Infección por Helicobacter pylori
El Helicobacter pylori es una bacteria que habita en el estómago y puede llegar a dañarlo, por las citotoxinas y enzimas que produce, o por procesos inmunológicos que tienen como objetivos luchar contra esta bacteria. Es la principal causante de úlceras, tanto del estómago como del duodeno, así como de algunos tipos de gastritis y sangrado alto en niños. La bacteria se adquiere en la infancia y puede vivir durante muchos años en el interior del estómago. Es importante su detección y tratamiento, ya que puede llegar a provocar incluso cáncer.
Los principales factores de riesgo son compartir utensilios personales, alimentos frescos mal conservados, el agua, la corta edad, el hacinamiento y los episodios de diarrea habituales. La prevención consiste en mantener una higiene adecuada, evitar compartir utensilios de uso personal, así como no consumir agua y vegetales crudos.
Los principales síntomas que origina la infección por esta bacteria son los siguientes:
- El dolor abdominal que da comienzo antes de la hora después de comer es el más habitual.
- Dolor de estómago cuando se encuentra vacío, especialmente por la noche.
- Náuseas leves o moderadas.
- A veces puede causar pérdida de peso y apetito, ardor y distensión abdominal.
- Anemia ferropénica que no está originada por otra causa.
- En los niños puede producir retraso en el peso y en la altura.
- Sensación de mucho hambre poco después de terminar de comer.
- Diarrea crónica.
La eliminación de la bacteria H. pylori no es fácil, ya que es muy resistente. Por ello, en la mayoría de los casos se requiere la utilización de dos o más antibióticos al mismo tiempo para combatirla durante 1 o 2 semanas. También se suele utilizar medicamentos para bloquear el ácido gástrico (omeprazol), permitiendo una reducción de la inflamación que genera H. pylori.