El tracto urinario es la vía de eliminación de la orina desde su formación en el riñón.
Incluye, por este orden:
- Riñones (órganos pares).
- Uréteres (órganos pares).
- Vejiga.
- Uretra y meato urinario.
Esta vía es totalmente estéril desde el riñón a la vejiga, solo la última parte de la uretra es portadora de bacterias saprofitas, que son variables según la edad, sexo y patología asociada del individuo. Existen diversos factores que hacen que otros gérmenes colonicen las vías urinarias, produciendo así una infección.
La infección del tracto urinario bajo (ITU), es decir, vejiga y/o uretra, por gérmenes no habituales, generalmente bacilos gram-negativos que forman parte del equilibrio microbiano normal del intestino.
La infección urinaria es, después de las infecciones de vías respiratorias, la que con más frecuencia se presenta en nuestro medio.
Causas de la infección urinaria
La mayoría de las ITUs son debidas a gérmenes propios de la flora intestinal normal. El 60-85% de infecciones adquiridas en el medio extrahospitalario, están producidas por Escherichia coli , sobre todo en la infancia. El segundo germen en frecuencia es el Proteus, que es más frecuente en infecciones adquiridas en ambientes hospitalarios y suele ser más resistente a los antibióticos habitualmente utilizados. Otros gérmenes como la Pseudomona aeruginosa, son causantes de ITU en pacientes con sonda vesical permanente y otras enfermedades de diversa etiología (diabetes mellitus…). Los Estafilococos coagulasa negativos, son responsables de ITUs en mujeres jóvenes sexualmente activas.
Otros gérmenes como hongos, virus , trichomonas…son menos frecuentes.
Mecanismo de producción
La principal vía de acceso de los gérmenes para provocar infección del tracto urinario es la vía ascendente; los gérmenes procedentes de la flora intestinal, por su gran proximidad anatómica, colonizan la vagina y la uretra que es más corta en la mujer, para posteriormente penetrar en vejiga y, en ocasiones, continuar por el tracto urinario superior hasta el riñón. En el hombre, la mayor longitud de la uretra, y la acción bactericida (destrucción de las bacterias) de la secreción prostática, parecen actuar de barrera eficaz contra la ITU, hecho que podría explicar la mayor incidencia de estos episodios en las mujeres.
Otras formas de trasmisión, aunque mucho menos frecuentes, son la vía hematógena y la vía linfática.
Síntomas de la infección urinaria
Lo que caracteriza la presencia de infección del tracto urinario inferior es la aparición de síndrome miccional, es decir, síntomas que indican la irritación del mismo; es frecuente la aparición de disuria (dolor con la micción), que suele ser mayor al final de la misma, así como dolor o hipersensibilidad a la palpación en la zona baja del vientre. Es frecuente también la presencia de polaquiuria (aumento en la frecuencia de la micción), aunque con menor volumen en cada vez, con sensación de urgencia miccional (necesidad imperiosa de orinar) e incluso incontinencia. A veces aparece también hematuria (sangre en la orina), que es más frecuente en las mujeres.
¿Cómo se diagnostica?
La historia clínica y la exploración física son muy útiles a la hora de orientar el diagnóstico.
El análisis de orina (sedimento urinario) se debe recoger orina de forma adecuada para una mayor validez de las pruebas. Se recogerá en un recipiente estéril, de la primera orina de la mañana, la parte media del chorro, previa higiene adecuada de la zona genital.
El cultivo de orina, que nos permitirá confirmar el diagnostico obtenido con el análisis de orina, así como conocer el tipo de germen causante, y si éste es sensible al tratamiento pautado. También puede utilizarse como confirmación de la curación de una ITU tras tratamiento adecuado.
Tratamiento de la infección urinaria
El tratamiento se basa fundamentalmente en el uso de antibióticos del grupo de las penicilinas o las quinolona. Se recomiendan, además, medidas complementarias como una adecuada higiene y la ingesta elevada de líquidos que facilite la eliminación de gérmenes.
¿Cómo puedo evitarla?
En el caso de existencia de alteraciones anatómicas o de otro tipo, que favorezcan la aparición de ITU, habrá que incidir no solo en el tratamiento antibiótico, sino en el de estos procesos, para la disminución de la aparición de infecciones.
Por otra parte, en el caso de la existencia de múltiples episodios sin desencadenante claro, puede estar indicado el tratamiento continuado con antibióticos a dosis bajas según pautas preestablecidas como profilaxis.
Es fundamental, por supuesto, una adecuada higiene de la zona.
El tratamiento del episodio de ITU debe ir precedido de una adecuada confirmación, por lo que ante la aparición de los síntomas antes descritos, se debe acudir al médico para una valoración adecuada.