Fallo mío lo admito, creí que ya que todo en este mundo está informatizado, o casi todo, pues me sacarían allí las fotos con una camarita. Si, soy una ingenua. 
Así que estaba con el DNI caducado pero no era algo que me importase mucho hasta el día en el que perdí la cartera con él y mi tarjeta de crédito dentro. Ahí fue cuando todo empezó a ir mal. El primer día que fui al banco sin el documento de identificación no tuve ningún problema a la hora de sacar dinero de mi cuenta. El segundo día, la que atendía era otra chica, me dijo que no podía darme mi dinero. Perfectamente lógico. Lo que me jodió fue el tercer día cuando llegué con el pasaporte. Documento que estoy descubriendo que no sirve para absolutamente nada, más allá de cruzar fronteras. En el banco me dijeron que no podía sacar dinero de la cuenta usándolo. Cabreada me acerqué a la oficina bancaria donde tengo mi cuenta y me hice otra tarjeta de crédito. Problema, no puedo retirar esa tarjeta hasta que no tenga DNI porque el pasaporte no es un documento identificativo aceptable. Cuando me dijeron eso me costó un poco aceptarlo. No me entra en la cabeza que no pueda usar el pasaporte como documento acreditativo de mi identidad en mi banco, del que llevo siendo usuaria más de doce años.
Refunfuñando volví a la oficina de expedición del DNI donde el hombre que estaba en información sonrió perplejo cuando le pedí cita.
- Tienes que llamar a este número o entrar en la web. Aquí solo damos cita antes de la nueve de la mañana y setenta números, nada más. Si quieres puedes venir por la mañana, pero ven temprano porque se forma cola.  -¿ Y me puedes hacer un papel que diga que estoy esperando a que me den el DNI que lo perdí  o algo así? Es que tengo que ir a hacer unos papeles al banco y la universidad y lo necesito - le dije. - No - me sonrió con pena - ya no hacemos esas cosas. Puedes poner una denuncia por pérdida. Es lo único que se me ocurre.
Al salir intenté llamar al número para pedir la cita. Comunicaba, y lleva comunicando desde ese día. Imposible conectar con ese lugar por teléfono. Fui hasta el cuartel de la policía sintiendo que aquel movimiento por mi parte iba a resultar totalmente inútil. Lo fue. No pase de la puerta. En el control expliqué los motivos de mi visita. Un policía, un hombre joven, me dijo claramente:
- Es una tontería que pongas una denuncia por pérdida del DNI, no te va a servir de nada porque no te lo aceptarán en ningún sitio. Es perder el tiempo. Vete a sacar el DNI a la oficina de la calle tal. - Vengo de allí. Me dijeron que no me vendría mal tener la denuncia - expliqué de nuevo. - Son gilipollas - resolvió él - pero tienes que sacarlo no puedes estar indocumentada.- Tengo el pasaporte - le dije- Pues úsalo y saca el DNI. - así dio por zanjada la conversación y me invitó a marcharme. 
Salí de allí repitiendo una y otra vez en mi cabeza "Inútil". No sé si lo decía por él, por mí, por la situación en la que me encontraba, por lo surrealista que se estaba volviendo todo. Desde casa intenté pedir cita para el DNI en la página web. Pone que la oficina de mi ciudad, las de mi provincia y todas las de mi comunidad autónoma están saturadas. TODAS. Alucinante. ¿Qué pasa que todos los españoles tenemos que hacer el documento en esta época? Realmente no entiendo como pueden estar saturadas TODAS las oficinas. 
En fin que no me quedaba más remedio que madrugar e ir a la oficina y esperar en la cola. El primer día que fui llegué a eso de las 8:20, vi la cola y  me marché. Si sólo daban 70 números era imposible que pudiese conseguir uno. Había más de cien personas allí. El segundo, es decir hoy, llegué mucho más temprano, a las 7:17 me puse a la cola. Esperé pacientemente hasta que a las nueve empezaron a repartir los números y... me quedé a tres personas de conseguir uno. Vamos que nada. Podéis imaginaros el cabreo que me agarré. Además el amable policía que daba los números tuvo la cara de decirnos:
- Vuelvan mañana pero más temprano.- Tuve que contenerme para no saltarle a la yugular. Claro que el pobre no tiene culpa de nada pero...
Mañana volveré a intentarlo aunque la idea de tener que estar en la puerta de la dichosa oficina a las 6:30 me parece algo demencial. Sólo para conseguir número y eso si tengo suerte porque puede que cuando yo llegue ya pasen de 70 personas. 
Me embarga una sensación de impotencia y de tomadura de pelo gigantesca. Me recuerda a aquella prueba de Astérix y Obélix en busca del impreso A-38. ¿Conseguiré hacerme con el DNI? ¿El banco me dejará sacar mi dinero? No lo sé y eso es lo que más me cabrea porque un trámite tan sencillo como renovar el DNI se ha convertido en un auténtico quebradero de cabeza. 

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