Revista Cultura y Ocio

Inevitables fantasmas

Por Aceituno
Daniel Ramos

Definitivamente no entiendo mi vida. No entiendo nada. Me veo con este tubo colgando desde mi pulmón hasta una bolsa espantosa que se llena de líquido y siento que no me reconozco. Luego pienso que tampoco estoy tan mal porque puedo hacer casi todas las cosas con normalidad, pero no puedo evitar sentir que esto es para siempre y lo considero un castigo, una jugarreta que no merezco, un infierno en vida de esos que jamás van a sucederte a ti y sin embargo te sucede.

De nada sirve preguntarse qué es lo que hice mal puesto que, al parecer, son mis genes los que ya estaban programados para actuar así llegado el caso. Y el caso llegó. Las células se volvieron locas y el tumor se instaló y se hizo invencible. La impotencia solo es comparable a la rabia. La indignación y el miedo van de la mano y la tristeza es más infinita que nunca.

Los días que me siento así son escasos pero necesarios porque si no existiesen creo que me volvería loco por acumular tantas emociones negativas en mi interior. A veces pienso que sería mejor no escribir un post cuando estoy tan bajo de ánimo, pero después me doy cuenta de que se trata precisamente de eso y de que esa es la misión más importante que tiene el fotonauta: servirme de contención.

A la hora de la verdad estamos todos solos, sobre todo por las noches, cuando llegan los fantasmas. A mí siempre me cogen desprevenido y hacen conmigo lo que quieren. Les gusta verme sufrir y no hay forma de librarse de ellos más que despertando. Lo malo es que no siempre es fácil despertar, sobre todo porque te das cuenta de que lo único que haces es cambiar los fantasmas interiores por los exteriores. Y la verdad es que no sé cuales son más aterradores.

Pero, en fin, no me queda otra que seguir luchando a pesar de días tan grises como éste que ahora comienza. Espero hacer soltado parte de mi mal rollo en estas líneas y viajar más ligerito el resto del día, que para eso está este espacio. Un saludo a todos y a todas y ojalá no haya amargado el desayuno a nadie. Gracias por seguir ahí.


Inevitables fantasmas


Volver a la Portada de Logo Paperblog