Telecinco es una cadena de televisión que hace unos informativos bastante correctos, pero que también exhibe la telebasura más degradante en su circo de monstruos morales de presencia y relevancia infames en una sociedad sana.
Su espacio más deshonesto, “La Noria”, desapareció el pasado abril por presión popular tras la emisión de una entrevista pagada a la madre de El Cuco, uno de los acusados del asesinato de Marta del Castillo y de la ocultación de su cadáver, en enero de 2009.
El cinismo y la malvada complicidad con los asesinos que quedó patente con esa entrevista provocó una ira casi general, recogida especialmente por un bloguero, Pablo Herreros, que pidió desde su página el boicot para los productos que se anunciaban en el programa.
El bloguero escribió además una carta advirtiéndole a los anunciantes que promovería un boicot mayor si seguían anunciándose en “La Noria”.
Ese tipo de amenazas es muy común en sociedades democráticas con una poderosa opinión pública, como EE.UU., donde los anunciantes deben estudiar si lo que patrocinan hiere gravemente a un grupo humano, o a una parte de la sociedad.
Herreros consiguió que se corriera la voz de protesta e invitación al boicot, y cada vez más blogueros, redes sociales y también periódicos, recomendaran rechazar productos de Campofrío, Bayer, Nestlé, Panrico Donuts, Queso Milner y Lactalis, entre otros, que reaccionaron retirando la publicidad.
Esa decisión obligó a cancelar el programa, pero ahora Telecinco le exige a Herreros en los tribunales una indemnización de 3,7 millones de euros por amenazas, daños y perjuicios, y hasta tres años de cárcel.
Este cronista dejará de comprar todo producto que se anuncie en la telebasura de Telecinco si mantiene la querella, y pide a todos que hagan igual.
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SALAS