Revista Cultura y Ocio

INSEMINOID (Norman J. Warren, 1981)

Publicado el 10 julio 2018 por Dentro Del Monolito @dentromonolito
Entrada publicada originalmente en la desaparecida web Terror.Team
INSEMINOID (Norman J. Warren, 1981)1981 no fue un mal año. Sus doce meses vieron nacer cosas tan grandes como Posesión Infernal, Un hombre lobo americano en Londres, En busca del arca perdida, 1997: Rescate en Nueva York, Scanners o El más allá de Lucio Fulci. Pero para medir la grandeza se necesita un punto de referencia opuesto, que sea pequeño e imperfecto. Y ahí es donde entran en juego obras como Inseminoid

Con decapitaciones, sierras mecánicas, infectados, canibalismo, inseminaciones extraterrestres...la cosa suena bien, ¿verdad? Pues no, amigos. «Inseminoid», también conocida como Horror Planet, no puede considerarse, bajo mi punto de vista, como una de esas joyitas ocultas del terror ochentero. Eso sí, si la vemos con la mirada adecuada, puede llegar a brindarnos una comedida satisfacción.La trama nos sitúa en un lejano planeta donde los humanos han establecido una estación científica para realizar trabajos geológicos bajo la superficie. En una de las incursiones a las cuevas que están explorando, se produce una explosión provocada por un misterioso mineral. O algo así. El caso es que a partir de entonces, un par de científicos comenzarán a mostrar un comportamiento fuera de lo normal. Aprovechando la gigantesca fama que alcanzó Alien, el octavo pasajero un par de años antes, «Inseminoid» surgió al rebufo de la película de Ridley Scott, aunque sabedora de que jugaba en una categoría muy inferior. Pese al tono telefílmico de la cinta, podemos apreciar claras influencias de la película de los xenomorfos y, todavía en mayor medida, de un clásico como El enigma de otro mundo (The thing from another world, 1951).
El lento arranque de la película no augura nada bueno, pero reconozco que hay un punto de inflexión tras el cual la cinta adquiere otro tono y otro ritmo, convirtiéndola en un producto moderadamente disfrutable. Porque la película gira alrededor de una secuencia antológica, en la que una mujer despierta tumbada en una camilla, totalmente desnuda e incapaz de moverse. A sus pies, un engendro extraterrestre procede a inseminarla a través de un tubo recorrido por un líquido viscoso que se introducirá en la hembra para provocarle un acelerado embarazo. A día de hoy puede parecernos graciosa, pero poniéndonos en el contexto de los primeros años 80, se me antoja que esta secuencia pudo provocar pesadillas tanto al público más impresionable como a organismos "reguladores de la moral". ¡Qué época más maravillosa! Además, podríamos considerar esta escena como el auténtico arranque de «Inseminoid», ya que a partir de entonces la película nos muestra su verdadero rostro transformándose en... ¡un slasher puro y duro!Para aderezar tan entrañable momento, asistiremos también a un parto absolutamente impagable, en el que aún no tengo claro si chirrían más los estentóreos alaridos de la protagonista, o sus numerosos empastes dentales. Esto ilustra la naturaleza de comedia involuntaria que impregna toda la película, ya que vista hoy apenas podemos darle más valor que el de un entrañable divertimento. Eso sí, confieso que durante el tramo final me lo pasé bastante bien una vez superado el terrible jet lag que acusan este tipo de producciones con el paso de los años.
Técnicamente la cinta es abominable, con decorados de cartón piedra más propios de producciones infantiles, y unos efectos visuales consistentes en cambiar la paleta de colores de la imagen cuando se muestran escenas exteriores. Al menos los aliens resultan graciosos el poco tiempo que aparecen. En el mismo espectro de calidad se encuentran las interpretaciones actorales. Judy Geeson (a la que podemos ver en las últimas producciones de Rob Zombie The Lords of Salem y 31) realiza una de las más histriónicas actuaciones que recuerdo, ofreciendo un recital de gestos exagerados y chillidos estridentes. En cambio, el resto de sus compañeros se limita a poner cara de palo durante toda la película, lo que supone un contraste de lo más divertido. De ellos diremos que Stephanie Beacham (actriz que alcanzó gran popularidad gracias a la serie Dinastía) sale muy guapa.
El responsable de «Inseminoid» es el director londinense Norman J. Warren, artesano del cine de horror low cost que hizo carrera en el género a base de dirigir películas de ínfimo presupuesto en una época difícil en la que el gran icono del terror británico, la Hammer, entraba en decadencia. Está claro que ninguna de las creaciones de Norman J. Warren pasará a la historia por su calidad, pero nunca está de más reivindicar la figura de este tipo de directores que afrontaban las dificultades de una pobre financiación con empeño y amor por el género.En definitiva, podemos decir que «Inseminoid» es una película de las que ya no se hacen, que hay que ver con la disposición adecuada y bajo el contexto de su época. Si lo conseguimos, comprobaremos que de alguna manera logra cubrir sus abundantes defectos con una capa de simpatía que nos hará sonreír.

Volver a la Portada de Logo Paperblog