
Cuando me paseo por los blogs de padres primerizos, padres de bebés y en definitiva, mamás y papás que tienen cachorros todavía por formar, me encanta verlos ilusionados con las cosas que van descubriendo en torno a esa maravillosa experiencia y esbozo sonrisas comprensivas cuando veo sus agobios, porque me recuerdan a mí en aquellas épocas.
Ellos ahora tienen problemas específicos que van solventando en el día a día, pero la vida no se detiene. Ese bebé encantador que hace nuestras delicias con sus sonrisas y sus besos y hace nuestras desgracias con toneladas de mocos, cero ganas de dormir y odios acérrimos a las frutas, crecerá y crecerá y en adolescente se convertirá.
A partir de ese momento echarás de menos las noches acunando por el pasillo. Ahora paseas solo por el pasillo imaginándote todo tipo de desgracias y planeando inefables venganzas para cuando lo veas aparecer, pero lo ves aparecer y todo queda en darle gracias a Dios y a todo el coro de ángeles celestiales porque está sano y salvo. Otra vez se te ha vuelto a olvidar lo de la venganza…
Una de las primeras cosas que cambia entre tener un bebé ó niño pequeño y tener un niño, mayor ó un adolescente es el lenguaje.
La ingeniería semántica empieza alrededor de los siete años, uno arriba, uno abajo y en mi caso todavía no ha terminado.
Quisiera que los lectores que tengan hijos cercanos a los 40 años nos dijeran si ya se les pasó ó no. Más que nada para mantener la llama de la esperanza encendida ó dejar de perder el tiempo esperando.
Frases que adquieren un significado específico:
“Ahora voy”
Eso sencillamente significa NUNCA. Ya está, no le des más vueltas. Da igual que sea “haz tu cama, “recoge tu habitación ó tira la basura”. Un “ya voy” es sinónimo de que lo tendrás que hacer tú, te pongas como te pongas. Por más que insistas ellos siempre responderán lo mismo, pero la cosa en cuestión JAMÁS se hará.
Con el paso de los años, cuando dicen eso y ven que tu mirada se convierte en chorros de fuego y lanzamiento de rayos laser, rápidamente dicen aquello de “vale, vale, no te pongas a sí que ya mismo lo hago” Que significa que tardará tiempo en hacerlo, pero que al final aunque sea a regañadientes, la cosa en cuestión se realizará. Eso en el caso de que no haya ocurrido una glaciación entremedias.
“Me ha ido fenomenal”
En el caso de exámenes, no esperes más de un dos y medio. Te habla la voz de la experiencia, las notas altas vienen cuando te dicen aquello de “pues es que no sé, mamá no estoy seguro”
También está “Me ha salido perfecto”
Ante eso, haces memoria para recordar la última vez que viste a su profesora y le dijiste lo joven y guapa que estaba y lo monísimos que eran sus niños. Esperas que eso sea suficiente para que le ponga las décimas que le faltan para aprobar el maldito examen.
“¿A que no sabes una cosa?”
Tiembla…
La cosa será mala, ó por lo menos no buena. Esta es la típica frase de preparación para pérdidas de ropa, libros, ó el clásico “Tengo que hacer una maqueta del sistema solar en movimiento continuo con los planetas de metal para mañana”
“Si, si mamá te juro que nos lo han dicho hoy” y encima te dan la buena noticia a las siete y media de la tarde, mientras haces la cena. La sartén te tiembla entre las manos…
“No te imaginas lo que ha pasado”
Esta es un clásico de la adolescencia. Puedes esperarte cualquier cosa.
Enfermedades infecto contagiosas del tipo ébola ó alguna enfermedad aún por descubrir propagada por la caída de algún meteorito, en algún amigo que ha terminado por el hospital más lejano a tu lugar de residencia.
Hordas de cabezas rapadas que les perseguían y han tenido que ir a refugiarse a la cumbre del Himalaya.
Policías psicópatas que les pedían el carnet de identidad por el simple hecho de ir andando por la calle y los han retenido sin razón.
En resumen, cualquier cosa que justifique porqué ha llegado más tarde de la hora acordada.
Y como no quiero agobiar a estos padres que hoy día están intentando sacar adelante a su precioso cachorro a base de atención y amor solo les dejo una más:
“Ir con tranquilidad, que yo me quedo al cargo de la casa”
Eso significa que te vas de vacaciones bajo tu exclusiva responsabilidad. Que si no pones bajo llave el alcohol, tu cuarto, los puros, las cuatro botellas de vino que tienes guardadas en el trastero, los adornos caros y todo aquello susceptible de romperse, deteriorarse, vomitarse ó ensuciarse en una inconmensurable borrachera colectiva, luego tendrás que escuchar aquello de
“No te imaginas lo que ha pasado”
