Los problemas ambientales que generan las plantaciones indiscriminadas de eucaliptos han sido objeto de numerosos artículos, no solo en este blog sino en muchos medios de comunicación e informes científicos. A estas alturas, solo los necios y los que pretenden esconder la realidad por puro interés económico, son capaces de negar que los eucaliptales son un problema de primer orden, seguramente el mayor problema medioambiental al que nos enfrentamos en la cornisa cantábrica y Galicia.
Durante las últimas décadas, las plantaciones de eucaliptos, que en el norte de la Península ibérica están dominadas por el Eucalipto blanco (Eucalyptus globulus), han ido ganando terreno año tras año, beneficiándose del abandono de prados y terrenos que anteriormente se dedicaban a la agricultura y la ganadería y también de unas administraciones que han permitido que se incumplieran sucesivamente todos los límites que se imponían en sus planes forestales. Como muestra de este incumplimiento, en el plan forestal de Asturias de 2001 se había marcado un límite de 60 años (o sea, hasta el 2061) para que la superficie ocupada por las plantaciones de eucalipto pasaran de las 52.000ha de ese año a 62.000 ha. En tan sólo 10 años ya se había alcanzado ese límite y se había superado con creces, por lo que con el fin de eliminar este "pequeño inconveniente", y después de que ENCE solicitara al gobierno asturiano un plan para reforestar un tercio de la superficie de Asturias, o sea, 300.000 hectáreas, con eucaliptos, el Consejo Forestal de Asturias aprobó en 2013 la modificación del plan forestal, que entre otras cosas eliminaba cualquier límite a las plantaciones de eucalipto, de forma que las nuevas plantaciones estarían condicionadas por la demanda de la pasta de papel, o sea, lo que solicitara ENCE.
Actualmente, ya sea por desidia, por obtener un dinero fácil sin mucho esfuerzo, o por las ayudas de gobiernos y administraciones, las plantaciones de eucaliptos forman prácticamente un continuo desde Irún a Ferrol en toda la franja por debajo de los 500 metros de altitud. Y ese límite altitudinal responde únicamente a un límite de tolerancia térmica del Eucaliptus globulus, sino las plantaciones seguramente llegarían hasta el Picu Urriellu.
Pero aparte de los numerosos problemas medioambientales que originan estas plantaciones, hay que añadir el carácter invasor del género Eucalyptus, que hace que estos problemas excedan los límites de las plantaciones. Solo con darse un paseo por la costa cantábrica o gallega es suficiente para encontrar eucaliptos donde nadie los ha plantado: en acantilados inaccesibles, en medio de brezales y tojales, en cunetas y arcenes de pistas y carreteras. Son eucaliptos sin dueño, que seguramente nunca serán cortados (salvo que se pague por ello) y que seguirán propagándose sin control.
El carácter invasor de los eucaliptos parecía algo evidente, pero ha quedado ratificado sin lugar a dudas tras el dictamen emitido por el Comité de Expertos del Ministerio de Agricultura, Pesca, Alimentación y Medio Ambiente (se puede descargar aquí), cuyo resumen copio literalmente a continuación:
"Constatado con los datos científicos disponibles el carácter invasor de las especies de Eucalyptus naturalizadas en nuestro país, se concluye que se debería incluir en el Catálogo Español de Especies Exóticas Invasoras regulado por el R.D. 630/2013, de 2 de agosto, bajo el criterio de la IUCN (2000), a todas estas especies: Eucalyptus camaldulensis, E. globulus, E. gomphocephala, E. gunnii, E. nitens y E. sideroxylon, así como cualquier otra especie de este género cuyo destino sea la explotación forestal, debido al alto riesgo de invasión por estas especies consecuencia de sus características biológicas, fisiológicas y ecológicas. Se recomienda extremar la precaución con nuevas introducciones y plantaciones, y se recomienda un seguimiento local y llevar a cabo medidas de erradicación antes de que se produzca la invasión siempre que se observe naturalización de cualquier especie de Eucalyptus en nuestro territorio"
La elaboración de este dictamen partió del escrito del alcalde del Ayuntamiento de Teo, en A Coruña, que solicitaba a la Dirección General de Calidad y Evaluación Ambiental y Medio Natural, con fecha 18 de septiembre de 2017, la inclusión de las especies del género Eucalyptus en el Catálogo Español de Especies Exóticas Invasoras. Después de esta solicitud, la citada Dirección General solicitó la elaboración de este dictamen a un comité de expertos en la materia, por lo que parece obvio que sus conclusiones tendrían que ser tomadas en cuenta a la hora de tomar una decisión al respecto.
A lo largo de las 18 páginas de este dictamen, los expertos desglosaron las bases científicas en las que se sustenta el dictamen en relación con las características de estas especies:
a) Empobrecimiento de las cadenas tróficas
b) Alteración de las propiedades físico-químicas, bioquímicas y microbiológicas del suelo
c) Actividad alelopática
d) Pérdida de biodiversidad
e) Fragmentación de los ecosistemas naturales
f) Capacidad para colonizar espacios abiertos, especialmente en escenarios post-incendio forestal, desplazando a las colonizadoras autóctonas
g) Dificultad en la erradicación cuando estas especies se naturalizan
h) Elevado riesgo de incendio
i) Introducción involuntaria de especies asociadas a las de Eucalyptus en el lugar de origen, que igualmente puedan convertirse en invasoras
Todas estas características hacen que "se considere que todas las especies del género Eucalyptus, tanto cultivadas como naturalizadas en nuestro país, son especies transformadoras del medio por los impactos causados en la composición y diversidad de las especies nativas". Asimismo, en el dictamen se aportan datos empíricos que demuestran la naturalización de E. camaldulensis, E. globulus, E. gomphocephala, E. gunnii, E. nitens y E. sideroxylon, tanto en España como en otros lugares del mundo donde han sido introducidas.
Ante este dictamen, que no deja lugar a dudas, solo cabía una respuesta por parte del Gobierno, declararlos especies invasoras, ya que había sido encargado por la propia Administración a un grupo de 20 científicos independientes, que habían declarado por unanimidad el carácter invasor de todas las especies analizadas y habían recomendado su inclusión en el Catálogo Español de Especies Exóticas Invasoras.
Pero contrariamente a lo que sería lógico, la Subdirección General de Política Forestal del Ministerio de Agricultura, Pesca, Alimentación y Medio Ambiente emitió el 5 de diciembre pasado otro informe firmado por el profesor de la Universidad Politécnica de Madrid, Luis Alfonso Gil, en el que descalificaba el dictamen y denunciaba la “actitud tendenciosa por parte del Comité Científico, en orden a emitir un juicio de valor premeditado en cuanto al carácter invasor de estas especies, presuntamente basado en criterios no científicos y en opiniones personales y políticas”, desautorizando el dictamen unánime de 20 científicos independientes y no solo eso, sino que discutía su profesionalidad acusándolos de politizar sus decisiones y de ser inmaduros y desinformados.
¿Recordáis el anuncio de los 9 de cada 10 dentistas que recomendaban un chiche sin azúcar?, pues aquí tenéis al que recomienda el chiche con azúcar. Quizás este nuevo dictamen favorable al eucalipto tenga alguna relación con que el señor Luis Alfonso Gil sea director del grupo de cooperación del proyecto Eucalipto Solidario de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM), en el que colabora la papelera ENCE. Según palabras del propio Luis Alfonso Gil referidas al papel del eucalipto en Etiopía "Eucalipto solidario es un proyecto de esperanza para el país y para la especie”, refiriéndose a lo que califica de "injusta leyenda negra que pesa sobre la especie forestal".
¿Eucaliptos españoles preservando los bosques naturales de Etiopía?
No se si será que a mí me gusta el chicle sin azúcar, pero no deja de resultar curioso que el Gobierno de España no acepte un dictamen unánime emitido por 20 científicos independientes en base a un segundo informe de una persona que a la vista de los datos se puede afirmar sin lugar a dudas que tiene unas opiniones personales muy favorables al Eucalipto.
Tampoco resulta sorprendente la decisión de desestimar el dictamen científico por parte de un gobierno que en enero de 2016, cuando estaba en funciones, prorrogó la concesión a la factoría de ENCE en Pontevedra que vencía este 2018 hasta el año 2073. Una prórroga que se tramitó con tal urgencia que ni siquiera se respondió a las alegaciones presentadas por el propio ayuntamiento de Pontevedra y sin esperar a la formación de un gobierno que podría haber cambiado las cosas. Había que dejarlo todo bien atado.
Quizás el hecho de que algunos expolíticos como Isabel Tocino (ministra de Medio Ambiente entre 1996 y 2000), Carlos del Álamo (consejero de Medio Ambiente de la Xunta entre 1997 y 2003) y unos cuantos altos cargos más estén en el consejo de Administración de ENCE también podría haber influido en estas decisiones. ¿no serían en este caso opiniones personales y políticas?
La catalogación de una especie como exótica invasora no depende de las opiniones personales, ni de los supuesto beneficios económicos que aporte (que es otro argumento esgrimido por el Gobierno para rechazar el dictamen científico), sino de las características biológicas de esa especie, que en este caso han sido suficientemente explicados por un comité de expertos en la materia.
La decisión de no aceptar el dictamen por parte del gobierno confirma varias cosas, por una parte su ignorancia, por otra su absoluto desprecio a la comunidad científica, lo que ya ha demostrado en varias ocasiones en los últimos años, y por último confirman el apoyo incondicional del gobierno, tanto estatal como de los distintos gobiernos autonómicos, a un lobby que se beneficia de unos costes que todos nosotros asumimos. Y no solo hablo de costes medioambientales, sino también de costes económicos, ya que la extinción de los incendios de unas plantaciones de especies claramente pirófitas, e incluso los gastos de fumigación de sus plagas, corren a cargo de nuestros impuestos, no lo olvidemos.
Quizás si esos costes los tuvieran que pagar los propietarios forestales o las empresas que se benefician de esas especies, las cosas serían distintas.