Vale, cierto. Nadie puede enseñarte como hacer innovación. No se puede enseñar nadie a innovar. Innovación implica hacer algo nuevo, con lo que nadie puede enseñarte a hacer algo que todavía no se ha ideado. Pero, tranquilo. Lo bueno es que sí se puede aprender.
El último fin de semana en el MIB aprendimos de la mano de Alicia Chavero que la innovación tine más que ver con una actitud frente a una situación que no sabemos como resolver, que al conjunto de herramientas que se suelen usar para hacer innovación.
Al parecer hay demasiada “herramientitis”, una especie de obsesión por crear herramientas para la innovación, cuando lo que importa es cómo lo hagamos, no el qué. Es decir, la forma en la que llegamos a un fin que resulta ser innovador. Y digo “resulta” porque, en el 90% de los casos, el resultado es una carambola del destino, no la secuencia lógica por haber usado la herramienta “correcta”.
En esta época que vivimos nos toca innovar porque la democratización de la tecnología permite al usuario obtener cosas gratis que antes estaba dispuesto a pagar. Por tanto, hay que ofrecer una experiencia superior, porque ya queda poco margen para crear nuevos productos, y pocos espacios donde generar servicios. En un ecosistema empresarial en el que ya no podemos competir con los demás en precio y en el que la tecnología ofrece soluciones cada vez más asequibles para todo el mundo, lo único en lo que nos queda espacio de diferenciación respecto al resto son las experiencias:
Cuando dejas de competir en producto o en precio y te centras en las experiencias, te conviertes en un diseñador de momentos emocionales
Y es ahí donde está la verdadera innovación. En generar emociones que van más allá del producto o del servicio, creando una especie de simbiosis entre las marcas y las personas.
No debemos olvidar que cualquier acción empresarial está destinada a satisfacer los sentimientos de alguien. Todo lo que hacemos tiene repercusión en la vida de alguien. Generalmente para mejorarla. Dejémonos de hablar de crear valor, cuando lo que realmente hacemos es facilitarle la vida a otras personas. Se trata de una ayuda que se convierte en un sentimiento.
A veces nos olvidamos de que la gente siente. Nos volvemos locos por optimizar un funnel de compra en el que el usuario interactúa 3,7 veces al día con nuestra marca a través de 2,1 dispositivos, desde 4,7 localizaciones distintas. Cuando lo que realmente pasa es que hay una persona llamada “Juan” que está hasta las narices de usar cinco formas distintas de acceder a un servicio cuando realmente podría usar solo una y una vez al día.
Innovación supone un cambio en la manera de pensar y aproximarse a los problemas. Es una nueva aproximación sobre cómo dialogar sobre los problemas y, de ahí, cómo crear soluciones. Todo ello requiere de cierta flexibilidad mental que te haga ser consciente continuamente de que el mundo no es como tú lo ves
Según las tesis de la innovación, el cerebro tiene cuatro habilidades:
- Absorber: convertirse en una especie de esponja humana. Leer, escuchar, leer, escuchar, investigar, leer más y buscar más personas de las que observar sus hábitos y más bibliografía para documentarte
- Retener: todo lo que has absorbido no puede caer en saco roto. Organízalo todo de forma metódica. Genera una metodología para archivar la información de tal modo que luego puedas encontrar todo aquello que busques. Usa categorías y etiquetas, como se hace con los contenidos de un blog.
- Divergir: pierde los papeles, deshazte de tus prejucios, deja de pensar en lo correcto. Ayúdate de la opinión desinhibida de los demás para que, entre todos se creen nuevas ideas. No te preocupes en pensar si son ideas correctas o incorrectas. Plásmalas en un papel, ya llegará la hora de juzgar si son buenas o no. Te sorprenderás de cómo ideas locas inspiran a otras personas a construir ideas creativas.
- Converger: ahora sí, una vez perdidos los papeles, toca ser crítico y separar el trigo de la paja. Quitar todo aquello que no aporta. Te sorprenderás de que quitas bastante menos de lo que pensabas antes de comenzar
Divergencia Vs Convergencia
Es proceso en común que se comparte con los demás. Se habla en alto porque al hablar se estimula la creatividad de los demás.
Cuando estás en divergencia, lo importante es la cantidad de opciones no su calidad. Para eso está la fase de convergencia. Habla, di, exprésate. Todo sin parar, rápido, porque el estrés creativo es muy útil porque genera una adrenalina distinta.
Las ideas son como bebés, es facilísimo matarlas sin que ni siquiera hayan tenido la oportunidad de ver la luz. En divergencia se trata sacar del interior todas las ideas que tengas al tiempo que inspiras a los demás a que propongan conceptos nuevos. El estado de divergencia es un círculo virtuoso, porque cuantas más ideas propongas, más ideas te propondrán los demás.
“Construyendo sobre lo que dices, seme ocurre que”
Somos más creativos cuando alguien nos estimula. Pero ojo, hay factores que bloquean a la creatividad:
- internos: muchas veces desechas ideas sin si quiera haberles dado una oportunidad. Las piensas pero no las dices. Además, muchas veces matas ideas porque “las he pensado mucho y sé que no saldrá”, sin haberlo probado….
- externos: ¿qué van a pensar de mí si digo tal cosa?. Cuando expresas una idea te posiciones en el mundo y muestra quién eres. Es tu ego el que habla por ti. Por eso tenemos cuidado en decir cosas por decir, porque nos importan lo que piensen de nosotros. Hay que olvidarse del ego
En innovación hay que separar elemento de la divergencia de la convergencia. la divergencia genera fluidez, no tiene por qué ser todas ideas buenas.
Ahí paras, te tomas un café y ya vuelves y volees en fase de convergencia. Es el momento de ser realista, de separar la paja del grano, de quitar lo que no suma.
Recuerda que cuando te dedicas a matar sistemáticamente las ideas propias y de los otros, haciendo convergencia al tiempo que la diervgencia, no eres ágil. En convergencia ha llegado el momento de dar rienda suelta a tu ego y de desechar las ideas que no suman.
Es importante no volver con ideas nuevas en la fase de convergencia. Mejor aplazarlas para un nuevo proceso de divergencia, ya que este proceso debe repetirse varias veces. Recuerda que hay que dudar siempre y no dar nada por sentado.
No se nace siendo creativo. La creatividad se hace. Se entrena el cerebro para crear ideas
Conclusiones:el proceso de innovación creativa
- Divergir antes de converger
- Perder la vergüenza de decir lo primero que se te pase por la cabeza. A veces la espontaneidad sirve para inspirar a otros
- Preguntar sin parar. No des nada por sentado
- Dejar de lado tu ego: tus ideas no tienen por qué ser mejores o peores que las de los demás, lo importante es construir a partir de lo que ha dicho otro
- El proceso es tan importante o más que la propuesta de valor del final
- No se puede innovar solo. Tiene que hacerse en equipo, porque las opiniones de los demás, generan inteligencia colectiva
- Si te lo pasas bien trabajando, eres más eficiente y más analítico