Revista Sociedad

Inmoralidades

Publicado el 04 septiembre 2013 por Jordi Martinez Aznar
Por fin lo tenemos aquí. Tras un verano de tiras y aflojas entre Tottenham y Real Madrid, el galés Gareth Bale ha fichado y ya ha sido presentado por el club blanco. Aunque las cifras bailan según el medio que leas o escuches, pero parece que están de acuerdo con que el equipo blanco ha acabado pagando, millón arriba, millón abajo, entre 90 y 100 millones de euros por el jugador galés, aunque en algunas ocasiones he leído cifras de hasta 120 millones. No hace muchos días, al nuevo entrenador barcelonista le preguntaron, el Tata Martino, le preguntaron al respecto, a lo que él contestó que estas cifras le parecían una falta de respeto hacia el mundo en general. A Carlo Ancelotti le faltó tiempo pare decir que el entrenador argentino no comprende cómo funciona el fútbol en Europa. Personalmente tengo que reconocer que yo tampoco. Si por funcionar entendemos pagar 100 millones por un jugador de 24 años que apenas ha ganado un título importante a lo largo de su carrera y que, según pude leer hace unos pocos días, apenas ha jugado 11 partidos en competiciones europeas, pues no entiendo nada. Y si eso viene unos pocos años más tarde de pagar otros 96 millones por Cristiano Ronaldo y otros 64 millones por Kaká, pues lo entiendo menos.
Pero vamos al asunto, intentando no hacer demagogia barata preguntándome cuántos hospitales podrían haberse construido o cuántas toneladas de comida podrían haberse enviado a África con todo este dinero. Simplemente me haré la siguiente reflexión: Durante estos últimos años se ha hablado muchísimo de todos los cientos de millones de euros que los equipos de Primera División, cómo es posible que las autoridades competentes dejen que un equipo pueda llegar a gastarse varios cientos de millones de euros en apenas un lustro, uno de los cuales, el del brasileño Kaká, ha sido una ruina casi total, ya que acaba de regresar regalado a Milán. Y es que no solamente estamos hablando de los millones que costó, sino que estamos hablando del precio de compra más su sueldo. Durante estos últimos días he leído cifras que hablaban de 129 millones gastados en el brasileño. 129 millones de euros que se reparten en 119 partidos jugados y 29 goles, por lo que, en este sentido, cada partido del brasileño le ha costado al club blanco poco más de un millón de euros y cada gol le ha costado casi 4,5 millones de euros. Pese a todo, no han sido pocos los que se han felicitado por el paso del brasileño por el Real Madrid.
Curiosamente, esta misma gente que aplaude el fichaje del brasileño pese al dineral invertido entre fichaje y sueldo y los casi 200 millones de euros gastados solamente en los fichajes de Cristiano Ronaldo y Bale, dinero al cual habrá que sumar los respectivos sueldos, son los mismos que se chotean del Barcelona por los 57 millones de euros gastados por Neymar. Poco menos que se utilizan la excusa del dinero gastado por los demás para justificar el dineral ganado por su presidente. En total, mil millones de euros gastados en sus diez temporadas en el cargo. O sea, 166.386 millones de las antiguas pesetas para ganar diez títulos, la mitad que los ganados por el FC Barcelona en más o menos la misma cantidad de temporadas.
Pero lo malo de todas estas cifras más allá de las mismas es que la deuda de estos clubes va aumentando sin parar. Todos hemos oído o leído cifras multimillonarias adeudadas a Hacienda y a la Seguridad Social, y aquí nadie tiene bemoles de cerrar ningún campo, no sea que la plebe se mosquee y le dé por invadir el Congreso. No lo hará por los recortes, pero sí será capaz de hacerlo si le quitan su opio del fin de semana. Eso por no hablar del hecho de que a cualquiera de nosotros nos congelarían la cuenta por unos cuantos euros al descubierto, pero parece que hay quien tiene patente de corso para gastarse lo que no está escrito y todavía seguir gastándose más dinero, del cual ya me explicarán de dónde sale.

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