Revista Diario
Inmigrantes, obreros y masones en el Río de la Plata 1870-1920
Por Mauriciojaviercampos @mauriciojcampos
Jornada sobre “Franc-Masonería y Movimiento Obrero”Montevideo – Julio de 2012 Organizado por Liga Universal de Francmasones - LUF 1905 (Grupo Nacional Uruguayo) Ateneo Cultural Masónico y Gran Oriente de la Franc-Masonería del Uruguay (GOFMU)
"Sociedad Unión Obrera de Las Canteras de Tandil". La Sociedad de los Canteristas de Tandil (provincia de Buenos Aires), fue fundada en 1906. En el emblema se aprecian los símbolos masónicos.
Fuente de la fotografía: Diario El Eco de Tandil.
Resumen:
1. La oleada extranjera. 2. Barrios de inmigrantes proletarios y asociaciones masónicas.
3. Inmigrantes y masones: su pertenencia e influencia de principios en la "Sociedad Internacional de Trabajadores" en la década de 1870. La represión del aparato judicial contra el derecho de asociación durante el estado de sitio de 1875 decretado en Buenos Aires, y derivado del conflicto de trabajadores y masones con la Iglesia y los jesuitas. La familia Victory y la Revista Masónica Americana. Documento de época.
4. El clero, la oligarquía y las ideas mesiánicas: la masacre de extranjeros y masones en el sudeste bonaerense de 1872 y el trasfondo económico.
La Masonería y su relación con el mutualismo a fines del siglo XIX. Las sociedades filantrópicas italianas, españolas, francesas y cosmopolitas: "La Caridad", sociedad de principios y antecedentes masónicos.
5. Masonería, periodismo y sociedad libre. El diario La Prensa y los periodistas masones. Los periódicos obreros: La Vanguardia, el periódico socialista fundado en 1894 y La Protesta, publicación anarquista editada a partir de 1897. Ideas complementarias sobre Juan B. Justo.
Panfletos y proclamas sobre la cuestión obrera. José Antonio Cabral y el semanario masónico Luz y Verdad. Documentos de época: "Sociedad obrera"; "El capital y el trabajo"; "Nuestra legislación obrera". El socialista Adrián Patroni: masón y gremialista.
6. La Masonería y su vinculación con la explotación de la piedra y las estructuras sindicales de las canteras a fines del siglo XIX y principios del XX. La mano de obra importada. El hermano italiano, abogado, sociólogo y anarco-sindicalista Pietro Gori y su relación con las federaciones obreras argentinas, la "Sociedad Unión Obrera de las Canteras" y la "Federación Sudamericana de Picapedreros" de Montevideo. Documento de época: "La monopolización del Cerro de los Leones".
El masón español y escritor Vicente Blasco Ibañez: su visita a la zona de las canteras. Su visión de la clase obrera.
7. Los masones en apoyo de los movimientos obreros, sindicales y emancipatorios a principios del siglo XX. Un ejemplo de entidades inspiradas por masones: Los principios de La Fraternidad ferroviaria.
La Asociación gremial de Maestros Unidos de Mendoza y la Masonería Argentina: correspondencia.
8. La mujer inmigrante y asalariada abordada por la obra del hermano español, médico, abogado e ingeniero Bialet Massé y los masones socialistas: Alfredo Palacios.
La mujer inmigrante y el obrero: La socialista rusa Fenia Chertkoff de Repetto. La prédica de la masona española Belén de Sárraga en el Río de la Plata y la Orden del Derecho Humano.
9. Reseñas sobre la labor precursora de los masones en legislación obrera y derechos del trabajo.
Comentarios de José Ingenieros a la obra de Joaquín V. González sobre el proyecto de Ley Nacional del Trabajo.
10. El fin de una época: los sindicatos y la visión negociadora de Hipólito Yrigoyen, Presidente de la República y masón krausista.
"La Boca ya tiene dientes".
Declaración de Florencio Sánchez, dramaturgo y masón uruguayo, al ser elegido el abogado y masón Alfredo Palacios diputado socialista por ese distrito.
"La libertad es un lugar donde nadie revisaba las uñas".
Juan Gelman.
"El pueblo es también uno de los poderes del Estado, el poder cuyas explosiones son más terribles".
"Las máquinas, lo mismo que la división del trabajo, en el actual sistema de la economía social, son a la vez fuente de riqueza y causa permanente y fatal de miseria".
"Leyes: sabemos lo que son y lo que valen. Son telarañas para los ricos y poderosos, cadenas de acero para los pobres y débiles, redes de pesca en las manos del gobierno".
Pierre Joseph Proudhon, político y masón.
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La oleada extranjera
Sostiene Felipe Pigna: "La década del 80 fue una de las de más alto índice de ingresos de inmigrantes al país. Junto con los trabajadores desocupados y los campesinos desplazados de sus tierras, fueron llegando al puerto de Buenos Aires notables dirigentes del anarquismo y del socialismo que huían de las persecuciones de los diferentes gobiernos europeos. Traían consigo su experiencia sindical y política que compartirían generosamente con los integrantes del incipiente movimiento obrero argentino". (1)
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Barrios de inmigrantes proletarios y asociaciones masónicas
El censo de 1895 estableció en el Barrio de La Boca 38.000 habitantes, de los cuales 17.000 eran argentinos, 14.000 italianos, 2.500 españoles y el resto de otras nacionalidades.
Muchos de estos inmigrantes que practicaban diversos oficios se nuclearon en el ya citado barrio de La Boca y Barracas. Surgieron así Logias como Liberi Pensatori en 1875 en la cual, 15 años después de su fundación, ya militaban 172 miembros, entre ellos, maquinistas, albañiles, carpinteros, marinos, médicos, licoristas, sombrereros, farmacéuticos, etc.
Uno de sus fundadores y presidente en el período 1875-1878 será Juan Roncoroni. Con los años integró otras Logias. Nació en 1848 en Italia y murió en 1937. Llegó a la Argentina siendo adolescente y se dedicó al comercio y, entre otros logros, fue nombrado cónsul argentino en Italia por el presidente Julio Argentino Roca (Rudencindo Roca, hermano del presidente, fue Gran Maestre en la Masonería Argentina en el período 1896-99; y Julio A. Roca (h), también masón, fue vicepresidente de la Nación entre 1932-38). Como muchos de los masones de aquella época, Roncoroni fundó y/o integró diversas entidades.
Fue uno de los detenidos por la justicia, debido a los disturbios que ocasionaron los grupos anticlericales populares que atacaron e incendiaron el Arzobispado y Colegio del Salvador en 1875 propiedad de la Iglesia y los jesuitas.
Otras Logias de estos italianos fueron Alianza, Unión Fraternal, Figli D´Italia, Giuseppe Garibaldi, Aurora Risorta, Unión Italiana, Italia, Humberto I de Savoia, Ugo Bassi, etc. Otra Logia fue la Tito Vezio, cuyo local fue ocupado en la década de los años 1930, por la Casa del Pueblo del Partido Socialista.
En torno a toda esta actividad de las Logias también se fueron gestando las asociaciones mutuales y gremiales, no exentas tampoco de intereses políticos (en partidos de izquierda, anarquismo y sindicalismo, estas dos últimas opciones disociadas luego a partir del enfrentamiento ideológico de una y la practicidad de la otra) y con la idea de aglutinarse para la protección y defensa de sus intereses particulares y fuertemente combativas, influenciadas por las luchas experimentadas en su suelo natal, por ejemplo, aquellas en busca de la unidad italiana. (2)
En Barracas fue creada en 1882 la Logia Hijos del Trabajo, de la cual dice la Revista Verbum del Gran Oriente Federal Argentino en 1936, al cumplirse el 54º aniversario de su fundación: "(...) No se limita su acción a los trabajos masónicos, sino que por el contrario allí se templa el espíritu para difundirlo mediante la obra efectiva. Anexa a esta Logia, fundaron una biblioteca llamada "Federico Garrigós", en homenaje al ilustre fallecido, que al testar les legó una importante suma de dinero, poniendo de relieve sus condiciones de filántropo".
Federico Garrigós (1837-1904) fue un comerciante exitoso e integró la Logia La Caridad Nº 22, al igual que Juan Roncoroni. Los dos fueron iniciados en esa Logia.
Continúa Verbum: "En locales públicos viene desarrollando festivales, conferencias de orden científico y distribución de premios". "Muchas de esas conferencias científicas se publican en folletos". "Su bien nutrida biblioteca, es motivo de regular concurrencia, alcanzando en el mes de octubre a 1200 personas, para mantener en los otros meses del año de 700 a 800 lectores (...)".
Este constituye un ejemplo de las labores cumplidas por estos Talleres en su zona de influencia.
En otra parte del texto se menciona la figura de uno de sus más destacados miembros, el italiano Bonfiglio Ciavaglia (1865-?), de profesión pintor y que llegó a construir una empresa dedicada a ese ramo. (3)
"En 1904 se constituye una asociación civil y se le otorga personería jurídica". Entre sus objetivos: "difundir entre sus asociados la educación, instrucción civil y moral, practicar la caridad y el socorro mutuo entre los mismos (...), velar por la libertad civil y de conciencia y por el perfeccionamiento de la humanidad". "La asociación fue inscripta en el Registro Nacional de Mutualidades en 1947", y se disolvió en 1975. "Otorgaba subsidios de fallecimiento, préstamos a sus asociados, y realizaba acciones de beneficencia, participando activamente en las necesidades del barrio". (4)
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Inmigrantes y masones: su pertenencia e influencia de principios en la "Sociedad Internacional de Trabajadores" en la década de 1870. La represión del aparato judicial contra el "derecho de asociación" durante el estado de sitio de 1875 decretado en Buenos Aires, y derivado del conflicto de trabajadores y masones con la Iglesia y los jesuitas. La familia Victory y la Revista Masónica Americana
En este contexto se van introduciendo y asimilando las nuevas ideas políticas y sociales generadas en Europa a raíz del proceso de industrialización, la influencia del pensamiento marxista y la acción de los sindicatos obreros en reclamo de sus derechos. Van a calar profundamente, en el ánimo de los espíritus ávidos de progreso y crecimiento, el laicismo, el racionalismo y las ideas anticlericales. (5)
Al respecto, la familia Victory dejará una crónica notable y detallada de sucesos acaecidos en el transcurso de estas luchas en la Revista Masónica Americana.
José Victory nació en 1810 y murió en 1878. Nacido en España (5 bis) se dedicó a trabajos de imprenta y tuvo que exiliarse por cuestiones políticas, siendo activista del socialismo, masón y miembro de la Internacional de Trabajadores, actuando como propagandista. Ya en Buenos Aires fundó una imprenta en la cual publicaba los siguientes periódicos: El Artesano; El Pueblo Español; Crónica del Progreso y la Revista Masónica Americana. Director y copropietario de esta publicación fue el inmigrante español y masón Pedro Piqueras (1833-1885). Colabora en estas actividades periodísticas, Victory y Suárez, hijo, también masón, gerente de los ferrocarriles y de la Sociedad Rural , uno de los fundadores del Club Liberal y propiciador del cooperativismo a nivel nacional.
En esta última revista, editada entre 1872 y 1875, Victory se hace eco extensamente de los disturbios acaecidos en 1875 entre la Iglesia y los grupos anticlericales, viéndose involucrados amplios sectores sociales, incluidos trabajadores y masones, como el ya citado ejemplo de Juan Roncoroni, y siendo procesados muchos de ellos hasta su sobreseimiento definitivo varios meses después.
Junto a Juan Roncoroni, son apresados y luego liberados el también masón Pascual Beracochea (1849-1905), que en ese momento presidía el Club Universitario, entidad organizadora del evento anticlerical. Abogado, juez comercial, excombatiente en la guerra del Paraguay, fue uno de los fundadores del Club Liberal, vicepresidente de la Unión Cívica y participó en varias revoluciones políticas. Fue uno de los fundadores de la Logia Docente junto a Leandro N. Alem y cuyas filas también integró Hipólito Yrigoyen. Participó en el Congreso Pedagógico de 1882 junto al ministro de Justicia, Culto e Instrucción Pública y del Interior, el médico y masón Eduardo Wilde.
Otro de los imputados fue el masón español Enrique Romero Giménez (1840-1880). Seminarista en su país, participó en los movimientos republicanos y, ya en Argentina, dirigió el diario El Correo Español; en 1874 participó en la revolución encabezada por Mitre contra Sarmiento y finalmente fue sindicado como uno de los promotores del incendio del Colegio del Salvador de los jesuitas y del Palacio del Arzobispado (6).
Documento de época (7):
La Internacional y el derecho de asociación
"A principios de 1872, se dio a conocer en esta ciudad, la existencia de una sección de la Asociación Internacional de los Trabajadores, que según tenemos entendido, se titulaba Sección de lengua francesa, aunque fueran de varias nacionalidades los miembros que la componían.
En septiembre de aquel año, esa sección tenía un órgano público en la prensa, que se titulaba El Trabajador, del cual creemos que solo aparecieron cinco o seis números en el espacio de mes y medio.
Sus reuniones se anunciaban en los diarios, indicando los asuntos de los que se iba a ocupar, y el local, calle y número donde tenían lugar.
Esto quiere decir que la sociedad era conocida de todos, y que funcionaba amparada por la Constitución del Estado.
El 28 de febrero del corriente año, tuvo lugar el alboroto contra los jesuitas, del cual hemos dado extensos detalles en nuestra revista.
La provincia se hallaba en estado de sitio; era necesario obtener autorización de la policía para celebrar reuniones, por poco numerosas que fueran.
Los miembros de aquella sociedad se reunieron sin pedir permiso, ya sea porque ignorasen que debían pedirlo, ya sea que no creyesen necesario hacerlo, puesto que no se ocupaban de la política militante, motivo del estado de sitio.
Por esta razón, estando en asamblea, fueron presos quince o veinte de ellos, porque no sabemos quién hizo recaer sobre la Internacional, la sospecha de haber tenido participación en aquellos sucesos del 28 de febrero, como se pretendió también hacerlas recaer sobre la Masonería.
Después de unos meses de prisión, fueron puestos en libertad el 20 de abril: y se publicaron los siguientes documentos:
El dictámen del fiscal del crimen, cuando la causa pasó a mano de ese juzgado.
La sentencia del juez.
A propósito de esa sentencia, La Nación, diario de esta capital, del 7 de abril, decía lo siguiente:
"Esa sentencia hace alto honor al magistrado que la ha dictado. Viene a resolver un punto nuevo en la jurisprudencia de nuestros tribunales, pues es la primera vez que se trata de la prisión de los miembros de una asociación; y ha sido resuelto con ilustrado y recto criterio, de acuerdo con la letra y el espíritu de nuestras leyes fundamentales, así de la nación como de la provincia, y salvando uno de los grandes principios sobre que reposa el sistema republicano".
Dados estos antecedentes, hemos creído conveniente archivar esos documentos en esta revista, para tenerlos a mano el día en que por cualquier otro motivo infundado, se viera amenazado el derecho de asociación en la Masonería , y fuera necesario recordar principios de jurisprudencia aceptados por los tribunales del país, en salvaguardia de aquel derecho, porque cuando las pasiones políticas se exaltan y arrastran a los agentes de la autoridad a cometer desafueros, lo mismo están expuestos a ser víctimas y a implorar justicia las asociaciones filosóficas y filantrópicas, que las socialistas y revolucionarias, de las cuales no les separa sino una cuestión de forma; la cuestión de si deben realizar el bien social, pacífica o revolucionariamente.
Insertemos, pues, a continuación, los referidos interesantísimos documentos".
Victory.
Dictámen del fiscal de gobierno
"Excmo. Señor:
De los documentos acompañados, resulta:
1º Que se trata de una sociedad llamada Internacional, ramificación de la que existe en Europa con ese mismo nombre.
2º Que los principios socialistas de esta sociedad, se descubren en la siguiente declaración:
Que es necesario combatir la funesta asociación internacional de parásitos, es decir, la clase que vive y goza del fruto de la tierra y de la industria, a expensas de aquellos que trabajan y sudan.
Que es deber de los socios rechazar toda clase de Gobierno que no sea emanación de los trabajadores; que siendo el trabajador el productor de todo lo que es útil y necesario para la existencia y bienestar de la humanidad, debe tener el derecho de dictar las leyes que rijan a la sociedad universal.
La primera declaración, consta del documento hecha por el presidente, en nombre de la asociación, y las siguientes las ha hecho también el presidente de la misma en una de sus sesiones, explicando los deberes de los socios, sin que fuera contradicha por él.
3º Que esta asociación tiene también propósitos políticos, como se comprueba por las citas antecedentes, a las que se puede agregar que es deber de los miembros de la Internacional, estar prontos a sacrificarse por la emancipación social de un pueblo o de una fracción de pueblo que quiera sacudir el yugo de una tiranía cualquiera, sea mercantil, o religiosa o real.
La cuestión primera que sale al paso, una vez sentados los antecedentes que quedan expuestos, es, si por nuestras leyes es permitida tal asociación, con los propósitos que reconoce.
La Constitución de la provincia, (art. 12) proclama el derecho de reunión pacífica, para tratar asuntos públicos o privados, con tal que no turben el orden público.
La Constitución de la nación, el derecho de asociarse con fines útiles (art. 14).
La reunión se distingue de la asociación, en que esta denota un vínculo, una continuación, una acción permanente, mientras que en aquella todo es transitorio. Pero aún cuando se deseche esta distinción, siempre resultará que, el derecho de reunión o de asociación estará subordinado a la condición de tener fines útiles que exige la Constitución Nacional.
Los propósitos de esta asociación internacional, son subversivos del orden social, pues combate a los propietarios, a quienes denomina la internacional de parásitos, y del orden político, puesto que quiere hacer del Gobierno y de las leyes, un patrimonio exclusivo de la clase obrera, erigiéndola en una oligarquía organizada para su propio provecho, en una casta privilegiada.
Sin descender a otros pormenores, sin traer al recuerdo los rastros funestos de esta asociación en Europa, puedo asentar sin embargo, que la Asociación Internacional en Buenos Aires, no reconoce los fines útiles que requiere la Constitución.
Aunque partidario de la mayor amplitud del derecho de asociación, creo, sin embargo que no deben tolerarse aquellas sociedades cuyos propósitos subversivos son notorios.
Washington ha dicho: "El verdadero pueblo, que se reúne a veces para emitir su parecer sobre ciertos asuntos, no debe confundirse nunca con esas sociedades que, constituyéndose arbitrariamente, tratan de usurpar los derechos de las autoridades reconocidas, para influir en la opinión pública. Así como el primero es digno de respeto, las segundas son incompatibles con todo Gobierno, y caen en absoluto desprecio, o concluyen por destruir el orden de cosas establecido".
Soy, pues, de opinión que la asociación de que se trata, da motivo para un procedimiento judicial. Las declaraciones de los presos, que aparecen en el sumario levantado, no pueden destruir lo mismo que consta de las actas de sus sesiones, aprobadas por ellos.
Por tanto:
V. S. puede ordenar al jefe de policía, que eleve este asunto a la justicia ordinaria, a los fines que corresponda".
Abril 10 de 1875.
Juan S. Fernández.
Dictámen del fiscal del crimen
"Son juiciosas y recomendables las reflexiones que el Sr. Fiscal de Gobierno, hace (...) Es sensible ver que once hombres, en su mayor parte casados y artesanos, hayan dado motivo para ser conducidos a prisión, por el manifiesto extravío de ideas, tanto políticas como religiosas.
Es preciso que estos procesados, y cualesquiera otros infelices extraviados de la clase de ellos, aprendan a que a nuestra república no solo se viene, sino que también se enriquece, todo artesano honrado y dedicado al trabajo; y que no les es necesario, y por consiguiente les es prohibido, el atentado contra el orden público, y contra nuestras liberales instituciones, bajo el pretexto punible de ser violentados o reprimidos en manera alguna. Es preciso que aprendan que no han de venir a burlar nuestras leyes y producirnos el trastorno.
Pero, felizmente, si los procesados han merecido realmente el venir a conocer nuestras cárceles, el hecho imputado hasta ahora contra ellos, no pasa de un extravío de ideas, o cuando más, de un temerario proyecto, que ha sido descubierto, y ha fracasado en sus primeras tentativas.
Estas consideraciones, inducen al agente fiscal, a creer posible el ejercicio de la equidad en este caso; y por lo tanto pido que V. S. se sirva suspender la tramitación de este proceso, y mandar la libertad de los encauzados, a quienes se les apercibirá seriamente de que serán tratados con todo el rigor de la ley, si llegasen a reincidir en la misma falta".
Abril 19 de 1875.
Ventura Pondal
Buenos Aires, 20 de abril de 1875
"Vistos: Los antecedentes remitidos por la policía, de los cuales resulta:
1º. Que en 14 de marzo próximo pasado, el comisario de la 6ª sección, procedió al arresto de 11 individuos que se encontraban reunidos en la casa de la calle Belgrano núm. 448, miembros de una asociación denominada Sociedad Internacional de Trabajadores, que trataban de organizar; y se apoderó de sus actas y papeles, por no encontrarse munidos del permiso superior para asociarse durante el estado de sitio;
2º. Que según el reglamento aprobado por los iniciadores de dicha asociación, se requería para ser asociado, la calidad de obrero o presentar pruebas de sus virtudes cívicas y sociales, excluyendo a los que viven del agiotaje, a los que pertenecen a una orden religiosa y a los que explotan casas de juego o de prostitución;
3º Que según revelan las actas de las sesiones preparatorias y un manifiesto del presidente a nombre de la asociación, los propósitos que declaraban los iniciadores de ella eran: Promover la unión y bienestar de la clase obrera; propagar las doctrinas socialistas; combatir la tiranía; rechazar toda clase de Gobierno que no emane de los trabajadores; y rechazar, por último, el egoísmo, la avaricia, el agiotaje, el libertinaje y la prostitución.
Considerando:
1º. Que la libertad de asociación es un derecho natural.
2º. Que la Constitución Nacional , al declarar este derecho en su artículo 14, no le impone limitación alguna, ni existen leyes que reglamenten o restrinjan su ejercicio, porque la utilidad de los fines de una asociación, es una condición inherente a su propia existencia.
3º. Que mientras la asociación, asumiendo solamente la actitud de una reunión pacífica, ya sea con objetos científicos, políticos o religiosos, no revele por sus actos el propósito de turbar el orden público, no hace más que usar de un derecho garantido por el artículo 12 de la Constitución provincial.
4º. Que, por consiguiente, siempre que los que forman parte de esa asociación, no se manifiesten por actos preparatorios que importen el principio de ejecución de algún delito, no hay fundamento que autorice el procedimiento ante la justicia ordinaria, ni aquellos pueden ser justificables por simples proyectos que pudieran ser o no realizables.
5º. Que a más de la Constitución nacional, en su artículo 197, la de la provincia, en su art. 10, garantiendo la libertad de conciencia, la libertad de la palabra escrita o hablada, excluyen la autoridad de los magistrados para proceder contra los que se limitan a emitir individual o colectivamente sus opiniones.
6º. Que los detenidos, iniciadores de la asociación de que se trata, aún no definitivamente organizada, extraviados o no en sus ideas, y quizá convencidos de la utilidad de su propósito, habiéndose limitado, en reuniones pacíficas, a declarar y discutir las doctrinas y creencias, erróneas o no, que profesan, proponiéndose también su propaganda, no han cometido con esto falta o delito que merezca la iniciación de un proceso criminal.
7º. Que no habiendo empezado la realización de su propósito con actos sediciosos, promoviendo con armas o sin ellas, asonadas u otras manifestaciones que envuelvan una amenaza actual a la tranquilidad del país, perturbando el orden público u ofendiendo públicamente la moral, o ejecutando actos que importen la tentativa o la perpetración de un delito, no puede declararse judicialmente que hayan delinquido; de consiguiente no hay hecho punible, no procede la formulación de causa por los antecedentes remitidos por la policía, y no es justo prolongar más su detención. Y considerando además, respecto a las conclusiones de la vista fiscal que antecede:
1º. Que en el ejercicio de la jurisdicción criminal, el juez no procede por equidad, sino con sujeción a la ley, porque, como juez de derecho, no puede eludir esta, cuando es clara y está en vigencia.
2º. Que en el desempeño de su delicada misión, es de su estricto deber examinar los hechos, para declarar si son o no punibles; procediendo en el primer caso, al esclarecimiento y castigo de los delincuentes.
3º. Que consecuentemente con estos principios, carece el juzgado de facultades para dirigir amoniciones a los detenidos, porque tal proceder se opone abiertamente a las leyes que le ordenan absolver al que resulte inocente o condenar al que resulte culpable.
Por estas razones, y de conformidad a lo que pide el agente fiscal en la vista que precede, no ha lugar a la formación de causa; y póngase inmediatamente en libertad a los detenidos (...)
Notifíquese al alcalde y archívese".
Damian Hudson.
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El clero, la oligarquía y las ideas mesiánicas: la masacre de extranjeros y masones en el sudeste bonaerense de 1872 y el trasfondo económico. La Masonería y su relación con el mutualismo a fines del siglo XIX. Las sociedades filantrópicas italianas, españolas, francesas y cosmopolitas: "La Caridad", sociedad de principios y antecedentes masónicos
"De acuerdo al censo ocupacional de 1895 casi todos los propietarios del país son extranjeros; un cincuenta por ciento de extranjeros son dueños de industrias y un setenta y cinco por ciento de comercios".
"Los recién llegados ocupan casi la mitad de los trabajos en la industria, el comercio y el transporte. La población nativa se refugia en la administración pública y en los organismos de defensa y seguridad. El arte y la ciencia están casi exclusivamente en manos de extranjeros" (8).
Según el censo poblacional de 1869 había en el país poco menos de un millón y medio de habitantes de los cuales el 12% eran extranjeros. En 1914 había ocho millones de habitantes y un tercio de estos eran inmigrantes. Predominaban los italianos, españoles y franceses. Del 1.269.000 habitantes en 1869, 474.000 vivían en zonas urbanas y 795.000 en zonas rurales.
Otras cifras complementan los datos: en el período 1861-1870 desembarcaron en el puerto de Buenos Aires aproximadamente 160.000 inmigrantes de Europa; entre 1871 y 1880, llegaron 260.885 y entre 1881 y 1890 fueron 841.122. (9)
Un caso paradigmático es el del español, empresario, terrateniente y masón, Ramón Santamarina (1827-1904). Un caso enigmático lo constituye el asesinato de la familia Chapar: extranjeros, comerciantes, pulperos y socios protectores de entidades paramasónicas.
Santamarina y los Chapar estaban asentados en la zona de la llamada frontera sur, en poblados como Tandil y Azul, que lindaban con el territorio de los indios y cuyas guarniciones militares y fortines confrontaron con los malones hasta mediados de los años 1850. La Logia de Azul fue creada en 1867 y la de Tandil en 1872.
Activo difusor de la Masonería en las zonas de campaña fue el Coronel Álvaro Barros, fundador de la ciudad de Olavarría y de la Logia de Azul, periodista, masón, legislador y varias veces gobernador en distintas provincias.
En 1872, el mesiánico curandero Gerónimo Solané, apodado Tata Dios, envió a su montonera espoleada por los oligarcas, que asoló el pueblo de Tandil. Mataron a casi 40 pobladores al grito de mueran los gringos y masones. Algunos investigadores aducen que el objetivo pudo haber sido el ya citado Santamarina y el poder emergente que representaba o, también la familia Chapar, pulperos cuyos libros de registros de clientes y deudores desaparecieron con la matanza.
Esta matanza fue la excusa histórica para dar plenitud al accionar masónico que ya existía en forma velada a través de la sociedad filantrópica " La Caridad " de Tandil creada a fines de 1870 e integrada exclusivamente por extranjeros.
Los extranjeros, ligados al comercio y las profesiones liberales, se organizan y de esta manera se funda la Logia Luz del Sud a fines de 1872, y cuya primera comisión está formada, casi en bloque, por la segunda comisión de 1871 de la citada sociedad " La Caridad ". Ramón Santamarina es el tesorero de ambas entidades.
Uno de los miembros de la Logia es impuesto como Juez de Paz del pueblo, siendo desplazada la oligarquía del poder que ostentaba.
El primer presidente de la Logia , enviado a ocupar el puesto, fue el hijo del General Tomás de Iriarte, héroe de la independencia y autor de unas "Memorias" en las cuales relata su pertenencia a las Logias Lautarinas. Tomás de Iriarte va a integrar la Sociedad de los Caballeros Orientales creada por Alvear en Montevideo.
Coincidentemente con las Lautaro, Luz del Sud nace en esta etapa como una Logia operativa que trabajó para encauzar la vida pública del pueblo, aquejada por diversas problemáticas que incluía el fraude político y la puja entre las viejas familias criollas y los extranjeros que traían ideas progresistas. Se complementaba este conflicto con la dura pelea entablada entre la Iglesia y el Liberalismo. El avance laico era evidente y se imponía a la prédica del clero, quitándole espacios de poder.
En los próximos años se verá un proceso secularizador de la sociedad tanto en Argentina como en Uruguay con la creación de los registros civiles, las leyes de educación laica, obligatoria y gratuita, la secularización de los cementerios y los enfrentamientos por la ley de divorcio.
Los extranjeros, impulsores de sociedades cosmopolitas como La Caridad y de Logias como Luz del Sud, van a crear en poco tiempo la Sociedad Italiana , la Española y luego la Francesa , llamada Sadi Carnot.
Fundan los primeros hospitales y entidades paramasónicas como la Sociedad Hermanas de los Pobres, que acoge a las mujeres y su labor social. Van a bregar por el advenimiento del ferrocarril. Fomentan la lucha por las leyes laicas y la cuestión obrera y, a tal efecto, fundan en 1900 el semanario Luz y Verdad, órgano oficial y sumamente combativo de la ya mencionada Logia Luz del Sud (10).
Anexo
El 1 de noviembre de 1870 queda constituida la Sociedad Filantrópica “ La Caridad ” de Tandil, que fue la primera entidad de ayuda mutua en el pueblo.
Dice el prólogo de su Estatuto:
“La Caridad, una de las virtudes más nobles, es el título que esta Sociedad adopta. El objeto de esta Institución es la reciprocidad de asistencia en la necesidad entre todos sus socios, es decir: durante las enfermedades, y en los casos que estas corten el hilo de la vida, los honores que la religión impone. Además cada miembro se obliga a dar un legítimo realce a la institución con la práctica del amor y fraternidad recíproca. Ellos no deberán perder nunca de vista que la solidez; la fuerza y el impulso dependerán de la observación rigurosa del Reglamento, sin la cual ninguna asociación puede desarrollarse y menos vivir. Los cimientos de instituciones analógicas reposan sobre la igualdad, la responsabilidad y la fraternidad: palabras que deberían ser grabadas en todo corazón humano para tenerlas presentes en todos los actos de la vida.” Siguen 42 artículos. En este último se establece: “Nuestros votos son que, la institución que tenemos el honor de fundar, alcance el objeto que todos deseamos, que la concordia, la unión y la observancia de los deberes que nos imponemos, base de nuestra asociación, sirvan siempre de regla a nuestra moral, a fin de que las generaciones venideras hallen en esta institución el espíritu invariable de fraternidad, filantropía y moralidad.” (11)
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Masonería, periodismo y sociedad libre.
El diario La Prensa y los periodistas masones. Los periódicos obreros: La Vanguardia, el periódico socialista fundado en 1894 y La Protesta, publicación anarquista editada a partir de 1897. Ideas complementarias sobre Juan B. Justo.
Panfletos y proclamas sobre la cuestión obrera: José Antonio Cabral y el semanario masónico Luz y Verdad. Documentos de época: "El capital y el trabajo"; "Nuestra legislación obrera"; "Sociedad obrera". El socialista Adrián Patroni: masón y gremialista.
El diario La Prensa fue fundado por José C. Paz en 1869, y entre sus colaboradores se contaban gran cantidad de masones y miembros del llamado Club del Progreso. Comenta la investigadora Andrea Romandetti Dasso que Urquiza otorgaba mucha importancia al Club, ya que era un canal sumamente adecuado para la conformación de Logias.
La decoración del edificio que fuera de La Prensa , declarado Monumento Histórico Nacional y hoy sede de la Casa de la Cultura de la ciudad de Buenos Aires, revela una notable presencia de símbolos masónicos y el diario presentaba un fuerte componente ético de cara a la sociedad de su tiempo. Romandetti Dasso cita no menos de 25 periodistas masones de aquellos primeros tiempos de labor, llegando a ser, varios de ellos, escritores de renombre, legisladores, diputados, senadores, ministros, gobernadores y hasta presidentes de la nación. Otros presidieron entidades como la Sociedad Rural , el ya mencionado Club del Progreso, el Círculo de Prensa y otras entidades. Fueron ellos, entre otros, Miguel Cané; Manuel Elicabe, que llegara a ser Gran Maestre del Gran Oriente Argentino del Rito Azul; Joaquín V. González; Onésimo Leguizamón; Roberto J. Payró, que se cuenta entre los fundadores del Partido Socialista y Carlos Pellegrini, Presidente de la Nación , etc. (12)
El médico y periodista Juan B. Justo no fue masón, pero fundó el Partido Socialista, La Vanguardia y, en1905, la Cooperativa "El Hogar Obrero". En 1910 preside el Congreso Socialista de Montevideo y participa en otros congresos internacionales. Fue autor de numerosos libros y conferencias y estuvo casado con Alicia Moureau. Entre sus compañeros de partido destacaron Nicolás Repetto, Del Valle Iberlucea y los masones Alfredo Palacios y José Ingenieros. Sostiene Felipe Pigna: "Sus ideas se asemejaban a las de una de las figuras más notables de la izquierda de la época, el francés Jean Jaures (masón), que se oponía a la acción violenta y proponía la organización metódica y legal de sus propias fuerzas bajo la ley de la democracia parlamentaria y el sufragio universal. Si bien el partido se definía como obrero, la mayoría de sus cuadros provenía de los sectores medios urbanos: eran médicos, abogados y trabajadores especializados. Confiaban en la acción parlamentaria y privilegiaban la actuación política sobre la sindical. A lo largo de su historia cumplieron un papel fundamental con innovadoras propuestas de legislación obrera".
"Los socialistas argentinos eran moderados. Influidos más por el liberalismo que por el marxismo, apuntaban a la distribución de los ingresos más que a la de la riqueza. Apoyaban la separación de la Iglesia y el Estado, fueron pioneros en la defensa del voto femenino, lucharon contra la trata de blancas, por la legalización del divorcio, el aumento del presupuesto educativo y la jornada de ocho horas. Sin embargo, la acción proselitista tuvo en un principio poca recepción entre la masa inmigratoria, imposibilitada de participar en la política por ser extranjera. Estos sectores fueron captados por la corriente anarquista, que se oponía a toda forma de gobierno y organización partidaria. Los anarquistas se enfrentaban con los socialistas porque opinaban que las reformas graduales y la acción parlamentaria eran una traición a la clase obrera. Veían en la política una farsa burguesa. Sus métodos eran la acción directa, la organización sindical y la huelga general" (13).
Entre los proyectos de ley que partieron de la iniciativa de Juan B. Justo sobre la clase obrera, destacan en la Cámara de Diputados: En 1912: El reconocimiento de utilidad pública a las Asociaciones de Trabajadores. En 1914: Proyecto de ley para prohibir que se detengan a los obreros conchabados (se refiere al trabajador asalariado que en este caso significa, unidos o asociados) y sobre el trato de los que eran víctimas los trabajadores. En 1918: Nuevo proyecto de ley sobre las Asociaciones gremiales de trabajadores. Ya como Senador, propone en 1925 la reforma de la Constitución Nacional , separando el Estado de la Iglesia Católica.
Sostuvo en sus escritos: "Frente a la cooperación forzada que le impone la dirección capitalista, la clase trabajadora ejercita y desarrolla sus aptitudes para organizar y dirigir por sí sola la producción, practicando en escala creciente la cooperación voluntaria en la acción económica. La cooperación libre es la solidaridad para hacer, y exige de los asociados un grado mucho más alto de capacidad histórica que la acción gremial negativa en las huelgas; es el campo en que los proletarios adquieren derechos y contraen obligaciones entre sí, entre iguales; es para ellos, permanentemente sujetos a la relación extorsiva del salario, la primera ocasión de un verdadero contrato. Y si bien participan en la cooperación libre elementos de distinta posición social, ella es ante todo uno de los métodos de la emancipación obrera, una de las modalidades de la moderna lucha de clases".
En otra parte de su obra, señala: "Lo extenso y complicado de las relaciones económicas en la sociedad moderna impide a cada trabajador reconocer el monto de su propia producción. Pero una numerosa clase de rentistas vive en el lujo y la holganza. ¿Se necesita acaso mejor prueba de que el salario representa solo una parte del producto del trabajador?"
"Aunque el productor asalariado parece disponer libremente de su persona, la clase parasitaria le arrebata una porción considerable del producto de sus brazos. Y cuando, por circunstancias cualesquiera, no deja el trabajador beneficio al capital, no encuentra quien lo ocupe".
"Por la escasez en que se crían los trabajadores, por la fatiga excesiva que se les impone, por la desocupación forzada que hunde al proletariado en los más negros abismos de la miseria, por la ociosidad de los ricos, la fuerza humana de trabajo es más despreciada y malgastada que la más vil de las mercancías".
"Entre la masa desorganizada y flotante de los trabajadores no adiestrados, la proporción de los desocupados es siempre mucho mayor. Multitudes proletarias quedan de ese modo en la crisis, por meses y años, desprovistas de medios normales de vida. Y esta inmensa calamidad colectiva, este mal moderno de la desocupación, pesa exclusivamente sobre la clase trabajadora, a la cual sus mismos directores y explotadores consideran irresponsable de las locuras y crímenes del capital" (14).
En La Protesta colaboraban, entre otros, los masones Pietro Gori, el dramaturgo uruguayo Florencio Sánchez (1875-1910) y el escritor Rodolfo González Pacheco (1883-1949), este último colaborador también en el semanario masónico Luz y Verdad, órgano oficial de la Logia Luz del Sud de Tandil. Otro miembro destacado de La Protesta fue el masón y anarquista catalán Antonio Pellicer, miembro y fundador de sociedades tipográficas y obreras, tanto en España como en Argentina. Fue uno de los fundadores de la Federación Obrera Argentina - FOA, llamada a partir de 1904, FORA.
La Protesta estuvo ligada a la Federación Obrera Regional Argentina (FORA), en cuyos inicios y organización como entidad participó Pietro Gori. Hacia 1910 llegó a editar 16.000 ejemplares diarios.
Entre los siguientes documentos se menciona al masón, periodista, gremialista y dirigente del socialismo entre 1895 y 1913, Adrián Patroni (1867-1950). De profesión pintor, fue uno de los fundadores y directivos de la Cooperativa El Hogar Obrero. Publicó varios libros y también fue redactor de La Vanguardia. (15) Será uno de los dirigentes más destacados en uno de los congresos de la FORA de 1919.
Vale la pena recordar a Virginia Bolten, anarco-feminista que actuó en Buenos Aires y Montevideo al igual que Belén de Sárraga, y editó un periódico llamado La Voz de la Mujer , aparte de haber colaborado con La Protesta. Fue obrera en la industria del calzado y el azúcar y su marido, anarquista uruguayo, militaba en el gremio zapatero, siendo deportado de Argentina al aplicársele la llamada Ley de Residencia.
Virginia Bolten integró comités de la FOA y apoyó en Uruguay las reformas laicas del Presidente Batlle y Ordoñez (15 bis).
Documentos de época
"Sociedad obrera"
"El domingo 11 (de agosto de 1901) tuvo lugar en esta ciudad la inauguración de "la bandera emblema del trabajo", cuya sociedad festejó el acontecimiento con un almuerzo campestre, en el cual reinó la confraternidad que era de esperarse dado el compañerismo de los asociados. Con iguales motivos, tuvo lugar en la Capital Federal un meeting efectuado por los obreros sin trabajo, los cuales quieren significar a los poderes públicos la angustiosa situación por la que atraviesan, a fin de que estos se preocupen de arbitrar los medios tendientes a conjurar un mal cuyas proyecciones es bien difícil de prever.
El señor Patroni, se ha expresado de una manera que no deja la menor duda acerca de los motivos que originan en mucha parte el mal a que se ven sujetos los trabajadores industriales, y se explica de esta manera: "Es notorio que actualmente se sostiene y desarrollan industrias en el país para las cuales no está preparado. Con ese mal entendido se han dirigido a nuestras playas obreros industriales en mayor cantidad de los que el país necesita, agravándose la situación con el fracaso de algunos establecimientos, cuya dirección la más de las veces, lejos de depender de técnicos, ha estado en poder de ineptos.
Por otra parte el gobierno ha sido en demasía tolerante permitiendo el establecimiento en el país de multitud de órdenes religiosas que, con el pretexto de amparar la orfandad, han fundado infinidad de asilos donde se hace trabajar a los huérfanos en edad temprana, y los directores de esos establecimientos presentan en plaza toda una serie de productos a precios más reducidos que los industriales, que abonan al fisco patentes, y salarios a sus obreros.
Aún está patente la agitación promovida en España, en que el pueblo ha pedido al gobierno que esas órdenes religiosas abonaran al Estado patente y contribuciones, y todos han podido constatar el aumento notable de entradas que tuvo el tesoro con el pago exigido.
Otro tanto podría hacerse entre nosotros y sería una obra humana prohibir en esos establecimientos el trabajo a niños menores de 14 años.
Es necesario una gran virtud y una voluntad a toda prueba para que esos pobres niños y mujeres que echan el alma durante largas jornadas por salarios irrisorios, mermados frecuentemente por medio de reglamentos inquisitoriales, para que esas víctimas de la miseria, repetimos, puedan sobrellevar una existencia que es un verdadero y continuo martirio; de ahí, que muchas, halagadas por falaces promesas truquen el taller y la usina por esa otra vida que al poco tiempo las conduce a los antros de la más degradada corrupción.
Esas víctimas de la miseria llenan los hospitales y sus vástagos los asilos. Reglamentando el trabajo, esos muchachos preferirían el aprendizaje a la vida errante o a la clausura.
Creemos que si en toda la República se limitase tanto asilo religioso, ganaríamos en el buen trabajo y la industria"" (16).
"El capital y el trabajo"
"Las agitaciones de la clase trabajadora obedecen sencillamente a la consecución de un derecho sagrado: el derecho de vivir.
Y es un craso error creer que las últimas revueltas bonaerenses asumen tan solo tendencias localistas; ellas son un detalle del complejo problema social, que por estar revestido de caracteres universales, es necesario abordarlo universalmente, sobre todo cuando esos movimientos del proletariado oprimido obedecen más que a la existencia de odios acumulados, a las necesidades no satisfechas.
Un sencillo parangón entre América y Europa, convencerá de lo intensamente terrible de la cuestión: Si la República Argentina y los Estados Unidos, naciones jóvenes, propietarias de inmensos terrenos vírgenes y fértiles, han sentido ya las fragorosas y violentas conmociones huelguistas, ¿cómo dudar que en las viejas naciones europeas, donde los recursos se agotan continuamente para las hacinadas clases del trabajo, cómo dudar, repetimos, que la cuestión social sea una cuestión que a todas ellas interesa, digna de un estudio meditado por parte de los hombres superiores, y de una solución razonable por parte de los hombres del gobierno?
El capital y el trabajo se distancian cada vez más; la lucha sorda que sostiene ha tiempo el obrero productivo contra el patrón que acapara lo producido para monopolizarlo en perjuicio de la comunidad, es una lucha que vive latente en la totalidad de la masa trabajadora, lucha vivificada por la carestía del trabajo a veces, o por las cargas públicas indirectas que encarecen el artículo de primera necesidad, o por los vejámenes que pesan sobre el proletariado llevado por la ambición desmedida a la atrofia y el aniquilamiento.
No se trata, pues, de un simple motín político, o de una exigencia caprichosa; de un movimiento originado por el carácter malo y atrabiliario de los pueblos, o de una simple falta de respeto a las leyes y a las instituciones; en estos casos, esos pueblos podrían ser fácilmente dominados con algunas pocas cargas de caballería; lo que está en tela de juicio, con proyecciones horribles si no se cura el mal de raíz despojándolo de su actual trascendencia, es la existencia de una idea madre, capital, que satura el ambiente universal, y cuya explosión se pretende impedir por la fuerza; lo que está, no ya en embrión, sino arraigado en el cerebro de los pueblos, y que se quiere reprimir con la violencia, es ese pensamiento de mayor y justiciera holgura que encuentra vida en la palabra cálida y convincente de los agitadores, en la hoja impresa que se desliza por entre el ruido informe de los talleres y de las máquinas modernas, en la semi-conciencia que de la razón de sus pedidos, asiste a la cuasi totalidad de la masa trabajadora; lo que se pretende impedir con el golpe del sable y el ruido ensordecedor de la fusilería, es la exteriorización de ese ideal de autonomía económica individual, acicateado por la necesidad de que sea práctico, y alimentado por una intensa crisis del progreso, que el mundo no ve, y confunde el criterio de los hombres.
Pero esto nos parece simplemente indiscreto e imprudente: la cuestión reclama una investigación razonada, que convencerá forzosamente de que la resolución del problema social que se levanta como un fantasma ante los miedosos, radica en la satisfacción equitativa de las exigencias y necesidades de las clases trabajadoras, nunca en la violencia.
Los hombres de gobierno han descuidado lastimosamente hasta hoy, el estudio serio de la compleja cuestión social; cuando han querido meditar sobre las causas productoras de esas tensiones que agitan al trabajador, lo han hecho ligera y superficialmente, confundiendo ambiciones legítimas con aspiraciones bastardas. No han visto que a los pueblos de hoy, menos que otra cosa les importan las formas de gobierno, que evolucionarían con el tiempo. En el estado actual, las agitaciones huelguistas aspiran a la conquista del ideal económico que les permita vivir humanamente, abaratando el consumo, desterrando la falta de las más elementales comodidades en la vida, y suprimiendo la carestía de los artículos de primera necesidad; en una palabra, suprimiendo la tiranía del hombre.
Y bien, mañana como hoy, no habrá otra solución que la que importe satisfacer el ideal obrero, lanzando por otras sendas el rumbo económico, para que todos los hombres puedan considerarse medianamente felices en su paso por la vida.
El dilema es terrible, pero de necesaria solución: se otorga a la masa productora lo que en derecho le corresponde, o la masa productora arrasa violentamente con un tirano estado de cosas que no puede subsistir por mucho tiempo" (17).
"Nuestra legislación obrera"
"Por espíritu de nuestra conservación social, si es que no hubiera otras razones tanto o más poderosas que la apuntada, es de urgente necesidad que los poderes de gobierno encargados de la formación de las leyes, se preocupen a la brevedad posible de dictar aquellas que deben reglar las relaciones de los obreros con sus patrones.
No se nos traiga la excusa, ni se arguya como fundamento que puede impedir a los legisladores tomar tal actitud, el hecho de que tales relaciones no pueden ser objeto más que de un contrato privado, lo que excluye por completo la intervención del Estado, no; ante las manifestaciones de las clases trabajadoras que en multitud de ocasiones han exteriorizado sus anhelos, las penurias a que están sometidos, más bien dicho, y ante la actitud de los capitalistas que metalizados y dominados por la ambición hacen oídos de mercader a las justas quejas y pedidos de los que trabajan para ellos y para ellos producen, la ley está obligada a garantir la justicia que pueda asistir a aquellos, haciéndoles dar, interponiendo la fuerza que le es inherente, lo que en derecho les corresponde.
La Constitución Nacional garante vida y libertad a todos los que quieran venir a habitar entre nosotros; es menester, pues, que las leyes particulares indiquen en que forma se establecerá dicha garantía para que ella no sea convertida en lirismo puro.
Las sociedades anónimas van, parece que por ley evolucionista, absorbiendo, para crear nuevas formas al capital, a los industriales que hasta hoy vivieron aislados entre sí, y ese nuevo método de colocar la moneda para que esta rinda intereses, triunfa, como es consiguiente, en la lucha por la competencia.
No sufren la derrota tan solo las pequeñas industrias volteadas por la unión del capital en gran escala; por un sentimiento egoísta de mejorar la ganancia, se suple al hombre con la máquina, y si aún alguno se hace necesario para moverla, que lo primero estaría justificado por el progreso y por la mejor calidad del producto, se pretende entonces remplazarlo con quien tenga derecho a ganar menos: por eso, en las principales ciudades industriales de la República Argentina , el débil niño va remplazando al obrero de fuertes músculos.
La legislación obrera necesaria hoy en primera línea en nuestro país, es la que debe tender a la supresión de este último despotismo económico, olvidado hasta de la noción más elemental de moral y justicia. El niño en la fábrica, es el candidato inevitable para la tuberculosis o el alcoholismo.
Examinado así el tema, a grandes rasgos, se descubren, como se ve, lagunas que es necesario llenar; la ley, lo repetimos, tiene un deber que cumplir para ser consecuente consigo misma y con los principios democráticos sobre los que queremos asentar nuestra soberanía.
Porque, ¿cómo dudar que es resorte de la ley garantizar, antes que todo, la vida del que embruteciéndose en el trabajo rudo por vivir, apenas si gana lo suficiente para satisfacer las necesidades más imperiosas de su persona y de su hogar, mientras que ese mismo trabajo importa fuente fecunda en raudales de progreso y riqueza?" (18).
6
La Masonería y su vinculación con la explotación de la piedra y las estructuras sindicales de las canteras a fines del siglo XIX y principios del XX. La mano de obra importada.
El hermano italiano, abogado, sociólogo y anarco-sindicalista Pietro Gori y su relación con las federaciones obreras argentinas, la "Sociedad Unión Obrera de las Canteras" y la "Federación Sudamericana de Picapedreros" de Montevideo.
En la década de 1880 con el progreso y el auge económico que se vivía en Argentina se intensifica la explotación de la piedra en la región de Tandil, iniciada pocos años antes, pero con escasa productividad. La llegada del ferrocarril en 1883 favorece el transporte y el desarrollo de la actividad, al igual que el asentamiento masivo de inmigrantes como mano de obra.
Las condiciones de vida para los trabajadores y sus familias eran muy duras, recluidos en los asentamientos, rodeados de cercas y controlados hasta por guardias armados. La condición de extranjeros los aísla del entorno social del pueblo y del suelo que adoptaron para vivir, y se ven sometidos por exigencias económicas impuestas por las patronales, no pudiendo optar por más alquiler que las casuchas que estos les proporcionaban y aceptando el pago por su trabajo en plecas. Un tipo de moneda o ficha acuñada por los mismos empresarios, sin valor legal, y que no podía ser usada más que adentro del perímetro de la cantera, la cual disponía de almacenes que proveían ropa, comida y todo lo necesario. Salirse de estas pautas implicaba represalias.
La población alcanzada en estos asentamientos, según los distintos períodos e investigadores, puede haber oscilado entre los 3.000 y 12.000 picapedreros y sus familias. El período de mayor esplendor puede situarse en los primeros años del segundo decenio del siglo XX.
Recién en 1909 y después de una huelga de casi un año, los obreros empezaron a cobrar sus salarios en efectivo y se liberó la entrada y salida de los asentamientos, volcándose esta renovada actividad en favor del poblado.
La actividad sindical empieza a partir de principios del siglo XX, aunque hacia fines de la década de 1890, el masón italiano, abogado, sociólogo y anarco-sindicalista Pietro Gori ya había recalado en Tandil, entrevistándose con obreros de las canteras. Pero hasta 1906 no queda constituida la Unión Obrera de las Canteras de Tandil. En su estandarte se aprecian todavía hoy un mazo, mallete o martillo, escuadra y compás.
Pedro Gori (1865-1911) estuvo en el país por espacio de unos pocos años, dando conferencias, escribiendo para diversos periódicos como La Protesta y alentando el gremialismo. Por su prédica constante se realizó el Congreso Constituyente de la Federación Obrera Argentina (FOA) en 1901.
En 1902 la FOA convocó a la primera huelga general del país, pero los socialistas se opusieron por considerar exagerada la medida y fundaron la Unión General de Trabajadores (UGT). La FOA representó a 66 sindicatos con 33.895 afiliados y la UGT a 43 gremios con 7.400 afiliados.
A partir del año 1904 la FOA pasó a llamarse Federación Obrera Regional Argentina - FORA. En el transcurso de pocos años el anarquismo se irá apartando de las luchas sindicales, volcándose al aspecto ideológico, y perdiendo fuerza. Desdeñaban el aparato legal, estatutario y de autoridad que emanaba de los sindicatos.
En los Congresos de la FORA , a principios de siglo, también estuvo presente la Federación Obrera Regional Uruguaya.
Durante varios años se sucedieron las huelgas en el gremio de las canteras con el saldo de varios muertos, enfrentamientos con las fuerzas policiales o de índole interna, de los cuales se hizo eco El Picapedrero, editado en Montevideo por la Federación Sudamericana de Picapedreros. En uno de sus ejemplares, destaca en primera página el asesinato de Alfonso Espinosa, Secretario General del Sindicato de Tandil, liquidado a balazos (19).
Documento de época:
"La monopolización del Cerro de los Leones"
"No es un misterio en el Tandil, el abusivo y odioso tráfico que de mercadería de primera necesidad se ha establecido en algunas canteras, con menoscabo y restricciones a la libertad individual, perjuicios a la industria y comercio de esta plaza.
Hemos oído a los pobres picapedreros murmurar de este monopolio y fieles a nuestro programa, recogemos el murmullo como una una queja, como un gemido, y lo lanzamos al pueblo en forma de protesta.
Entendemos que bajo las protectoras alas de la Constitución , y al calor de la industria y comercio libres, no puede ni debe establecerse ese monopolio sin fraude y menosprecio a la sociedad que directa o indirectamente afecta.
Sin embargo, nos consta que el vampiro social se amamanta y vive en el Cerro de los Leones, debido a uno o dos empresarios que acaparan artículos de primera necesidad, excluyendo la competencia al prohibir a los trabajadores de esas canteras que compren a otros lo que ellos mismos venden.
Esta prohibición que a primera vista parece imposible sostener, se hace extensiva a los vendedores que no están de acuerdo con los empresarios, por medio de una moneda que subrepticiamente se ha introducido.
Demás está decir que esa moneda introducida por los monopolizadores, no tiene valor intrínseco o legal, ni es un billete de banco adoptado ni adoptable en el país.
No hay duda que ella representa el producto del trabajo, pero, como no puede cambiarse sino a los que la expiden, carece de valor para los demás, porque la cambiabilidad es el principio del valor, y lo que fácilmente no se puede cambiar, disminuye en su valor representativo o intrínseco.
A la introducción de la moneda ilegal y a sus consecuencias lógicas, cuyos comentarios fluyen de lo dicho puesto que se obliga al trabajador a consumir artículos malos o caros, y casi siempre caros y malos, hay que agregar que los monopolizadores obligan a los canteristas a tratar pensión en las fondas por ellos establecidas, negándoles derecho para tomarla en casas de familia u otras fondas donde le suministren mejor comida a precios más reducidos.
Y esto no es todo.
El trabajador que ya por falta de trabajo, ya por otras causas, se ve obligado a consentir tácitamente todas estas absurdas imposiciones tiene además que trabajar tres meses para percibir uno en la moneda ilegal, quedando los otros dos en poder del empresario a título de garantía.
Mientras tanto, ese capital cuyo interés no corre para su dueño, puesta que está para él inmovilizado, se gira para los empresarios que negocian con él y les produce... Es de suponer que algo; algo que constituye el rédito que debía percibir el canterista como dueño del capital.
Si calculamos en cien pesos mensuales como término medio el salario de cada trabajador, o sea trescientos pesos trimestrales, y en ciento cincuenta pesos los gastos de cada uno en el trimestre, resulta que durante los tres meses el trabajador obtiene una ganancia de ciento cincuenta pesos que están en poder del empresario, y calculando por lo bajo en trescientos el número de trabajadores, tenemos que el capital total asciende a cuarenta y cinco mil pesos trimestrales, el que sirve al monopolizador para girarlo en sus negocios.
Ahora bien, ¿qué interés puede producir este capital? Por lo menos el 1 y medio o 2 %. Agreguemos a ese interés, la compra y pensión obligada y el pago cotidiano en moneda ficticia, y encontraremos la razón del porqué los canteristas no acuden como antes a surtirse en esta plaza.
Al lector se le ocurrirá preguntar, ¿por qué el trabajador acepta esas imposiciones tiránicas e injustas? Nosotros contestamos por él. La necesidad tiene cara de hereje, y el acosado por ellas no las ve, y si las ve, piensa que tiene que comer y dar de comer a sus hijos.
Le falta trabajo, y entre la miseria y las restricciones, opta por estas.
He aquí cómo se consigue restringir la libertad individual, cómo se violan las leyes fundamentales y cómo se perjudica al comercio en general en beneficio de los monopolizadores del Cerro de los Leones, que es una villa de mil habitantes" (20).
El masón español y escritor Vicente Blasco Ibañez: su visita a la zona de las canteras. Su visión de la clase obrera.
Todavía se conserva una fotografía de Vicente Blasco Ibañez y amigos junto a la Piedra Movediza de Tandil. Dicho documento fotográfico fue publicado en la edición especial llamada Nueva Era, Bodas de Oro (1919-1969).
Dice Nueva Era, como epígrafe: "El 15 de julio de 1909, llega a la ciudad el célebre Vicente Blasco Ibañez, mundialmente famoso escritor español que se dirige por carta a su amigo el Doctor Alfonso Ezquerdo, anunciándole su visita. Hecho que genera una serie de preparativos para recibirlo dignamente y así se hace".
El diario Nueva Era fue fundado por José Antonio Cabral (21), contador y escribano, legislador provincial y nacional y masón del grado 18º del REAA. También fue el creador y editor del semanario masónico Luz y Verdad (1900-1903), órgano oficial de la Logia Luz del Sud Nº 39 de Tandil. La fotografía fue tomada en 1910, apenas un par de años antes de que cayera la afamada Piedra Movediza, de varias toneladas, en febrero de 1912. Una réplica de la misma, contruida en tamaño natural y que data del año 2007, ocupa actualmente el mismo lugar que la piedra original.
Esta piedra le da el nombre al pueblo, ya que en idioma aborigen significa piedra que late. Se supone que cayó por los efectos de la explotación intensa de la zona, la práctica del barrenado (algunos barrenos llegaban a tener hasta 6 metros ) y el uso de la pólvora.
Documento.
Dice Vicente Blasco Ibañez, cuyas polémicas palabras fueron reproducidas por la revista masónica argentina Verbum: "El obrero de las fábricas, convertido por un progreso desviado y fatal en esclavo de la máquina, vive junto a ella como una rueda más, como un resorte de carne, luchando su cansancio físico con la musculatura de hierro que no se fatiga, embrutecido diariamente por la cadencia ensordecedora de los pistones y las ruedas, para darnos los innumerables productos de la industria que resultan indispensables en la vida de la civilización.
Y estos millones y millones de hombres que sostienen la existencia de la sociedad, que combaten por ella con las fuerzas de la naturaleza, ciegas y crueles, que todas las mañanas vuelven a la lucha, viendo en este monótono y continuo sacrificio la única misión de la existencia, forman la inmensa familia de los asalariados, viviendo de las sobras de una minoría privilegiada, contentándose para subsistir con pequeñísimas cantidades de lo que aquella desprecia, y sometida a un tipo remunerador siempre el más bajo, sin esperanza de ahorro y emancipación.
Esa minoría egoísta, es la que ha falseado la verdad, queriendo persuadir a la mayoría de los explotados de que el trabajo es una virtud y que la única misión del hombre sobre la tierra es la de trabajar hasta que perezca. Esta moral, inventada por los grandes capitalistas, abusa de la ciencia, afirmando que los cuerpos solo viven sanos dedicándose al trabajo y que la inacción es mortal: pero se callan lo que la ciencia añade, o sea que el trabajo excesivo destruye a los hombres con una rapidez infinitamente mayor que si viviesen en la holganza. Digan en buena hora que el trabajo es una necesidad dolorosa para la conservación de la vida, pero no digan que es una virtud, pues el reposo y la dulce inactividad son más gratos al hombre y a todos los animales que el movimiento y la fatiga. La fábula del Paraíso, la sentencia del Dios bíblico imponiendo el castigo de sudar de fatiga para ganarla subsistencia, demuestra que en todos los tiempos la moral natural consideró el reposo como el estado más grato al hombre, y que el trabajo debe reputarse como un mal indispensable para la existencia, pero mal al fin. Con arreglo al instinto de conservación la humanidad solo debía trabajar lo necesario para la subsistencia. Pero como lo inmensa mayoría de ella no trabaja solo para sí, sino para el provecho de una minoría de privilegiados, estos le exigen que trabaje todo cuanto pueda, aunque perezca por exceso de esfuerzo, y así ellos se enriquecen acaparando el sobrante de producción. Su interés es que el hombre trabaje más de lo que necesita para él; que produzca más de lo que exigen sus necesidades. En ese sobrante está su riqueza, y para lograrlo ha inventado una moral monstruosa y antihumana, que, por medio de la religión y aún de la filosofía, ensalza la fatiga, diciendo que el trabajo es la más hermosa de las virtudes y la inactividad la fuente de todos los vicios... A esto hay que preguntar si la ociosidad es un vicio en los pobres, ¿por qué aparece entre los ricos como un signo de distinción y hasta elevación de espíritu? Si el trabajo es la mayor de las virtudes, ¿por qué se afanan los capitalistas en amontonar riquezas para librarse ellos y librar a sus descendientes de la práctica de la virtud? ¿Por qué esa sociedad que ensalza el trabajo con los más poéticos conceptos relega al trabajador a la última fila? ¿Por qué acoge con más entusiasmo a cualquier soldado que estuvo en la batalla tal o cual, que al viejo obrero que ha pasado sesenta años practicando el trabajo, sin que nadie se fije en él ni le agradezca tanta virtuosidad?" (22).
7
Los masones en apoyo de los movimientos obreros, sindicales y emancipatorios a principios del siglo XX.
Un ejemplo de entidades inspiradas por masones: Los principios de La Fraternidad ferroviaria.
La Asociación gremial de Maestros Unidos de Mendoza y la Masonería Argentina: correspondencia.
En 1887 nace el gremio de los maquinistas llamado La Fraternidad y para principios de 1889 ya contaba con 157 afiliados. Los estatutos especificaban para sus miembros, entre otros objetivos: "Propender al mejoramiento de sus condiciones de vida, difundir conocimientos técnicos entre los compañeros, y hasta fomentar los hábitos de economía entre los socios, mediante la creación de cajas de ahorro. También se especificaba claramente la exclusión de cuestiones políticas o religiosas en los debates de la Fraternidad ". (23)
En algunos cementerios, como en el de los disidentes de Córdoba, todavía se pueden ver tumbas pertenecientes a los empleados ferroviarios, grabadas con escuadras y compases. En la zona del sudeste de la provincia de Buenos Aires, masones prominentes como el doctor Eduardo Fidanza (1847-1924), van a crear periódicos y otras publicaciones para impulsar el advenimiento del ferrocarril. El periódico editado por Fidanza se llamaba precisamente El Ferrocarril y logró su objetivo en apenas tres años (1880-1883).
Fidanza fue iniciado en la Logia Luz del Sud de Tandil, fue intendente del pueblo y, ya en Buenos, fue médico de la Policía y los Tribunales. Se cuenta entre los fundadores de la Asociación Médica Argentina y fue Gran Secretario de la Gran Logia y miembro del Supremo Consejo del grado 33 (24).
Un manifiesto gesto de apoyo a las luchas sindicales, lo constituyó el aval brindado por la Masonería Argentina en 1920 a la "Asociación gremial de Maestros Unidos" de Mendoza, en su enfrentamiento con el gobierno de aquella provincia. Dice el intercambio epistolar:
"Mendoza, febrero 18 de 1920.
Al Gran Maestre del Gran Oriente Argentino, don Francisco B. Serp.
Buenos Aires.
Muy distinguido señor: En nombre de los asociados de nuestro gremio, me complace saludar con elevada consideración a usted y por su intermedio a los afiliados de la importantísima y generosa institución que tan dignamente preside, manifestándole que en esta hora en que por fin el conflicto de Maestros Unidos contra las autoridades escolares de Mendoza ha sido solucionado con criterio ecuánime por el nuevo gobierno de la provincia hemos juzgado sobre los valores morales y materiales que aportaron los que en esta cruzada de reivindicaciones por las libertades y la dignidad profesional e individual, estuvieron con nosotros. Entre ellos cabe lugar en las primeras filas a la Masonería Argentina.
Agradecemos profundamente el apoyo que generosa y noblemente les prestaron a los maestros rebeldes de Mendoza. Aprestámonos a corresponder a la acción que por nosotros hicieron, bregando, hoy más que nunca, por la enseñanza libre de prejuicios, racional, científica y práctica. Del Gran Maestre nos suscribimos con todo respeto.
Florencia Fossatti, Presidente.
Tarcila Arias, Pro-Secretaria".
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"Buenos Aires, 26 de febrero de 1920.
A la Presidenta de la Asociación Gremial de Maestros Unidos, señorita Florencia Fossatti - Mendoza.
De mi consideración: Complacido, acuso recibo a vuestra nota donde anunciáis que el conflicto de Maestros Unidos con el Gobierno de Mendoza, ha terminado y agradecéis muy sinceramente la ayuda que os prestó la Masonería Argentina.
Celebramos con vosotros la solución del grave problema que importaba la lucha en que estabais empeñados, que esta magna demostración de carácter sirva de ejemplo u os retemple y sostenga en la azarosa brega que la vida impone.
Os creemos capaces de corresponder a la acción que por vosotros hicieron, bregando hoy más que nunca por la enseñanza libre de prejuicios, racional, científica y práctica, son vuestras palabras; mantenedlas firmemente, os honraréis y prestaréis un gran servicio al país.
Os presento las seguridades de nuestra mayor consideración y estima.
El Gran Maestre Francisco B. Serp.
El Consejero del Interior, Santiago R. Gallegos" (25).
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La mujer inmigrante y asalariada abordada por la obra del hermano español, médico, abogado e ingeniero Bialet Massé y los masones socialistas: Alfredo Palacios.
La mujer inmigrante y el obrero: La socialista rusa Fenia Chertkoff de Repetto. La prédica de la masona española Belén de Sárraga en el Río de la Plata y la Orden del Derecho Humano.
Un contexto para Bialet Massé
Siendo ministro de Justicia, Culto e Instrucción Pública y del Interior el médico y masón Eduardo Wilde, se sancionó la ley 1420 en 1884 y se aprobó la del matrimonio civil, se secularizaron los cementerios y se eliminaron los registros de nacimientos y defunciones de las jurisdicciones parroquiales. (26)
Este avance en la promulgación de las leyes laicas propiciadas por masones, era notable. Pero todavía no alcanzaba para solucionar otras problemáticas como los de la clase obrera y asalariada, entre las cuales se encontraba inserta la mujer con una fuerte presencia. Destacados masones como Bialet Massé se ocuparon de reflejar en su obra esta situación.
Juan Bialet Massé nació en España en 1846 donde obtuvo el título de médico y murió en 1907. Tuvo que exiliarse por sus ideas republicanas y emigró a la Argentina. Se radicó en Córdoba y, aparte de ejercer la medicina, se graduó de abogado, ingeniero y perito agrónomo. Fue catedrático y rector en los colegios nacionales de Mendoza, San Juan y La Rioja. Participó en el Congreso Pedagógico de 1882 junto a otros masones prominentes como Leandro N. Alem, Onésimo Leguizamón, José María Torres y el mismo Eduardo Wilde. Colaboró con Carlos Cassafousth, otro destacado masón, en obras de ingeniería. En la Universidad de Córdoba creó la cátedra de legislación del trabajo, y se lo considera un precursor en el tema, siendo parte de su obra utilizada por otro masón, Joaquín V. González, el que fuera notable jurista y Pro-Gran Maestre de la Masonería Argentina , para la redacción del proyecto del Código del Trabajo. (27)
Señala la investigadora Mirta Henault que el censo de 1869 había fijado la cifra de 1.269.000 pobladores. Dicho censo establecía en sus informes: "De las 61.464 viudas, 247.602 solteras y más de 25.000 huérfanas que tiene la República , resulta que más de 140.000 son costureras, lavanderas, tejedoras, planchadoras, cigarreras, amasadoras, etc.; esto significa que la mitad de la población mujeril adulta espera con incertidumbre el sustento del jornal, muchas veces difícil y precario".
"(...) De esta manera la cifra de mujeres que viven el problema del salario, del presupuesto, del trabajo insuficiente y de la inseguridad social se amplía enormemente en la realidad".
Este censo contabiliza: 98.398 costureras; 58.703 sirvientas; 29.176 lavanderas; 19.716 cocineras; 11.047 planchadoras; 3.313 bordadoras; 1.639 amasadoras. Trabajaban en talleres o en sus propias casas, donde aparte se ocupaban de las tareas domésticas y el cuidado de los niños, enfermos y ancianos de la familia.
El médico y masón José Antonio Wilde, tío del anterior, nos ha dejado el siguiente retrato de la mujer trabajadora. Menciona a las lecheras y las cigarreras. De estas últimas dice: "(...) La industria del cigarro estaba casi exclusivamente en manos de las mujeres y servía de medios de vida a muchas familias pobres. Las niñas de la casa eran las encargadas del trabajo e incluso vendían al menudeo, aunque el principal consumidor era el pulpero que compraba los cigarrillos por atados".
Otras labores de las cuales se ocupaban las mujeres eran las de hiladoras, tejedoras y sirvientas. Señala Wilde que el gremio de las sirvientas llevaba una vida miserable, maltratadas, mal alimentadas y sin que se les pagara sueldo, ya que habitualmente los cobraban los padres o tutores. Muchas se volcaban a la prostitución.
El segundo censo nacional, de 1895, registra un total de 3.954.911 habitantes y, de este total, 1.865.992 eran mujeres (o sea, el 47% de la población) y 2.088.919 eran varones (el 53%).
Iniciado el siglo XX la mujer continúa en el servicio doméstico, pero amplía sus actividades y se inserta en las fábricas, la docencia y aparecen las primeras profesionales. Sostiene Mirta Henault que las cifras de los gremios se escalonaban de la siguiente manera: costureras, 142.644; lavanderas, 79.059; cocineras, 49.200; modistas, 45.127; 59 médicas y 6 abogadas.
Luego, Henault aborda la obra de Bialet Massé, de la cual cito los siguientes extractos, sacados de su "Informe sobre el estado de las clases obreras en Argentina", de 1904, un estudio encargado por el presidente Roca y el Ministro del Interior Joaquín V. González:
"No eran pocas las mujeres que cargaban con el sostén de la familia, con la rudeza de la vida; de aquí que acepten resignadas que se pague su trabajo de manera que sobrepasa la explotación y con tal de satisfacer las necesidades de los que ama prescinde de las suyas hasta la desnudez y el hambre. En poco tiempo han invadido los talleres y las fábricas con paso firme, desempeñándose con precisión en muchos oficios que el hombre desempeña de mala gana y con grosería. Las costureras, las planchadoras, las lavanderas, y el servicio doméstico son las principales actividades a las que se dedican las trabajadoras. La clase más numerosa la constituyen las costureras. Hace seis años las costureras ganaban en Tucumán 1,50 a 2 pesos y hasta 4. Han llegado al estado de miseria presente de una manera insensible".
"Se pagaban 3 pesos por la docena de chalecos; se abre un nuevo registro y dice que solo paga 2,80 porque como empieza y no tiene clientela tiene que ensayar: como hay más costureras que costura, aceptan; inmediatamente los demás registros bajan el precio. Otro ofrece 2,50 y otro 2,20 y así se llega al precio actual de 1,80 con el cual no hay alimentación racional posible para la mujer" (...) "Como en algunas casas trabajan varias, ayudándose unas a otras, no puede saberse bien lo que ganan".
Las condiciones de pobreza son extremas y las trabajadoras deciden protestar, pero señala Bialet Massé:
"Hace como dos años tenían convenido una manifestación y huelga colectiva; pero un Padre les dijo que la Iglesia Católica no aceptaba esos procedimientos y lo demás que se deduce, y la dejaron quedando sometidas a esa servidumbre". Luego agrega: "He leído en los diarios de Tucumán de mediados de abril, que se ha constituido una sociedad gremial de costureras con el objeto de procurar el remedio a sus males. Es que el hambre aprieta y el estómago no se llena con sermones; y si ahora no sucede sucederá más tarde, con la protesta enérgica y triunfante".
Con respecto a las otras obreras, apunta: "El ramo de las planchadoras en Tucumán está tan malo como en las otras ciudades del país. Muchas mujeres trabajan en sus casas y hay varios conatos de taller con una oficiala y dos o tres aprendizas, pero hay también talleres verdaderos. Las oficialas ganan 1 peso y las aprendizas de 70 a 40 centavos, todas con comida. Trabajan de seis de la mañana a seis de la tarde, teniendo un descanso de media hora para el mate, mañana y tarde, y media hora a mediodía, de modo que la jornada efectiva es de diez horas y media. En Córdoba el trabajo de plancha se hace mucho por mujeres aisladas a domicilio, pero hay talleres montados regularmente".
Con respecto a las lavanderas, sostiene: "Estas son unas desgraciadas, flacas, enjutas, pobres hasta la miseria y casadas o solteras con un semillero de hijos, ganan 1 peso o 1,20. En San Luis este trabajo está también mal remunerado. Visité algunas lavanderas y planchadoras y me enteré como efectúan estos trabajos de modos primitivos. En una batea, debajo de un árbol o de unas ramas, unos tarros de petróleo en el que hacen hervir la ropa puestos en un fogón, que son tres o cuatro piedras en el suelo, y una mesa ordinaria de álamo. Ese es todo el taller y todo el material pues el tendido de la ropa se hace en un cerco que si tiene espinas agujerea la ropa o la desgarra el tirón para levantarla. Les pagan 1 peso o 1,10 la docena de ropa (...). Tienen muy poco trabajo porque se lava en casi todas las casas de ahí que su vida sea muy precaria".
Sobre la mujer de las zonas rurales, dice: "¿Cómo vive la mujer del peón? En medio de la inmundicia. El agua solo entra en el rancho para la alimentación, nunca para la higiene: aquella es escasa" (...) "La mujer del peón, la lavandera, la que hace la comida con destino a las cárceles, la amasadora llevan una vida de trabajo y sufrimientos; trabajan durante el tiempo de la gestación; trabajan en cuanto abandonan el lecho en donde han alumbrado; trabajan mientras dan de mamar y continúan haciéndolo hasta que la tuberculosis las consume".
Con el tiempo las mujeres se fueron nucleando para exigir mejoras en sus trabajos, asociándose simplemente o protagonizando reclamos y huelgas. Esto sucedió con las fosforeras (1906-1909); en 1913 se crea la Sociedad de Resistencia Lavanderas Unidas.
Nuevamente Bialet Massé: "En Córdoba, donde muchas mujeres saben amasar, hacen dulces y masas (para ganarse la vida), y la costura es la peor pagada de república, (cuando quedan 80 centavos es mucho), grupos de mujeres de cien, de doscientas y más toman parte en las huelgas y manifestaciones públicas. Es frecuente oírlas protestar aisladamente que ellas no dejan de ser religiosas pero que, aunque se los diga el Padre, no aceptan estar obligadas a dejarse matar de hambre ni trabajar en el taller hasta concluirse, lo que indica un principio de rebelión más extendido de lo que se cree. Porque cuando la mujer toma parte en un movimiento general el triunfo es incontrastable, mucho más aquí en la república donde la mujer, aún en la campaña, tiene costumbres más suaves, más atrayentes y por consiguiente arrastra más que en otras partes. Hay que tener en cuenta que cuando doscientas mujeres asisten a un mitin hay dos mil que no asisten a él por timidez, pero que las acompañan y hacen una propaganda tan eficaz como las que salen a la calle".
Continúa Bialet Massé: "En mis visitas he oído cien veces: con rosario no se engorda y no podemos más. En Santa Fe las mujeres que entran por ese camino son francamente anarquistas, y anarquistas exaltadas. Algunas de ellas se hacen notar por sus facultades oratorias (...).
Sobre las telefonistas, dice: "Mientras en Francia e Inglaterra cada telefonista atendía, para ese entonces, 80 o 90 líneas, aquí atendían 100 o más. Trabajaban 7 horas continuas, solo les daban un té a medio servicio, y a las cinco horas esas cabezas no gobernaban, el público se enojaba y las retaba". "Los telefonistas empezaron a tener personalidad como trabajadores después que ocho valientes mujeres fueron despedidas por reclamar un pequeño aumento y más descanso".
"Un trabajo abusivo era el de las cigarreras. La barbarie de ese trabajo residía, además de la continuidad, en el polvillo del tabaco".
A igual trabajo, a la mujer se le pagaba mucho menos salario que al hombre.
Ante esta explotación, abuso y discriminación, la mujer se va integrando en las grandes agrupaciones gremiales como la ya mencionada UGT (Unión General de Trabajadores, de extracción socialista) y la FORA (Federación Obrera Regional Argentina, inclinada al anarquismo). Aún así continuarán por largo tiempo los despidos por embarazo y recién en 1924 se aprobará una ley prohibiendo el trabajo nocturno de mujeres y niños, también incumplido (28).
Anexo documental
Sostenía el masón Bialet Massé en algunas partes de su estudio sobre las clases obreras:
"La Revolución Francesa rompió las trabas del privilegio; se ha creado la burguesía, rica, muy rica, pero el dinero no da por sí ciencia; la codicia extravía y hasta ciega; y va derecha, como el asno cargado de dinero y con los ojos vendados, a caer en un precipicio que ella misma se ha cavado; sólo la ciencia puede salvarla, quitándole la venda de los ojos y enseñándole el camino seguro que debe seguir. Del otro lado, los obreros, bebiendo una ciencia imperfecta, exasperados por la necesidad y a veces por el hambre, fanatizados por principios que no tienen otra racionalidad que la de ser contrarios a los que la burguesía profesa, amenazan con irrupciones más bárbaras que las de Atila, o pretendiendo imponer paradojas irrealizables, verdaderas locuras utópicas.
Por los dos lados se va al mismo lugar: la lucha encarnizada, la sangre y la destrucción.
Los medios artificiales no detendrán la marcha de ninguno de los dos, y si la detienen un momento, se reproducirá más veloz; la codicia es y será insaciable y la reacción fatal.
La huelga podrá reglamentarse, disminuirse y conciliarse, pero arrancarla de raíz nunca; porque ella es instintiva, es un derecho natural anterior a toda legislación. La historia lo demuestra y la filosofía lo enseña. Los gobiernos no pueden hacer otra cosa que reprimir los desórdenes que a pretexto de la huelga se producen, puede encauzar y conciliar, y no deben tampoco hacer más.
Aunque entre nosotros el medio se opone a que la huelga vaya a los extremos que en Europa y Estados Unidos, ella se produce en el ferrocarril, en el ingenio, en la estiba y en la agricultura con caracteres siempre crecientes, afectando a la riqueza pública; es, pues, urgente acudir con la ley a su remedio.
La solución racional está en la ciencia, únicamente en la ciencia; todos los demás medios han fracasado; la fuerza bruta es impotente; hay que traer la fuerza incontrastable de la convicción. No son los ejércitos ni las cárceles, son las escuelas y las universidades las que resolverán el conflicto y sólo ellas".
"(...) La primera y más grande afirmación que creo poder hacer es: que he encontrado en toda la República una ignorancia técnica asombrosa, más en los patrones que en los obreros. He visto maquinistas que no saben cómo actúa el vapor, carpinteros que no saben tomar la garlopa, electricistas que no saben lo que es la electricidad, planchadoras que se matan en un trabajo ímprobo y labradores que no saben agarrar la mancera ni graduar el arado; pero es mayor, si cabe la ignorancia patronal, salvo rarísimas excepciones.
Esa ignorancia es la causa que estaciona las rutinas y arraiga los prejuicios, extraviando los anhelos mismos de la codicia, y no deja ver que el obrero no es un instrumento de trabajo indefinido, sino que es un ser capaz de un esfuerzo máximo, en un tiempo dado, si tiene el alimento y cuidado suficientes, y que prescindiendo de toda consideración de humanidad y de caridad, por codicia, debe ser bien alimentado y cuidado.
Son rarísimos los patrones que se dan cuenta de que el rendimiento del trabajo es directamente proporcional a la inteligencia, al bienestar y a la alegría, sobre todo, del obrero que lo ejecuta, y no al tiempo que dura la jornada, cuando ésta pasa de su límite racional; y mucho menos los que alcanzan a comprender que manteniendo a sus obreros en la miseria, lo mantienen en la tendencia al vicio y al delito, que ellos pagan en último término.
Este aferramiento a las rutinas y esta total ignorancia de la cuestión social y de la psicofisiología del trabajo (...) desgraciadamente es tan general, que no he encontrado un solo director de industria, ni un administrador de ferrocarril, que, siquiera por curiosidad, haya abierto un libro sobre tales materias; y las palabras ritmo del trabajo, adaptación a la máquina, desgastes inarmónicos y demás tecnicismos, les son tan absolutamente extraños, que se ve que no tienen ni la noción de sí mismos como máquinas de trabajo; y que jamás se han preocupado de saber cómo el alimento y la bebida que ingieren se convierte en trabajo.
Muchos industriales me han dicho que era imposible plantear aquí la legislación del trabajo, que eso eran teorías de los doctores socialistas de Buenos Aires, que no sabían lo que era un taller, ni una industria. (...) Deduzco también, en primer término, la necesidad de imponer por la ley lo que se haría espontáneamente si pudiera darse a los patrones la ciencia necesaria para que lo hicieran por egoísmo. La experiencia de la práctica de la ley les traerá la convicción de las ventajas económicas, la utilidad en dinero, que resulta de proceder racionalmente con el obrero. De ahí que yo atribuya también a esa ignorancia, a la fuerza de la rutina y del prejuicio, más que a maldad y codicia, el estado triste, angustioso y apremiante de las clases obreras en el Interior; en todo lo que no debe atribuirse también a la ignorancia de éstas, a sus vicios y a su falta de unión y de ideales (...)"
"Urgido por las necesidades de los tiempos, el Gobierno se ha atrevido a abrir esas dos especies de Cajas de Pandora, que para los que no ven ni estudian sino la superficie de las cosas, encierran todos los males y contienen todas las amenazas, bajo los nombres de socialismo y anarquismo, y se ha encontrado con que eran cosas secularmente viejas, con precintos y nombres nuevos".
"Las ideas socialistas se propagan con rapidez, desgraciadamente con tintes de anarquismo en muchas localidades.
El estado de las clases patronales y las manifestaciones que de ellas he recibido, han creado en mí una convicción profunda y es: que ha habido un error gravísimo en la dirección de la propaganda en los partidos socialistas, que se ha hecho hablando siempre al obrero y nunca al patrón, a no ser un tono de amenaza o en son de huelga, para imponer lo que se habría podido obtener más pronto y fácilmente por la convicción; sobre todo en este país, en el que el espíritu socialista está en todos sus hijos, más o menos velado por un orgullo de raza, que ha sido excitado de un modo contraproducentemente por los procederes exóticos.
(...) Afirmo con toda convicción, que el espíritu de mejora de la clase obrera está más en la clase patronal criolla que en la clase obrera misma; basta presentar a la alta intelectualidad de los patrones criollos y de algunos, aunque pocos extranjeros, las ventajas de la mejora, para que la acepten con entusiasmo; la resistencia se encuentra en los extranjeros improvisados, cuya intelectualidad no está preparada para otra cosa que mantenerse en los procedimientos con los cuales se han enriquecido, y tienen todos los miedos de apartarse de ellos, cuando un orgullo desmedido no los hace aferrarse a sus errores.
(...) La indolencia, la rutina, el mal trato que, en general, se daba al obrero en Tucumán, habían de producir algunas huelgas, que sacudieran la indiferencia de la mayoría de los patrones (...) La huelga pasó sin actos violentos ni desórdenes, gracias a la actitud de las autoridades y del señor Patroni, que le dieron el tono de transacción pacífica, y tuvo la virtud de despertar del letargo en que vivían los dueños de la mayoría de los ingenios. Mucho temo que pasada la cosecha, que ofrece tan pingües utilidades, pase también el deseo de remediar, o mejor, el convencimiento de la necesidad de hacerlo; pero en el pecado irá la penitencia.
Junto al cereal está el obraje, y la huelga que amenaza a Tucumán no hay poder público que pueda evitarla.
O viene la ley reglamentando la jornada, los descansos y estableciendo el arbitraje, o los patrones organizan el trabajo racionalmente y hacen conocer por todos los medios de publicidad esa organización y las garantías que ofrecen, o los obreros no irán y entonces aprenderán por los registros de caja.
En Cuyo pueden suplir con el extranjero barato o caro; pero en Tucumán el criollo es insustituible. De todos modos, por efecto de esta huelga, la concentración y la asociación obrera han tomado gran impulso en Tucumán. El hecho también ha puesto en evidencia la necesidad de preocuparse formalmente de la alimentación del obrero.
Los hechos que llamarán sin duda alguna la atención (...) son los relativos a los accidentes del trabajo. Todos los patrones que tienen la noción del deber, dan la asistencia y el jornal; la iniquidad de medio jornal de las leyes inglesa y francesa, no ha entrado en nuestras costumbres, y aun los patrones que no se creen obligados para con sus obreros a más que al pago del jornal, o no dan nada, o dan el salario y asistencia; el medio salario carece de sentido.
Los contratos de seguros, que se extienden rápidamente, tampoco entran por las cicaterías y miserias de Europa; comprenden la asistencia y el jornal, y la indemnización total es por 1.000 jornales; que es mucho más extenso que el europeo y más racional.
El trabajo de la mujer y del niño se explotan con igual intensidad en Cuyo que en el resto de la República, y acaso más en la época de las cosechas.
El descanso dominical es un anhelo en esas provincias; aquellas manifestaciones de los panaderos del Paraná, del comercio de todas partes, de que se sienten esclavos del negocio, de que no pueden entenderse entre sí, se repiten en San Luis, Mendoza y San Juan; en todas partes.
Lo mismo puede decirse de esa jornada comercial que empieza a las 7 a . m. o antes para concluir a las 10 p. m. o después; que no aumenta en un centavo las transacciones, que denota siempre un desorden social y doméstico.
En Cuyo se nota la misma ignorancia patronal que en el resto de la República; pero además son allí muy raras las personas que se dan cuenta de lo que es la cuestión social, ni siquiera de lo que es obrero como instrumento del trabajo; sin embargo, algunos movimientos de huelga ocurridos en las tres provincias y el éxodo de los obreros hacia el Litoral debiera haberles llamado la atención.
El hecho continental desde el Canadá y los Estados Unidos hasta Chile y la República Argentina, es que el inmigrante viene más pobre que el reñícola, y que es inferior a éste, a lo menos porque no conoce el país y tiene que adaptarse, y se adapta, no siguiendo antes de establecerse un curso de agricultura, sino conchabándose para ganar la vida, o si ha traído con qué comprar el lote imitando a su vecino, porque no tiene otro criterio.
La letra de la Constitución es hacer partícipe a los hombres de toda la tierra del bienestar del pueblo argentino; supone que es ese el objeto primordial del gobierno: crearlo para participarlo. Y no me cabe la menor duda: la mejor propaganda, el mejor llamado para el extranjero, es el bienestar del hijo del país. (...) Para la ley y para la moral, todos son iguales, y no caben distinciones que no vengan del propio mérito. El trabajo creó el capital, y es justo que por lo menos tome el rango que la paternidad le asigna.
(...) El trabajo libre es más económico y proficuo que el trabajo servil (...)
Hace años que la cuestión obrera se agita en el seno del mundo civilizado, conmoviendo los intereses económicos de todas las naciones La brutalidad quiere que estas cuestiones sean una cuestión pura y simple de fuerza; los unos quieren fusilar ideas; en cambio, los obreros entienden que pueden imponer sus derechos a garrotazos.
(...) Ya ven que las relaciones del trabajo requieren una legislación de conjunto, armónica, y no hay ni puede haber armonía en lo que es incompleto y deficiente.
Es en vano que se quiera eludir la intervención del obrero en la formación de los reglamentos del trabajo, en los tribunales que han de decidir las contiendas; la personería del obrero ha conquistado su lugar, y tiene forzosamente que dársele.
Es en vano que se quiera procurar la división maquiavélica del obrero fabril, haciendo de él una clase privilegiada y aristocrática, por lo tanto; ni los obreros artesanos aceptan esa distinción, ni la sana razón la admite; los obreros agrícolas son muchos más, ellos producen las materias primas de las industrias, y el servicio doméstico complementario de la vida es tan noble y tan importante como cualquiera otro. Del ingeniero al albañil, del médico al enfermero, del gerente de un banco a su portero, del ministro al sereno de la aduana, todos los servicios son trabajo para y por otro, aunque guarden la subordinación y la escala relativa que la naturaleza y los fines establecen fatalmente, y el proletariado de levita va siendo ya tan grande y tan importante como el de chaqueta, pidiendo a la ley el amparo igual que a todos debe. No se trata de clases sociales, es una mentira, una mistificación; se trata del trabajo de todas las clases en las relaciones entre los que lo prestan y los que lo adquieren u ordenan. Hay en este contrato, involucrados por la fuerza de las cosas, la existencia humana misma, el porvenir de las razas, la grandeza de los pueblos, y mal que pese a quienquiera, la solución se impone, el progreso de las ciencias y de las artes lo requieren; nadie tiene la fuerza suficiente para evitarlo.
Las huelgas pasadas y presentes no han tenido ni tienen quien decida equitativamente entre las pretensiones de obreros y patrones; la que se prepara para la próxima cosecha, con síntomas formidables, amenazando pérdidas mayores que la pasada, está produciendo el despertamiento del instinto de la conservación, que se manifiesta por la concesión de mejoras antes de que los hechos se produzcan. Pero de seguro las concesiones van a reducirse a los salarios, y acaso algún poco en la jornada; las demás se acallarán por lo pronto; la mujer y el niño seguirán siendo víctimas de la codicia, muchos accidentes no serán indemnizados; pero volverán con más fuerza luego, para demostrar que no basta ni la buena voluntad de obreros y patrones, que es necesaria la legislación total y los medios de hacerla efectiva, dando a las aspiraciones legítimas del obrero el arbitraje como medio pacífico y legal de llenarlas.
Así como no bastan en materia civil y comercial la buena fe ni la buena voluntad de las partes para llenar las relaciones entre ellas, porque intervienen las pasiones y los errores sinceros, así tampoco en las relaciones del trabajo pueden suplir las partes los dictados de la razón, de la ciencia y del derecho. Mirar la cuestión como una lucha de fuerza entre clases, y no como una cuestión de ciencia y de justicia, absoluta y general, es absurdo, tanto como si se quisiera encarar la patria potestad como una lucha entre padres e hijos, o la calidad de la cosa vendida como una lucha de clases productoras y clases comerciales. No se trata tampoco de una ley administrativa y transitoria, sino de reglas que arrancan de los principios fundamentales del derecho y de las ciencias antropológicas, porque afectan a lo más interesante para el hombre: su actividad, su libertad, su personalidad misma y su bienestar. No se trata, en fin, de dispensar favores, de hacer caridad a los proletarios, sino de dar a cada uno lo que corresponde en justicia, y de ello resulta un beneficio para todos.
El día en que el vencedor dejó de comerse al vencido y lo hizo su esclavo, renunció a unos pocos kilos de carne, pero aprovechó su trabajo para toda la vida; y si en algo entró en la legislación obrera de Indias el sentimiento humanitario, es indudable que su objeto principal fue la conservación del brazo que a todos enriquecía" (29).
Alfredo Palacios
Representando al barrio de La Boca y a pedido de los inmigrantes italianos, en 1904 el abogado y masón Alfredo Palacios obtiene su banca de diputado nacional por el Partido Socialista. A raíz de su elección se implanta el juramento laico. En su prolífica vida política, que se extendió hasta el día de su muerte, en 1965, destacó por su defensa de los derechos de los trabajadores, la mujer y la niñez, ya sea escribiendo o impulsando leyes como la del sábado inglés, el descanso dominical, la ley de la silla, la de accidentes de trabajo o la del trabajo femenino; asimismo se ocupó de los sueldos y de que estos fueron pagados en moneda y no en vales.
Hacia 1919, sostenía el socialismo en su programa: "Igualdad civil para para ambos sexos; sufragio universal sin distinción de sexos; prohibición del trabajo de las mujeres en todas las industrias que hagan peligrar la maternidad, la salud o la moralidad; prohibición del trabajo de las mujeres obreras treinta días antes y después del alumbramiento y obligación del pago del salario durante ese paro forzoso".
Esta posición era avalada por el partido Demócrata Progresista, encabezado por el notable legislador y masón, Lisandro de la Torre , aquel que en la década del 30 se opondrá en el senado al monopolio de los ingleses sobre la explotación de los frigoríficos en suelo nacional y la exportación de carnes.
En 1910 un grupo de mujeres le entrega al doctor Alfredo Palacios una propuesta de modificaciones al Código Civil, surgidas del Primer Congreso Internacional de la Mujer llevado a cabo en Buenos Aires. Entre otras pautas se planteaba que "la mujer casada podrá ejercer toda profesión lícita y tendrá la libre administración de los bienes que hubiera aportado al matrimonio, así como los que ganare con su industria o profesión". La comisión de Códigos del Senado, compuesta por el abogado y masón Joaquín V. González, cofundador del partido Demócrata Progresista, y el socialista Enrique del Valle Iberlucea, "se expidió sobre el proyecto de emancipación civil de la mujer, presentado por este último: Las mujeres tienen el pleno goce de los derechos civiles, pueden ejercer toda profesión e industria lícita y pueden desempeñar funciones, cargos o empleos civiles para cuyo desempeño la Constitución no exija otro requisito que la idoneidad".
Los padres de Alfredo Palacios eran uruguayos y, extrañamente, de joven estuvo vinculado a los círculos de obreros católicos, en los cuales volcó sus inquietudes sociales y su vocación de servicio público, pero quedando rápidamente defraudado por la actitud de los sacerdotes y la Iglesia. A raíz de un enfrentamiento con el sacerdote alemán Federico Grote, que alentaba dichos centros de obreros y que le reprochó su celo excesivo en la prédica por la justicia social y las clases empobrecidas, y ya impregnado de socialismo y anarquismo, empezó a gestarse su postura anticlerical.
Al graduarse, la tesis doctoral que Palacios presentó se titulaba "La miseria en la República Argentina " y fue rechazada por atentar contra las instituciones, según lo especificado por las ordenanzas universitarias. Entre otras cosas, decía: "Nuestros obreros deben unirse para la lucha, recoger las fuerzas dispersas que son fácilmente derrotadas, producir un movimiento de concentración y dar lugar por último a un todo orgánico, coherente y definido, capaz de establecer combate con probabilidad de éxito".
En 1901 se incorpora al Partido Socialista, el mismo año de la creación de la Federación Obrera Argentina (FOA) en la cual influyó la prédica de Pietro Gori. En la puerta de su casa puso una plaqueta que decía: "Atiende gratis a los pobres", y ya siendo diputado atacó la llamada Ley de Residencia, "por la cual se expulsaba del país a los extranjeros que produjeran disturbios". Sostenía en su discurso: "(...) Si no hay una ley que castigue lo que no es un delito, si esa propaganda anarquista todavía no tiene los caracteres que la hacen punible, si todavía no ha adquirido esa forma externa a que se refiere (...) ¿cómo es posible, entonces, que nosotros sostengamos que se debe castigar? (...) Estas incongruencias en que caen los hombres que harto saben de leyes, vienen a poner de manifiesto, de una manera que no permite la más leve duda, lo que he dicho antes de ahora: se ha buscado un pretexto para matar las ideas. Pero ya sabemos que no es posible detenerlas, que cuando aparecen en la forma en que se presentan las ideas nuevas, cualesquiera que ellas sean, es claro que todos los valladares, que todos los obstáculos, que todos los inconvenientes que se opongan a su paso no han de hacer sino acrecentar la ola cuyo empuje es cada vez mayor".
O explicitaba: "Atacar al movimiento obrero es desconocer las leyes de la evolución".
En 1907 se produce la huelga de los portuarios en Bahía Blanca con un saldo de varios muertos. Palacios eleva su queja y exige responsables.
En 1913, nuevamente en el cargo de diputado, logra la sanción de la ley contra la explotación sexual.
En 1918 apoya la Reforma Universitaria y, en 1919, crea en la universidad de La Plata las cátedras de Legislación del Trabajo y de Seguridad Social. Destacado en estas áreas, la Oficina Internacional del Trabajo le pide que redacte un informe sobre "La fatiga y sus proyecciones sociales".
Comprueba personalmente en sus viajes, que la situación social y económica de las distintas provincias en la década de 1930, es muy grave. Estas cuestiones, y la crisis inherente a ellas, abordadas en 1902 por el doctor y masón Bialet Massé en su clásico estudio titulado "Informe sobre el estado de las clases obreras en Argentina", se habían ahondado. Señala que se extienden las diversas enfermedades como la tuberculosis, el paludismo, el alcoholismo, etc., produciendo una situación angustiosa. Y acota: "La mortalidad infantil de 0 a 1 año da índices alarmantes llegando a cerca del 300 por mil en Salta y Jujuy, mientras que en Nueva Zelanda apenas llega al 39 por mil; y los nacimientos disminuyen, agravando el desierto que nos invade por todas partes (...)".
En 1944 tiene que exiliarse en Uruguay -país al volverá en 1955-57 como embajador-, y por aquella época el movimiento obrero y sindical argentino se quiebra, quedando conformadas dos CGT, siglas de Confederación General de Trabajadores, por la USA o Unión Sindical Argentina, la FORA o Federación Obrera Regional Argentina de inclinación anarquista y otras organizaciones independientes. Asimismo, Perón asume la Secretaría de Trabajo de la nación y se inmiscuye en los intereses y conflictos obreros, interviene los sindicatos opuestos al gobierno y crea nuevos gremios.
En los últimos años de su vida denunció los contratos petroleros firmados por Frondizi y acometió contra las medidas represivas tomadas contra los obreros que atestaban las cárceles, entre ellos, ferroviarios, petroleros y empleados de los frigoríficos. El periódico socialista La Vanguardia se hizo eco de estos hechos publicando los nombres de los gremialistas y presos políticos sometidos a torturas y proscripciones. Elevó protestas contra estos abusos y presentó varios proyectos de amnistía, entre otros, contra los acusados de delitos de opinión. Hacia el final propició la creación del seguro nacional de maternidad.
Decía Palacios: "Solo los cerebros y manos ocupadas son capaces de atenuar los males que afligen al mundo" (30).
La mujer y el obrero
Con respecto a las mujeres inmigrantes y profesionales que se ocuparon de los derechos obreros, siendo destacadas muchas de ellas, se puede mencionar a Fenia Chertkoff, maestra de origen ruso y luego casada con el dirigente socialista Nicolás Repetto.
Predicó con la palabra, dictando numerosas conferencias, escribiendo y actuando en diversos proyectos. Fue muy activa en los centros socialistas de mujeres y apoyó un proyecto de reglamento sobre el trabajo de las mujeres y los niños en las fábricas.
Apunta Mirta Henault: "Su labor militante la lleva (...) a organizar reuniones en favor de las telefonistas, las alpargateras, las costureras a domicilio, las empleadas de comercio que hacían campaña reclamando la sanción de la ley de la silla. (...) Organiza cursos educativos para las obreras, y entre 1912 y 1913 interviene en la reglamentación del trabajo a domicilio y la fijación de un salario mínimo para las trabajadoras".
También creó en instalaciones del Partido Socialista de barrios obreros, las llamadas bibliotecas y recreos infantiles tipo guarderías, para contener a los hijos de las madres trabajadoras. De esta manera surgieron numerosos centros que fueron subsidiados por el municipio.
Creó la escuela laica del partido de Morón, incorporando planes de estudios avanzados y turnos de noche para la educación de los adultos. Luego surgiría la escuela laica del barrio de la Boca.
Otra notable extranjera que colaboró con Fenia Chertkoff, fue Gabriela Laperriere de Coni, de origen francés. Miembro del Comité Ejecutivo del Partido Socialista, terminó siendo expulsada por estar en disidencia con otros dirigentes sobre el enfoque dado a la cuestión obrera. Exigía mayor compromiso político y soluciones para mejorar las condiciones de vida del obrero y sus familias, creyendo insuficiente la acción partidaria, y viéndose ella misma involucrada en los conflictos gremiales representando a las trabajadoras (31).
Por último, cabe mencionar a la masona española Belén de Sárraga, quien llegara a obtener el grado 33 y a ocupar la vicepresidencia de la Federación Argentina de la Orden del Derecho Humano.
Al respecto, Alicia Moreau de Justo, cuyo padre había sido un comunero de 1871 que apoyó el levantamiento obrero y que debió exiliarse, dijo en una entrevista que le hiciera el historiador, socialista y masón Emilio Corbière:
"En 1906 había vivido mi primera aventura ideológica y política. Tuvo lugar en Buenos Aires el Congreso del librepensamiento, organizado por científicos, escritores e intelectuales vinculados a la masonería. Allí presenté mi primer trabajo sobre educación, que se publicó en el primer número de la Revista Socialista Internacional. La escuela -a mi juicio- elabora el porvenir del hombre, debe ser una escuela libre, sin dogmas, dirigida por el conocimiento exacto de la naturaleza humana y del desarrollo de la vida. La que tiene sus educadores en todas partes: en la familia, en la ciudad, en el país, en el libro, en el museo; que es acción social a la cual todos deben contribuir, vivificada la gran ley de la solidaridad que es la razón de ser de la humanidad.
En aquel Congreso del librepensamiento, conocí a la anarquista Belén de Sárraga. Fue una experiencia inolvidable. Así tomé contacto con las ideas revolucionarias. Un mes después, el socialista Ángel Giménez me pidió que dictara un curso de conferencias de divulgación popular en la "Sociedad Luz", de Barracas. De esa manera me acerqué al movimiento obrero (...)".
Con respecto a la mujer trabajadora, señala entre los puntos programáticos de la Unión Feminista Nacional: "Cooperar con toda obra que contribuya a facilitar y mejorar el trabajo femenino; por lo tanto se preocupará en la reglamentación del trabajo en la industria y en el comercio y de elevación de los salarios del trabajo femenino, basándose en el principio "a igual trabajo, igual remuneración".
También dice: "Pienso que la historia se construye y se transforma con la acción consciente de la clase trabajadora organizada políticamente" (...) "Volviendo al socialismo, considero que el manifiesto comunista describió el proceso histórico como la lucha de clases, y esa lucha, sobrepasa forzosamente el plano económico abarcando totalmente la existencia humana. Las armas del proletariado en su lucha por la emancipación, son su conciencia de la dignidad y del valor social de cada individuo, la organización sindical y política, la unión nacional e internacional de esos organismos y el conocimiento cada vez más claro del inmenso valor de su función productora y económica, de la fuerza que proviene de su masa y de su irrupción en el sistema de gobierno, antes reservado a minorías" (32)
Volviendo a Belén de Sárraga, decía Rafael Luis Gumucio Rivas: "Era una anarquista y librepensadora española (...) Recorrió América Latina ejerciendo su apostolado feminista y ácrata; era una mujer de especial belleza (...) Cuando visitó Chile, en 1913, revolucionó a los jóvenes radicales, liberales, socialistas y anarquistas (...) Los curas la odiaban: "era una divorciada, disoluta y, para más remate, atea", decían los conservadores. El líder obrero Luis Emilio Recabarren la invitó a visitar las salitreras y como consecuencia de sus conferencias, se formaron en el norte los centros de mujeres librepensadoras (...)".
Los intereses de Belén de Sárraga, aparte de los ya mencionados, abarcaron la Masonería mixta, los derechos humanos y el periodismo. Fue escritora, poeta y notable conferenciante, aparte de maestra y médica. Sus principios eran anticlericales, humanistas y racionalistas.
Cuando se celebró el Congreso de Librepensamiento en 1906, en Buenos Aires, declaró al diario La Vanguardia : "Soy republicana federal, pero mis ideas van más lejos en el orden social, político y económico. Mi actuación se vincula al movimiento obrero para la obtención de conquistas; como la protección del trabajo de la mujer y el niño. Preconizo la paz mundial, y como medio de llegar a ella la supresión de los ejércitos. Toda propaganda antimilitarista es noble".
En 1910, fue vicepresidente en el Primer Congreso Internacional de la Mujer celebrado en Argentina, y en cuya ocasión el Centro Socialista Femenino de Buenos Aires propone:
1. Sufragio universal para ambos sexos.
2. Divorcio absoluto.
3. Ocho horas de trabajo para adultos y seis para niños hasta la edad de dieciséis años, con descanso continuo de 36 horas.
4. Asiento para las vendedoras de tiendas, talleres y fábricas.
5. Treinta y cuarenta días de descanso antes y después del parto con el goce de sueldo completo como medio de proteger la maternidad.
6. Educación obligatoria y laica para los niños de ambos sexos hasta la edad de catorce años; instrucción obligatoria en clases diurnas para los niños que trabajan en las fábricas y talleres, con el goce de su sueldo diario completo.
7. Inspección y vigilancia estricta para que se cumpla la ley que reglamenta el trabajo de los niños.
8. Fomentar las escuelas profesionales para mujeres, mejorar higiénicamente las existentes, y cuidar la educación estética de la mujer obrera.
Otra propuesta, expresa un pedido para que los gobiernos adopten planes y leyes de retiro para los obreros. (33)
El siglo XIX vivirá el auge de la Segunda Revolución Industrial y el proceso por el cual se llegará a nuevos descubrimientos, inventos y la creciente aplicación de los mismos en la vida cotidiana. Sostiene Noëlle Charpentier (34), autora de una historia de la Orden del Derecho Humano: "Las consecuencias de esta evolución son múltiples: fuerza creciente del proletariado, nacimiento de los partidos políticos en su forma actual, sindicatos, movimientos cooperativos y estructuras en pro de los derechos de los ciudadanos. Todo ello conllevó una toma de conciencia de los derechos sociales y una mayor comprensión de las ideas libertarias y humanistas".
Aparte del avance tecnológico volcado al bienestar social, se va gestando en palabras de los investigadores Vitale y Antivilo (35), "un vigoroso pensamiento liberal progresista, que cuestionaba las prerrogativas de la Iglesia Católica , como el control de la enseñanza, de los casamientos, nacimientos, entierros, censuras y de una moral impuesta al conjunto de la sociedad, cuyas principales afectadas eran las mujeres. La corriente liberal fue logrando importantes conquistas, como la separación de la Iglesia del Estado, y ganando posiciones políticas a través de la Masonería ". Ciertamente, durante los últimos decenios del siglo XIX y los primeros del XX, la Masonería alcanzó a nivel global uno de sus mejores períodos en cuanto a expansión y plenitud operativa y de influencia social, obteniendo incuestionables logros.
Por otro lado, Belén de Sárraga destaca el progreso que algunos gobiernos han logrado: "El gobierno de Batlle y Ordóñez, en el Uruguay, lejos de permitir licencias a la iglesia la ha mantenido a raya; impidiéndole toda extralimitación en sus funciones y ejerciendo una extrema vigilancia sobre la escuela pública y privada".
"La instrucción, obligatoria y gratuita y las clases nocturnas para obreros, han hecho frente al analfabetismo".
Resulta "evidente la tendencia general de los pueblos americanos a obtener el mayor grado posible de cultura, por el fomento de la enseñanza del Estado".
"Cumple al gobierno actual del Uruguay la gloria de haber iniciado a la mujer en la carrera diplomática" (...) "Fácil es deducir por lo dicho del Uruguay, que aquí está, la mujer casi absolutamente emancipada. Las sociedades de damas liberales laboran constituidas en casi todos los Departamentos. Verdad que la primera emancipada de la tutela católica es la esposa del actual presidente, Sra. Matilde L. de Batlle y Ordóñez" (...) "Otra doctora, la Sta. Ernestina Dávalos, es, en el Paraguay, miembro de la Alta Corte de Justicia. Profesionales de la medicina existen en casi todos los países; doctoras en leyes en Argentina, Uruguay, Paraguay y algún otro. La literatura cuenta con un considerable número de publicistas. El arte tiene entre las mujeres delicadas intérpretes".
Estos conceptos y muchas otras cuestiones fueron abordadas en su volumen "El clericalismo en América. A través de un continente" (36). Terminado en Uruguay en 1914, y dedicado al presidente José Batlle y Ordoñez, este libro de crónicas surgió a partir de la experiencia de sus extensos viajes por Latinoamérica, quedando reflejada la realidad imperante en la época.
Sostiene: "No siendo ya el poder civil el brazo secular de la iglesia, y no pudiendo ya esta intervenir directamente en la confección y aplicación de las leyes, necesitaba organismos seglares que la sirviesen, influyendo en la marcha política. El rutinarismo se los proporcionó en abundancia. Las asociaciones de obreros católicos, con sedes en sacristías y conventos, son el producto de esa rutina popular obligada además por causas de que hablaré más tarde. Por ellas el clericalismo tiene pueblo, hoy que el pueblo representa opinión; tiene organismos, con personalidad civil, que firman peticiones y protestas, gritan, se manifiestan, aplauden o silban, según las necesidades del momento".
"Es cosa decidida. Bajo la protectora sombra del árbol eclesiástico se acomoda una familia más. Los hijos, al asilo, a dar brazos gratuitos para las industrias monásticas; la madre, a servir de comparsa en procesiones y otros actos místicos; el padre al centro católico de obreros, a aumentar las anónimas cifras de la opinión sinceramente religiosa; a ser «masa» en los comicios; a servir, con el escapulario al cuello, de reclamo para el ejército ilota que bautizara León XIII con el pomposo nombre de socialismo cristiano". León XIII "fundó su célebre socialismo católico, ridícula parodia de las doctrinas marxistas, tendiente a mantener al obrero bajo la influencia eclesiástica" (...).
"El desgraciado á quien falta el trabajo y acosa la necesidad, si no ha alcanzado "un grado intelectual que le permita sostener, dignamente, su infortunio y aún trabajar, en comunión con los de su clase, para vencerlo, es un predestinado a la servidumbre clerical. El bono de pan y carne, entregado en la sacristía á cambio de la papeleta de confesión, le compra. Sus servicios los presta en los actos solemnes y públicos en que la iglesia necesita número y en los comicios donde emite su voto por el candidato que se le designa. De este modo la caridad se trueca en el precio estipulado para la venta de la libertad ciudadana".
Se ocupa intensamente de la cuestión obrera, a la que vuelve una y otra vez: "La iglesia ve con temor el gran desarrollo que las asociaciones y partidos obreros han tenido en los últimos tiempos. Poderosos en Estados Unidos, fuertes en algunas regiones de México, muy particularmente en Monterrey, Veracruz, y Mérida; nacientes, pero muy bien intencionados en las Antillas y una parte del Centro América; importantes en Costa Rica; perfectamente organizados en Brasil, despliegan un verdadero lujo de energías en Uruguay, Chile y Argentina, donde, a las grandes Federaciones Obreras, hay que agregar los robustos organismos del partido socialista" (...).
"Tan valiosas fuerzas concurren a la obra de libertad moral en que está América empeñada, no solo porque apartan del proletariado aquel espíritu de servidumbre en que la iglesia le mantuvo durante siglos, sino porque son centros educadores para esa emigración analfabeta que exportan las aldeas de Europa. Casi todos los organismos obreros se preocupan de la enseñanza: sostienen escuelas diurnas y nocturnas y costean, además, bibliotecas. Se comprende la importancia de esta labor educadora sobre las masas ignorantes, las más propicias por su falta de preparación intelectual y la penuria de su vida para el trabajo catequista del cura, pescador de votos para sus candidatos políticos, o del fraile, pescador de niños para sus talleres y fábricas. Los centros de enseñanza laica, mantenidos por el obrero para la educación de sus hijos, contrarrestan la especulación congregacionista, restando a los establecimientos católicos un número considerable de alumnos; en tanto que la escuela nocturna y el gabinete de lectura, van haciendo una obra lenta de cultura que permite al trabajador discernir por su propia cuenta, lo que basta para evitar que él sea, en manos de los partidos católicos, un arma que a sí misma se destruye".
En la "Constitución y Reglamentos Generales de la Federación Argentina de la OMMI El Derecho Humano", edición de 1917, se establece que:
"El ser humano, llegado a la edad viril, tiene derecho de conseguir en cambio de su trabajo el salario suficiente para el sustento de su familia, de sus hijos y de sus padres ancianos. En la lucha que sostiene por la vida tiene derecho al concurso de aquellos de sus hijos susceptibles de ayudarle y también al de la sociedad en caso de incapacidad o cuando sus cargas de familia excedan el límite de las fuerzas de su potencia productiva".
"Tiene derecho a la libertad de su trabajo, del que mejor convenga a sus capacidades o a su gusto, y la organización social debe ser tal que nadie pueda ver su inteligencia, su actividad o su saber inempleado". "La duración del trabajo diario debe ser limitada por la ley tanto para el hombre como para la mujer o el joven. Cuando el individuo no consigue trabajo, la colectividad debe procurarle como medio de asistencia".
"El ser humano, mientras pueda hacerlo, tiene el derecho incontestable de ahorrar una parte del salario representando el producto de su trabajo para hacer de ella el uso que más le convenga".
"La propiedad individual es la consecuencia lógica de la libertad individual, pero puede sólo pretender a la protección de las leyes con tal de ser la base fundamental de las obligaciones personales y contribuciones que constituyen los recursos indispensables al funcionamiento del mecanismo social, en una palabra, de ser la gran reserva colectiva".
"La humanidad, en vista de las obligaciones que le incumben de instruir el niño y el adolescente, formarlos en vista del trabajo que les dará los medios de vivir, en razón también de la seguridad que provee a los que trabajan, de la subsistencia que facilita a los que no pueden trabajar, tiene el derecho de procurarse los recursos necesarios imponiendo a cada uno en razón de sus facultades".
9
Reseñas sobre la labor precursora de los masones en legislación obrera y derechos del trabajo. Comentarios de José Ingenieros a la obra de Joaquín V. González sobre el proyecto de Ley Nacional del Trabajo.
Adjunto algunos conceptos vertidos por el médico, pensador y masón José Ingenieros sobre la obra de otro destacado masón e intelectual, el abogado Joaquín V. González. Dicho texto fue reproducido en parte por la revista Verbum, editada por el Gran Oriente Federal Argentino - GOFA. Se publicó en 1948, al cumplirse el 85 aniversario del nacimiento de aquel notable legislador (37).
Joaquín V. González (1863-1923) basó su proyecto del Código de Trabajo en los textos de Bialet Massé, cuyo informe fue redactado, como ya dije, por encargo del presidente Roca en su segundo período (1898-1904) y siendo ministro del Interior el mismo Joaquín V. González. Este destacó en diversos ámbitos legislativos y ministeriales, fue periodista del diario La Prensa y catedrático, escribió numerosos libros, fue gobernador de la provincia de La Rioja , miembro de la Corte Internacional de Justicia de La Haya , fue uno de los fundadores del Partido Demócrata Progresista junto a Lisandro de la Torre y notable conferenciante, entre otras actividades. Fue pro Gran Maestre de la Masonería Argentina e integró el Supremo Consejo (38).
Por otro lado, José Ingenieros (1877-1925) destacó como docente y autor de ensayos de profunda influencia social; se especializó como psicólogo, psiquiatra y criminólogo. Publicó numerosos libros que abarcan la filosofía, la historia y la sociología y fue asiduo colaborador de su padre en la redacción de la "Revista Masónica" que luego se llamaría, a partir de 1904, " La Cadena de Unión", siendo editada hasta 1932 (39). Entre las amistades del doctor Ingenieros se contaba la inmigrante italiana y médica Julieta Lanteri, activista política, precursora de los derechos humanos en las tres primeras décadas del siglo XX e invitada a dar conferencias en Logias como la Doce de Octubre, jurisdiccionada a la Gran Logia Filial Hispano-Argentina del Gran Oriente Español y luego a la Gran Logia Nacional Argentina.
Dice su texto:
"(...) La evolución de las sociedades humanas no puede impedirse ni precipitarse. Son igualmente ineficaces las tímidas resistencias de los misoneístas y las exuberancias retóricas de los ilusos. Las reformas sociales son la consecuencia de nuevas condiciones de hecho, nunca de sentimientos o teorías, aunque los unos y las otras coexisten con ellas, como su producto natural. Los espantajos demagógicos, legados al siglo XIX por los enciclopedistas, han influido menos sobre la evolución social que el aprovechamiento del vapor o de la electricidad.
Frente a la antigua política subalterna que baraja dogmas y sentimientos, comienza a definirse otra, fundada en el estudio de los fenómenos sociales; ella es necesariamente impopular, como todas las concepciones científicas: la política sociológica (...).
(...) En nuestro siglo, estos problemas se caracterizan por francas tendencias hacia la reforma progresiva del orden económico vigente. Ella no es antojadiza , ni es la consecuencia de huecas retóricas que pretenden fundarla sobre ideales de justicia o de igualdad; es simplemente el producto natural de nuevas condiciones de hecho creadas por el desenvolvimiento de la moderna economía industrial y capitalista. Entre las cuestiones sociales de suyo multiformes y complejas, destacase actualmente el problema obrero; en sus formas actuales no ha podido presentarse en otras épocas, siendo en nuestros días uno de los que esperan inminente solución. El sistema productivo capitalista (en el sentido que da a este término la escuelas marxista...) ha creado nuevas relaciones entre los poseedores de los medios de producción y los trabajadores sometidos al régimen de salario; este hecho determina la necesidad de modificar las instituciones jurídicas que establecen las relaciones recíprocas entre las fuerzas concurrentes a la actividad económica de la sociedad entera.
La legislación civil contemporánea está en vísperas de ser modificada en sus mismos fundamentos. No puede persistir en su forma actual, pues no corresponde a condiciones reales: el hecho viola el derecho. En la época de formularle se desconocían las fuerzas económicas surgidas posteriormente en las sociedades civilizadas; esas fuerzas han creado nuevos intereses, nuevas relaciones, nuevos conflictos, nuevos derechos, nuevas obligaciones.
(...) El extraordinario desarrollo de las fuerzas productivas en el siglo XIX ha creado estos dos términos en el problema de las relaciones económicas: capitalismo y proletariado. Ellos son nuevos en su forma actual y por sus relaciones de recíproca dependencia. Amos y siervos los hubo siempre, así como habrá eternamente desigualdades sociales por razones de orden biológico que ninguna legislación podrá evitar. Esas fuerzas económicas plantean conflictos de intereses; son dos polos de una misma esfera -la producción- y polarizan energías aparentemente opuestas, pero que, en definitiva, son concurrentes a una misma acción común y tienden a equilibrarse dentro de cualquier régimen económico. Ese fenómeno implica transformaciones jurídicas paralelas a él, pues toda nueva condición de hecho tiende a crear su correspondiente condición de derecho y deberes recíprocos, mitigando asperezas, restringiendo los excesos abusivos. En definitiva, sin embargo, la legislación del trabajo resulta protectora del obrero: su situación inferior en el conflicto hácele soportar el peso de numerosas desventajas.
La economía y el derecho clásico no pueden permanecer cristalizados en fórmulas ya inaceptables. Fuerza es confesar que algunos utopistas y reformadores sociales han contribuido eficazmente a su drenaje saludable. La subversión de las doctrinas económicas, iniciada por algunos socialistas ilustrados, tuvo como feliz consecuencia una benéfica lucha entre los economistas puros (preocupados en hacer doctrina) y los socialistas militantes (preocupados en poner la economía al servicio de su política), con resultados bilaterales. Por una parte se produjo un sacudimiento y modificación de la economía, anquilosada por aforismos inconmovibles; por otra una saludable evolución de los socialistas ilustrados, que se acercan, cada vez más, a la economía, y acabarán de cimentar sobre ella sus previsiones sociológicas (...)
La legislación del trabajo es uno de los puntos más importantes en que se muestran concordes la economía y el socialismo, demostrando la necesidad de incorporarla a todo programa de política verdaderamente científica; esa legislación es una de las fases más importantes del nuevo derecho que está en formación.
El Dr. Joaquín V. González, ministro de la República Argentina , con un atrevimiento que honra doblemente al intelectual y al estudioso, ha concebido y ordenado un vasto plan de legislación social, presentado al Congreso de la Nación en 1904, con el título de "Proyecto de ley nacional del trabajo". Es obra de elevado concepto político. Como simple proyecto del poder ejecutivo, aunque no llegue a convertirse en ley, merece vincularse el nombre del autor al de los más osados reformadores del presente siglo; sin que esto signifique desconocer que el proyecto adolece de algunos defectos e instituye disposiciones coactivas del movimiento obrero. Ignoramos que ministro alguno, en ningún país civilizado, haya remitido a su parlamento un proyecto que pueda compararse en su conjunto al que vamos a estudiar. Las mejores leyes de Australia, Nueva Zelanda, Estados Unidos, etc., palidecen ante este verdadero "Código del Trabajo" proyectado para la República Argentina.
Su importancia como ensayo de sociología aplicada, es vasta. Sus imperfecciones son las inherentes a toda obra humana; máxime que, en este caso, atendido el criterio de legislar en conjunto, haciendo un código completo, el ensayo es de primera mano. Ha sido imposible imitar códigos análogos, puesto que ningún país los posee todavía; han debido coordinarse leyes sueltas de otros países, adaptándolas a condiciones de modo, tiempo y lugar, propias del ambiente argentino (...)".
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El fin de una época: los sindicatos y la visión negociadora de Hipólito Irigoyen, Presidente de la República y masón krausista.
Yrigoyen (1852-1933) ocupó la presidencia de la Nación entre 1916 y 1922. En su segundo período, 1928-1930, debido a la crisis económica y el alto índice de desempleo, perdió el apoyo de la clase media que lo había impulsado y fue derrocado por el ejército y la oligarquía, siendo el primer golpe de Estado de la era constitucional.
Sostiene Felipe Pigna con respecto a su primer período: "Yrigoyen extendió su política reformista al plano sindical e intentó una legislación social más avanzada, que fue bloqueada permanentemente por el Senado, en manos de los conservadores. Contempló los reclamos de sindicatos negociadores, como la Federación Obrera Ferroviaria y la Federación de Obreros Marítimos, que integraban un sector de la F.O .R.A. Su política sindical fue distinta con los gremios que privilegiaron la huelga a la negociación, como los frigoríficos y municipales, controlados por anarquistas y socialistas. En estos casos (...) no dudará en reprimir violentamente a los huelguistas" (40).
Sobrino de Leandro N. Alem, también masón y fundador de la Unión Cívica Radical, tuvo posturas y actitudes contradictorias, propiciando la creación de algunos obispados e instaurándose en el transcurso de sus gobiernos el Día de la Raza. Durante su segundo período, le quitó por decreto la personería jurídica a la Masonería Argentina , volviéndosela a otorgar un par de meses después. Era claramente deísta y seguidor de las doctrinas del filósofo y masón alemán Federico Krause (41).
Dice la revista La Cadena de Unión en 1928, develándose públicamente la identidad masónica de Yrigoyen: "Una verdadera primicia es la que ofrecemos hoy a nuestros lectores, con respecto al hombre que ha resultado, por la voz inflexible de los comicios, electo Presidente de la República para el período de 1928 a 1934, es decir el eminente repúblico Dr. Hipólito Irigoyen, el cual, según comprobantes que extraemos de nuestros archivos, es liberal, como son todos los que penetran en nuestros templos y reciben la consagración masónica.
El doctor Irigoyen fue propuesto en el año 1882, en la Logia Docente (...).
(...) Muchas veces hemos sostenido en estas mismas columnas que por los talleres de nuestra digna y benemérita Institución, han desfilado, en épocas pretéritas, personalidades de valía, algunos exponentes de la sociabilidad argentina, representantes del Ejército y la Armada , de la magistratura, de la banca, del comercio y de las profesiones liberales del país, con lo cual demuestra concluyentemente que la Masonería ha sido, es y será en todo tiempo el centinela avanzado del progreso moral y material de la Nación " (42).
Bibliografía, notas y fuentes citadas
(1) Sitio El historiador, de Felipe Pigna: http://www.elhistoriador.com.ar/articulos/movimiento_obrero_hasta_1943/grandes_huelgas.php
(2) Pascual Menutti, " La Masonería en los barrios de La Boca y Barracas", Revista Símbolo Nº 55, Año XLVIII, Buenos Aires, febrero-marzo de 1995, págs. 19-20. Gran Logia de la Argentina de Libres y Aceptados Masones; y Alcibíades Lappas, La Masonería argentina a través de sus hombres, Buenos Aires, 1958, 1966, 2000.
(3) "Respetable Logia Hijos del Trabajo - El 54º aniversario de su fundación", Revista Verbum, Segunda época, Año II, Nº 19, Buenos Aires, 1º de marzo de 1936, pág. 14. Gran Oriente Federal Argentino.
(4) Juan Esteban Serchio/Leticia Maronese, " La Logia Hijos del Trabajo y la inmigración italiana en Barracas y La Boca ", Presencia Masónica en el Patrimonio Cultural Argentino, Comisión para la Preservación del Patrimonio Histórico Cultural de la Ciudad de Buenos Aires, 2003, págs. 97 y ss.
(5) Ricardo Parera, La ofensiva católica de 1884, Revista Todo es Historia, marzo de 1982, Nº 178, pág. 26 y ss.
(5bis) Victory, en su Revista Masónica Americana, recoge abundante información sobre la Masonería española de la época. En el ejemplar Nº 5, Año I, del 15 de enero de 1873, brinda los nombres y ubicación de las 92 Logias y Triángulos que existían en la península. En el ejemplar Nº 8, del 28 de febrero del mismo año, reproduce las inquietudes de la Orden con respecto a las clases trabajadoras en España.
Dice sobre los temas abordados y de los cuales se ocupa la Logia Acacia de Madrid:
“1º ¿Cuál es en la actualidad la posición material, moral e intelectual del mero trabajador?
2º ¿Las mejoras que reclama son atendibles? ¿Son justas? ¿Son necesarias? ¿Son urgentes?
3º ¿Interesan solo al obrero, o convienen a la sociedad entera?
4º ¿ La Masonería debe directamente influir en el mejoramiento de la clase obrera? Y si debe, ¿por qué medios podrá cooperar a su realización?
5º ¿Existe alguna tutela opresora, algún obstáculo que se oponga a las mejoras reclamadas por el trabajador?
6º Si existen poderes tutelares en perjuicio del obrero, ¿es justa, es conveniente, es realizable su emancipación?
7º Si es conveniente y realizable la emancipación del obrero, ¿hasta qué punto y por qué medios legales.
8º ¿Interesa a la Masonería la emancipación social del trabajador? ¿Debe protegerla? Y si puede y debe, ¿cómo, cuándo y de qué manera?”
(6) Lappas, op. cit.
(7) " La Internacional y el derecho de asociación", Revista Masónica Americana, Año III, Núm. 12, Buenos Aires, 31 de julio de 1875, págs. 349-357.
(8) Mirta Henault, "Las inmigrantes", Revista Todo es Historia, Año XVI, agosto de 1982, Nº 183; pág. 54-55.
(9) Parera, op. cit.
(10) Mauricio Javier Campos, "Apuntes preliminares sobre Masonería en Tandil", Faro Editorial, Buenos Aires, 2004 y 2006. Con bibliografía adjunta.
(11) Daniel Eduardo Pérez, Los italianos en Tandil, Centenario de la Sociedad Italiana de Socorros Mutuos, S.I.S.M. editor, Tandil, 1977. Incluye a la Sociedad Filantrópica La Caridad , pág. 59 y ss.; y el Estatuto en págs. 139 a 144. Prólogo de Enrique de Gandía.
(12) Andrea Romandetti Dasso, "El palacio de La Prensa y sus simbología", Presencia Masónica en el Patrimonio Cultural Argentino, Comisión para la Preservación del Patrimonio Histórico Cultural de la Ciudad de Buenos Aires, 2003, págs. 149-197.
(13) Mitos argentinos, los protagonistas de la historia: Alfredo Palacios, colección Clarín, textos de Felipe Pigna, suplemento especial, Buenos Aires, miércoles 23 de mayo de 2007.
(14) Ideario de Juan B. Justo, Comisión Nacional de homenaje en el centenario de su nacimiento: 1865-28 de junio-1965, Buenos Aires.
(15) Lappas, op. cit. (15bis) Wikipedia.
(16) "Sociedad obrera", Semanario Masónico Luz y Verdad, Tandil, Año II, Núm. 68, 13 de agosto de 1901.
Dicen las crónicas sobre la iniciación de Adrián Patroni: “En la propaganda masónica que sostenemos a diario hemos inculcado siempre la conveniencia de introducir en nuestras filas elementos que si no reúnen todas las condiciones requeridas para ser masón, cuando menos representen algo en el campo intelectual, para cooperar en el estudio de los grandes problemas económico-sociales, como en los Orientes donde la Masonería está más bien organizada que entre nosotros, como Francia, Suiza, Bélgica, Italia, Norte América, etc.
La Logia Estrella de Oriente en estos días ha iniciado al incansable propagandista Adrián Patroni. ¿Quién no conoce a ese hombre modesto pero activo e ilustrado miembro del Partido Socialista Argentino.
¿Quién no ha escuchado en los salones, los teatros, plazas públicas y por doquier, en Buenos Aires como en los pueblos del interior, sus conferencias sobre la cuestión social?
Autor de varios folletos de propaganda, su nombre se ha hecho popular y su ingreso en la Masonería lo consideramos una verdadera adquisición. Todo consiste en saber cultivar los buenos elementos y no aumentar los claros que se observan en nuestras filas.
El examen sostenido durante la iniciación fue muy interesante; el Hermano F. A. Mohr sostuvo una brillante conferencia en controversia con el neófito, la que duró más de una hora, sobre los temas “patria” y “deberes hacia sus semejantes”.
El Hermano Patroni sostuvo bajo el punto de vista moral y social, la concepción filosófica y científica que en el presente han alcanzado esas cuestiones.
En total ha sido una sesión muy importante que quisiéramos ver repetida en muchas Logias. El Venerable Hermano Intrieri agradeció a los visitadores, invitando a la concurrencia a participar de un lunch (…)”
Revista Masónica, Año VII, agosto y septiembre de 1900, Núm. 15 al 18, pág. 203. Director: Salvador Ingenieros.
(17) "El capital y el trabajo", Semanario Masónico Luz y Verdad, Tandil, Año III, Núm. 146, febrero 17 de 1903.
(18) "Nuestra legislación obrera", Semanario Masónico Luz y Verdad, Tandil, Año III, Núm. 148, marzo 3 de 1903.
(19) Nueva Era, Bodas de Oro 1919-1969; Lappas, op.cit.; Hugo Nario, "Cortando piedra", Revista Todo es Historia, Año XV, Nº 178, marzo de 1982; págs. 8-25.
(20) Semanario Masónico Luz y Verdad, Tandil, 1900-1903: "La monopolización del Cerro de los Leones", Año I, Núm. 13, 24 de julio de 1900.
(21) Lappas, op. cit.
(22) Vicente Blasco Ibañez, "Fragmentos", Verbum, Segunda época, Año II, Nº 20, Buenos Aires, 1º de abril de 1936, pág.19.
(23) Nueva Era, Bodas de Oro 1919-1969; op. cit.
(24) Lappas, op. cit.
(25) " La Asociación gremial de Maestros Unidos de Mendoza y la Masonería Argentina. Cambio de notas", Revista Masónica La Cadena de Unión, Año XXVII, Época 2ª, Buenos Aires, marzo de 1920, pág. 5369.
(26) Parera, op. cit.
(27) Lappas, op.cit.
(28) Mirta Henault, "La incorporación de la mujer al trabajo asalariado", Revista Todo es Historia, agosto de 1982, Nº 183, págs. 42-53.
(29) "Juan Bialet Massé, precursor de la regulación de las condiciones de trabajo: Informe sobre el estado de las clases obreras en el interior del país", 1846/España - Argentina/1907: Homenaje en su centenario/2007, compilador de la obra Norberto E. Huber, Alción Editora. Para consultar mayores datos se puede visitar el sitio oficial de la edición: http://www.juanbialetmasse.com.ar/
(30) Mitos argentinos, op. cit. y Lappas, op. cit.
(31) Mirta Henault, op. cit.
(32) Emilio J. Corbière, "Alicia Moreau de Justo: socialismo y feminismo", entrevista, Revista Todo es Historia, agosto de 1982, Nº 183, págs. 72-73.
(33) Primer Congreso Femenino Internacional de la República Argentina , Buenos Aires 1910, Historia, Actas y Trabajos, introducción de Dora Barrancos, Universidad Nacional de Córdoba, 2008.
(34) Nöelle Charpentier, " La Masonería Mixta y El Derecho Humano", Fundación María Deraismes, Madrid, 2010.
(35) Luis Vitale/Julia Antivilo, "Belén de Sárraga. Precursora del feminismo hispanoamericano", Ediciones, CESOC, Chile, 1999; y Mauricio Javier Campos, "Belén de Sárraga. Vida y revolución feminista", 2011. Con bibliografía adjunta.
(36) Belén de Sárraga, "El clericalismo en América. A través de un continente", Editorial Lux, Lisboa, Portugal, 1914.
(37) Lappas, op. cit.
(38) Lappas, op. cit.
(39) "El problema social y la política científica. Consideraciones generales sobre el proyecto del Ilustre Hermano Joaquín V. González, sobre Ley Nacional del Trabajo, por el Ilustre Hermano José Ingenieros", Revista Verbum, Cuarta época, Año XIV, Nº 8, Buenos Aires, marzo de 1948, págs. 34-39.
(40) Sitio El historiador, de Felipe Pigna: http://www.elhistoriador.com.ar/articulos/movimiento_obrero_hasta_1943/grandes_huelgas.php
(41) Lappas, op.cit.
(42) "El futuro presidente de la Nación Argentina es liberal", Revista Masónica La Cadena de Unión, Año XXXVI, Buenos Aires, Abril de 1928, pág. 7.366 y La Acacia , Revista General de la Masonería en los valles del Plata, Año III, Nº 1.
"Sociedad Unión Obrera de Las Canteras de Tandil". La Sociedad de los Canteristas de Tandil (provincia de Buenos Aires), fue fundada en 1906. En el emblema se aprecian los símbolos masónicos.
Fuente de la fotografía: Diario El Eco de Tandil.
Resumen:
1. La oleada extranjera. 2. Barrios de inmigrantes proletarios y asociaciones masónicas.
3. Inmigrantes y masones: su pertenencia e influencia de principios en la "Sociedad Internacional de Trabajadores" en la década de 1870. La represión del aparato judicial contra el derecho de asociación durante el estado de sitio de 1875 decretado en Buenos Aires, y derivado del conflicto de trabajadores y masones con la Iglesia y los jesuitas. La familia Victory y la Revista Masónica Americana. Documento de época.
4. El clero, la oligarquía y las ideas mesiánicas: la masacre de extranjeros y masones en el sudeste bonaerense de 1872 y el trasfondo económico.
La Masonería y su relación con el mutualismo a fines del siglo XIX. Las sociedades filantrópicas italianas, españolas, francesas y cosmopolitas: "La Caridad", sociedad de principios y antecedentes masónicos.
5. Masonería, periodismo y sociedad libre. El diario La Prensa y los periodistas masones. Los periódicos obreros: La Vanguardia, el periódico socialista fundado en 1894 y La Protesta, publicación anarquista editada a partir de 1897. Ideas complementarias sobre Juan B. Justo.
Panfletos y proclamas sobre la cuestión obrera. José Antonio Cabral y el semanario masónico Luz y Verdad. Documentos de época: "Sociedad obrera"; "El capital y el trabajo"; "Nuestra legislación obrera". El socialista Adrián Patroni: masón y gremialista.
6. La Masonería y su vinculación con la explotación de la piedra y las estructuras sindicales de las canteras a fines del siglo XIX y principios del XX. La mano de obra importada. El hermano italiano, abogado, sociólogo y anarco-sindicalista Pietro Gori y su relación con las federaciones obreras argentinas, la "Sociedad Unión Obrera de las Canteras" y la "Federación Sudamericana de Picapedreros" de Montevideo. Documento de época: "La monopolización del Cerro de los Leones".
El masón español y escritor Vicente Blasco Ibañez: su visita a la zona de las canteras. Su visión de la clase obrera.
7. Los masones en apoyo de los movimientos obreros, sindicales y emancipatorios a principios del siglo XX. Un ejemplo de entidades inspiradas por masones: Los principios de La Fraternidad ferroviaria.
La Asociación gremial de Maestros Unidos de Mendoza y la Masonería Argentina: correspondencia.
8. La mujer inmigrante y asalariada abordada por la obra del hermano español, médico, abogado e ingeniero Bialet Massé y los masones socialistas: Alfredo Palacios.
La mujer inmigrante y el obrero: La socialista rusa Fenia Chertkoff de Repetto. La prédica de la masona española Belén de Sárraga en el Río de la Plata y la Orden del Derecho Humano.
9. Reseñas sobre la labor precursora de los masones en legislación obrera y derechos del trabajo.
Comentarios de José Ingenieros a la obra de Joaquín V. González sobre el proyecto de Ley Nacional del Trabajo.
10. El fin de una época: los sindicatos y la visión negociadora de Hipólito Yrigoyen, Presidente de la República y masón krausista.
"La Boca ya tiene dientes".
Declaración de Florencio Sánchez, dramaturgo y masón uruguayo, al ser elegido el abogado y masón Alfredo Palacios diputado socialista por ese distrito.
"La libertad es un lugar donde nadie revisaba las uñas".
Juan Gelman.
"El pueblo es también uno de los poderes del Estado, el poder cuyas explosiones son más terribles".
"Las máquinas, lo mismo que la división del trabajo, en el actual sistema de la economía social, son a la vez fuente de riqueza y causa permanente y fatal de miseria".
"Leyes: sabemos lo que son y lo que valen. Son telarañas para los ricos y poderosos, cadenas de acero para los pobres y débiles, redes de pesca en las manos del gobierno".
Pierre Joseph Proudhon, político y masón.
1
La oleada extranjera
Sostiene Felipe Pigna: "La década del 80 fue una de las de más alto índice de ingresos de inmigrantes al país. Junto con los trabajadores desocupados y los campesinos desplazados de sus tierras, fueron llegando al puerto de Buenos Aires notables dirigentes del anarquismo y del socialismo que huían de las persecuciones de los diferentes gobiernos europeos. Traían consigo su experiencia sindical y política que compartirían generosamente con los integrantes del incipiente movimiento obrero argentino". (1)
2
Barrios de inmigrantes proletarios y asociaciones masónicas
El censo de 1895 estableció en el Barrio de La Boca 38.000 habitantes, de los cuales 17.000 eran argentinos, 14.000 italianos, 2.500 españoles y el resto de otras nacionalidades.
Muchos de estos inmigrantes que practicaban diversos oficios se nuclearon en el ya citado barrio de La Boca y Barracas. Surgieron así Logias como Liberi Pensatori en 1875 en la cual, 15 años después de su fundación, ya militaban 172 miembros, entre ellos, maquinistas, albañiles, carpinteros, marinos, médicos, licoristas, sombrereros, farmacéuticos, etc.
Uno de sus fundadores y presidente en el período 1875-1878 será Juan Roncoroni. Con los años integró otras Logias. Nació en 1848 en Italia y murió en 1937. Llegó a la Argentina siendo adolescente y se dedicó al comercio y, entre otros logros, fue nombrado cónsul argentino en Italia por el presidente Julio Argentino Roca (Rudencindo Roca, hermano del presidente, fue Gran Maestre en la Masonería Argentina en el período 1896-99; y Julio A. Roca (h), también masón, fue vicepresidente de la Nación entre 1932-38). Como muchos de los masones de aquella época, Roncoroni fundó y/o integró diversas entidades.
Fue uno de los detenidos por la justicia, debido a los disturbios que ocasionaron los grupos anticlericales populares que atacaron e incendiaron el Arzobispado y Colegio del Salvador en 1875 propiedad de la Iglesia y los jesuitas.
Otras Logias de estos italianos fueron Alianza, Unión Fraternal, Figli D´Italia, Giuseppe Garibaldi, Aurora Risorta, Unión Italiana, Italia, Humberto I de Savoia, Ugo Bassi, etc. Otra Logia fue la Tito Vezio, cuyo local fue ocupado en la década de los años 1930, por la Casa del Pueblo del Partido Socialista.
En torno a toda esta actividad de las Logias también se fueron gestando las asociaciones mutuales y gremiales, no exentas tampoco de intereses políticos (en partidos de izquierda, anarquismo y sindicalismo, estas dos últimas opciones disociadas luego a partir del enfrentamiento ideológico de una y la practicidad de la otra) y con la idea de aglutinarse para la protección y defensa de sus intereses particulares y fuertemente combativas, influenciadas por las luchas experimentadas en su suelo natal, por ejemplo, aquellas en busca de la unidad italiana. (2)
En Barracas fue creada en 1882 la Logia Hijos del Trabajo, de la cual dice la Revista Verbum del Gran Oriente Federal Argentino en 1936, al cumplirse el 54º aniversario de su fundación: "(...) No se limita su acción a los trabajos masónicos, sino que por el contrario allí se templa el espíritu para difundirlo mediante la obra efectiva. Anexa a esta Logia, fundaron una biblioteca llamada "Federico Garrigós", en homenaje al ilustre fallecido, que al testar les legó una importante suma de dinero, poniendo de relieve sus condiciones de filántropo".
Federico Garrigós (1837-1904) fue un comerciante exitoso e integró la Logia La Caridad Nº 22, al igual que Juan Roncoroni. Los dos fueron iniciados en esa Logia.
Continúa Verbum: "En locales públicos viene desarrollando festivales, conferencias de orden científico y distribución de premios". "Muchas de esas conferencias científicas se publican en folletos". "Su bien nutrida biblioteca, es motivo de regular concurrencia, alcanzando en el mes de octubre a 1200 personas, para mantener en los otros meses del año de 700 a 800 lectores (...)".
Este constituye un ejemplo de las labores cumplidas por estos Talleres en su zona de influencia.
En otra parte del texto se menciona la figura de uno de sus más destacados miembros, el italiano Bonfiglio Ciavaglia (1865-?), de profesión pintor y que llegó a construir una empresa dedicada a ese ramo. (3)
"En 1904 se constituye una asociación civil y se le otorga personería jurídica". Entre sus objetivos: "difundir entre sus asociados la educación, instrucción civil y moral, practicar la caridad y el socorro mutuo entre los mismos (...), velar por la libertad civil y de conciencia y por el perfeccionamiento de la humanidad". "La asociación fue inscripta en el Registro Nacional de Mutualidades en 1947", y se disolvió en 1975. "Otorgaba subsidios de fallecimiento, préstamos a sus asociados, y realizaba acciones de beneficencia, participando activamente en las necesidades del barrio". (4)
3
Inmigrantes y masones: su pertenencia e influencia de principios en la "Sociedad Internacional de Trabajadores" en la década de 1870. La represión del aparato judicial contra el "derecho de asociación" durante el estado de sitio de 1875 decretado en Buenos Aires, y derivado del conflicto de trabajadores y masones con la Iglesia y los jesuitas. La familia Victory y la Revista Masónica Americana
En este contexto se van introduciendo y asimilando las nuevas ideas políticas y sociales generadas en Europa a raíz del proceso de industrialización, la influencia del pensamiento marxista y la acción de los sindicatos obreros en reclamo de sus derechos. Van a calar profundamente, en el ánimo de los espíritus ávidos de progreso y crecimiento, el laicismo, el racionalismo y las ideas anticlericales. (5)
Al respecto, la familia Victory dejará una crónica notable y detallada de sucesos acaecidos en el transcurso de estas luchas en la Revista Masónica Americana.
José Victory nació en 1810 y murió en 1878. Nacido en España (5 bis) se dedicó a trabajos de imprenta y tuvo que exiliarse por cuestiones políticas, siendo activista del socialismo, masón y miembro de la Internacional de Trabajadores, actuando como propagandista. Ya en Buenos Aires fundó una imprenta en la cual publicaba los siguientes periódicos: El Artesano; El Pueblo Español; Crónica del Progreso y la Revista Masónica Americana. Director y copropietario de esta publicación fue el inmigrante español y masón Pedro Piqueras (1833-1885). Colabora en estas actividades periodísticas, Victory y Suárez, hijo, también masón, gerente de los ferrocarriles y de la Sociedad Rural , uno de los fundadores del Club Liberal y propiciador del cooperativismo a nivel nacional.
En esta última revista, editada entre 1872 y 1875, Victory se hace eco extensamente de los disturbios acaecidos en 1875 entre la Iglesia y los grupos anticlericales, viéndose involucrados amplios sectores sociales, incluidos trabajadores y masones, como el ya citado ejemplo de Juan Roncoroni, y siendo procesados muchos de ellos hasta su sobreseimiento definitivo varios meses después.
Junto a Juan Roncoroni, son apresados y luego liberados el también masón Pascual Beracochea (1849-1905), que en ese momento presidía el Club Universitario, entidad organizadora del evento anticlerical. Abogado, juez comercial, excombatiente en la guerra del Paraguay, fue uno de los fundadores del Club Liberal, vicepresidente de la Unión Cívica y participó en varias revoluciones políticas. Fue uno de los fundadores de la Logia Docente junto a Leandro N. Alem y cuyas filas también integró Hipólito Yrigoyen. Participó en el Congreso Pedagógico de 1882 junto al ministro de Justicia, Culto e Instrucción Pública y del Interior, el médico y masón Eduardo Wilde.
Otro de los imputados fue el masón español Enrique Romero Giménez (1840-1880). Seminarista en su país, participó en los movimientos republicanos y, ya en Argentina, dirigió el diario El Correo Español; en 1874 participó en la revolución encabezada por Mitre contra Sarmiento y finalmente fue sindicado como uno de los promotores del incendio del Colegio del Salvador de los jesuitas y del Palacio del Arzobispado (6).
Documento de época (7):
La Internacional y el derecho de asociación
"A principios de 1872, se dio a conocer en esta ciudad, la existencia de una sección de la Asociación Internacional de los Trabajadores, que según tenemos entendido, se titulaba Sección de lengua francesa, aunque fueran de varias nacionalidades los miembros que la componían.
En septiembre de aquel año, esa sección tenía un órgano público en la prensa, que se titulaba El Trabajador, del cual creemos que solo aparecieron cinco o seis números en el espacio de mes y medio.
Sus reuniones se anunciaban en los diarios, indicando los asuntos de los que se iba a ocupar, y el local, calle y número donde tenían lugar.
Esto quiere decir que la sociedad era conocida de todos, y que funcionaba amparada por la Constitución del Estado.
El 28 de febrero del corriente año, tuvo lugar el alboroto contra los jesuitas, del cual hemos dado extensos detalles en nuestra revista.
La provincia se hallaba en estado de sitio; era necesario obtener autorización de la policía para celebrar reuniones, por poco numerosas que fueran.
Los miembros de aquella sociedad se reunieron sin pedir permiso, ya sea porque ignorasen que debían pedirlo, ya sea que no creyesen necesario hacerlo, puesto que no se ocupaban de la política militante, motivo del estado de sitio.
Por esta razón, estando en asamblea, fueron presos quince o veinte de ellos, porque no sabemos quién hizo recaer sobre la Internacional, la sospecha de haber tenido participación en aquellos sucesos del 28 de febrero, como se pretendió también hacerlas recaer sobre la Masonería.
Después de unos meses de prisión, fueron puestos en libertad el 20 de abril: y se publicaron los siguientes documentos:
El dictámen del fiscal del crimen, cuando la causa pasó a mano de ese juzgado.
La sentencia del juez.
A propósito de esa sentencia, La Nación, diario de esta capital, del 7 de abril, decía lo siguiente:
"Esa sentencia hace alto honor al magistrado que la ha dictado. Viene a resolver un punto nuevo en la jurisprudencia de nuestros tribunales, pues es la primera vez que se trata de la prisión de los miembros de una asociación; y ha sido resuelto con ilustrado y recto criterio, de acuerdo con la letra y el espíritu de nuestras leyes fundamentales, así de la nación como de la provincia, y salvando uno de los grandes principios sobre que reposa el sistema republicano".
Dados estos antecedentes, hemos creído conveniente archivar esos documentos en esta revista, para tenerlos a mano el día en que por cualquier otro motivo infundado, se viera amenazado el derecho de asociación en la Masonería , y fuera necesario recordar principios de jurisprudencia aceptados por los tribunales del país, en salvaguardia de aquel derecho, porque cuando las pasiones políticas se exaltan y arrastran a los agentes de la autoridad a cometer desafueros, lo mismo están expuestos a ser víctimas y a implorar justicia las asociaciones filosóficas y filantrópicas, que las socialistas y revolucionarias, de las cuales no les separa sino una cuestión de forma; la cuestión de si deben realizar el bien social, pacífica o revolucionariamente.
Insertemos, pues, a continuación, los referidos interesantísimos documentos".
Victory.
Dictámen del fiscal de gobierno
"Excmo. Señor:
De los documentos acompañados, resulta:
1º Que se trata de una sociedad llamada Internacional, ramificación de la que existe en Europa con ese mismo nombre.
2º Que los principios socialistas de esta sociedad, se descubren en la siguiente declaración:
Que es necesario combatir la funesta asociación internacional de parásitos, es decir, la clase que vive y goza del fruto de la tierra y de la industria, a expensas de aquellos que trabajan y sudan.
Que es deber de los socios rechazar toda clase de Gobierno que no sea emanación de los trabajadores; que siendo el trabajador el productor de todo lo que es útil y necesario para la existencia y bienestar de la humanidad, debe tener el derecho de dictar las leyes que rijan a la sociedad universal.
La primera declaración, consta del documento hecha por el presidente, en nombre de la asociación, y las siguientes las ha hecho también el presidente de la misma en una de sus sesiones, explicando los deberes de los socios, sin que fuera contradicha por él.
3º Que esta asociación tiene también propósitos políticos, como se comprueba por las citas antecedentes, a las que se puede agregar que es deber de los miembros de la Internacional, estar prontos a sacrificarse por la emancipación social de un pueblo o de una fracción de pueblo que quiera sacudir el yugo de una tiranía cualquiera, sea mercantil, o religiosa o real.
La cuestión primera que sale al paso, una vez sentados los antecedentes que quedan expuestos, es, si por nuestras leyes es permitida tal asociación, con los propósitos que reconoce.
La Constitución de la provincia, (art. 12) proclama el derecho de reunión pacífica, para tratar asuntos públicos o privados, con tal que no turben el orden público.
La Constitución de la nación, el derecho de asociarse con fines útiles (art. 14).
La reunión se distingue de la asociación, en que esta denota un vínculo, una continuación, una acción permanente, mientras que en aquella todo es transitorio. Pero aún cuando se deseche esta distinción, siempre resultará que, el derecho de reunión o de asociación estará subordinado a la condición de tener fines útiles que exige la Constitución Nacional.
Los propósitos de esta asociación internacional, son subversivos del orden social, pues combate a los propietarios, a quienes denomina la internacional de parásitos, y del orden político, puesto que quiere hacer del Gobierno y de las leyes, un patrimonio exclusivo de la clase obrera, erigiéndola en una oligarquía organizada para su propio provecho, en una casta privilegiada.
Sin descender a otros pormenores, sin traer al recuerdo los rastros funestos de esta asociación en Europa, puedo asentar sin embargo, que la Asociación Internacional en Buenos Aires, no reconoce los fines útiles que requiere la Constitución.
Aunque partidario de la mayor amplitud del derecho de asociación, creo, sin embargo que no deben tolerarse aquellas sociedades cuyos propósitos subversivos son notorios.
Washington ha dicho: "El verdadero pueblo, que se reúne a veces para emitir su parecer sobre ciertos asuntos, no debe confundirse nunca con esas sociedades que, constituyéndose arbitrariamente, tratan de usurpar los derechos de las autoridades reconocidas, para influir en la opinión pública. Así como el primero es digno de respeto, las segundas son incompatibles con todo Gobierno, y caen en absoluto desprecio, o concluyen por destruir el orden de cosas establecido".
Soy, pues, de opinión que la asociación de que se trata, da motivo para un procedimiento judicial. Las declaraciones de los presos, que aparecen en el sumario levantado, no pueden destruir lo mismo que consta de las actas de sus sesiones, aprobadas por ellos.
Por tanto:
V. S. puede ordenar al jefe de policía, que eleve este asunto a la justicia ordinaria, a los fines que corresponda".
Abril 10 de 1875.
Juan S. Fernández.
Dictámen del fiscal del crimen
"Son juiciosas y recomendables las reflexiones que el Sr. Fiscal de Gobierno, hace (...) Es sensible ver que once hombres, en su mayor parte casados y artesanos, hayan dado motivo para ser conducidos a prisión, por el manifiesto extravío de ideas, tanto políticas como religiosas.
Es preciso que estos procesados, y cualesquiera otros infelices extraviados de la clase de ellos, aprendan a que a nuestra república no solo se viene, sino que también se enriquece, todo artesano honrado y dedicado al trabajo; y que no les es necesario, y por consiguiente les es prohibido, el atentado contra el orden público, y contra nuestras liberales instituciones, bajo el pretexto punible de ser violentados o reprimidos en manera alguna. Es preciso que aprendan que no han de venir a burlar nuestras leyes y producirnos el trastorno.
Pero, felizmente, si los procesados han merecido realmente el venir a conocer nuestras cárceles, el hecho imputado hasta ahora contra ellos, no pasa de un extravío de ideas, o cuando más, de un temerario proyecto, que ha sido descubierto, y ha fracasado en sus primeras tentativas.
Estas consideraciones, inducen al agente fiscal, a creer posible el ejercicio de la equidad en este caso; y por lo tanto pido que V. S. se sirva suspender la tramitación de este proceso, y mandar la libertad de los encauzados, a quienes se les apercibirá seriamente de que serán tratados con todo el rigor de la ley, si llegasen a reincidir en la misma falta".
Abril 19 de 1875.
Ventura Pondal
Buenos Aires, 20 de abril de 1875
"Vistos: Los antecedentes remitidos por la policía, de los cuales resulta:
1º. Que en 14 de marzo próximo pasado, el comisario de la 6ª sección, procedió al arresto de 11 individuos que se encontraban reunidos en la casa de la calle Belgrano núm. 448, miembros de una asociación denominada Sociedad Internacional de Trabajadores, que trataban de organizar; y se apoderó de sus actas y papeles, por no encontrarse munidos del permiso superior para asociarse durante el estado de sitio;
2º. Que según el reglamento aprobado por los iniciadores de dicha asociación, se requería para ser asociado, la calidad de obrero o presentar pruebas de sus virtudes cívicas y sociales, excluyendo a los que viven del agiotaje, a los que pertenecen a una orden religiosa y a los que explotan casas de juego o de prostitución;
3º Que según revelan las actas de las sesiones preparatorias y un manifiesto del presidente a nombre de la asociación, los propósitos que declaraban los iniciadores de ella eran: Promover la unión y bienestar de la clase obrera; propagar las doctrinas socialistas; combatir la tiranía; rechazar toda clase de Gobierno que no emane de los trabajadores; y rechazar, por último, el egoísmo, la avaricia, el agiotaje, el libertinaje y la prostitución.
Considerando:
1º. Que la libertad de asociación es un derecho natural.
2º. Que la Constitución Nacional , al declarar este derecho en su artículo 14, no le impone limitación alguna, ni existen leyes que reglamenten o restrinjan su ejercicio, porque la utilidad de los fines de una asociación, es una condición inherente a su propia existencia.
3º. Que mientras la asociación, asumiendo solamente la actitud de una reunión pacífica, ya sea con objetos científicos, políticos o religiosos, no revele por sus actos el propósito de turbar el orden público, no hace más que usar de un derecho garantido por el artículo 12 de la Constitución provincial.
4º. Que, por consiguiente, siempre que los que forman parte de esa asociación, no se manifiesten por actos preparatorios que importen el principio de ejecución de algún delito, no hay fundamento que autorice el procedimiento ante la justicia ordinaria, ni aquellos pueden ser justificables por simples proyectos que pudieran ser o no realizables.
5º. Que a más de la Constitución nacional, en su artículo 197, la de la provincia, en su art. 10, garantiendo la libertad de conciencia, la libertad de la palabra escrita o hablada, excluyen la autoridad de los magistrados para proceder contra los que se limitan a emitir individual o colectivamente sus opiniones.
6º. Que los detenidos, iniciadores de la asociación de que se trata, aún no definitivamente organizada, extraviados o no en sus ideas, y quizá convencidos de la utilidad de su propósito, habiéndose limitado, en reuniones pacíficas, a declarar y discutir las doctrinas y creencias, erróneas o no, que profesan, proponiéndose también su propaganda, no han cometido con esto falta o delito que merezca la iniciación de un proceso criminal.
7º. Que no habiendo empezado la realización de su propósito con actos sediciosos, promoviendo con armas o sin ellas, asonadas u otras manifestaciones que envuelvan una amenaza actual a la tranquilidad del país, perturbando el orden público u ofendiendo públicamente la moral, o ejecutando actos que importen la tentativa o la perpetración de un delito, no puede declararse judicialmente que hayan delinquido; de consiguiente no hay hecho punible, no procede la formulación de causa por los antecedentes remitidos por la policía, y no es justo prolongar más su detención. Y considerando además, respecto a las conclusiones de la vista fiscal que antecede:
1º. Que en el ejercicio de la jurisdicción criminal, el juez no procede por equidad, sino con sujeción a la ley, porque, como juez de derecho, no puede eludir esta, cuando es clara y está en vigencia.
2º. Que en el desempeño de su delicada misión, es de su estricto deber examinar los hechos, para declarar si son o no punibles; procediendo en el primer caso, al esclarecimiento y castigo de los delincuentes.
3º. Que consecuentemente con estos principios, carece el juzgado de facultades para dirigir amoniciones a los detenidos, porque tal proceder se opone abiertamente a las leyes que le ordenan absolver al que resulte inocente o condenar al que resulte culpable.
Por estas razones, y de conformidad a lo que pide el agente fiscal en la vista que precede, no ha lugar a la formación de causa; y póngase inmediatamente en libertad a los detenidos (...)
Notifíquese al alcalde y archívese".
Damian Hudson.
4
El clero, la oligarquía y las ideas mesiánicas: la masacre de extranjeros y masones en el sudeste bonaerense de 1872 y el trasfondo económico. La Masonería y su relación con el mutualismo a fines del siglo XIX. Las sociedades filantrópicas italianas, españolas, francesas y cosmopolitas: "La Caridad", sociedad de principios y antecedentes masónicos
"De acuerdo al censo ocupacional de 1895 casi todos los propietarios del país son extranjeros; un cincuenta por ciento de extranjeros son dueños de industrias y un setenta y cinco por ciento de comercios".
"Los recién llegados ocupan casi la mitad de los trabajos en la industria, el comercio y el transporte. La población nativa se refugia en la administración pública y en los organismos de defensa y seguridad. El arte y la ciencia están casi exclusivamente en manos de extranjeros" (8).
Según el censo poblacional de 1869 había en el país poco menos de un millón y medio de habitantes de los cuales el 12% eran extranjeros. En 1914 había ocho millones de habitantes y un tercio de estos eran inmigrantes. Predominaban los italianos, españoles y franceses. Del 1.269.000 habitantes en 1869, 474.000 vivían en zonas urbanas y 795.000 en zonas rurales.
Otras cifras complementan los datos: en el período 1861-1870 desembarcaron en el puerto de Buenos Aires aproximadamente 160.000 inmigrantes de Europa; entre 1871 y 1880, llegaron 260.885 y entre 1881 y 1890 fueron 841.122. (9)
Un caso paradigmático es el del español, empresario, terrateniente y masón, Ramón Santamarina (1827-1904). Un caso enigmático lo constituye el asesinato de la familia Chapar: extranjeros, comerciantes, pulperos y socios protectores de entidades paramasónicas.
Santamarina y los Chapar estaban asentados en la zona de la llamada frontera sur, en poblados como Tandil y Azul, que lindaban con el territorio de los indios y cuyas guarniciones militares y fortines confrontaron con los malones hasta mediados de los años 1850. La Logia de Azul fue creada en 1867 y la de Tandil en 1872.
Activo difusor de la Masonería en las zonas de campaña fue el Coronel Álvaro Barros, fundador de la ciudad de Olavarría y de la Logia de Azul, periodista, masón, legislador y varias veces gobernador en distintas provincias.
En 1872, el mesiánico curandero Gerónimo Solané, apodado Tata Dios, envió a su montonera espoleada por los oligarcas, que asoló el pueblo de Tandil. Mataron a casi 40 pobladores al grito de mueran los gringos y masones. Algunos investigadores aducen que el objetivo pudo haber sido el ya citado Santamarina y el poder emergente que representaba o, también la familia Chapar, pulperos cuyos libros de registros de clientes y deudores desaparecieron con la matanza.
Esta matanza fue la excusa histórica para dar plenitud al accionar masónico que ya existía en forma velada a través de la sociedad filantrópica " La Caridad " de Tandil creada a fines de 1870 e integrada exclusivamente por extranjeros.
Los extranjeros, ligados al comercio y las profesiones liberales, se organizan y de esta manera se funda la Logia Luz del Sud a fines de 1872, y cuya primera comisión está formada, casi en bloque, por la segunda comisión de 1871 de la citada sociedad " La Caridad ". Ramón Santamarina es el tesorero de ambas entidades.
Uno de los miembros de la Logia es impuesto como Juez de Paz del pueblo, siendo desplazada la oligarquía del poder que ostentaba.
El primer presidente de la Logia , enviado a ocupar el puesto, fue el hijo del General Tomás de Iriarte, héroe de la independencia y autor de unas "Memorias" en las cuales relata su pertenencia a las Logias Lautarinas. Tomás de Iriarte va a integrar la Sociedad de los Caballeros Orientales creada por Alvear en Montevideo.
Coincidentemente con las Lautaro, Luz del Sud nace en esta etapa como una Logia operativa que trabajó para encauzar la vida pública del pueblo, aquejada por diversas problemáticas que incluía el fraude político y la puja entre las viejas familias criollas y los extranjeros que traían ideas progresistas. Se complementaba este conflicto con la dura pelea entablada entre la Iglesia y el Liberalismo. El avance laico era evidente y se imponía a la prédica del clero, quitándole espacios de poder.
En los próximos años se verá un proceso secularizador de la sociedad tanto en Argentina como en Uruguay con la creación de los registros civiles, las leyes de educación laica, obligatoria y gratuita, la secularización de los cementerios y los enfrentamientos por la ley de divorcio.
Los extranjeros, impulsores de sociedades cosmopolitas como La Caridad y de Logias como Luz del Sud, van a crear en poco tiempo la Sociedad Italiana , la Española y luego la Francesa , llamada Sadi Carnot.
Fundan los primeros hospitales y entidades paramasónicas como la Sociedad Hermanas de los Pobres, que acoge a las mujeres y su labor social. Van a bregar por el advenimiento del ferrocarril. Fomentan la lucha por las leyes laicas y la cuestión obrera y, a tal efecto, fundan en 1900 el semanario Luz y Verdad, órgano oficial y sumamente combativo de la ya mencionada Logia Luz del Sud (10).
Anexo
El 1 de noviembre de 1870 queda constituida la Sociedad Filantrópica “ La Caridad ” de Tandil, que fue la primera entidad de ayuda mutua en el pueblo.
Dice el prólogo de su Estatuto:
“La Caridad, una de las virtudes más nobles, es el título que esta Sociedad adopta. El objeto de esta Institución es la reciprocidad de asistencia en la necesidad entre todos sus socios, es decir: durante las enfermedades, y en los casos que estas corten el hilo de la vida, los honores que la religión impone. Además cada miembro se obliga a dar un legítimo realce a la institución con la práctica del amor y fraternidad recíproca. Ellos no deberán perder nunca de vista que la solidez; la fuerza y el impulso dependerán de la observación rigurosa del Reglamento, sin la cual ninguna asociación puede desarrollarse y menos vivir. Los cimientos de instituciones analógicas reposan sobre la igualdad, la responsabilidad y la fraternidad: palabras que deberían ser grabadas en todo corazón humano para tenerlas presentes en todos los actos de la vida.” Siguen 42 artículos. En este último se establece: “Nuestros votos son que, la institución que tenemos el honor de fundar, alcance el objeto que todos deseamos, que la concordia, la unión y la observancia de los deberes que nos imponemos, base de nuestra asociación, sirvan siempre de regla a nuestra moral, a fin de que las generaciones venideras hallen en esta institución el espíritu invariable de fraternidad, filantropía y moralidad.” (11)
5
Masonería, periodismo y sociedad libre.
El diario La Prensa y los periodistas masones. Los periódicos obreros: La Vanguardia, el periódico socialista fundado en 1894 y La Protesta, publicación anarquista editada a partir de 1897. Ideas complementarias sobre Juan B. Justo.
Panfletos y proclamas sobre la cuestión obrera: José Antonio Cabral y el semanario masónico Luz y Verdad. Documentos de época: "El capital y el trabajo"; "Nuestra legislación obrera"; "Sociedad obrera". El socialista Adrián Patroni: masón y gremialista.
El diario La Prensa fue fundado por José C. Paz en 1869, y entre sus colaboradores se contaban gran cantidad de masones y miembros del llamado Club del Progreso. Comenta la investigadora Andrea Romandetti Dasso que Urquiza otorgaba mucha importancia al Club, ya que era un canal sumamente adecuado para la conformación de Logias.
La decoración del edificio que fuera de La Prensa , declarado Monumento Histórico Nacional y hoy sede de la Casa de la Cultura de la ciudad de Buenos Aires, revela una notable presencia de símbolos masónicos y el diario presentaba un fuerte componente ético de cara a la sociedad de su tiempo. Romandetti Dasso cita no menos de 25 periodistas masones de aquellos primeros tiempos de labor, llegando a ser, varios de ellos, escritores de renombre, legisladores, diputados, senadores, ministros, gobernadores y hasta presidentes de la nación. Otros presidieron entidades como la Sociedad Rural , el ya mencionado Club del Progreso, el Círculo de Prensa y otras entidades. Fueron ellos, entre otros, Miguel Cané; Manuel Elicabe, que llegara a ser Gran Maestre del Gran Oriente Argentino del Rito Azul; Joaquín V. González; Onésimo Leguizamón; Roberto J. Payró, que se cuenta entre los fundadores del Partido Socialista y Carlos Pellegrini, Presidente de la Nación , etc. (12)
El médico y periodista Juan B. Justo no fue masón, pero fundó el Partido Socialista, La Vanguardia y, en1905, la Cooperativa "El Hogar Obrero". En 1910 preside el Congreso Socialista de Montevideo y participa en otros congresos internacionales. Fue autor de numerosos libros y conferencias y estuvo casado con Alicia Moureau. Entre sus compañeros de partido destacaron Nicolás Repetto, Del Valle Iberlucea y los masones Alfredo Palacios y José Ingenieros. Sostiene Felipe Pigna: "Sus ideas se asemejaban a las de una de las figuras más notables de la izquierda de la época, el francés Jean Jaures (masón), que se oponía a la acción violenta y proponía la organización metódica y legal de sus propias fuerzas bajo la ley de la democracia parlamentaria y el sufragio universal. Si bien el partido se definía como obrero, la mayoría de sus cuadros provenía de los sectores medios urbanos: eran médicos, abogados y trabajadores especializados. Confiaban en la acción parlamentaria y privilegiaban la actuación política sobre la sindical. A lo largo de su historia cumplieron un papel fundamental con innovadoras propuestas de legislación obrera".
"Los socialistas argentinos eran moderados. Influidos más por el liberalismo que por el marxismo, apuntaban a la distribución de los ingresos más que a la de la riqueza. Apoyaban la separación de la Iglesia y el Estado, fueron pioneros en la defensa del voto femenino, lucharon contra la trata de blancas, por la legalización del divorcio, el aumento del presupuesto educativo y la jornada de ocho horas. Sin embargo, la acción proselitista tuvo en un principio poca recepción entre la masa inmigratoria, imposibilitada de participar en la política por ser extranjera. Estos sectores fueron captados por la corriente anarquista, que se oponía a toda forma de gobierno y organización partidaria. Los anarquistas se enfrentaban con los socialistas porque opinaban que las reformas graduales y la acción parlamentaria eran una traición a la clase obrera. Veían en la política una farsa burguesa. Sus métodos eran la acción directa, la organización sindical y la huelga general" (13).
Entre los proyectos de ley que partieron de la iniciativa de Juan B. Justo sobre la clase obrera, destacan en la Cámara de Diputados: En 1912: El reconocimiento de utilidad pública a las Asociaciones de Trabajadores. En 1914: Proyecto de ley para prohibir que se detengan a los obreros conchabados (se refiere al trabajador asalariado que en este caso significa, unidos o asociados) y sobre el trato de los que eran víctimas los trabajadores. En 1918: Nuevo proyecto de ley sobre las Asociaciones gremiales de trabajadores. Ya como Senador, propone en 1925 la reforma de la Constitución Nacional , separando el Estado de la Iglesia Católica.
Sostuvo en sus escritos: "Frente a la cooperación forzada que le impone la dirección capitalista, la clase trabajadora ejercita y desarrolla sus aptitudes para organizar y dirigir por sí sola la producción, practicando en escala creciente la cooperación voluntaria en la acción económica. La cooperación libre es la solidaridad para hacer, y exige de los asociados un grado mucho más alto de capacidad histórica que la acción gremial negativa en las huelgas; es el campo en que los proletarios adquieren derechos y contraen obligaciones entre sí, entre iguales; es para ellos, permanentemente sujetos a la relación extorsiva del salario, la primera ocasión de un verdadero contrato. Y si bien participan en la cooperación libre elementos de distinta posición social, ella es ante todo uno de los métodos de la emancipación obrera, una de las modalidades de la moderna lucha de clases".
En otra parte de su obra, señala: "Lo extenso y complicado de las relaciones económicas en la sociedad moderna impide a cada trabajador reconocer el monto de su propia producción. Pero una numerosa clase de rentistas vive en el lujo y la holganza. ¿Se necesita acaso mejor prueba de que el salario representa solo una parte del producto del trabajador?"
"Aunque el productor asalariado parece disponer libremente de su persona, la clase parasitaria le arrebata una porción considerable del producto de sus brazos. Y cuando, por circunstancias cualesquiera, no deja el trabajador beneficio al capital, no encuentra quien lo ocupe".
"Por la escasez en que se crían los trabajadores, por la fatiga excesiva que se les impone, por la desocupación forzada que hunde al proletariado en los más negros abismos de la miseria, por la ociosidad de los ricos, la fuerza humana de trabajo es más despreciada y malgastada que la más vil de las mercancías".
"Entre la masa desorganizada y flotante de los trabajadores no adiestrados, la proporción de los desocupados es siempre mucho mayor. Multitudes proletarias quedan de ese modo en la crisis, por meses y años, desprovistas de medios normales de vida. Y esta inmensa calamidad colectiva, este mal moderno de la desocupación, pesa exclusivamente sobre la clase trabajadora, a la cual sus mismos directores y explotadores consideran irresponsable de las locuras y crímenes del capital" (14).
En La Protesta colaboraban, entre otros, los masones Pietro Gori, el dramaturgo uruguayo Florencio Sánchez (1875-1910) y el escritor Rodolfo González Pacheco (1883-1949), este último colaborador también en el semanario masónico Luz y Verdad, órgano oficial de la Logia Luz del Sud de Tandil. Otro miembro destacado de La Protesta fue el masón y anarquista catalán Antonio Pellicer, miembro y fundador de sociedades tipográficas y obreras, tanto en España como en Argentina. Fue uno de los fundadores de la Federación Obrera Argentina - FOA, llamada a partir de 1904, FORA.
La Protesta estuvo ligada a la Federación Obrera Regional Argentina (FORA), en cuyos inicios y organización como entidad participó Pietro Gori. Hacia 1910 llegó a editar 16.000 ejemplares diarios.
Entre los siguientes documentos se menciona al masón, periodista, gremialista y dirigente del socialismo entre 1895 y 1913, Adrián Patroni (1867-1950). De profesión pintor, fue uno de los fundadores y directivos de la Cooperativa El Hogar Obrero. Publicó varios libros y también fue redactor de La Vanguardia. (15) Será uno de los dirigentes más destacados en uno de los congresos de la FORA de 1919.
Vale la pena recordar a Virginia Bolten, anarco-feminista que actuó en Buenos Aires y Montevideo al igual que Belén de Sárraga, y editó un periódico llamado La Voz de la Mujer , aparte de haber colaborado con La Protesta. Fue obrera en la industria del calzado y el azúcar y su marido, anarquista uruguayo, militaba en el gremio zapatero, siendo deportado de Argentina al aplicársele la llamada Ley de Residencia.
Virginia Bolten integró comités de la FOA y apoyó en Uruguay las reformas laicas del Presidente Batlle y Ordoñez (15 bis).
Documentos de época
"Sociedad obrera"
"El domingo 11 (de agosto de 1901) tuvo lugar en esta ciudad la inauguración de "la bandera emblema del trabajo", cuya sociedad festejó el acontecimiento con un almuerzo campestre, en el cual reinó la confraternidad que era de esperarse dado el compañerismo de los asociados. Con iguales motivos, tuvo lugar en la Capital Federal un meeting efectuado por los obreros sin trabajo, los cuales quieren significar a los poderes públicos la angustiosa situación por la que atraviesan, a fin de que estos se preocupen de arbitrar los medios tendientes a conjurar un mal cuyas proyecciones es bien difícil de prever.
El señor Patroni, se ha expresado de una manera que no deja la menor duda acerca de los motivos que originan en mucha parte el mal a que se ven sujetos los trabajadores industriales, y se explica de esta manera: "Es notorio que actualmente se sostiene y desarrollan industrias en el país para las cuales no está preparado. Con ese mal entendido se han dirigido a nuestras playas obreros industriales en mayor cantidad de los que el país necesita, agravándose la situación con el fracaso de algunos establecimientos, cuya dirección la más de las veces, lejos de depender de técnicos, ha estado en poder de ineptos.
Por otra parte el gobierno ha sido en demasía tolerante permitiendo el establecimiento en el país de multitud de órdenes religiosas que, con el pretexto de amparar la orfandad, han fundado infinidad de asilos donde se hace trabajar a los huérfanos en edad temprana, y los directores de esos establecimientos presentan en plaza toda una serie de productos a precios más reducidos que los industriales, que abonan al fisco patentes, y salarios a sus obreros.
Aún está patente la agitación promovida en España, en que el pueblo ha pedido al gobierno que esas órdenes religiosas abonaran al Estado patente y contribuciones, y todos han podido constatar el aumento notable de entradas que tuvo el tesoro con el pago exigido.
Otro tanto podría hacerse entre nosotros y sería una obra humana prohibir en esos establecimientos el trabajo a niños menores de 14 años.
Es necesario una gran virtud y una voluntad a toda prueba para que esos pobres niños y mujeres que echan el alma durante largas jornadas por salarios irrisorios, mermados frecuentemente por medio de reglamentos inquisitoriales, para que esas víctimas de la miseria, repetimos, puedan sobrellevar una existencia que es un verdadero y continuo martirio; de ahí, que muchas, halagadas por falaces promesas truquen el taller y la usina por esa otra vida que al poco tiempo las conduce a los antros de la más degradada corrupción.
Esas víctimas de la miseria llenan los hospitales y sus vástagos los asilos. Reglamentando el trabajo, esos muchachos preferirían el aprendizaje a la vida errante o a la clausura.
Creemos que si en toda la República se limitase tanto asilo religioso, ganaríamos en el buen trabajo y la industria"" (16).
"El capital y el trabajo"
"Las agitaciones de la clase trabajadora obedecen sencillamente a la consecución de un derecho sagrado: el derecho de vivir.
Y es un craso error creer que las últimas revueltas bonaerenses asumen tan solo tendencias localistas; ellas son un detalle del complejo problema social, que por estar revestido de caracteres universales, es necesario abordarlo universalmente, sobre todo cuando esos movimientos del proletariado oprimido obedecen más que a la existencia de odios acumulados, a las necesidades no satisfechas.
Un sencillo parangón entre América y Europa, convencerá de lo intensamente terrible de la cuestión: Si la República Argentina y los Estados Unidos, naciones jóvenes, propietarias de inmensos terrenos vírgenes y fértiles, han sentido ya las fragorosas y violentas conmociones huelguistas, ¿cómo dudar que en las viejas naciones europeas, donde los recursos se agotan continuamente para las hacinadas clases del trabajo, cómo dudar, repetimos, que la cuestión social sea una cuestión que a todas ellas interesa, digna de un estudio meditado por parte de los hombres superiores, y de una solución razonable por parte de los hombres del gobierno?
El capital y el trabajo se distancian cada vez más; la lucha sorda que sostiene ha tiempo el obrero productivo contra el patrón que acapara lo producido para monopolizarlo en perjuicio de la comunidad, es una lucha que vive latente en la totalidad de la masa trabajadora, lucha vivificada por la carestía del trabajo a veces, o por las cargas públicas indirectas que encarecen el artículo de primera necesidad, o por los vejámenes que pesan sobre el proletariado llevado por la ambición desmedida a la atrofia y el aniquilamiento.
No se trata, pues, de un simple motín político, o de una exigencia caprichosa; de un movimiento originado por el carácter malo y atrabiliario de los pueblos, o de una simple falta de respeto a las leyes y a las instituciones; en estos casos, esos pueblos podrían ser fácilmente dominados con algunas pocas cargas de caballería; lo que está en tela de juicio, con proyecciones horribles si no se cura el mal de raíz despojándolo de su actual trascendencia, es la existencia de una idea madre, capital, que satura el ambiente universal, y cuya explosión se pretende impedir por la fuerza; lo que está, no ya en embrión, sino arraigado en el cerebro de los pueblos, y que se quiere reprimir con la violencia, es ese pensamiento de mayor y justiciera holgura que encuentra vida en la palabra cálida y convincente de los agitadores, en la hoja impresa que se desliza por entre el ruido informe de los talleres y de las máquinas modernas, en la semi-conciencia que de la razón de sus pedidos, asiste a la cuasi totalidad de la masa trabajadora; lo que se pretende impedir con el golpe del sable y el ruido ensordecedor de la fusilería, es la exteriorización de ese ideal de autonomía económica individual, acicateado por la necesidad de que sea práctico, y alimentado por una intensa crisis del progreso, que el mundo no ve, y confunde el criterio de los hombres.
Pero esto nos parece simplemente indiscreto e imprudente: la cuestión reclama una investigación razonada, que convencerá forzosamente de que la resolución del problema social que se levanta como un fantasma ante los miedosos, radica en la satisfacción equitativa de las exigencias y necesidades de las clases trabajadoras, nunca en la violencia.
Los hombres de gobierno han descuidado lastimosamente hasta hoy, el estudio serio de la compleja cuestión social; cuando han querido meditar sobre las causas productoras de esas tensiones que agitan al trabajador, lo han hecho ligera y superficialmente, confundiendo ambiciones legítimas con aspiraciones bastardas. No han visto que a los pueblos de hoy, menos que otra cosa les importan las formas de gobierno, que evolucionarían con el tiempo. En el estado actual, las agitaciones huelguistas aspiran a la conquista del ideal económico que les permita vivir humanamente, abaratando el consumo, desterrando la falta de las más elementales comodidades en la vida, y suprimiendo la carestía de los artículos de primera necesidad; en una palabra, suprimiendo la tiranía del hombre.
Y bien, mañana como hoy, no habrá otra solución que la que importe satisfacer el ideal obrero, lanzando por otras sendas el rumbo económico, para que todos los hombres puedan considerarse medianamente felices en su paso por la vida.
El dilema es terrible, pero de necesaria solución: se otorga a la masa productora lo que en derecho le corresponde, o la masa productora arrasa violentamente con un tirano estado de cosas que no puede subsistir por mucho tiempo" (17).
"Nuestra legislación obrera"
"Por espíritu de nuestra conservación social, si es que no hubiera otras razones tanto o más poderosas que la apuntada, es de urgente necesidad que los poderes de gobierno encargados de la formación de las leyes, se preocupen a la brevedad posible de dictar aquellas que deben reglar las relaciones de los obreros con sus patrones.
No se nos traiga la excusa, ni se arguya como fundamento que puede impedir a los legisladores tomar tal actitud, el hecho de que tales relaciones no pueden ser objeto más que de un contrato privado, lo que excluye por completo la intervención del Estado, no; ante las manifestaciones de las clases trabajadoras que en multitud de ocasiones han exteriorizado sus anhelos, las penurias a que están sometidos, más bien dicho, y ante la actitud de los capitalistas que metalizados y dominados por la ambición hacen oídos de mercader a las justas quejas y pedidos de los que trabajan para ellos y para ellos producen, la ley está obligada a garantir la justicia que pueda asistir a aquellos, haciéndoles dar, interponiendo la fuerza que le es inherente, lo que en derecho les corresponde.
La Constitución Nacional garante vida y libertad a todos los que quieran venir a habitar entre nosotros; es menester, pues, que las leyes particulares indiquen en que forma se establecerá dicha garantía para que ella no sea convertida en lirismo puro.
Las sociedades anónimas van, parece que por ley evolucionista, absorbiendo, para crear nuevas formas al capital, a los industriales que hasta hoy vivieron aislados entre sí, y ese nuevo método de colocar la moneda para que esta rinda intereses, triunfa, como es consiguiente, en la lucha por la competencia.
No sufren la derrota tan solo las pequeñas industrias volteadas por la unión del capital en gran escala; por un sentimiento egoísta de mejorar la ganancia, se suple al hombre con la máquina, y si aún alguno se hace necesario para moverla, que lo primero estaría justificado por el progreso y por la mejor calidad del producto, se pretende entonces remplazarlo con quien tenga derecho a ganar menos: por eso, en las principales ciudades industriales de la República Argentina , el débil niño va remplazando al obrero de fuertes músculos.
La legislación obrera necesaria hoy en primera línea en nuestro país, es la que debe tender a la supresión de este último despotismo económico, olvidado hasta de la noción más elemental de moral y justicia. El niño en la fábrica, es el candidato inevitable para la tuberculosis o el alcoholismo.
Examinado así el tema, a grandes rasgos, se descubren, como se ve, lagunas que es necesario llenar; la ley, lo repetimos, tiene un deber que cumplir para ser consecuente consigo misma y con los principios democráticos sobre los que queremos asentar nuestra soberanía.
Porque, ¿cómo dudar que es resorte de la ley garantizar, antes que todo, la vida del que embruteciéndose en el trabajo rudo por vivir, apenas si gana lo suficiente para satisfacer las necesidades más imperiosas de su persona y de su hogar, mientras que ese mismo trabajo importa fuente fecunda en raudales de progreso y riqueza?" (18).
6
La Masonería y su vinculación con la explotación de la piedra y las estructuras sindicales de las canteras a fines del siglo XIX y principios del XX. La mano de obra importada.
El hermano italiano, abogado, sociólogo y anarco-sindicalista Pietro Gori y su relación con las federaciones obreras argentinas, la "Sociedad Unión Obrera de las Canteras" y la "Federación Sudamericana de Picapedreros" de Montevideo.
En la década de 1880 con el progreso y el auge económico que se vivía en Argentina se intensifica la explotación de la piedra en la región de Tandil, iniciada pocos años antes, pero con escasa productividad. La llegada del ferrocarril en 1883 favorece el transporte y el desarrollo de la actividad, al igual que el asentamiento masivo de inmigrantes como mano de obra.
Las condiciones de vida para los trabajadores y sus familias eran muy duras, recluidos en los asentamientos, rodeados de cercas y controlados hasta por guardias armados. La condición de extranjeros los aísla del entorno social del pueblo y del suelo que adoptaron para vivir, y se ven sometidos por exigencias económicas impuestas por las patronales, no pudiendo optar por más alquiler que las casuchas que estos les proporcionaban y aceptando el pago por su trabajo en plecas. Un tipo de moneda o ficha acuñada por los mismos empresarios, sin valor legal, y que no podía ser usada más que adentro del perímetro de la cantera, la cual disponía de almacenes que proveían ropa, comida y todo lo necesario. Salirse de estas pautas implicaba represalias.
La población alcanzada en estos asentamientos, según los distintos períodos e investigadores, puede haber oscilado entre los 3.000 y 12.000 picapedreros y sus familias. El período de mayor esplendor puede situarse en los primeros años del segundo decenio del siglo XX.
Recién en 1909 y después de una huelga de casi un año, los obreros empezaron a cobrar sus salarios en efectivo y se liberó la entrada y salida de los asentamientos, volcándose esta renovada actividad en favor del poblado.
La actividad sindical empieza a partir de principios del siglo XX, aunque hacia fines de la década de 1890, el masón italiano, abogado, sociólogo y anarco-sindicalista Pietro Gori ya había recalado en Tandil, entrevistándose con obreros de las canteras. Pero hasta 1906 no queda constituida la Unión Obrera de las Canteras de Tandil. En su estandarte se aprecian todavía hoy un mazo, mallete o martillo, escuadra y compás.
Pedro Gori (1865-1911) estuvo en el país por espacio de unos pocos años, dando conferencias, escribiendo para diversos periódicos como La Protesta y alentando el gremialismo. Por su prédica constante se realizó el Congreso Constituyente de la Federación Obrera Argentina (FOA) en 1901.
En 1902 la FOA convocó a la primera huelga general del país, pero los socialistas se opusieron por considerar exagerada la medida y fundaron la Unión General de Trabajadores (UGT). La FOA representó a 66 sindicatos con 33.895 afiliados y la UGT a 43 gremios con 7.400 afiliados.
A partir del año 1904 la FOA pasó a llamarse Federación Obrera Regional Argentina - FORA. En el transcurso de pocos años el anarquismo se irá apartando de las luchas sindicales, volcándose al aspecto ideológico, y perdiendo fuerza. Desdeñaban el aparato legal, estatutario y de autoridad que emanaba de los sindicatos.
En los Congresos de la FORA , a principios de siglo, también estuvo presente la Federación Obrera Regional Uruguaya.
Durante varios años se sucedieron las huelgas en el gremio de las canteras con el saldo de varios muertos, enfrentamientos con las fuerzas policiales o de índole interna, de los cuales se hizo eco El Picapedrero, editado en Montevideo por la Federación Sudamericana de Picapedreros. En uno de sus ejemplares, destaca en primera página el asesinato de Alfonso Espinosa, Secretario General del Sindicato de Tandil, liquidado a balazos (19).
Documento de época:
"La monopolización del Cerro de los Leones"
"No es un misterio en el Tandil, el abusivo y odioso tráfico que de mercadería de primera necesidad se ha establecido en algunas canteras, con menoscabo y restricciones a la libertad individual, perjuicios a la industria y comercio de esta plaza.
Hemos oído a los pobres picapedreros murmurar de este monopolio y fieles a nuestro programa, recogemos el murmullo como una una queja, como un gemido, y lo lanzamos al pueblo en forma de protesta.
Entendemos que bajo las protectoras alas de la Constitución , y al calor de la industria y comercio libres, no puede ni debe establecerse ese monopolio sin fraude y menosprecio a la sociedad que directa o indirectamente afecta.
Sin embargo, nos consta que el vampiro social se amamanta y vive en el Cerro de los Leones, debido a uno o dos empresarios que acaparan artículos de primera necesidad, excluyendo la competencia al prohibir a los trabajadores de esas canteras que compren a otros lo que ellos mismos venden.
Esta prohibición que a primera vista parece imposible sostener, se hace extensiva a los vendedores que no están de acuerdo con los empresarios, por medio de una moneda que subrepticiamente se ha introducido.
Demás está decir que esa moneda introducida por los monopolizadores, no tiene valor intrínseco o legal, ni es un billete de banco adoptado ni adoptable en el país.
No hay duda que ella representa el producto del trabajo, pero, como no puede cambiarse sino a los que la expiden, carece de valor para los demás, porque la cambiabilidad es el principio del valor, y lo que fácilmente no se puede cambiar, disminuye en su valor representativo o intrínseco.
A la introducción de la moneda ilegal y a sus consecuencias lógicas, cuyos comentarios fluyen de lo dicho puesto que se obliga al trabajador a consumir artículos malos o caros, y casi siempre caros y malos, hay que agregar que los monopolizadores obligan a los canteristas a tratar pensión en las fondas por ellos establecidas, negándoles derecho para tomarla en casas de familia u otras fondas donde le suministren mejor comida a precios más reducidos.
Y esto no es todo.
El trabajador que ya por falta de trabajo, ya por otras causas, se ve obligado a consentir tácitamente todas estas absurdas imposiciones tiene además que trabajar tres meses para percibir uno en la moneda ilegal, quedando los otros dos en poder del empresario a título de garantía.
Mientras tanto, ese capital cuyo interés no corre para su dueño, puesta que está para él inmovilizado, se gira para los empresarios que negocian con él y les produce... Es de suponer que algo; algo que constituye el rédito que debía percibir el canterista como dueño del capital.
Si calculamos en cien pesos mensuales como término medio el salario de cada trabajador, o sea trescientos pesos trimestrales, y en ciento cincuenta pesos los gastos de cada uno en el trimestre, resulta que durante los tres meses el trabajador obtiene una ganancia de ciento cincuenta pesos que están en poder del empresario, y calculando por lo bajo en trescientos el número de trabajadores, tenemos que el capital total asciende a cuarenta y cinco mil pesos trimestrales, el que sirve al monopolizador para girarlo en sus negocios.
Ahora bien, ¿qué interés puede producir este capital? Por lo menos el 1 y medio o 2 %. Agreguemos a ese interés, la compra y pensión obligada y el pago cotidiano en moneda ficticia, y encontraremos la razón del porqué los canteristas no acuden como antes a surtirse en esta plaza.
Al lector se le ocurrirá preguntar, ¿por qué el trabajador acepta esas imposiciones tiránicas e injustas? Nosotros contestamos por él. La necesidad tiene cara de hereje, y el acosado por ellas no las ve, y si las ve, piensa que tiene que comer y dar de comer a sus hijos.
Le falta trabajo, y entre la miseria y las restricciones, opta por estas.
He aquí cómo se consigue restringir la libertad individual, cómo se violan las leyes fundamentales y cómo se perjudica al comercio en general en beneficio de los monopolizadores del Cerro de los Leones, que es una villa de mil habitantes" (20).
El masón español y escritor Vicente Blasco Ibañez: su visita a la zona de las canteras. Su visión de la clase obrera.
Todavía se conserva una fotografía de Vicente Blasco Ibañez y amigos junto a la Piedra Movediza de Tandil. Dicho documento fotográfico fue publicado en la edición especial llamada Nueva Era, Bodas de Oro (1919-1969).
Dice Nueva Era, como epígrafe: "El 15 de julio de 1909, llega a la ciudad el célebre Vicente Blasco Ibañez, mundialmente famoso escritor español que se dirige por carta a su amigo el Doctor Alfonso Ezquerdo, anunciándole su visita. Hecho que genera una serie de preparativos para recibirlo dignamente y así se hace".
El diario Nueva Era fue fundado por José Antonio Cabral (21), contador y escribano, legislador provincial y nacional y masón del grado 18º del REAA. También fue el creador y editor del semanario masónico Luz y Verdad (1900-1903), órgano oficial de la Logia Luz del Sud Nº 39 de Tandil. La fotografía fue tomada en 1910, apenas un par de años antes de que cayera la afamada Piedra Movediza, de varias toneladas, en febrero de 1912. Una réplica de la misma, contruida en tamaño natural y que data del año 2007, ocupa actualmente el mismo lugar que la piedra original.
Esta piedra le da el nombre al pueblo, ya que en idioma aborigen significa piedra que late. Se supone que cayó por los efectos de la explotación intensa de la zona, la práctica del barrenado (algunos barrenos llegaban a tener hasta 6 metros ) y el uso de la pólvora.
Documento.
Dice Vicente Blasco Ibañez, cuyas polémicas palabras fueron reproducidas por la revista masónica argentina Verbum: "El obrero de las fábricas, convertido por un progreso desviado y fatal en esclavo de la máquina, vive junto a ella como una rueda más, como un resorte de carne, luchando su cansancio físico con la musculatura de hierro que no se fatiga, embrutecido diariamente por la cadencia ensordecedora de los pistones y las ruedas, para darnos los innumerables productos de la industria que resultan indispensables en la vida de la civilización.
Y estos millones y millones de hombres que sostienen la existencia de la sociedad, que combaten por ella con las fuerzas de la naturaleza, ciegas y crueles, que todas las mañanas vuelven a la lucha, viendo en este monótono y continuo sacrificio la única misión de la existencia, forman la inmensa familia de los asalariados, viviendo de las sobras de una minoría privilegiada, contentándose para subsistir con pequeñísimas cantidades de lo que aquella desprecia, y sometida a un tipo remunerador siempre el más bajo, sin esperanza de ahorro y emancipación.
Esa minoría egoísta, es la que ha falseado la verdad, queriendo persuadir a la mayoría de los explotados de que el trabajo es una virtud y que la única misión del hombre sobre la tierra es la de trabajar hasta que perezca. Esta moral, inventada por los grandes capitalistas, abusa de la ciencia, afirmando que los cuerpos solo viven sanos dedicándose al trabajo y que la inacción es mortal: pero se callan lo que la ciencia añade, o sea que el trabajo excesivo destruye a los hombres con una rapidez infinitamente mayor que si viviesen en la holganza. Digan en buena hora que el trabajo es una necesidad dolorosa para la conservación de la vida, pero no digan que es una virtud, pues el reposo y la dulce inactividad son más gratos al hombre y a todos los animales que el movimiento y la fatiga. La fábula del Paraíso, la sentencia del Dios bíblico imponiendo el castigo de sudar de fatiga para ganarla subsistencia, demuestra que en todos los tiempos la moral natural consideró el reposo como el estado más grato al hombre, y que el trabajo debe reputarse como un mal indispensable para la existencia, pero mal al fin. Con arreglo al instinto de conservación la humanidad solo debía trabajar lo necesario para la subsistencia. Pero como lo inmensa mayoría de ella no trabaja solo para sí, sino para el provecho de una minoría de privilegiados, estos le exigen que trabaje todo cuanto pueda, aunque perezca por exceso de esfuerzo, y así ellos se enriquecen acaparando el sobrante de producción. Su interés es que el hombre trabaje más de lo que necesita para él; que produzca más de lo que exigen sus necesidades. En ese sobrante está su riqueza, y para lograrlo ha inventado una moral monstruosa y antihumana, que, por medio de la religión y aún de la filosofía, ensalza la fatiga, diciendo que el trabajo es la más hermosa de las virtudes y la inactividad la fuente de todos los vicios... A esto hay que preguntar si la ociosidad es un vicio en los pobres, ¿por qué aparece entre los ricos como un signo de distinción y hasta elevación de espíritu? Si el trabajo es la mayor de las virtudes, ¿por qué se afanan los capitalistas en amontonar riquezas para librarse ellos y librar a sus descendientes de la práctica de la virtud? ¿Por qué esa sociedad que ensalza el trabajo con los más poéticos conceptos relega al trabajador a la última fila? ¿Por qué acoge con más entusiasmo a cualquier soldado que estuvo en la batalla tal o cual, que al viejo obrero que ha pasado sesenta años practicando el trabajo, sin que nadie se fije en él ni le agradezca tanta virtuosidad?" (22).
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Los masones en apoyo de los movimientos obreros, sindicales y emancipatorios a principios del siglo XX.
Un ejemplo de entidades inspiradas por masones: Los principios de La Fraternidad ferroviaria.
La Asociación gremial de Maestros Unidos de Mendoza y la Masonería Argentina: correspondencia.
En 1887 nace el gremio de los maquinistas llamado La Fraternidad y para principios de 1889 ya contaba con 157 afiliados. Los estatutos especificaban para sus miembros, entre otros objetivos: "Propender al mejoramiento de sus condiciones de vida, difundir conocimientos técnicos entre los compañeros, y hasta fomentar los hábitos de economía entre los socios, mediante la creación de cajas de ahorro. También se especificaba claramente la exclusión de cuestiones políticas o religiosas en los debates de la Fraternidad ". (23)
En algunos cementerios, como en el de los disidentes de Córdoba, todavía se pueden ver tumbas pertenecientes a los empleados ferroviarios, grabadas con escuadras y compases. En la zona del sudeste de la provincia de Buenos Aires, masones prominentes como el doctor Eduardo Fidanza (1847-1924), van a crear periódicos y otras publicaciones para impulsar el advenimiento del ferrocarril. El periódico editado por Fidanza se llamaba precisamente El Ferrocarril y logró su objetivo en apenas tres años (1880-1883).
Fidanza fue iniciado en la Logia Luz del Sud de Tandil, fue intendente del pueblo y, ya en Buenos, fue médico de la Policía y los Tribunales. Se cuenta entre los fundadores de la Asociación Médica Argentina y fue Gran Secretario de la Gran Logia y miembro del Supremo Consejo del grado 33 (24).
Un manifiesto gesto de apoyo a las luchas sindicales, lo constituyó el aval brindado por la Masonería Argentina en 1920 a la "Asociación gremial de Maestros Unidos" de Mendoza, en su enfrentamiento con el gobierno de aquella provincia. Dice el intercambio epistolar:
"Mendoza, febrero 18 de 1920.
Al Gran Maestre del Gran Oriente Argentino, don Francisco B. Serp.
Buenos Aires.
Muy distinguido señor: En nombre de los asociados de nuestro gremio, me complace saludar con elevada consideración a usted y por su intermedio a los afiliados de la importantísima y generosa institución que tan dignamente preside, manifestándole que en esta hora en que por fin el conflicto de Maestros Unidos contra las autoridades escolares de Mendoza ha sido solucionado con criterio ecuánime por el nuevo gobierno de la provincia hemos juzgado sobre los valores morales y materiales que aportaron los que en esta cruzada de reivindicaciones por las libertades y la dignidad profesional e individual, estuvieron con nosotros. Entre ellos cabe lugar en las primeras filas a la Masonería Argentina.
Agradecemos profundamente el apoyo que generosa y noblemente les prestaron a los maestros rebeldes de Mendoza. Aprestámonos a corresponder a la acción que por nosotros hicieron, bregando, hoy más que nunca, por la enseñanza libre de prejuicios, racional, científica y práctica. Del Gran Maestre nos suscribimos con todo respeto.
Florencia Fossatti, Presidente.
Tarcila Arias, Pro-Secretaria".
*
"Buenos Aires, 26 de febrero de 1920.
A la Presidenta de la Asociación Gremial de Maestros Unidos, señorita Florencia Fossatti - Mendoza.
De mi consideración: Complacido, acuso recibo a vuestra nota donde anunciáis que el conflicto de Maestros Unidos con el Gobierno de Mendoza, ha terminado y agradecéis muy sinceramente la ayuda que os prestó la Masonería Argentina.
Celebramos con vosotros la solución del grave problema que importaba la lucha en que estabais empeñados, que esta magna demostración de carácter sirva de ejemplo u os retemple y sostenga en la azarosa brega que la vida impone.
Os creemos capaces de corresponder a la acción que por vosotros hicieron, bregando hoy más que nunca por la enseñanza libre de prejuicios, racional, científica y práctica, son vuestras palabras; mantenedlas firmemente, os honraréis y prestaréis un gran servicio al país.
Os presento las seguridades de nuestra mayor consideración y estima.
El Gran Maestre Francisco B. Serp.
El Consejero del Interior, Santiago R. Gallegos" (25).
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La mujer inmigrante y asalariada abordada por la obra del hermano español, médico, abogado e ingeniero Bialet Massé y los masones socialistas: Alfredo Palacios.
La mujer inmigrante y el obrero: La socialista rusa Fenia Chertkoff de Repetto. La prédica de la masona española Belén de Sárraga en el Río de la Plata y la Orden del Derecho Humano.
Un contexto para Bialet Massé
Siendo ministro de Justicia, Culto e Instrucción Pública y del Interior el médico y masón Eduardo Wilde, se sancionó la ley 1420 en 1884 y se aprobó la del matrimonio civil, se secularizaron los cementerios y se eliminaron los registros de nacimientos y defunciones de las jurisdicciones parroquiales. (26)
Este avance en la promulgación de las leyes laicas propiciadas por masones, era notable. Pero todavía no alcanzaba para solucionar otras problemáticas como los de la clase obrera y asalariada, entre las cuales se encontraba inserta la mujer con una fuerte presencia. Destacados masones como Bialet Massé se ocuparon de reflejar en su obra esta situación.
Juan Bialet Massé nació en España en 1846 donde obtuvo el título de médico y murió en 1907. Tuvo que exiliarse por sus ideas republicanas y emigró a la Argentina. Se radicó en Córdoba y, aparte de ejercer la medicina, se graduó de abogado, ingeniero y perito agrónomo. Fue catedrático y rector en los colegios nacionales de Mendoza, San Juan y La Rioja. Participó en el Congreso Pedagógico de 1882 junto a otros masones prominentes como Leandro N. Alem, Onésimo Leguizamón, José María Torres y el mismo Eduardo Wilde. Colaboró con Carlos Cassafousth, otro destacado masón, en obras de ingeniería. En la Universidad de Córdoba creó la cátedra de legislación del trabajo, y se lo considera un precursor en el tema, siendo parte de su obra utilizada por otro masón, Joaquín V. González, el que fuera notable jurista y Pro-Gran Maestre de la Masonería Argentina , para la redacción del proyecto del Código del Trabajo. (27)
Señala la investigadora Mirta Henault que el censo de 1869 había fijado la cifra de 1.269.000 pobladores. Dicho censo establecía en sus informes: "De las 61.464 viudas, 247.602 solteras y más de 25.000 huérfanas que tiene la República , resulta que más de 140.000 son costureras, lavanderas, tejedoras, planchadoras, cigarreras, amasadoras, etc.; esto significa que la mitad de la población mujeril adulta espera con incertidumbre el sustento del jornal, muchas veces difícil y precario".
"(...) De esta manera la cifra de mujeres que viven el problema del salario, del presupuesto, del trabajo insuficiente y de la inseguridad social se amplía enormemente en la realidad".
Este censo contabiliza: 98.398 costureras; 58.703 sirvientas; 29.176 lavanderas; 19.716 cocineras; 11.047 planchadoras; 3.313 bordadoras; 1.639 amasadoras. Trabajaban en talleres o en sus propias casas, donde aparte se ocupaban de las tareas domésticas y el cuidado de los niños, enfermos y ancianos de la familia.
El médico y masón José Antonio Wilde, tío del anterior, nos ha dejado el siguiente retrato de la mujer trabajadora. Menciona a las lecheras y las cigarreras. De estas últimas dice: "(...) La industria del cigarro estaba casi exclusivamente en manos de las mujeres y servía de medios de vida a muchas familias pobres. Las niñas de la casa eran las encargadas del trabajo e incluso vendían al menudeo, aunque el principal consumidor era el pulpero que compraba los cigarrillos por atados".
Otras labores de las cuales se ocupaban las mujeres eran las de hiladoras, tejedoras y sirvientas. Señala Wilde que el gremio de las sirvientas llevaba una vida miserable, maltratadas, mal alimentadas y sin que se les pagara sueldo, ya que habitualmente los cobraban los padres o tutores. Muchas se volcaban a la prostitución.
El segundo censo nacional, de 1895, registra un total de 3.954.911 habitantes y, de este total, 1.865.992 eran mujeres (o sea, el 47% de la población) y 2.088.919 eran varones (el 53%).
Iniciado el siglo XX la mujer continúa en el servicio doméstico, pero amplía sus actividades y se inserta en las fábricas, la docencia y aparecen las primeras profesionales. Sostiene Mirta Henault que las cifras de los gremios se escalonaban de la siguiente manera: costureras, 142.644; lavanderas, 79.059; cocineras, 49.200; modistas, 45.127; 59 médicas y 6 abogadas.
Luego, Henault aborda la obra de Bialet Massé, de la cual cito los siguientes extractos, sacados de su "Informe sobre el estado de las clases obreras en Argentina", de 1904, un estudio encargado por el presidente Roca y el Ministro del Interior Joaquín V. González:
"No eran pocas las mujeres que cargaban con el sostén de la familia, con la rudeza de la vida; de aquí que acepten resignadas que se pague su trabajo de manera que sobrepasa la explotación y con tal de satisfacer las necesidades de los que ama prescinde de las suyas hasta la desnudez y el hambre. En poco tiempo han invadido los talleres y las fábricas con paso firme, desempeñándose con precisión en muchos oficios que el hombre desempeña de mala gana y con grosería. Las costureras, las planchadoras, las lavanderas, y el servicio doméstico son las principales actividades a las que se dedican las trabajadoras. La clase más numerosa la constituyen las costureras. Hace seis años las costureras ganaban en Tucumán 1,50 a 2 pesos y hasta 4. Han llegado al estado de miseria presente de una manera insensible".
"Se pagaban 3 pesos por la docena de chalecos; se abre un nuevo registro y dice que solo paga 2,80 porque como empieza y no tiene clientela tiene que ensayar: como hay más costureras que costura, aceptan; inmediatamente los demás registros bajan el precio. Otro ofrece 2,50 y otro 2,20 y así se llega al precio actual de 1,80 con el cual no hay alimentación racional posible para la mujer" (...) "Como en algunas casas trabajan varias, ayudándose unas a otras, no puede saberse bien lo que ganan".
Las condiciones de pobreza son extremas y las trabajadoras deciden protestar, pero señala Bialet Massé:
"Hace como dos años tenían convenido una manifestación y huelga colectiva; pero un Padre les dijo que la Iglesia Católica no aceptaba esos procedimientos y lo demás que se deduce, y la dejaron quedando sometidas a esa servidumbre". Luego agrega: "He leído en los diarios de Tucumán de mediados de abril, que se ha constituido una sociedad gremial de costureras con el objeto de procurar el remedio a sus males. Es que el hambre aprieta y el estómago no se llena con sermones; y si ahora no sucede sucederá más tarde, con la protesta enérgica y triunfante".
Con respecto a las otras obreras, apunta: "El ramo de las planchadoras en Tucumán está tan malo como en las otras ciudades del país. Muchas mujeres trabajan en sus casas y hay varios conatos de taller con una oficiala y dos o tres aprendizas, pero hay también talleres verdaderos. Las oficialas ganan 1 peso y las aprendizas de 70 a 40 centavos, todas con comida. Trabajan de seis de la mañana a seis de la tarde, teniendo un descanso de media hora para el mate, mañana y tarde, y media hora a mediodía, de modo que la jornada efectiva es de diez horas y media. En Córdoba el trabajo de plancha se hace mucho por mujeres aisladas a domicilio, pero hay talleres montados regularmente".
Con respecto a las lavanderas, sostiene: "Estas son unas desgraciadas, flacas, enjutas, pobres hasta la miseria y casadas o solteras con un semillero de hijos, ganan 1 peso o 1,20. En San Luis este trabajo está también mal remunerado. Visité algunas lavanderas y planchadoras y me enteré como efectúan estos trabajos de modos primitivos. En una batea, debajo de un árbol o de unas ramas, unos tarros de petróleo en el que hacen hervir la ropa puestos en un fogón, que son tres o cuatro piedras en el suelo, y una mesa ordinaria de álamo. Ese es todo el taller y todo el material pues el tendido de la ropa se hace en un cerco que si tiene espinas agujerea la ropa o la desgarra el tirón para levantarla. Les pagan 1 peso o 1,10 la docena de ropa (...). Tienen muy poco trabajo porque se lava en casi todas las casas de ahí que su vida sea muy precaria".
Sobre la mujer de las zonas rurales, dice: "¿Cómo vive la mujer del peón? En medio de la inmundicia. El agua solo entra en el rancho para la alimentación, nunca para la higiene: aquella es escasa" (...) "La mujer del peón, la lavandera, la que hace la comida con destino a las cárceles, la amasadora llevan una vida de trabajo y sufrimientos; trabajan durante el tiempo de la gestación; trabajan en cuanto abandonan el lecho en donde han alumbrado; trabajan mientras dan de mamar y continúan haciéndolo hasta que la tuberculosis las consume".
Con el tiempo las mujeres se fueron nucleando para exigir mejoras en sus trabajos, asociándose simplemente o protagonizando reclamos y huelgas. Esto sucedió con las fosforeras (1906-1909); en 1913 se crea la Sociedad de Resistencia Lavanderas Unidas.
Nuevamente Bialet Massé: "En Córdoba, donde muchas mujeres saben amasar, hacen dulces y masas (para ganarse la vida), y la costura es la peor pagada de república, (cuando quedan 80 centavos es mucho), grupos de mujeres de cien, de doscientas y más toman parte en las huelgas y manifestaciones públicas. Es frecuente oírlas protestar aisladamente que ellas no dejan de ser religiosas pero que, aunque se los diga el Padre, no aceptan estar obligadas a dejarse matar de hambre ni trabajar en el taller hasta concluirse, lo que indica un principio de rebelión más extendido de lo que se cree. Porque cuando la mujer toma parte en un movimiento general el triunfo es incontrastable, mucho más aquí en la república donde la mujer, aún en la campaña, tiene costumbres más suaves, más atrayentes y por consiguiente arrastra más que en otras partes. Hay que tener en cuenta que cuando doscientas mujeres asisten a un mitin hay dos mil que no asisten a él por timidez, pero que las acompañan y hacen una propaganda tan eficaz como las que salen a la calle".
Continúa Bialet Massé: "En mis visitas he oído cien veces: con rosario no se engorda y no podemos más. En Santa Fe las mujeres que entran por ese camino son francamente anarquistas, y anarquistas exaltadas. Algunas de ellas se hacen notar por sus facultades oratorias (...).
Sobre las telefonistas, dice: "Mientras en Francia e Inglaterra cada telefonista atendía, para ese entonces, 80 o 90 líneas, aquí atendían 100 o más. Trabajaban 7 horas continuas, solo les daban un té a medio servicio, y a las cinco horas esas cabezas no gobernaban, el público se enojaba y las retaba". "Los telefonistas empezaron a tener personalidad como trabajadores después que ocho valientes mujeres fueron despedidas por reclamar un pequeño aumento y más descanso".
"Un trabajo abusivo era el de las cigarreras. La barbarie de ese trabajo residía, además de la continuidad, en el polvillo del tabaco".
A igual trabajo, a la mujer se le pagaba mucho menos salario que al hombre.
Ante esta explotación, abuso y discriminación, la mujer se va integrando en las grandes agrupaciones gremiales como la ya mencionada UGT (Unión General de Trabajadores, de extracción socialista) y la FORA (Federación Obrera Regional Argentina, inclinada al anarquismo). Aún así continuarán por largo tiempo los despidos por embarazo y recién en 1924 se aprobará una ley prohibiendo el trabajo nocturno de mujeres y niños, también incumplido (28).
Anexo documental
Sostenía el masón Bialet Massé en algunas partes de su estudio sobre las clases obreras:
"La Revolución Francesa rompió las trabas del privilegio; se ha creado la burguesía, rica, muy rica, pero el dinero no da por sí ciencia; la codicia extravía y hasta ciega; y va derecha, como el asno cargado de dinero y con los ojos vendados, a caer en un precipicio que ella misma se ha cavado; sólo la ciencia puede salvarla, quitándole la venda de los ojos y enseñándole el camino seguro que debe seguir. Del otro lado, los obreros, bebiendo una ciencia imperfecta, exasperados por la necesidad y a veces por el hambre, fanatizados por principios que no tienen otra racionalidad que la de ser contrarios a los que la burguesía profesa, amenazan con irrupciones más bárbaras que las de Atila, o pretendiendo imponer paradojas irrealizables, verdaderas locuras utópicas.
Por los dos lados se va al mismo lugar: la lucha encarnizada, la sangre y la destrucción.
Los medios artificiales no detendrán la marcha de ninguno de los dos, y si la detienen un momento, se reproducirá más veloz; la codicia es y será insaciable y la reacción fatal.
La huelga podrá reglamentarse, disminuirse y conciliarse, pero arrancarla de raíz nunca; porque ella es instintiva, es un derecho natural anterior a toda legislación. La historia lo demuestra y la filosofía lo enseña. Los gobiernos no pueden hacer otra cosa que reprimir los desórdenes que a pretexto de la huelga se producen, puede encauzar y conciliar, y no deben tampoco hacer más.
Aunque entre nosotros el medio se opone a que la huelga vaya a los extremos que en Europa y Estados Unidos, ella se produce en el ferrocarril, en el ingenio, en la estiba y en la agricultura con caracteres siempre crecientes, afectando a la riqueza pública; es, pues, urgente acudir con la ley a su remedio.
La solución racional está en la ciencia, únicamente en la ciencia; todos los demás medios han fracasado; la fuerza bruta es impotente; hay que traer la fuerza incontrastable de la convicción. No son los ejércitos ni las cárceles, son las escuelas y las universidades las que resolverán el conflicto y sólo ellas".
"(...) La primera y más grande afirmación que creo poder hacer es: que he encontrado en toda la República una ignorancia técnica asombrosa, más en los patrones que en los obreros. He visto maquinistas que no saben cómo actúa el vapor, carpinteros que no saben tomar la garlopa, electricistas que no saben lo que es la electricidad, planchadoras que se matan en un trabajo ímprobo y labradores que no saben agarrar la mancera ni graduar el arado; pero es mayor, si cabe la ignorancia patronal, salvo rarísimas excepciones.
Esa ignorancia es la causa que estaciona las rutinas y arraiga los prejuicios, extraviando los anhelos mismos de la codicia, y no deja ver que el obrero no es un instrumento de trabajo indefinido, sino que es un ser capaz de un esfuerzo máximo, en un tiempo dado, si tiene el alimento y cuidado suficientes, y que prescindiendo de toda consideración de humanidad y de caridad, por codicia, debe ser bien alimentado y cuidado.
Son rarísimos los patrones que se dan cuenta de que el rendimiento del trabajo es directamente proporcional a la inteligencia, al bienestar y a la alegría, sobre todo, del obrero que lo ejecuta, y no al tiempo que dura la jornada, cuando ésta pasa de su límite racional; y mucho menos los que alcanzan a comprender que manteniendo a sus obreros en la miseria, lo mantienen en la tendencia al vicio y al delito, que ellos pagan en último término.
Este aferramiento a las rutinas y esta total ignorancia de la cuestión social y de la psicofisiología del trabajo (...) desgraciadamente es tan general, que no he encontrado un solo director de industria, ni un administrador de ferrocarril, que, siquiera por curiosidad, haya abierto un libro sobre tales materias; y las palabras ritmo del trabajo, adaptación a la máquina, desgastes inarmónicos y demás tecnicismos, les son tan absolutamente extraños, que se ve que no tienen ni la noción de sí mismos como máquinas de trabajo; y que jamás se han preocupado de saber cómo el alimento y la bebida que ingieren se convierte en trabajo.
Muchos industriales me han dicho que era imposible plantear aquí la legislación del trabajo, que eso eran teorías de los doctores socialistas de Buenos Aires, que no sabían lo que era un taller, ni una industria. (...) Deduzco también, en primer término, la necesidad de imponer por la ley lo que se haría espontáneamente si pudiera darse a los patrones la ciencia necesaria para que lo hicieran por egoísmo. La experiencia de la práctica de la ley les traerá la convicción de las ventajas económicas, la utilidad en dinero, que resulta de proceder racionalmente con el obrero. De ahí que yo atribuya también a esa ignorancia, a la fuerza de la rutina y del prejuicio, más que a maldad y codicia, el estado triste, angustioso y apremiante de las clases obreras en el Interior; en todo lo que no debe atribuirse también a la ignorancia de éstas, a sus vicios y a su falta de unión y de ideales (...)"
"Urgido por las necesidades de los tiempos, el Gobierno se ha atrevido a abrir esas dos especies de Cajas de Pandora, que para los que no ven ni estudian sino la superficie de las cosas, encierran todos los males y contienen todas las amenazas, bajo los nombres de socialismo y anarquismo, y se ha encontrado con que eran cosas secularmente viejas, con precintos y nombres nuevos".
"Las ideas socialistas se propagan con rapidez, desgraciadamente con tintes de anarquismo en muchas localidades.
El estado de las clases patronales y las manifestaciones que de ellas he recibido, han creado en mí una convicción profunda y es: que ha habido un error gravísimo en la dirección de la propaganda en los partidos socialistas, que se ha hecho hablando siempre al obrero y nunca al patrón, a no ser un tono de amenaza o en son de huelga, para imponer lo que se habría podido obtener más pronto y fácilmente por la convicción; sobre todo en este país, en el que el espíritu socialista está en todos sus hijos, más o menos velado por un orgullo de raza, que ha sido excitado de un modo contraproducentemente por los procederes exóticos.
(...) Afirmo con toda convicción, que el espíritu de mejora de la clase obrera está más en la clase patronal criolla que en la clase obrera misma; basta presentar a la alta intelectualidad de los patrones criollos y de algunos, aunque pocos extranjeros, las ventajas de la mejora, para que la acepten con entusiasmo; la resistencia se encuentra en los extranjeros improvisados, cuya intelectualidad no está preparada para otra cosa que mantenerse en los procedimientos con los cuales se han enriquecido, y tienen todos los miedos de apartarse de ellos, cuando un orgullo desmedido no los hace aferrarse a sus errores.
(...) La indolencia, la rutina, el mal trato que, en general, se daba al obrero en Tucumán, habían de producir algunas huelgas, que sacudieran la indiferencia de la mayoría de los patrones (...) La huelga pasó sin actos violentos ni desórdenes, gracias a la actitud de las autoridades y del señor Patroni, que le dieron el tono de transacción pacífica, y tuvo la virtud de despertar del letargo en que vivían los dueños de la mayoría de los ingenios. Mucho temo que pasada la cosecha, que ofrece tan pingües utilidades, pase también el deseo de remediar, o mejor, el convencimiento de la necesidad de hacerlo; pero en el pecado irá la penitencia.
Junto al cereal está el obraje, y la huelga que amenaza a Tucumán no hay poder público que pueda evitarla.
O viene la ley reglamentando la jornada, los descansos y estableciendo el arbitraje, o los patrones organizan el trabajo racionalmente y hacen conocer por todos los medios de publicidad esa organización y las garantías que ofrecen, o los obreros no irán y entonces aprenderán por los registros de caja.
En Cuyo pueden suplir con el extranjero barato o caro; pero en Tucumán el criollo es insustituible. De todos modos, por efecto de esta huelga, la concentración y la asociación obrera han tomado gran impulso en Tucumán. El hecho también ha puesto en evidencia la necesidad de preocuparse formalmente de la alimentación del obrero.
Los hechos que llamarán sin duda alguna la atención (...) son los relativos a los accidentes del trabajo. Todos los patrones que tienen la noción del deber, dan la asistencia y el jornal; la iniquidad de medio jornal de las leyes inglesa y francesa, no ha entrado en nuestras costumbres, y aun los patrones que no se creen obligados para con sus obreros a más que al pago del jornal, o no dan nada, o dan el salario y asistencia; el medio salario carece de sentido.
Los contratos de seguros, que se extienden rápidamente, tampoco entran por las cicaterías y miserias de Europa; comprenden la asistencia y el jornal, y la indemnización total es por 1.000 jornales; que es mucho más extenso que el europeo y más racional.
El trabajo de la mujer y del niño se explotan con igual intensidad en Cuyo que en el resto de la República, y acaso más en la época de las cosechas.
El descanso dominical es un anhelo en esas provincias; aquellas manifestaciones de los panaderos del Paraná, del comercio de todas partes, de que se sienten esclavos del negocio, de que no pueden entenderse entre sí, se repiten en San Luis, Mendoza y San Juan; en todas partes.
Lo mismo puede decirse de esa jornada comercial que empieza a las 7 a . m. o antes para concluir a las 10 p. m. o después; que no aumenta en un centavo las transacciones, que denota siempre un desorden social y doméstico.
En Cuyo se nota la misma ignorancia patronal que en el resto de la República; pero además son allí muy raras las personas que se dan cuenta de lo que es la cuestión social, ni siquiera de lo que es obrero como instrumento del trabajo; sin embargo, algunos movimientos de huelga ocurridos en las tres provincias y el éxodo de los obreros hacia el Litoral debiera haberles llamado la atención.
El hecho continental desde el Canadá y los Estados Unidos hasta Chile y la República Argentina, es que el inmigrante viene más pobre que el reñícola, y que es inferior a éste, a lo menos porque no conoce el país y tiene que adaptarse, y se adapta, no siguiendo antes de establecerse un curso de agricultura, sino conchabándose para ganar la vida, o si ha traído con qué comprar el lote imitando a su vecino, porque no tiene otro criterio.
La letra de la Constitución es hacer partícipe a los hombres de toda la tierra del bienestar del pueblo argentino; supone que es ese el objeto primordial del gobierno: crearlo para participarlo. Y no me cabe la menor duda: la mejor propaganda, el mejor llamado para el extranjero, es el bienestar del hijo del país. (...) Para la ley y para la moral, todos son iguales, y no caben distinciones que no vengan del propio mérito. El trabajo creó el capital, y es justo que por lo menos tome el rango que la paternidad le asigna.
(...) El trabajo libre es más económico y proficuo que el trabajo servil (...)
Hace años que la cuestión obrera se agita en el seno del mundo civilizado, conmoviendo los intereses económicos de todas las naciones La brutalidad quiere que estas cuestiones sean una cuestión pura y simple de fuerza; los unos quieren fusilar ideas; en cambio, los obreros entienden que pueden imponer sus derechos a garrotazos.
(...) Ya ven que las relaciones del trabajo requieren una legislación de conjunto, armónica, y no hay ni puede haber armonía en lo que es incompleto y deficiente.
Es en vano que se quiera eludir la intervención del obrero en la formación de los reglamentos del trabajo, en los tribunales que han de decidir las contiendas; la personería del obrero ha conquistado su lugar, y tiene forzosamente que dársele.
Es en vano que se quiera procurar la división maquiavélica del obrero fabril, haciendo de él una clase privilegiada y aristocrática, por lo tanto; ni los obreros artesanos aceptan esa distinción, ni la sana razón la admite; los obreros agrícolas son muchos más, ellos producen las materias primas de las industrias, y el servicio doméstico complementario de la vida es tan noble y tan importante como cualquiera otro. Del ingeniero al albañil, del médico al enfermero, del gerente de un banco a su portero, del ministro al sereno de la aduana, todos los servicios son trabajo para y por otro, aunque guarden la subordinación y la escala relativa que la naturaleza y los fines establecen fatalmente, y el proletariado de levita va siendo ya tan grande y tan importante como el de chaqueta, pidiendo a la ley el amparo igual que a todos debe. No se trata de clases sociales, es una mentira, una mistificación; se trata del trabajo de todas las clases en las relaciones entre los que lo prestan y los que lo adquieren u ordenan. Hay en este contrato, involucrados por la fuerza de las cosas, la existencia humana misma, el porvenir de las razas, la grandeza de los pueblos, y mal que pese a quienquiera, la solución se impone, el progreso de las ciencias y de las artes lo requieren; nadie tiene la fuerza suficiente para evitarlo.
Las huelgas pasadas y presentes no han tenido ni tienen quien decida equitativamente entre las pretensiones de obreros y patrones; la que se prepara para la próxima cosecha, con síntomas formidables, amenazando pérdidas mayores que la pasada, está produciendo el despertamiento del instinto de la conservación, que se manifiesta por la concesión de mejoras antes de que los hechos se produzcan. Pero de seguro las concesiones van a reducirse a los salarios, y acaso algún poco en la jornada; las demás se acallarán por lo pronto; la mujer y el niño seguirán siendo víctimas de la codicia, muchos accidentes no serán indemnizados; pero volverán con más fuerza luego, para demostrar que no basta ni la buena voluntad de obreros y patrones, que es necesaria la legislación total y los medios de hacerla efectiva, dando a las aspiraciones legítimas del obrero el arbitraje como medio pacífico y legal de llenarlas.
Así como no bastan en materia civil y comercial la buena fe ni la buena voluntad de las partes para llenar las relaciones entre ellas, porque intervienen las pasiones y los errores sinceros, así tampoco en las relaciones del trabajo pueden suplir las partes los dictados de la razón, de la ciencia y del derecho. Mirar la cuestión como una lucha de fuerza entre clases, y no como una cuestión de ciencia y de justicia, absoluta y general, es absurdo, tanto como si se quisiera encarar la patria potestad como una lucha entre padres e hijos, o la calidad de la cosa vendida como una lucha de clases productoras y clases comerciales. No se trata tampoco de una ley administrativa y transitoria, sino de reglas que arrancan de los principios fundamentales del derecho y de las ciencias antropológicas, porque afectan a lo más interesante para el hombre: su actividad, su libertad, su personalidad misma y su bienestar. No se trata, en fin, de dispensar favores, de hacer caridad a los proletarios, sino de dar a cada uno lo que corresponde en justicia, y de ello resulta un beneficio para todos.
El día en que el vencedor dejó de comerse al vencido y lo hizo su esclavo, renunció a unos pocos kilos de carne, pero aprovechó su trabajo para toda la vida; y si en algo entró en la legislación obrera de Indias el sentimiento humanitario, es indudable que su objeto principal fue la conservación del brazo que a todos enriquecía" (29).
Alfredo Palacios
Representando al barrio de La Boca y a pedido de los inmigrantes italianos, en 1904 el abogado y masón Alfredo Palacios obtiene su banca de diputado nacional por el Partido Socialista. A raíz de su elección se implanta el juramento laico. En su prolífica vida política, que se extendió hasta el día de su muerte, en 1965, destacó por su defensa de los derechos de los trabajadores, la mujer y la niñez, ya sea escribiendo o impulsando leyes como la del sábado inglés, el descanso dominical, la ley de la silla, la de accidentes de trabajo o la del trabajo femenino; asimismo se ocupó de los sueldos y de que estos fueron pagados en moneda y no en vales.
Hacia 1919, sostenía el socialismo en su programa: "Igualdad civil para para ambos sexos; sufragio universal sin distinción de sexos; prohibición del trabajo de las mujeres en todas las industrias que hagan peligrar la maternidad, la salud o la moralidad; prohibición del trabajo de las mujeres obreras treinta días antes y después del alumbramiento y obligación del pago del salario durante ese paro forzoso".
Esta posición era avalada por el partido Demócrata Progresista, encabezado por el notable legislador y masón, Lisandro de la Torre , aquel que en la década del 30 se opondrá en el senado al monopolio de los ingleses sobre la explotación de los frigoríficos en suelo nacional y la exportación de carnes.
En 1910 un grupo de mujeres le entrega al doctor Alfredo Palacios una propuesta de modificaciones al Código Civil, surgidas del Primer Congreso Internacional de la Mujer llevado a cabo en Buenos Aires. Entre otras pautas se planteaba que "la mujer casada podrá ejercer toda profesión lícita y tendrá la libre administración de los bienes que hubiera aportado al matrimonio, así como los que ganare con su industria o profesión". La comisión de Códigos del Senado, compuesta por el abogado y masón Joaquín V. González, cofundador del partido Demócrata Progresista, y el socialista Enrique del Valle Iberlucea, "se expidió sobre el proyecto de emancipación civil de la mujer, presentado por este último: Las mujeres tienen el pleno goce de los derechos civiles, pueden ejercer toda profesión e industria lícita y pueden desempeñar funciones, cargos o empleos civiles para cuyo desempeño la Constitución no exija otro requisito que la idoneidad".
Los padres de Alfredo Palacios eran uruguayos y, extrañamente, de joven estuvo vinculado a los círculos de obreros católicos, en los cuales volcó sus inquietudes sociales y su vocación de servicio público, pero quedando rápidamente defraudado por la actitud de los sacerdotes y la Iglesia. A raíz de un enfrentamiento con el sacerdote alemán Federico Grote, que alentaba dichos centros de obreros y que le reprochó su celo excesivo en la prédica por la justicia social y las clases empobrecidas, y ya impregnado de socialismo y anarquismo, empezó a gestarse su postura anticlerical.
Al graduarse, la tesis doctoral que Palacios presentó se titulaba "La miseria en la República Argentina " y fue rechazada por atentar contra las instituciones, según lo especificado por las ordenanzas universitarias. Entre otras cosas, decía: "Nuestros obreros deben unirse para la lucha, recoger las fuerzas dispersas que son fácilmente derrotadas, producir un movimiento de concentración y dar lugar por último a un todo orgánico, coherente y definido, capaz de establecer combate con probabilidad de éxito".
En 1901 se incorpora al Partido Socialista, el mismo año de la creación de la Federación Obrera Argentina (FOA) en la cual influyó la prédica de Pietro Gori. En la puerta de su casa puso una plaqueta que decía: "Atiende gratis a los pobres", y ya siendo diputado atacó la llamada Ley de Residencia, "por la cual se expulsaba del país a los extranjeros que produjeran disturbios". Sostenía en su discurso: "(...) Si no hay una ley que castigue lo que no es un delito, si esa propaganda anarquista todavía no tiene los caracteres que la hacen punible, si todavía no ha adquirido esa forma externa a que se refiere (...) ¿cómo es posible, entonces, que nosotros sostengamos que se debe castigar? (...) Estas incongruencias en que caen los hombres que harto saben de leyes, vienen a poner de manifiesto, de una manera que no permite la más leve duda, lo que he dicho antes de ahora: se ha buscado un pretexto para matar las ideas. Pero ya sabemos que no es posible detenerlas, que cuando aparecen en la forma en que se presentan las ideas nuevas, cualesquiera que ellas sean, es claro que todos los valladares, que todos los obstáculos, que todos los inconvenientes que se opongan a su paso no han de hacer sino acrecentar la ola cuyo empuje es cada vez mayor".
O explicitaba: "Atacar al movimiento obrero es desconocer las leyes de la evolución".
En 1907 se produce la huelga de los portuarios en Bahía Blanca con un saldo de varios muertos. Palacios eleva su queja y exige responsables.
En 1913, nuevamente en el cargo de diputado, logra la sanción de la ley contra la explotación sexual.
En 1918 apoya la Reforma Universitaria y, en 1919, crea en la universidad de La Plata las cátedras de Legislación del Trabajo y de Seguridad Social. Destacado en estas áreas, la Oficina Internacional del Trabajo le pide que redacte un informe sobre "La fatiga y sus proyecciones sociales".
Comprueba personalmente en sus viajes, que la situación social y económica de las distintas provincias en la década de 1930, es muy grave. Estas cuestiones, y la crisis inherente a ellas, abordadas en 1902 por el doctor y masón Bialet Massé en su clásico estudio titulado "Informe sobre el estado de las clases obreras en Argentina", se habían ahondado. Señala que se extienden las diversas enfermedades como la tuberculosis, el paludismo, el alcoholismo, etc., produciendo una situación angustiosa. Y acota: "La mortalidad infantil de 0 a 1 año da índices alarmantes llegando a cerca del 300 por mil en Salta y Jujuy, mientras que en Nueva Zelanda apenas llega al 39 por mil; y los nacimientos disminuyen, agravando el desierto que nos invade por todas partes (...)".
En 1944 tiene que exiliarse en Uruguay -país al volverá en 1955-57 como embajador-, y por aquella época el movimiento obrero y sindical argentino se quiebra, quedando conformadas dos CGT, siglas de Confederación General de Trabajadores, por la USA o Unión Sindical Argentina, la FORA o Federación Obrera Regional Argentina de inclinación anarquista y otras organizaciones independientes. Asimismo, Perón asume la Secretaría de Trabajo de la nación y se inmiscuye en los intereses y conflictos obreros, interviene los sindicatos opuestos al gobierno y crea nuevos gremios.
En los últimos años de su vida denunció los contratos petroleros firmados por Frondizi y acometió contra las medidas represivas tomadas contra los obreros que atestaban las cárceles, entre ellos, ferroviarios, petroleros y empleados de los frigoríficos. El periódico socialista La Vanguardia se hizo eco de estos hechos publicando los nombres de los gremialistas y presos políticos sometidos a torturas y proscripciones. Elevó protestas contra estos abusos y presentó varios proyectos de amnistía, entre otros, contra los acusados de delitos de opinión. Hacia el final propició la creación del seguro nacional de maternidad.
Decía Palacios: "Solo los cerebros y manos ocupadas son capaces de atenuar los males que afligen al mundo" (30).
La mujer y el obrero
Con respecto a las mujeres inmigrantes y profesionales que se ocuparon de los derechos obreros, siendo destacadas muchas de ellas, se puede mencionar a Fenia Chertkoff, maestra de origen ruso y luego casada con el dirigente socialista Nicolás Repetto.
Predicó con la palabra, dictando numerosas conferencias, escribiendo y actuando en diversos proyectos. Fue muy activa en los centros socialistas de mujeres y apoyó un proyecto de reglamento sobre el trabajo de las mujeres y los niños en las fábricas.
Apunta Mirta Henault: "Su labor militante la lleva (...) a organizar reuniones en favor de las telefonistas, las alpargateras, las costureras a domicilio, las empleadas de comercio que hacían campaña reclamando la sanción de la ley de la silla. (...) Organiza cursos educativos para las obreras, y entre 1912 y 1913 interviene en la reglamentación del trabajo a domicilio y la fijación de un salario mínimo para las trabajadoras".
También creó en instalaciones del Partido Socialista de barrios obreros, las llamadas bibliotecas y recreos infantiles tipo guarderías, para contener a los hijos de las madres trabajadoras. De esta manera surgieron numerosos centros que fueron subsidiados por el municipio.
Creó la escuela laica del partido de Morón, incorporando planes de estudios avanzados y turnos de noche para la educación de los adultos. Luego surgiría la escuela laica del barrio de la Boca.
Otra notable extranjera que colaboró con Fenia Chertkoff, fue Gabriela Laperriere de Coni, de origen francés. Miembro del Comité Ejecutivo del Partido Socialista, terminó siendo expulsada por estar en disidencia con otros dirigentes sobre el enfoque dado a la cuestión obrera. Exigía mayor compromiso político y soluciones para mejorar las condiciones de vida del obrero y sus familias, creyendo insuficiente la acción partidaria, y viéndose ella misma involucrada en los conflictos gremiales representando a las trabajadoras (31).
Por último, cabe mencionar a la masona española Belén de Sárraga, quien llegara a obtener el grado 33 y a ocupar la vicepresidencia de la Federación Argentina de la Orden del Derecho Humano.
Al respecto, Alicia Moreau de Justo, cuyo padre había sido un comunero de 1871 que apoyó el levantamiento obrero y que debió exiliarse, dijo en una entrevista que le hiciera el historiador, socialista y masón Emilio Corbière:
"En 1906 había vivido mi primera aventura ideológica y política. Tuvo lugar en Buenos Aires el Congreso del librepensamiento, organizado por científicos, escritores e intelectuales vinculados a la masonería. Allí presenté mi primer trabajo sobre educación, que se publicó en el primer número de la Revista Socialista Internacional. La escuela -a mi juicio- elabora el porvenir del hombre, debe ser una escuela libre, sin dogmas, dirigida por el conocimiento exacto de la naturaleza humana y del desarrollo de la vida. La que tiene sus educadores en todas partes: en la familia, en la ciudad, en el país, en el libro, en el museo; que es acción social a la cual todos deben contribuir, vivificada la gran ley de la solidaridad que es la razón de ser de la humanidad.
En aquel Congreso del librepensamiento, conocí a la anarquista Belén de Sárraga. Fue una experiencia inolvidable. Así tomé contacto con las ideas revolucionarias. Un mes después, el socialista Ángel Giménez me pidió que dictara un curso de conferencias de divulgación popular en la "Sociedad Luz", de Barracas. De esa manera me acerqué al movimiento obrero (...)".
Con respecto a la mujer trabajadora, señala entre los puntos programáticos de la Unión Feminista Nacional: "Cooperar con toda obra que contribuya a facilitar y mejorar el trabajo femenino; por lo tanto se preocupará en la reglamentación del trabajo en la industria y en el comercio y de elevación de los salarios del trabajo femenino, basándose en el principio "a igual trabajo, igual remuneración".
También dice: "Pienso que la historia se construye y se transforma con la acción consciente de la clase trabajadora organizada políticamente" (...) "Volviendo al socialismo, considero que el manifiesto comunista describió el proceso histórico como la lucha de clases, y esa lucha, sobrepasa forzosamente el plano económico abarcando totalmente la existencia humana. Las armas del proletariado en su lucha por la emancipación, son su conciencia de la dignidad y del valor social de cada individuo, la organización sindical y política, la unión nacional e internacional de esos organismos y el conocimiento cada vez más claro del inmenso valor de su función productora y económica, de la fuerza que proviene de su masa y de su irrupción en el sistema de gobierno, antes reservado a minorías" (32)
Volviendo a Belén de Sárraga, decía Rafael Luis Gumucio Rivas: "Era una anarquista y librepensadora española (...) Recorrió América Latina ejerciendo su apostolado feminista y ácrata; era una mujer de especial belleza (...) Cuando visitó Chile, en 1913, revolucionó a los jóvenes radicales, liberales, socialistas y anarquistas (...) Los curas la odiaban: "era una divorciada, disoluta y, para más remate, atea", decían los conservadores. El líder obrero Luis Emilio Recabarren la invitó a visitar las salitreras y como consecuencia de sus conferencias, se formaron en el norte los centros de mujeres librepensadoras (...)".
Los intereses de Belén de Sárraga, aparte de los ya mencionados, abarcaron la Masonería mixta, los derechos humanos y el periodismo. Fue escritora, poeta y notable conferenciante, aparte de maestra y médica. Sus principios eran anticlericales, humanistas y racionalistas.
Cuando se celebró el Congreso de Librepensamiento en 1906, en Buenos Aires, declaró al diario La Vanguardia : "Soy republicana federal, pero mis ideas van más lejos en el orden social, político y económico. Mi actuación se vincula al movimiento obrero para la obtención de conquistas; como la protección del trabajo de la mujer y el niño. Preconizo la paz mundial, y como medio de llegar a ella la supresión de los ejércitos. Toda propaganda antimilitarista es noble".
En 1910, fue vicepresidente en el Primer Congreso Internacional de la Mujer celebrado en Argentina, y en cuya ocasión el Centro Socialista Femenino de Buenos Aires propone:
1. Sufragio universal para ambos sexos.
2. Divorcio absoluto.
3. Ocho horas de trabajo para adultos y seis para niños hasta la edad de dieciséis años, con descanso continuo de 36 horas.
4. Asiento para las vendedoras de tiendas, talleres y fábricas.
5. Treinta y cuarenta días de descanso antes y después del parto con el goce de sueldo completo como medio de proteger la maternidad.
6. Educación obligatoria y laica para los niños de ambos sexos hasta la edad de catorce años; instrucción obligatoria en clases diurnas para los niños que trabajan en las fábricas y talleres, con el goce de su sueldo diario completo.
7. Inspección y vigilancia estricta para que se cumpla la ley que reglamenta el trabajo de los niños.
8. Fomentar las escuelas profesionales para mujeres, mejorar higiénicamente las existentes, y cuidar la educación estética de la mujer obrera.
Otra propuesta, expresa un pedido para que los gobiernos adopten planes y leyes de retiro para los obreros. (33)
El siglo XIX vivirá el auge de la Segunda Revolución Industrial y el proceso por el cual se llegará a nuevos descubrimientos, inventos y la creciente aplicación de los mismos en la vida cotidiana. Sostiene Noëlle Charpentier (34), autora de una historia de la Orden del Derecho Humano: "Las consecuencias de esta evolución son múltiples: fuerza creciente del proletariado, nacimiento de los partidos políticos en su forma actual, sindicatos, movimientos cooperativos y estructuras en pro de los derechos de los ciudadanos. Todo ello conllevó una toma de conciencia de los derechos sociales y una mayor comprensión de las ideas libertarias y humanistas".
Aparte del avance tecnológico volcado al bienestar social, se va gestando en palabras de los investigadores Vitale y Antivilo (35), "un vigoroso pensamiento liberal progresista, que cuestionaba las prerrogativas de la Iglesia Católica , como el control de la enseñanza, de los casamientos, nacimientos, entierros, censuras y de una moral impuesta al conjunto de la sociedad, cuyas principales afectadas eran las mujeres. La corriente liberal fue logrando importantes conquistas, como la separación de la Iglesia del Estado, y ganando posiciones políticas a través de la Masonería ". Ciertamente, durante los últimos decenios del siglo XIX y los primeros del XX, la Masonería alcanzó a nivel global uno de sus mejores períodos en cuanto a expansión y plenitud operativa y de influencia social, obteniendo incuestionables logros.
Por otro lado, Belén de Sárraga destaca el progreso que algunos gobiernos han logrado: "El gobierno de Batlle y Ordóñez, en el Uruguay, lejos de permitir licencias a la iglesia la ha mantenido a raya; impidiéndole toda extralimitación en sus funciones y ejerciendo una extrema vigilancia sobre la escuela pública y privada".
"La instrucción, obligatoria y gratuita y las clases nocturnas para obreros, han hecho frente al analfabetismo".
Resulta "evidente la tendencia general de los pueblos americanos a obtener el mayor grado posible de cultura, por el fomento de la enseñanza del Estado".
"Cumple al gobierno actual del Uruguay la gloria de haber iniciado a la mujer en la carrera diplomática" (...) "Fácil es deducir por lo dicho del Uruguay, que aquí está, la mujer casi absolutamente emancipada. Las sociedades de damas liberales laboran constituidas en casi todos los Departamentos. Verdad que la primera emancipada de la tutela católica es la esposa del actual presidente, Sra. Matilde L. de Batlle y Ordóñez" (...) "Otra doctora, la Sta. Ernestina Dávalos, es, en el Paraguay, miembro de la Alta Corte de Justicia. Profesionales de la medicina existen en casi todos los países; doctoras en leyes en Argentina, Uruguay, Paraguay y algún otro. La literatura cuenta con un considerable número de publicistas. El arte tiene entre las mujeres delicadas intérpretes".
Estos conceptos y muchas otras cuestiones fueron abordadas en su volumen "El clericalismo en América. A través de un continente" (36). Terminado en Uruguay en 1914, y dedicado al presidente José Batlle y Ordoñez, este libro de crónicas surgió a partir de la experiencia de sus extensos viajes por Latinoamérica, quedando reflejada la realidad imperante en la época.
Sostiene: "No siendo ya el poder civil el brazo secular de la iglesia, y no pudiendo ya esta intervenir directamente en la confección y aplicación de las leyes, necesitaba organismos seglares que la sirviesen, influyendo en la marcha política. El rutinarismo se los proporcionó en abundancia. Las asociaciones de obreros católicos, con sedes en sacristías y conventos, son el producto de esa rutina popular obligada además por causas de que hablaré más tarde. Por ellas el clericalismo tiene pueblo, hoy que el pueblo representa opinión; tiene organismos, con personalidad civil, que firman peticiones y protestas, gritan, se manifiestan, aplauden o silban, según las necesidades del momento".
"Es cosa decidida. Bajo la protectora sombra del árbol eclesiástico se acomoda una familia más. Los hijos, al asilo, a dar brazos gratuitos para las industrias monásticas; la madre, a servir de comparsa en procesiones y otros actos místicos; el padre al centro católico de obreros, a aumentar las anónimas cifras de la opinión sinceramente religiosa; a ser «masa» en los comicios; a servir, con el escapulario al cuello, de reclamo para el ejército ilota que bautizara León XIII con el pomposo nombre de socialismo cristiano". León XIII "fundó su célebre socialismo católico, ridícula parodia de las doctrinas marxistas, tendiente a mantener al obrero bajo la influencia eclesiástica" (...).
"El desgraciado á quien falta el trabajo y acosa la necesidad, si no ha alcanzado "un grado intelectual que le permita sostener, dignamente, su infortunio y aún trabajar, en comunión con los de su clase, para vencerlo, es un predestinado a la servidumbre clerical. El bono de pan y carne, entregado en la sacristía á cambio de la papeleta de confesión, le compra. Sus servicios los presta en los actos solemnes y públicos en que la iglesia necesita número y en los comicios donde emite su voto por el candidato que se le designa. De este modo la caridad se trueca en el precio estipulado para la venta de la libertad ciudadana".
Se ocupa intensamente de la cuestión obrera, a la que vuelve una y otra vez: "La iglesia ve con temor el gran desarrollo que las asociaciones y partidos obreros han tenido en los últimos tiempos. Poderosos en Estados Unidos, fuertes en algunas regiones de México, muy particularmente en Monterrey, Veracruz, y Mérida; nacientes, pero muy bien intencionados en las Antillas y una parte del Centro América; importantes en Costa Rica; perfectamente organizados en Brasil, despliegan un verdadero lujo de energías en Uruguay, Chile y Argentina, donde, a las grandes Federaciones Obreras, hay que agregar los robustos organismos del partido socialista" (...).
"Tan valiosas fuerzas concurren a la obra de libertad moral en que está América empeñada, no solo porque apartan del proletariado aquel espíritu de servidumbre en que la iglesia le mantuvo durante siglos, sino porque son centros educadores para esa emigración analfabeta que exportan las aldeas de Europa. Casi todos los organismos obreros se preocupan de la enseñanza: sostienen escuelas diurnas y nocturnas y costean, además, bibliotecas. Se comprende la importancia de esta labor educadora sobre las masas ignorantes, las más propicias por su falta de preparación intelectual y la penuria de su vida para el trabajo catequista del cura, pescador de votos para sus candidatos políticos, o del fraile, pescador de niños para sus talleres y fábricas. Los centros de enseñanza laica, mantenidos por el obrero para la educación de sus hijos, contrarrestan la especulación congregacionista, restando a los establecimientos católicos un número considerable de alumnos; en tanto que la escuela nocturna y el gabinete de lectura, van haciendo una obra lenta de cultura que permite al trabajador discernir por su propia cuenta, lo que basta para evitar que él sea, en manos de los partidos católicos, un arma que a sí misma se destruye".
En la "Constitución y Reglamentos Generales de la Federación Argentina de la OMMI El Derecho Humano", edición de 1917, se establece que:
"El ser humano, llegado a la edad viril, tiene derecho de conseguir en cambio de su trabajo el salario suficiente para el sustento de su familia, de sus hijos y de sus padres ancianos. En la lucha que sostiene por la vida tiene derecho al concurso de aquellos de sus hijos susceptibles de ayudarle y también al de la sociedad en caso de incapacidad o cuando sus cargas de familia excedan el límite de las fuerzas de su potencia productiva".
"Tiene derecho a la libertad de su trabajo, del que mejor convenga a sus capacidades o a su gusto, y la organización social debe ser tal que nadie pueda ver su inteligencia, su actividad o su saber inempleado". "La duración del trabajo diario debe ser limitada por la ley tanto para el hombre como para la mujer o el joven. Cuando el individuo no consigue trabajo, la colectividad debe procurarle como medio de asistencia".
"El ser humano, mientras pueda hacerlo, tiene el derecho incontestable de ahorrar una parte del salario representando el producto de su trabajo para hacer de ella el uso que más le convenga".
"La propiedad individual es la consecuencia lógica de la libertad individual, pero puede sólo pretender a la protección de las leyes con tal de ser la base fundamental de las obligaciones personales y contribuciones que constituyen los recursos indispensables al funcionamiento del mecanismo social, en una palabra, de ser la gran reserva colectiva".
"La humanidad, en vista de las obligaciones que le incumben de instruir el niño y el adolescente, formarlos en vista del trabajo que les dará los medios de vivir, en razón también de la seguridad que provee a los que trabajan, de la subsistencia que facilita a los que no pueden trabajar, tiene el derecho de procurarse los recursos necesarios imponiendo a cada uno en razón de sus facultades".
9
Reseñas sobre la labor precursora de los masones en legislación obrera y derechos del trabajo. Comentarios de José Ingenieros a la obra de Joaquín V. González sobre el proyecto de Ley Nacional del Trabajo.
Adjunto algunos conceptos vertidos por el médico, pensador y masón José Ingenieros sobre la obra de otro destacado masón e intelectual, el abogado Joaquín V. González. Dicho texto fue reproducido en parte por la revista Verbum, editada por el Gran Oriente Federal Argentino - GOFA. Se publicó en 1948, al cumplirse el 85 aniversario del nacimiento de aquel notable legislador (37).
Joaquín V. González (1863-1923) basó su proyecto del Código de Trabajo en los textos de Bialet Massé, cuyo informe fue redactado, como ya dije, por encargo del presidente Roca en su segundo período (1898-1904) y siendo ministro del Interior el mismo Joaquín V. González. Este destacó en diversos ámbitos legislativos y ministeriales, fue periodista del diario La Prensa y catedrático, escribió numerosos libros, fue gobernador de la provincia de La Rioja , miembro de la Corte Internacional de Justicia de La Haya , fue uno de los fundadores del Partido Demócrata Progresista junto a Lisandro de la Torre y notable conferenciante, entre otras actividades. Fue pro Gran Maestre de la Masonería Argentina e integró el Supremo Consejo (38).
Por otro lado, José Ingenieros (1877-1925) destacó como docente y autor de ensayos de profunda influencia social; se especializó como psicólogo, psiquiatra y criminólogo. Publicó numerosos libros que abarcan la filosofía, la historia y la sociología y fue asiduo colaborador de su padre en la redacción de la "Revista Masónica" que luego se llamaría, a partir de 1904, " La Cadena de Unión", siendo editada hasta 1932 (39). Entre las amistades del doctor Ingenieros se contaba la inmigrante italiana y médica Julieta Lanteri, activista política, precursora de los derechos humanos en las tres primeras décadas del siglo XX e invitada a dar conferencias en Logias como la Doce de Octubre, jurisdiccionada a la Gran Logia Filial Hispano-Argentina del Gran Oriente Español y luego a la Gran Logia Nacional Argentina.
Dice su texto:
"(...) La evolución de las sociedades humanas no puede impedirse ni precipitarse. Son igualmente ineficaces las tímidas resistencias de los misoneístas y las exuberancias retóricas de los ilusos. Las reformas sociales son la consecuencia de nuevas condiciones de hecho, nunca de sentimientos o teorías, aunque los unos y las otras coexisten con ellas, como su producto natural. Los espantajos demagógicos, legados al siglo XIX por los enciclopedistas, han influido menos sobre la evolución social que el aprovechamiento del vapor o de la electricidad.
Frente a la antigua política subalterna que baraja dogmas y sentimientos, comienza a definirse otra, fundada en el estudio de los fenómenos sociales; ella es necesariamente impopular, como todas las concepciones científicas: la política sociológica (...).
(...) En nuestro siglo, estos problemas se caracterizan por francas tendencias hacia la reforma progresiva del orden económico vigente. Ella no es antojadiza , ni es la consecuencia de huecas retóricas que pretenden fundarla sobre ideales de justicia o de igualdad; es simplemente el producto natural de nuevas condiciones de hecho creadas por el desenvolvimiento de la moderna economía industrial y capitalista. Entre las cuestiones sociales de suyo multiformes y complejas, destacase actualmente el problema obrero; en sus formas actuales no ha podido presentarse en otras épocas, siendo en nuestros días uno de los que esperan inminente solución. El sistema productivo capitalista (en el sentido que da a este término la escuelas marxista...) ha creado nuevas relaciones entre los poseedores de los medios de producción y los trabajadores sometidos al régimen de salario; este hecho determina la necesidad de modificar las instituciones jurídicas que establecen las relaciones recíprocas entre las fuerzas concurrentes a la actividad económica de la sociedad entera.
La legislación civil contemporánea está en vísperas de ser modificada en sus mismos fundamentos. No puede persistir en su forma actual, pues no corresponde a condiciones reales: el hecho viola el derecho. En la época de formularle se desconocían las fuerzas económicas surgidas posteriormente en las sociedades civilizadas; esas fuerzas han creado nuevos intereses, nuevas relaciones, nuevos conflictos, nuevos derechos, nuevas obligaciones.
(...) El extraordinario desarrollo de las fuerzas productivas en el siglo XIX ha creado estos dos términos en el problema de las relaciones económicas: capitalismo y proletariado. Ellos son nuevos en su forma actual y por sus relaciones de recíproca dependencia. Amos y siervos los hubo siempre, así como habrá eternamente desigualdades sociales por razones de orden biológico que ninguna legislación podrá evitar. Esas fuerzas económicas plantean conflictos de intereses; son dos polos de una misma esfera -la producción- y polarizan energías aparentemente opuestas, pero que, en definitiva, son concurrentes a una misma acción común y tienden a equilibrarse dentro de cualquier régimen económico. Ese fenómeno implica transformaciones jurídicas paralelas a él, pues toda nueva condición de hecho tiende a crear su correspondiente condición de derecho y deberes recíprocos, mitigando asperezas, restringiendo los excesos abusivos. En definitiva, sin embargo, la legislación del trabajo resulta protectora del obrero: su situación inferior en el conflicto hácele soportar el peso de numerosas desventajas.
La economía y el derecho clásico no pueden permanecer cristalizados en fórmulas ya inaceptables. Fuerza es confesar que algunos utopistas y reformadores sociales han contribuido eficazmente a su drenaje saludable. La subversión de las doctrinas económicas, iniciada por algunos socialistas ilustrados, tuvo como feliz consecuencia una benéfica lucha entre los economistas puros (preocupados en hacer doctrina) y los socialistas militantes (preocupados en poner la economía al servicio de su política), con resultados bilaterales. Por una parte se produjo un sacudimiento y modificación de la economía, anquilosada por aforismos inconmovibles; por otra una saludable evolución de los socialistas ilustrados, que se acercan, cada vez más, a la economía, y acabarán de cimentar sobre ella sus previsiones sociológicas (...)
La legislación del trabajo es uno de los puntos más importantes en que se muestran concordes la economía y el socialismo, demostrando la necesidad de incorporarla a todo programa de política verdaderamente científica; esa legislación es una de las fases más importantes del nuevo derecho que está en formación.
El Dr. Joaquín V. González, ministro de la República Argentina , con un atrevimiento que honra doblemente al intelectual y al estudioso, ha concebido y ordenado un vasto plan de legislación social, presentado al Congreso de la Nación en 1904, con el título de "Proyecto de ley nacional del trabajo". Es obra de elevado concepto político. Como simple proyecto del poder ejecutivo, aunque no llegue a convertirse en ley, merece vincularse el nombre del autor al de los más osados reformadores del presente siglo; sin que esto signifique desconocer que el proyecto adolece de algunos defectos e instituye disposiciones coactivas del movimiento obrero. Ignoramos que ministro alguno, en ningún país civilizado, haya remitido a su parlamento un proyecto que pueda compararse en su conjunto al que vamos a estudiar. Las mejores leyes de Australia, Nueva Zelanda, Estados Unidos, etc., palidecen ante este verdadero "Código del Trabajo" proyectado para la República Argentina.
Su importancia como ensayo de sociología aplicada, es vasta. Sus imperfecciones son las inherentes a toda obra humana; máxime que, en este caso, atendido el criterio de legislar en conjunto, haciendo un código completo, el ensayo es de primera mano. Ha sido imposible imitar códigos análogos, puesto que ningún país los posee todavía; han debido coordinarse leyes sueltas de otros países, adaptándolas a condiciones de modo, tiempo y lugar, propias del ambiente argentino (...)".
10
El fin de una época: los sindicatos y la visión negociadora de Hipólito Irigoyen, Presidente de la República y masón krausista.
Yrigoyen (1852-1933) ocupó la presidencia de la Nación entre 1916 y 1922. En su segundo período, 1928-1930, debido a la crisis económica y el alto índice de desempleo, perdió el apoyo de la clase media que lo había impulsado y fue derrocado por el ejército y la oligarquía, siendo el primer golpe de Estado de la era constitucional.
Sostiene Felipe Pigna con respecto a su primer período: "Yrigoyen extendió su política reformista al plano sindical e intentó una legislación social más avanzada, que fue bloqueada permanentemente por el Senado, en manos de los conservadores. Contempló los reclamos de sindicatos negociadores, como la Federación Obrera Ferroviaria y la Federación de Obreros Marítimos, que integraban un sector de la F.O .R.A. Su política sindical fue distinta con los gremios que privilegiaron la huelga a la negociación, como los frigoríficos y municipales, controlados por anarquistas y socialistas. En estos casos (...) no dudará en reprimir violentamente a los huelguistas" (40).
Sobrino de Leandro N. Alem, también masón y fundador de la Unión Cívica Radical, tuvo posturas y actitudes contradictorias, propiciando la creación de algunos obispados e instaurándose en el transcurso de sus gobiernos el Día de la Raza. Durante su segundo período, le quitó por decreto la personería jurídica a la Masonería Argentina , volviéndosela a otorgar un par de meses después. Era claramente deísta y seguidor de las doctrinas del filósofo y masón alemán Federico Krause (41).
Dice la revista La Cadena de Unión en 1928, develándose públicamente la identidad masónica de Yrigoyen: "Una verdadera primicia es la que ofrecemos hoy a nuestros lectores, con respecto al hombre que ha resultado, por la voz inflexible de los comicios, electo Presidente de la República para el período de 1928 a 1934, es decir el eminente repúblico Dr. Hipólito Irigoyen, el cual, según comprobantes que extraemos de nuestros archivos, es liberal, como son todos los que penetran en nuestros templos y reciben la consagración masónica.
El doctor Irigoyen fue propuesto en el año 1882, en la Logia Docente (...).
(...) Muchas veces hemos sostenido en estas mismas columnas que por los talleres de nuestra digna y benemérita Institución, han desfilado, en épocas pretéritas, personalidades de valía, algunos exponentes de la sociabilidad argentina, representantes del Ejército y la Armada , de la magistratura, de la banca, del comercio y de las profesiones liberales del país, con lo cual demuestra concluyentemente que la Masonería ha sido, es y será en todo tiempo el centinela avanzado del progreso moral y material de la Nación " (42).
Bibliografía, notas y fuentes citadas
(1) Sitio El historiador, de Felipe Pigna: http://www.elhistoriador.com.ar/articulos/movimiento_obrero_hasta_1943/grandes_huelgas.php
(2) Pascual Menutti, " La Masonería en los barrios de La Boca y Barracas", Revista Símbolo Nº 55, Año XLVIII, Buenos Aires, febrero-marzo de 1995, págs. 19-20. Gran Logia de la Argentina de Libres y Aceptados Masones; y Alcibíades Lappas, La Masonería argentina a través de sus hombres, Buenos Aires, 1958, 1966, 2000.
(3) "Respetable Logia Hijos del Trabajo - El 54º aniversario de su fundación", Revista Verbum, Segunda época, Año II, Nº 19, Buenos Aires, 1º de marzo de 1936, pág. 14. Gran Oriente Federal Argentino.
(4) Juan Esteban Serchio/Leticia Maronese, " La Logia Hijos del Trabajo y la inmigración italiana en Barracas y La Boca ", Presencia Masónica en el Patrimonio Cultural Argentino, Comisión para la Preservación del Patrimonio Histórico Cultural de la Ciudad de Buenos Aires, 2003, págs. 97 y ss.
(5) Ricardo Parera, La ofensiva católica de 1884, Revista Todo es Historia, marzo de 1982, Nº 178, pág. 26 y ss.
(5bis) Victory, en su Revista Masónica Americana, recoge abundante información sobre la Masonería española de la época. En el ejemplar Nº 5, Año I, del 15 de enero de 1873, brinda los nombres y ubicación de las 92 Logias y Triángulos que existían en la península. En el ejemplar Nº 8, del 28 de febrero del mismo año, reproduce las inquietudes de la Orden con respecto a las clases trabajadoras en España.
Dice sobre los temas abordados y de los cuales se ocupa la Logia Acacia de Madrid:
“1º ¿Cuál es en la actualidad la posición material, moral e intelectual del mero trabajador?
2º ¿Las mejoras que reclama son atendibles? ¿Son justas? ¿Son necesarias? ¿Son urgentes?
3º ¿Interesan solo al obrero, o convienen a la sociedad entera?
4º ¿ La Masonería debe directamente influir en el mejoramiento de la clase obrera? Y si debe, ¿por qué medios podrá cooperar a su realización?
5º ¿Existe alguna tutela opresora, algún obstáculo que se oponga a las mejoras reclamadas por el trabajador?
6º Si existen poderes tutelares en perjuicio del obrero, ¿es justa, es conveniente, es realizable su emancipación?
7º Si es conveniente y realizable la emancipación del obrero, ¿hasta qué punto y por qué medios legales.
8º ¿Interesa a la Masonería la emancipación social del trabajador? ¿Debe protegerla? Y si puede y debe, ¿cómo, cuándo y de qué manera?”
(6) Lappas, op. cit.
(7) " La Internacional y el derecho de asociación", Revista Masónica Americana, Año III, Núm. 12, Buenos Aires, 31 de julio de 1875, págs. 349-357.
(8) Mirta Henault, "Las inmigrantes", Revista Todo es Historia, Año XVI, agosto de 1982, Nº 183; pág. 54-55.
(9) Parera, op. cit.
(10) Mauricio Javier Campos, "Apuntes preliminares sobre Masonería en Tandil", Faro Editorial, Buenos Aires, 2004 y 2006. Con bibliografía adjunta.
(11) Daniel Eduardo Pérez, Los italianos en Tandil, Centenario de la Sociedad Italiana de Socorros Mutuos, S.I.S.M. editor, Tandil, 1977. Incluye a la Sociedad Filantrópica La Caridad , pág. 59 y ss.; y el Estatuto en págs. 139 a 144. Prólogo de Enrique de Gandía.
(12) Andrea Romandetti Dasso, "El palacio de La Prensa y sus simbología", Presencia Masónica en el Patrimonio Cultural Argentino, Comisión para la Preservación del Patrimonio Histórico Cultural de la Ciudad de Buenos Aires, 2003, págs. 149-197.
(13) Mitos argentinos, los protagonistas de la historia: Alfredo Palacios, colección Clarín, textos de Felipe Pigna, suplemento especial, Buenos Aires, miércoles 23 de mayo de 2007.
(14) Ideario de Juan B. Justo, Comisión Nacional de homenaje en el centenario de su nacimiento: 1865-28 de junio-1965, Buenos Aires.
(15) Lappas, op. cit. (15bis) Wikipedia.
(16) "Sociedad obrera", Semanario Masónico Luz y Verdad, Tandil, Año II, Núm. 68, 13 de agosto de 1901.
Dicen las crónicas sobre la iniciación de Adrián Patroni: “En la propaganda masónica que sostenemos a diario hemos inculcado siempre la conveniencia de introducir en nuestras filas elementos que si no reúnen todas las condiciones requeridas para ser masón, cuando menos representen algo en el campo intelectual, para cooperar en el estudio de los grandes problemas económico-sociales, como en los Orientes donde la Masonería está más bien organizada que entre nosotros, como Francia, Suiza, Bélgica, Italia, Norte América, etc.
La Logia Estrella de Oriente en estos días ha iniciado al incansable propagandista Adrián Patroni. ¿Quién no conoce a ese hombre modesto pero activo e ilustrado miembro del Partido Socialista Argentino.
¿Quién no ha escuchado en los salones, los teatros, plazas públicas y por doquier, en Buenos Aires como en los pueblos del interior, sus conferencias sobre la cuestión social?
Autor de varios folletos de propaganda, su nombre se ha hecho popular y su ingreso en la Masonería lo consideramos una verdadera adquisición. Todo consiste en saber cultivar los buenos elementos y no aumentar los claros que se observan en nuestras filas.
El examen sostenido durante la iniciación fue muy interesante; el Hermano F. A. Mohr sostuvo una brillante conferencia en controversia con el neófito, la que duró más de una hora, sobre los temas “patria” y “deberes hacia sus semejantes”.
El Hermano Patroni sostuvo bajo el punto de vista moral y social, la concepción filosófica y científica que en el presente han alcanzado esas cuestiones.
En total ha sido una sesión muy importante que quisiéramos ver repetida en muchas Logias. El Venerable Hermano Intrieri agradeció a los visitadores, invitando a la concurrencia a participar de un lunch (…)”
Revista Masónica, Año VII, agosto y septiembre de 1900, Núm. 15 al 18, pág. 203. Director: Salvador Ingenieros.
(17) "El capital y el trabajo", Semanario Masónico Luz y Verdad, Tandil, Año III, Núm. 146, febrero 17 de 1903.
(18) "Nuestra legislación obrera", Semanario Masónico Luz y Verdad, Tandil, Año III, Núm. 148, marzo 3 de 1903.
(19) Nueva Era, Bodas de Oro 1919-1969; Lappas, op.cit.; Hugo Nario, "Cortando piedra", Revista Todo es Historia, Año XV, Nº 178, marzo de 1982; págs. 8-25.
(20) Semanario Masónico Luz y Verdad, Tandil, 1900-1903: "La monopolización del Cerro de los Leones", Año I, Núm. 13, 24 de julio de 1900.
(21) Lappas, op. cit.
(22) Vicente Blasco Ibañez, "Fragmentos", Verbum, Segunda época, Año II, Nº 20, Buenos Aires, 1º de abril de 1936, pág.19.
(23) Nueva Era, Bodas de Oro 1919-1969; op. cit.
(24) Lappas, op. cit.
(25) " La Asociación gremial de Maestros Unidos de Mendoza y la Masonería Argentina. Cambio de notas", Revista Masónica La Cadena de Unión, Año XXVII, Época 2ª, Buenos Aires, marzo de 1920, pág. 5369.
(26) Parera, op. cit.
(27) Lappas, op.cit.
(28) Mirta Henault, "La incorporación de la mujer al trabajo asalariado", Revista Todo es Historia, agosto de 1982, Nº 183, págs. 42-53.
(29) "Juan Bialet Massé, precursor de la regulación de las condiciones de trabajo: Informe sobre el estado de las clases obreras en el interior del país", 1846/España - Argentina/1907: Homenaje en su centenario/2007, compilador de la obra Norberto E. Huber, Alción Editora. Para consultar mayores datos se puede visitar el sitio oficial de la edición: http://www.juanbialetmasse.com.ar/
(30) Mitos argentinos, op. cit. y Lappas, op. cit.
(31) Mirta Henault, op. cit.
(32) Emilio J. Corbière, "Alicia Moreau de Justo: socialismo y feminismo", entrevista, Revista Todo es Historia, agosto de 1982, Nº 183, págs. 72-73.
(33) Primer Congreso Femenino Internacional de la República Argentina , Buenos Aires 1910, Historia, Actas y Trabajos, introducción de Dora Barrancos, Universidad Nacional de Córdoba, 2008.
(34) Nöelle Charpentier, " La Masonería Mixta y El Derecho Humano", Fundación María Deraismes, Madrid, 2010.
(35) Luis Vitale/Julia Antivilo, "Belén de Sárraga. Precursora del feminismo hispanoamericano", Ediciones, CESOC, Chile, 1999; y Mauricio Javier Campos, "Belén de Sárraga. Vida y revolución feminista", 2011. Con bibliografía adjunta.
(36) Belén de Sárraga, "El clericalismo en América. A través de un continente", Editorial Lux, Lisboa, Portugal, 1914.
(37) Lappas, op. cit.
(38) Lappas, op. cit.
(39) "El problema social y la política científica. Consideraciones generales sobre el proyecto del Ilustre Hermano Joaquín V. González, sobre Ley Nacional del Trabajo, por el Ilustre Hermano José Ingenieros", Revista Verbum, Cuarta época, Año XIV, Nº 8, Buenos Aires, marzo de 1948, págs. 34-39.
(40) Sitio El historiador, de Felipe Pigna: http://www.elhistoriador.com.ar/articulos/movimiento_obrero_hasta_1943/grandes_huelgas.php
(41) Lappas, op.cit.
(42) "El futuro presidente de la Nación Argentina es liberal", Revista Masónica La Cadena de Unión, Año XXXVI, Buenos Aires, Abril de 1928, pág. 7.366 y La Acacia , Revista General de la Masonería en los valles del Plata, Año III, Nº 1.
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