Revista Coaching

Insatisfacción

Por Joseluisp

Francesco Clemente - The Departure of the Argonaut

La queja nos instala en el pasado. Cuando abusamos de ella y la convertimos en parte de nuestra forma de ser asumimos un rol de víctima que puede ser tremendamente adictivo y que, además, nos impide encontrar salidas de aquella realidad que nos aflige.

El rechazo suele venir acompañado de una emoción: la ira. Es una estrategia de nuestro cerebro emocional tan contundente que puede llegar a bloquear nuestro cerebro racional, disponiéndonos a atacar y a luchar contra todo aquello que consideramos una amenaza. Aunque ésta no sea real.

Al igual que el rechazo, la protesta nos sitúa en el lado perseguidor del triángulo. Nos ayuda a compartir nuestra voz con los demás, a transmitirles nuestra percepción de que las cosas se pueden cambiar y se pueden mejorar. Sin embargo hay una fina línea que separa la protesta del ataque verbal.

La crítica negativa es el ataque verbal en estado puro. No está orientado a encontrar soluciones a aquello que nos aflige sino mas bien a utilizar el lenguaje como un arma tan destructiva como lo puede ser la violencia física. Como estrategia, la crítica negativa aumenta el riesgo de agudizar los conflictos en una escalada imparable e impredecible.

Sin embargo, la crítica positiva es una invitación a la comunicación. Por ello es importante hacerla desde el respeto y desde la disposición al diálogo. Sólo así es posible abrir conversaciones que, desde el lado positivo de la cosas, permitan encontrar soluciones a aquello que se puede mejorar.

Cuando no nos gusta la realidad a la que nos enfrentamos tenemos miles de estrategias para actuar. Algunas de ellas nos colocan en la resignación o en el resentimiento, otras nos sitúan en la negación. También las hay que nos llevan a la aceptación de lo que no podemos cambiar, o a la serena ambición de que es posible construir un futuro mejor.

De usted depende la estrategia que decida emplear: cada una de ellas le llevará a un escenario diferente.

Fascinante. Como la vida misma.


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