Buenos días a todos!! Qué tal se prepara Halloween/ Todos los Santos? ¿Lo celebráis?
Bueno, pues poco a poco nos vamos acercando al final del viaje. Un par de días nos quedamos en Ubud, uno de ellos al completo y otro por la mañana temprano fuimos a bucear a Tulamben, pero acerca de esto haré otra entrada en otro momento.
Ubud es una pequeña ciudad balinesa de unos 30.000 habitantes que es uno de los principales centros turísticos de la isla. Rodeada de arrozales y selva, está repleta de tiendas de artesanía, souvenires y ropa. Aunque es un turismo diferente del que se encuentra en Kuta, al Sur de la isla (y que podríamos decir que es el Salou de Bali, donde la gente va a hacer surf, tumbarse en la playa, emborracharse y salir de farra), no se puede negar que está repleta de turistas, lo que hace que su encanto se diluya un poco. Está lleno de hoteles, algunos dentro de la ciudad, pero la mayoría a las afueras, como el nuestro, en un entorno idílico y a poco más de quince minutos andando (hay servicio de transfer al centro del pueblo, pero hay que aprovechar la oportunidad de dar un paseo en ese entorno).
Si algo nos llama la atención en Ubud a los turistas son las ofrendas que preparan dejando monedas, comida, flores e incienso en pequeños cestos hechos con hojas que ocupaban todos los espacios disponibles. De hecho, en Ubud es difícil caminar por las aceras sin llevarte por delante una de estas ofrendas. están por todas partes, frente a todas las tiendas, en los rincones y altarcillos que sacan por cualquier esquina. Impresionante la religiosidad de esta gente. Hasta los coches llevan ofrendas en el salpicadero.
Ubud tiene una calle principal donde están todas las tiendas y dos calles que la cruzan, básicamente. Hay multitud de bares y restaurantes donde comer, cenar, tomarse un batido de frutas (un tesoro nacional, de verdad, no podéis perderos sus Lassies, como los llaman)
El principal punto turístico de Ubud, a parte de las tiendas, es el Monkey Forest, un santuario-reserva natural habitada por monos dentro del cual hay numerosos templos y un cementerio vigilados por los cerca de cuatrocientos monos que viven aquí, y que son los amos y señores del bosque.
Hay una serie de normas básicas que hay que seguir cuando entras al bosque de los monos: No vayas con mochilas que son muy curiosos (y saben que las mochilas suelen guardar alimentos). No lleves las gafas de sol en la cabeza porque son unos manguis y puedes entrar con ellas y salir sin ellas.
No se les puede dar de comer. Justo bajo estos carteles hay gente vendiendo plátanos para los bichines, así que en realidad, puedes hacer lo que te dé la gana ;). Pero mi consejo es que, si les vas a alimentar, no juegues con la comida, O se la das de golpe, o no la saques del bolso, si no puedes acabar como una turista que vimos que no quería darle el plátano que llevaba en la mano y casi acaba desnuda porque el mono tiraba de su falda con más fuerza de la que puedes imaginar que tienen.
No juegues con ellos. Son animales territoriales por mucho que los veas tan pacíficos, y si por lo que sea, jugando contigo se molestan por algo puedes llevarte un buen bocado. Y si te muerden pueden amargarte las vacaciones, porque tienen que ponerte la vacuna antirrábica que son varias dosis, si no coincide que estés todos esos días en Ubud te tocará ir buscando por el mundo un dispensario donde la tengan y donde puedan administrártela. A nosotros no nos pasó, pero sí, es relativamente habitual que muerdan. Lo que quiero decir es que no son juguetes, y son animales bastante agresivos a pesar de lo que pueda parecer (nos explicaron que el bosque se lo reparten como dos "bandas", el río es terreno neutral pero si el agua escasea, o se enfrentan por otras causas, hay unas batallas campales impresionantes, con monos heridos y muertos). En Europa estamos acostumbrados a una naturaleza amable y a nuestro servicio, pero en Asia , como ocurre en África, te haces consciente de que esto no es así, y que hay que tener ciertas precauciones.
El bosque posee una atmósfera onírica y especial, y pasarás fácilmente un par de horas aquí. Abren de 8 a 18:00 y la entrada son 20.000 IDR. Si vas a media tarde, a la salida es el momento ideal para ir a uno de los numerosos Spa que hay en la ciudad y disfrutar de su Mandi Lulur o Tratamiento Real Javanés: Casi dos horas en las que te hacen una exfoliación corporal con hierbas tradicionales, masaje corporal y baño de flores. El precio ronda los 200.000 rupias (unos 12€ y medio) y merece la pena. Yo fui a Venezia Spa, en la misma calle que el Monkey Forest, pero hay miles y todos deben ser parecidos. Recomiendo reservar, yo lo hice por internet desde España.
Y una vez salgas de allí relajada y suave, a cenar. Tras una búsqueda exhaustiva por foros y blogs fuimos a cenar al Café Lotus, probablemente el restaurante más famoso de Ubud. Es precioso, con un lago interior y un templo en mitad del lago.
Vale, perdonad el momento postureo pero el ambiente era para foto divina ¿Sí o no?
La comida está bastante buena, aunque también es cierto que es mucho más cara de lo aceptable en Indonesia. Es decir, totalmente enfocado a los turistas, aunque para una noche, creo que merece la pena ir. Para el resto de comidas, alrededor del Lotus hay varios restaurantes que no están mal, pero si queréis vivir el Bali auténtico, adentraros en las callejuelas de los alrededores y sentaros en Warrung típico, en los que te tienes que descalzar y sentarte en el suelo sobre esterillas y pedir casi a la aventura porque no entiendes la carta. Tal vez no sea tan seguro higiénicamente hablando como los preparados para turistas (y os aseguro que es MUY mala idea intentar ir al servicio allí), pero la experiencia lo vale.
Otro de los planes que pueden estar bien para una tarde-noche en Ubud es acudir a una representación tradicional. Tienes información en bastantes sitios en la zona del Palacio de Ubud, donde se concentran las representaciones. Son largas y la música es algo estridente y repetitiva para nuestros oídos, pero el colorido y la puesta en escena son muy atractivos. Os recomiendo acudir a uno una vez.
Y al salir, intentad descubrir pequeño bares con jardín en su interior para disfrutar de la noche balinesa al aire libre. Ubud es, al mismo tiempo, muy turístico y sumamente tradicional, un caos de gente y motos y un remanso de paz. Disfrutad sus contradicciones y enamoraos de esta isla, no la olvidaréis jamás.