Revista Opinión

“Inside Job”

Publicado el 25 abril 2011 por Javiermadrazo

Inside Job” es el título del último trabajo de Charles Ferguson, un documental sobre el origen y las consecuencias de la crisis económica global. Ferguson pone el acento en la codicia y el abuso de poder de la industria financiera norteamericana que, como una auténtica mafia criminal, ha logrado infiltrarse en los gobiernos, las instituciones, las agencias de calificación, las grandes compañías aseguradoras y la propia universidad. El relato del director de “No end in sight“, una crítica demoledora contra los intereses de la intervención bélica en Irak, considera que la causa de la crisis económica que sacude al mundo hay que buscarla en la desregulación de la industria financiera, iniciada en el era Reagan y mantenida en vigor en la actualidad por Obama.  No hay ningún límite a la ambición y al dinero fácil. El documental deja patente que la ética y la decencia no entran en el vocabulario de los responsables de los grandes bancos, agencias de calificación y compañías aseguradoras, a quienes se presenta como hombres sin escrúpulos, que acumulan beneficios multimillonarios mientras condenan a sus clientes a la ruina, el desempleo y el desahucio.  Ferguson desvela todo un entramado de mentiras, engaños, corrupción y enriquecimiento sin escrúpulos, que el sistema ampara y protege.  De hecho, quienes controlan la economía, controlan, a su vez,  la política y la universidad.  Son delincuentes que han logrado evadirse de la acción de la justicia y después de haber hundido bancos y empresas, cuyas pérdidas hemos pagado a escote, hoy continúan dirigiendo la industria financiera como si nada hubiera ocurrido. En este sentido, el documental no deja ningún lugar a la esperanza.  Violar la ley, comprar y vender voluntades, faltar a la verdad, desviar fondos públicos,…. no son delitos para quienes ejercen el poder.  Su impunidad está garantizada por el mismo sistema que han ellos han creado a su imagen y semejanza. Una lástima.  Ferguson apunta a los culpables, pero los tribunales prefieren mirar para otro lado. Este trabajo debería haber actuado como un revulsivo, llamando a la indignación y el cabreo; sin embargo, nada más lejos de la realidad. El documental llena los cines y, en cambio,  no sacude conciencias, ni llama a la movilización. Podría ser hasta parte del juego, una  pequeña vía de escape para poder respirar y empezar de nuevo, aunque esta vez más pobres, más débiles y más vulnerables,   


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