Una de las noticias que me más me ha llamado la atención en las últimas semanas es el descriframiento, por parte de un puñado de jugadores de videojuegos en 3D, de la estructura cristalina de la “proteasa retroviral”, una de las proteínas clave que permite al virus del SIDA multiplicarse y replicarse en células vivas.
Si te interesan los detalles del tema, aquí puedes descargar el artículo (en inglés) que ha publicado al respecto la revista Nature.
Lo más curioso es que recurrir a la comunidad de jugadores de Foldit, un videojuego en red específicamente desarrollado por la Universidad de Washington para resolver los puzzles que se plantean alrededor del plegamiento de proteínas, fue poco menos que una opción desesperada para resolver un problema que se había estado resistiendo a la comunidad científica, y a los potentes programas de simulación de proteínas, durante más de una década.
Sin embargo, los jugadores de Foldit consiguieron resolver el problema en menos de 10 días, a pesar de que la mayoría de ellos no tenía formación previa en Bioquímica o Biología Molecular.
Como explica uno de los integrantes del equipo que resolvió el problema, Foldit es un programa especialmente diseñado para el trabajo colaborativo. El juego incluye un chat global, complementado con otro individual, mediante el cual los participantes, que en este caso eran de Canadá, Estados Unidos, Europa y Nueva Zelanda, pueden hablar fácilmente unos con otros.
Cada jugador, sigue explicando este integrante, puede jugar en solitario o intercambiar soluciones con otros miembros del equipo para lograr un mejor resultado, siendo además habitual que las soluciones desarrolladas por un equipo obtengan puntuaciones más altas que las individuales. La consecuencia de este hecho es que los jugadores rivalizan a la vez que colaboran, como prueba la existencia de una wiki, creada a partir de las contribuciones de los jugadores, en la que se proponen constantemente ideas a los diseñadores del juego a fin de mejorar el mismo.
En este caso concreto, la solución fue posible gracias a que uno de los jugadores, al no funcionar su solución en solitario, recurrió a otros enfoques distintos utilizados por miembros del equipo, lo que finalmente le permitió dar con el resultado correcto.
Estamos ante un ejemplo evidente del potencial del crowdsourcing y la innovación abierta para resolver problemas, en este caso de índole científica, aprovechando la inteligencia colectiva, concepto desconocido y, sobre todo ignorado, por muchos de esos directivos tocados por Dios que “no tienen tiempo” para seguir aprendiendo, ni para leer, y que siguen pensando que ya saben todo lo que hay que saber.
Las nuevas tecnologías y, sobre todo, los nuevos comportamientos derivados de muchas de ellas, nos ofrecen un rico y variado panorama de formas alternativas de hacer las cosas, aprovechando mejor el conocimiento y la inteligencia de todas las personas de la organización y también de fuera de ella.
Sólo falta superar viejos paradigmas, entender que hoy día trabajar es algo más que producir y que también jugando se puede innovar y salvar vidas.
Este artículo, Innovar Jugando para Salvar Vidas, escrito por José Miguel Bolívar y publicado originalmente en Optima Infinito, está licenciado para su uso bajo una Licencia Creative Commons 3.0 España.Muchas gracias por suscribirte a Optima Infinito.
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