CARLOS MARTÍNEZ GARCÍA
La intolerancia religiosa contra los evangélicos de Nachig, Chiapas, inició hace dos décadas. Los primeros convertidos debieron enfrentar al tradicionalismo religioso-político dominante en los pueblos chiapanecos de Los Altos.
Un grupo pequeño debió salir de Nachig porque los tradicionalistas les obligaban a prestar servicios festivos vinculados al particular catolicismo indígena. Veinte años atrás se desplazaron a las periferias de San Cristóbal de Las Casas, donde rehicieron su vida en condiciones sumamente adversas. Ahí construyeron sus sencillas casas, y edificaron un templo evangélico en el que pudieron congregarse para, sin restricciones, expresar sus creencias y crear una comunidad con sus nuevos referentes identitarios
Por diversos caminos, en la última década, el número de creyentes evangélicos se incrementó en Nachig. Ya no eran dos o tres familias, sino que el crecimiento de confesiones protestantes alcanzó a decenas de personas y su entorno familiar. Esta situación inquietó a las autoridades del poblado. Restringieron los derechos de los conversos, y les presionaron para que cumplieran con obligaciones comunitarias cuyo centro religioso está ligado con el catolicismo construido por los indígenas desde la época Colonial y hasta nuestros días.
Pueden leer aquí el artículo completo de este periodista, escritor e historiador, de fe protestante, titulado «Inquisición» en Nachig