La información es poder y el poder necesita información para perpetuarse. Tradicionalmente ha sido así y ambos han ido de la mano conformando un pleonasmo sociopolítico de primer orden. Tan importante, que cualquier debate al efecto era cuando menos improductivo, cuando no ilícito y perseguido.
La sociedad digital parece haber atacado este presupuesto hasta ahora tan inefable como incontestable y la información no es exclusividad de los gobiernos. Sin embargo, esto no quiere decir que sea la solución a milenios de monopolio. De todos es sabido que la red actúa como un gran hermano capaz de almacenar nuestra identidad, nuestros pasos, nuestros gustos y nuestros intereses. Pero lejos de ser un instrumento abierto, su control recae en unas pocas personas. Mark Zuckerberg, a través de sus principiares herramientas (Facebook, Instragram, Whatsapp), se ha erigido en los últimos 10 años como un magnate de la información personal almacenando y disponiendo de la vida digital del 85% de los internautas, según la firma Global Web Index (GWI). Aunque de manera colateral el flujo de datos repercuta y mejore la experiencia en red del usuario final, ésto no es más que un espejismo o migajas de la verdadera dimensión del fenómeno.
Sin embargo, y aunque a priori podría considerarse que una perversa conexión seguía manteniendo vinculados a los gobiernos (especialmente a la Casa Blanca) con los grandes albaceas de las identidades digitales, en las últimas semanas hemos visto un enfrentamiento entre el FBI y Apple por el acceso a la información almacenada en el Iphone de Syed Farook, autor de la matanza de San Bernardino. El fabricante se negó a crear una puerta de acceso secreta en sus dispositivos como le habría pedido el FBI, quien a su vez consiguió por sus propios medios el acceso a la información contenida en el terminal.
El debate entre seguridad e privacidad no es nuevo, y ha sido tratado en este espacio en diferentes ocasiones. Es difícil delimitar cuál es el punto en que esta privacidad puede ser desbordada, pues el concepto de delito varía de un país a otro y de una época a otra: "Apple cree profundamente que en Estados Unidos, así como en el resto del mundo, la gente se merece la protección de sus datos, seguridad y privacidad. Sacrificar uno para el otro sólo pone a las personas y los países en mayor riesgo", [más]alfonsovazquez.com ciberantropólogo