
Ganadora del Gran Premio del Jurado en Cannes, hay dos momentos en Infiltrado en el KKKlan, que me parecen muy poderosos y que dejan clara la rabia de Lee ante el estado de las cosas en su país. Se trata de dos secuencias extraordinarias, que hacen que la película valga la pena y que resumen su contenido político. La primera, el discurso del pantera negra -Kame Ture (Corey Hawkins)- que critica también de la influencia racista del cine -Tarzán de los monos (1932)- y reivindica la belleza de lo negro, que Lee apoya con planos preciosistas de los rostros de los asistentes al mitin, recortados sobre un fondo negro, verdaderamente hermosos. Luego, más adelante en la historia, la secuencia en la que el director intercala un ridículo ritual de iniciación del KKK, con el relato, sobrecogedor, de un anciano activista negro, acerca de un injusto linchamiento y ejecución. Mientras la ceremonia de los supremacistas es pura ficción, una pantomima de disfraces que incluye la proyección de la mencionada El nacimiento de una nación; el discurso del anciano negro -nada menos que Harry Belafonte- es pura verdad, acompañado además de fotos reales de los hechos narrados. Lee se da cuenta de que su película solo puede llegar hasta cierto punto en la lucha contra el odio, y se ve incapaz de escapar a su condición de producto industrial y comercial. Por eso nos da un doble final, y por eso cierra su película con imágenes documentales, mucho más estremecedoras, de lo que está pasando en su país.