
De este modo, nuestra personalidad influye en actos que predisponen en mayor o menor medida a la obesidad.
Según un estudio llevado a cabo en la Universidad Doshisha (1) en Japón determinó que algunos rasgos de personalidad considerados negativos favorecen el adelgazamiento. Por ejemplo, en el estudio realizado, los participantes más neuróticos eran a su vez los menos propensos a engordar puesto que su preocupación por el estado de salud y su nivel de motivación ante determinados sacrificios (no comer según qué alimentos o reducir cantidades) era claramente superior al de otros participantes en el estudio que mostraban mayor amabilidad.Justamente esta "mayor amabilidad" en ocasiones se traduce en no querer herir los sentimientos de alguien y en querer ser aceptados por los demás y esto a efectos prácticos en la comida se podría traducir como un no saber decir "no". Vendría a ser el típico ejemplo de que te ofrecen algo de comer y aunque no quieras o no te convenga acabes por caer en la presión social y finalmente digas "sí".Es por ello que el papel del psicólogo es fundamental en el tratamiento de la obesidad. El psicólogo puede ayudar y acompañar al paciente a modificar aquellos rasgos de su personalidad que le hacen más propenso a no poder luchar de forma efectiva contra el problema del sobrepeso.En nuestros programas de seguimiento de tratamiento con Balón Intragástrico, Método POSE, Método Apollo, etc... siempre consideramos la figura del psicólogo como parte del tratamiento...................................