Revista En Femenino

Informe Doulas: Si Semmelweis resucitara…

Por Mimosyteta @mihmita

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He sido una niña educada para cuestionar las verdades absolutas. En el colegio e instituto debatí con profesores por no creerme “porque sí” teorías propugnadas como leyes.
Me he pasado la vida de estudiante observando cómo se usa el miedo para convencer más que la razón. Si no crees lo que la mayoría “culta” te dice que creas eres un estúpido y te arriesgas a ser tratado como tal. Así se consigue un pensamiento único, ridiculizando al que se sale del redil.
Hace falta mucha seguridad en ti mismo para levantarte con 13 años y discutirle al catedrático de ética del instituto.
Y si eres catedrático necesitas algo más que tu palabra para convencer que tienes la verdad más allá de tu rol de autoridad.

El catedrático de mi instituto falló. Lo único que hizo fue intentar ridiculizarme en mitad de la clase. Y digo “intentar” porque con su respuesta burlona lo que consiguió fue retratarse a los ojos de todos mis compañeros.

Esto no es nuevo. En algunos sectores los cambios no son bien venidos. Ni siquiera en el ámbito que debería estar más abierto a la innovación y experimentación, como sería la medicina. Que se lo digan a Semmelweis.

Ignaz Semmelweis, fue un obstetra húngaro que a mediados del siglo XIX, precediendo los hallazgos de Pasteur y Lister, logró descubrir la naturaleza infecciosa de la fiebre puerperal, logrando controlar su aparición con una simple medida de antisepsia. Debió luchar con la reticencia de sus colegas que no aceptaron sus observaciones que, por primera vez en la historia, fueron apoyadas con datos estadísticos. 

Ignaz Philip SemmelweissOs animo a leer toda la historia aquí antes de proseguir, os aseguro que no lo vais a lamentar.

Semmelweis es un extraordinario ejemplo de observación metódica, raciocinio y reflexión, es el resultado de uno de los más auténticos casos de compromiso personal con la vocación de médico. Lo que hoy nos parece tan evidente u obvio, representó en su momento un cambio de visión asimilado por pocos. Luvo que avanzar en medio de incomprensiones y de dificultades.

La importancia del aporte de Semmelweis a la obstetricia y medicina en general no ha sido aún superado siquiera por los avances de las nuevas tecnologías genéticas de los últimos años del siglo XX. La historia ha valorado a este médico húngaro de modo justo después de su muerte. Su vida fue la de un hombre que luchó con entereza y sin vacilación por sus ideales y convicciones.

Yo hoy he leído el Informe Doulas del Consejo General de Enfermería y me ha parecido volver, ya no a la Viena del S XIX,  con los contemporáneos del Dr. Semmelweis, más preocupados en no perder su status y en  tener razón que en la salud de las mujeres, sino a Salem (Massachussets), donde la histeria colectiva vivió su máximo apogeo.

Informe Doulas: Si Semmelweis resucitara…O si me apuras a la Edad Media, donde todo el que era sospechoso de “salirse” de la norma era tildado de hereje sin necesidad de aportar pruebas en su contra.
La Historia de la humanidad ha visto cómo la ignorancia y el odio, sobre todo cuando van de la mano del poder ha anulado, el raciocinio, la verdad y por supuesto la libertad.
Deberíamos avergonzarnos de lo que como sociedad hicimos con Galileo Galilei, con Miguel Servet  con William Tyndale y con el propio Semmelweis.
Pero no, del mismo modo que los poderes de ese tiempo fueron testigos y ejecutores de la verdad, la razón y  la libertad, nuestro primer mundo, parece que en vez de avanzar y estar por mérito propio en el S XXI, va hacia atrás.
Y observamos cómo un sector que debería ser el más sensible de la medicina porque es el que rodea el principio de la vida, se convierte en el más violento. Y observamos cómo aquéllas personas en quienes confiamos para aportarnos seguridad y tranquilidad en este proceso, son quienes peor nos tratan.
Algunos hemos huido de un sistema de violencia obstétrica institucionalizada ( y no lo digo yo, lo reconoce la OMS), con cicatrices en el cuerpo y en el alma.
Con un dolor profundo por haber sido violadas, robadas, ninguneadas y maltratadas con la connivencia de quienes juraron cuidar, proteger y no dañar a sus pacientes.
Y todo ese dolor, todo ese sufrimiento hoy ha sido pisoteado por un puñado de impresentables que en vez de hacer autocrítica de su trabajo, han decidido ir a por la libertad de las mujeres.
Porque no nos engañemos, esto no va de doulas, esto va, una vez más, de violencia contra la mujer.
Hoy leo un informe que me quieren hacer creer que les ha llevado 3 años hacer y es una recopilación de pantallazos  que cualquier   alumnos de bachillerato se avergonzaría de presentar como trabajo de investigación.
Recortes de frases de vete a saber quién, un texto plagado de errores ortográficos y de sintaxis, (ni siquiera han escrito bien su propia página web) con un contenido tan surrealista que no sé si merece la pena comentar.
Y lo que me avergüenza es que se organiza una rueda de prensa y se llenan los medios de titulares amarillos, sin verificar ni contrastar la información.
Crecí creyendo que la información era un arma poderosa, que la libertad de expresión garantizaba la pluralidad y la posibilidad de oír todas las versiones de la historia.
Y en estas últimas semanas lo que observo es que la prensa se ha idiotizado como el resto del sistema.
Periodistas que  son más portavoces que periodistas, noticias que buscan el morbo, no la verdad. TV que no quiere informar sino desinformar y buscar el titular más impactante para lograr el minuto de oro. Da igual si por el camino mezclamos churras con merinas, y somos cómplices de cazas de brujas sin sentido.
Y luego pienso en que todo esto tiene un sentido.
Lo estamos haciendo bien.
Las mujeres estamos decidiendo. Estamos demostrando que El Parto es Nuestro. No es de los gines, ni de las matronas,ni de las doulas, ni de nadie más: es nuestro. y desde el momento en que hemos empezado a decir “NO” hemos generado una corriente. Una corriente de rechazo, una corriente de relaciones reaccionarias, una corriente de miedo.
Tienen miedo de perder el poder. Tienen miedo de que nos demos cuenta que el parto en nuestro mundo no es más arriesgado que ir a comprar el pan. Que en realidad  en un parto sólo hay 2 personas imprescindibles, y no son ninguno de ellos.
En el parto los importantes, los protagonistas, los necesarios, los imprescindibles son el bebé y su madre.
Y cuando las mujeres nos estamos dando cuenta de forma masiva, cuando las mujeres hemos empezado a contarnos nuestras historias de parto y hemos reconocido nuestro poder, y ejercemos nuestro derecho a estar con quienes queramos, hay todo un sistema viejo, podrido, nauseabundo, basado en el miedo y la dominación, que se rebela.  Y se rebela atacando.
Y atacan intentando meter más miedo.
Que si canibalismo, que si dejamos al padre fuera, que si nuestros hijos pueden morir….
Queridos señores y señoras del Consejo de Enfermería: Ustedes solitos van a lograr que en este país, a la hora de parir las mujeres empiecen a plantearse ya o contar con una matrona respetuosa, sino parir solas.
No sé si han pensado ustedes que su sistema de amenazar y seguir metiendo miedo no les va a funcionar como ustedes piensan.
Yo veo la cara de las mujeres de estas imágenes, y os juro por dios que si tuviera que parir otra vez, antes que ponerme en esas manos elegiría parir sin asistencia. Esto es lo que van a conseguir.

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Están ustedes haciendo que perdamos la poca fe que nos queda en el sistema de salud. Están ustedes consiguiendo que una profesión que nos inspiraba respeto ahora nos inspire vergüenza y asco. Y no hablo sólo por mi. Pienso en mis queridas amigas colegas suyas de profesión. Pienso en las lágrimas que les he visto derramar durante su residencia contando cómo han tenido que ver esa sistematización de la violencia a la mujer y al recién nacido.  Y pienso en su vergüenza hoy al ver cómo un órgano que dice representarles nos ha despertado con un trabajo tan chapucero y denigrante. Y pienso en la violencia que destila este “trabajo”.Reflejo de la otra, la real que hemos sufrido a mayoría de mujeres de nuestro país en sus manos.
Violencia que vimos todos los españoles cuando las cámaras de un programa de tv entraron en los paritarios de España.
Su campaña de difamación contra las doulas al final es una campaña de desprestigio hacia ustedes mismos.
Como dice el dicho:

“Lo que dice Pablito de Juanito, dice más de Pablito que de Juanito”
“Lo que dicen las matronas de las acompañantes de las mujeres,
dice más de las matronas que de las  acompañantes de las mujeres”

Su actuación me dice que son ustedes unos impresentables, que no son profesionales, ni serios, ni exhaustivos, que no merecen el cargo que llevan, que insultan ustedes nuestra inteligencia, que atacan nuestra libertad nuestro honor y nuestro pundonor. Que se ríen de nuestro maltrato, de nuestro dolor, de nuestra experiencia personal y colectiva. No merecen ustedes trabajar con mujeres, no merecen trabajar con personas, no merecen trabajar con embarazadas ni con bebés.
Cojan un diccionario, lean algo de antropología y sepan qué es el canibalismo. Porque parece mentira que sean de un colectivo que transfunde sangre de unas personas a otras como práctica habitual y se asusten tanto porque algunas mujeres decidan ingerir parte de su placenta. Aparte de todos quedan ustedes como pacatos e ignorantes.
Y sí, me da igual si las mujeres que ahora están al lado de otras mujeres en este proceso antes eran monitoras de esquí o scorts de lujo. DA IGUAL.
Si les molesta que las escojan para acompañarlas, háganselo mirar. ¿Qé tipo de complejo tienen ustedes? ¿Quieren atendernos el parto o quieren que las adoptemos como “muy mejores amigas”? Destila un problema psicológico esa necesidad de estar en todos lados. Deberían hacérselo mirar.
Métanse ustedes en sus asuntos.
Estudien neurobiología del embarazo y del parto, aprendan que a las embarazadas les afectan más cosas que el  coger kilos o tener la tensión alta. Aprendan RESPETO. Quizás tendrían que meterse en alguna de las sectas que critican a ver si así aprenden  al menos a escuchar.
Porque al parcer para ustedes secta es sinónimo de escucha y respeto. ¡Me autodenomino sectaria desde ya!
Recuerden a Semmelweis: y ahora posiciónense. Porque en este tema, como en casi todos los importantes de verdad no valen las medias tintas:

O TRABAJAN POR EL RESPETO A LA MUJER O CONTRA ÉL

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