Los Centros de Competencias Digitales (CCD), telecentros o centros de alfabetización digital, según algunas de sus denominaciones, comenzaron a desplegarse en España en la década de los 90, en un contexto social y económico particular, en el albor de unas tecnologías que cambiaron por completo la sociedad, como los ordenadores personales, Internet y las comunicaciones móviles. Era un momento en el que facilitar la conectividad (principalmente en el entorno rural) e impulsar la alfabetización digital eran la principales prioridades. Por razones obvias y de las que todos somos conscientes a poco que nos fijemos en nuestro entorno, el acceso a internet (especialmente a través de dispositivos móviles) ha mejorado sustancialmente, aunque aún existen zonas en España y a nivel mundial con importantes carencias. Por lo tanto, sus prioridades han cambiado.
En todo caso, la transformación digital en la que está inmersa toda la sociedad hace necesario un cambio de enfoque y evolución de los servicios ofrecidos por los Centros de Competencias Digitales. Mayor acceso a los dispositivos móviles y mejor conectividad no implica que la ciudadanía tenga mejores competencias digitales. Ni mucho menos. Se requiere intensificar los esfuerzos para logra una ciudadanía mejor formada digitalmente, capaz de participar de diferentes modos en un mundo donde estas tecnologías no sólo son omnipresentes, sino que están provocando una profunda transformación tanto en las relaciones sociales como en el mundo laboral. Los Centros de Competencias Digitales deberán ser capaces de anticiparse y de reaccionar para identificar cuáles son sus nuevas necesidades y qué novedosos servicios pueden ofrecer a la ciudadanía, tanto desde la perspectiva social como laboral.
Este estudio requiere una lectura detallada, a través de la cual el lector encontrará algunas propuestas que sí aplicarán en el caso de determinadas redes de centros. Por el contrario, considerará que otras no responden a sus prioridades o a las necesidades de sus usuarios. Es una publicación en la que se puede ir diseccionando una gran cantidad de propuestas y alternativas teniendo en cuenta 10 drivers y tendencias que afectan a la actividad de estos centros. A través de la lectura las irá personalizando atendiendo a su singularidad: según el grupo destinatarios, las agendas digitales, las prioridades políticas, la diferenciación entre enfoques urbanos o rurales y otros factores que el lector explorará - y personalizará posteriormente - a lo largo de sus 75 páginas.
El estudio se presentó en el 18 Encuentro Somos Digital, celebrado en Tudela del 4 al 6 de marzo de 2020. En el momento de publicación de este post, estamos inmersos en el proceso del Coronavirus en España. Una de las consecuencias de esta pandemia estará relacionado con la necesidad de fortalecer las competencias digitales de trabajadores del sector público y privado. En un plazo record, (podríamos decir días) el teletrabajo ha pasado de estudios, investigaciones, experimentos y buenas prácticas a casi una obligación en muchos entornos laborales. Sin duda, está implementación del teletrabajo tan repentina, provocará fallos y errores. Sin duda habrá espacios de mejora desde diferentes perspectivas.
La transformación digital, sin lugar a dudas pasa por transformar a las personas hacia contextos laborales cada vez más virtuales y digitales. Se abre un espacio de oportunidad para los Centros de Competencias Digitales. El posicionamiento que tienen, el funcionamiento en red, la cercanía a las personas usuarias y su reconocimiento son factores que gestionados adecuadamente les impulsará hacia la creación, la ideación e innovación en el modo en cómo prestar sus servicios.
El estudio fue realizado por por encargo de la Asociación Somos Digital. Se puede acceder a través de esta dirección.