La última encuesta conocida, de Sigma Dos, dice que la caida de Ciudadanos se acentúa y ya está a punto de desaparecer. La cosa pinta mal porque la estrategia de Ciudadanos, tras la salida de Albert Rivera y su sustitución por Inés Arrimadas, sigue siendo la equidistancia y las alianzas con todos, con tal de influir y gobernar. Es una estrategia equivocada que les conduce a la extinción porque los españoles cada día sienten más asco ante las componendas y quieren partidos fuertes, que digan la verdad, arriesguen y avancen con decisión hacia la regeneración y el cambio drástico de esta pocilga política española. La reciente iniciativa de Inés Arrimadas, la de llamar a los barones socialistas para frenar a Sánchez, es inútil y estéril, propia de un partido blando y sin el vigor y la rotundidad que España demanda hoy a los políticos. Los codiciosos y pervertidos no se conmueven con una llamada telefónica porque lo único que ellos temen es la furia del pueblo contra los corruptos, que puede despojarles de sus privilegios y hasta de su libertad. ---
Los españoles demandan fortaleza en los partidos políticos. Por eso los osados y fuertes van bien y los débiles van mal. El PSOE gobierna porque Sánchez juega duro, a pesar de ser un desalmado, mientras que el PP, producto genuino de la derecha cobarde, pierde votos y VOX crece sin parar porque es osado, duro y desafiante. Hasta al independentismo le va bien porque su lucha contra el Estado es tenaz y sin cuartel.
Los españoles están cabreados y han decidido apoyar a partidos diferentes, fuertes y radicales. La ciudadanía está mucho más cabreada de lo que los políticos creen. Ese cabreo, mezcla entre asco, indignación y cansancio, que cada día es más intenso, es el que catapultó a Podemos cuando nació como un desafío al poder instituido y el que convirtió a Ciudadanos en un gran partido, cuando vio que era valiente y se enfrentaba con brío y sin complejos al independentismo catalán. Ese mismo cabreo es el que ha convertido ahora a VOX en la tercera fuerza política de este país y con tendencia imparable a seguir subiendo.
Mientras que VOX sigue siendo un partido radical, distinto y claramente opuesto a los viejos partidos, lo que le convierte en caballo ganador para los que quieren cambiar esta España podrida, Podemos y Ciudadanos retroceden porque los votantes perciben que se han acomodado y cada día son más parecidos a viejos partidos como el PP, el PSOE, el anciano y desvencijado comunismo y el rancio nacionalismo, lleno de envidia y odio.
El radicalismo en sus análisis y propuestas y la valentía y osadía en su programa han convertido a VOX en el único partido que está creciendo y que es capaz de ilusionar a más españoles.
La línea que pretende imponer Arrimadas al renqueante. Ciudadanos es justo lo contrario de lo que los votantes quieren y esperan. En la España indignada y radicaliza del presente, a los partidos con vocación de ser muletas y comodines les llaman "veletas" y no tienen sitio. Parece mentira que con tantos asesores e inteligencia teórica no se den cuenta de lo que sienten los ciudadanos, hartos de chorizos, mediocres, cobardes y delincuentes atrincherados en los partidos y las instituciones. La experiencia está demostrando con claridad que al traidor PSOE nadie puede influirle en su desesperada huida hacia el poder y el botín, ni la cobardía de la derecha va a cesar por influencia de Ciudadanos, ni es posible que Inés Arrimadas frene el avance de VOX, ni mejore al perverso comunismo.
Ciudadanos solo recuperará su vigor si la gente los percibe fuertes, osados y enfrentados a lo viejo, como cuando sacaron el hacha de guerra en Cataluña y lograron arrinconar al nacionalismo del odio. Pero aquel instinto "asesino" con los delincuentes y corruptos lo han perdido y lo han sustituido por esa estupidez de servir de “puentes” entre la derecha y la izquierda y de participar en gobiernos de coalición con unos y otros. Todo eso a la ciudadanía le suena a impotencia, decadencia, cuento y excusa para saborear los beneficios y prebendas del poder.
Ciudadanos sólo se salvará si vuelve a desenterrar el hacha de guerra y si se pinta el rostro con pinturas de batalla para luchar por la regeneración y contra el delito y la mediocridad que se han instalado en la política española, pudriéndolo todo. Solo entonces, si compite con VOX en verdad, radicalismo y ferocidad contra los sinvergüenzas, sean de derechas o de izquierdas, podrán salvarse de la extinción que les amenaza.
Francisco Rubiales