Pasqualina Curcio
En Venezuela la inflación está determinada en un 70% por el valor de la moneda en el mercado ilegal. Cada vez que varía el tipo de cambio en ese mercado, también varía la inflación. Situación que es histórica y atiende a las condiciones estructurales de la economía: el 35% del producto interno bruto es importado, y quienes importan son pocas empresas que al actuar como monopolios tienen el poder de marcar los precios de los bienes importados.
Es así como un importador de repuestos para vehículos de transporte, aunque haya recibido divisas preferenciales de parte del Estado, digamos a 10 bolívares por dólar, al convertir a bolívares lo que compró en dólares en el mercado internacional, utiliza como marcador el tipo de cambio más alto que observa, en este caso el del mercado ilegal, por ejemplo 1.000 bolívares. Si el repuesto costó 100 dólares, lo venderá en el mercado nacional, no en 1.000 bolívares, sino en 100.000 bolívares. De allí en adelante, todas las estructuras de costos de la economía se reajustan en función del marcador que se utilice. Como hemos dicho, este ha sido un comportamiento histórico.
Sin embargo, a partir del año 2006 comenzaron a posicionarse, de manera ilegal, portales web que publican día a día el supuesto valor de la moneda en el mercado paralelo. Desde La lechuga verde, pasando por El aguacate verde, hasta llegar a Dólar today, y recientemente al Bolívar Cúcuta, estas páginas muestran valores arbitrarios, manipulados y desproporcionados de la moneda. Se trata de valores que no se corresponden con el comportamiento de la economía, con los niveles de las reservas internacionales, ni con la cantidad de bolívares, conocida como liquidez monetaria.
Han sido variables políticas las que desde 2006 están explicando el valor que es publicado en los mencionados portales. Basta con que sea anunciado el cronograma de algún proceso electoral en Venezuela, para que se comience a registrar una escalada en este tipo de cambio. Luego de celebradas las elecciones, estas variaciones, aunque siguen siendo positivas, se hacen menores. Igual comportamiento se observa en momentos de coyuntura política.
El tipo de cambio ilegal sigue un patrón y atiende a los ciclos políticos y electorales.
En la siguiente gráfica se observan los ciclos políticos del dólar ilegal. También se observa que las variaciones han sido mayores desde el año 2012 y más aún en vísperas de las elecciones parlamentarias de diciembre de 2015. Estos incrementos desproporcionados no solo afectan el mercado cambiario, el principal efecto y daño es sobre los niveles de inflación. La manipulación de este tipo de cambio desde agosto de 2012, y hasta la fecha, ha ascendido criminalmente a 14.640%.
La manipulación del tipo de cambio ilegal es un arma de guerra no convencional que busca, a través de la escalada de la inflación y pérdida del poder adquisitivo, generar malestar e incidir sobre las preferencias e intención de voto de los venezolanos. Es un arma masiva, afecta todos los hogares cuyos ingresos dependen de un salario, es decir más del 80% de los hogares venezolanos. Se trata de un arma potente y muy efectiva.
Esta acción atroz de manipulación de la moneda que en el fondo busca la desestabilización democrática por la vía de la distorsión de la economía, no solo tiene un efecto en el incremento de los precios, sino que además repercute en los niveles de producción y por lo tanto del empleo.
El mecanismo mediante el cual esta acción distorsiona la economía se conoce como shock de oferta y consiste en lo siguiente:
manipulan desproporcionadamente el tipo de cambio en el mercado ilegal,
los grandes monopolios y oligopolios de la importación marcan los precios internos usando como referencia el tipo de cambio manipulado y publicado ilegalmente en portales web,
se elevan los costos de todos los bienes y servicios que son producidos e importados en la economía,
aumentan los precios en la economía debido al incremento de los costos, se trata de una inflación inducida por la vía de aumentos de costos también inducidos,
disminuye el salario real del trabajador, es decir, se deteriora el poder adquisitivo de los hogares,
los hogares se ven en la obligación de reajustar sus presupuestos y reducen la demanda de mucho de los bienes y servicios, comenzando por los que no son tan prioritarios (recreación, vestido, calzado, entre otros), y en algunos casos, y dependiendo de la intensidad de la inflación, reducen las cantidades demandadas incluso de los bienes de primera necesidad,
la contracción de la demanda afecta a los pequeños y medianos empresarios, sobre todo a aquellos que producen y distribuyen bienes y servicios no tan prioritarios,
estos empresarios se encuentran en la necesidad de prescindir de sus trabajadores afectándose los niveles de empleo,
se genera una mayor pérdida del poder adquisitivo de los hogares, ya no solo por la vía del aumento inducido de la inflación, sino por el desempleo,
inicia un círculo vicioso y muy dañino en la economía que habiéndose generado por una manipulación criminal del tipo de cambio ilegal continúa con una escalada mayor de los precios, con la disminución de la producción, pérdidas para los pequeños y medianos empresarios y desempleo.
Hemos estado observando con gran preocupación, y así lo alertamos, el inicio de una nueva escalada criminal del tipo de cambio ilegal, específicamente desde el 27 de septiembre de este año. En esa fecha, el valor publicado se ubicaba en 1.052,76 bolívares por dólar, al día de hoy, el tipo de cambio es 1.385,52, es decir, aproximadamente un 40% de incremento en menos de un mes. Por cierto, variaciones que, recientemente, buscan “sustentarse” en el supuesto incremento del dólar Cúcuta, también arbitrario y manipulado a través del denominado “Bolívar-Cúcuta”.
En el marco de una situación política en la que los sectores de oposición han manifestado que, a toda costa, quieren salir del presidente Nicolás Maduro, y en la que, por lo tanto, requieren la falta absoluta del mandatario antes del 10 de enero de 2017 y de esa manera convocar a elecciones presidenciales, no hay duda de que las acciones para desestabilizar la paz y la democracia a través de la distorsión de la economía se van a intensificar. Nos referimos no solo a la manipulación del tipo de cambio y la consecuente inflación inducida, sino también al desabastecimiento programado, que por lo que hemos también estado observando, ya no solo realizarán de manera velada y encubierta, sino mediante la convocatoria a paros nacionales.
Algunos de los voceros de la oposición, entre ellos representantes de Fedecamaras y diputados de la Asamblea Nacional han dicho recientemente que la inflación este año será de 500% y el producto interno bruto disminuirá 10%. Basan sus declaraciones en publicaciones realizadas por el Fondo Monetario Internacional.
Al respecto, debemos decir, que ambas “profecías” no guardan correspondencia: una inflación de tal magnitud, es decir de 500% no puede ser explicada por una disminución de solo el 10% del PIB. Ante una inflación tan elevada, se esperaría una disminución mayor de los niveles de producción, a menos que la inflación sea inducida, como efectivamente lo ha sido los últimos años. Por ejemplo, los años 2002 y 2003, como consecuencia del sabotaje a la empresa petrolera y la convocatoria a paro general, el PIB en Venezuela disminuyó 9% y 8% respectivamente, en ese momento, y a pesar de un paro general y de una caída de casi 10% del PIB, la inflación registrada fue 31,2% en 2002 y 27,1% en 2003. Lo que queremos decir no es que la caída del PIB necesariamente vaya a ser mayor, sino que los niveles de inflación desproporcionados que están anunciando dan cuenta de la magnitud de la manipulación del tipo de cambio que están “profetizando”.
Resulta relativamente sencillo acertar las “profecías” para quienes tienen el control de la variable determinante de la inflación. Por lo tanto, no se trata de un ejercicio de mántica, de adivinación, no requieren oráculos al mejor estilo de la Grecia Antigua. Con realizar “pronósticos” es suficiente, en todo caso y si de profecías se trata, pues son autocumplidas. Quienes manipulan el tipo de cambio del mercado paralelo pueden, con herramientas estadísticas y econométricas, pronosticar con pequeños márgenes de error la inflación que inducirán.
Por tal motivo, es fundamental controlar la inflación, y dado que la causa es política, las respuestas por parte del Estado, y no solo del Gobierno, deben ser también políticas. Es necesario adelantar acciones que obliguen a deponer el arma de la manipulación del tipo de cambio ilegal. El control de la inflación en estos momentos, no solo pasa por aplicar medidas que buscan incrementar la producción. Como hemos dicho y demostrado, en estos momentos la causa de la inflación no es la baja producción, como tampoco lo es el incremento de los salarios. Lo que más peso tiene sobre la escalada de los precios es la acción criminal de la manipulación del tipo de cambio.
Es urgente que el Estado, no solo el Gobierno, establezca mayor control y supervisión de los grandes monopolios importadores a quienes le son asignadas las divisas. Es fundamental que el pueblo conozca la información relacionada con la asignación de las divisas, cuáles empresas las han recibido, cuánto le han liquidado, para importar cuáles productos, a qué tasa recibieron las divisas. Es necesario hacer cumplir el artículo 6 de la Ley de Precios justos, el cual establece que los importadores están obligados a colocar en sus empaques la tasa a la cual recibieron las divisas por parte del Estado. Es imperioso aplicar el Decreto de Ley Antimonopolio.
La desinformación malintencionada del tipo de cambio ilegal se contrarresta con la información transparente de lo que verdaderamente ocurre en el mercado cambiario.
Combatir la manipulación del tipo de cambio ilegal, arma masiva y criminal contra el pueblo venezolano, es en estos momentos, no solo un asunto económico, es la garantía de la paz y de la estabilidad democrática, es la esperanza de poder seguir avanzando hacia un modelo de igualdad y de justicia social. Para quienes aún no lo han entendido, es la garantía de continuar y avanzar con la Revolución Bolivariana.