Di María, a punto de batir a Valdés - EFE.
La prensa plantea el debate entre quién se merece el Balón de Oro, si el afortunado debe ser Leo Messi, autor de 73 goles la pasada temporada, o Cristiano Ronaldo, opositor con 60. Es un trofeo que generalmente levanta un goleador y que también bien podría recaer en otros virtuosos, los que paralizan el tiempo con sus jugadas e inteligencia. Los que no ocupan las portadas, pero las hacen posibles, como Iniesta, nombrado mejor jugador de la Eurocopa de Polonia y Ucrania y alquimista del primer partido oficial de Tito Vilanova como técnico azulgrana. Porque Iniesta provocó un penalti de Sergio Ramos que marcó Messi y dejó sin cintura a Albiol y Khedira para habilitar a Xavi, que definió con sencillez para poner el 3-1 después de remontar el gol inicial de Cristiano Ronaldo. Messi habría podido hacer el 4-1 de no ser por Casillas, pero en la jugada siguiente, el otro portero, Valdés, tuvo un fallo garrafal, pues pretendió regatear a Di María y acabó en el suelo y lamentando el gol del argentino, recién entrado al campo por Callejón. Un error que deja abierta la vuelta de la Supercopa, el miércoles en el Santiago Bernábeu.
Con menos eco y humo que en anteriores citas, con la excusa el Balón de Oro y el concepto de hegemonía como grandes debates, primó el fútbol sobre las habladurías y los actos incendiarios de la edición anterior. Desde entonces no le marcaba Messi un gol a Casillas. De nuevo en el Camp Nou, en una noche asfixiante, La Pulga engañó al portero lanzando el penalti a la izquierda y añadiendo otro récord a su colección: ya es, junto a César Rodríguez, el máximo goleador azulgrana contra el Madrid con 14 goles. Mérito, en este caso de Iniesta, al que Sergio Ramos sólo pudo parar barriéndole. Apenas protestaron los madridistas: Iniesta es creíble y honrado. Lo contrario de lo que fue esta vez Alexis, retórico y con espíritu de nadador en el área ante Ramos y Arbeloa. Más concreto estuvo Cristiano Ronaldo, comprometido cuando le tocó ejercer de lateral y concreto en su única ocasión, al inicio de la segunda parte, y tras cabecear un saque de esquina botado por Özil. La réplica no se hizo esperar y Mascherano –otra vez en el eje de la defensa por la ausencia de Puyol– se inventó una jugada para que Pedro, eléctrico, marcase el empate a uno. El partido había tardado casi una hora en ser vistoso y atractivo. Porque por más que ya haya comenzado la Liga a ambos equipos les falta rodaje y recorrido y la primera parte fue el mejor ejemplo. Fieles a su compromiso con la elaboración y el toque, los azulgrana carecieron de oportunidades reales en una primera parte en la que percutieron por las bandas, pero optaron por tiros lejanos ante la numerosa y generosa defensa de los visitantes. La premisa de Mourinho era clara: no encajar ni un gol y tratar de marcar alguno en contraataque. Sólo Xavi probó los guantes de Casillas, mientras que los centrales azulgrana, Piqué y Mascherano, estuvieron atentos para frustrar a Benzema un par de veces. El francés apenas intervino en ataque y poco más hizo Higuaín. Sí que estaría atento, ya en una segunda parte de alto voltaje, Di María, suplente por sorpresa, que agradecía el error de Valdés para dejar muy abierta una Supercopa en la que Iniesta deslumbró. BARÇA 3: Valdés; Alves, Piqué, Mascherano, Adriano; Busquets, Xavi (Cesc, m. 84), Iniesta; Alexis (Tello, m. 71), Messi y Pedro (Alba, m. 86). MADRID 2: Casillas; Arbeloa, Albiol, Ramos, Coentrão; Khedira, Xabi Alonso; Callejón (Di María, m. 66), Özil (Marcelo, m. 81), Cristiano; y Benzema (Higuaín, m. 61). Goles: 0-1. M. 56. Cristiano, de cabeza. 1-1. M. 57. Pedro, tras recibir un balón de Mascherano. 2-1. M. 70. Messi, de penalti. 3-1. M. 78. Xavi, a pase de Iniesta. 3-2. M. 85. Di María aprovecha un error de Valdés. Árbitro: Clos Gómez. Amonestó a Xabi Alonso, Arbeloa, Mascherano y Albiol. Camp Nou: 91.728 espectadores.