Revista Cine
No digo nada nuevo al comentar que el cine de terror de hoy día es totalmente visual, no deja nada a la imaginación, es completamente implícito. Y es una pena, ya que por todos es sabido que el terror psicológico suele ser incluso más impresionante que este otro. Este terror implícito llega a su extremo más exagerado en el cine gore, y hoy día la saga más conocida de este subgénero es la heptalogía de Saw.
El director de la primera de todas estas es James Wan, que recientemente ha estrenado en España Insidious (2010), en un intento de llegar al terror psicológico que tenía Paranormal activity (2007). Desde el inicio ya se nos suelta un pequeño avance de lo que vamos a encontrar poco después: pasamos de una escena en la que vemos claramente una especie de fantasma algo ridículo, saltamos a un título extraído claramente de una película de serie B y pasamos al supuesto terror implícito.
James Wan no se siente muy cómodo en este terreno, y rápidamente nos lleva al suyo, primero con sutileza, y finalmente con una serie de escenas completamente estrambóticas que no provocan mucho más que la risa en el espectador. Cuando el padre del niño acaba metiéndose en el mundo del más se termina lo poco bueno que podía tener la película. El demonio que atormenta al niño protagonista bien podría ser una mezcla entre drag queen y Darth Maul de La amenaza fantasma. Mientras se lima las uñas ataca a nuestros protagonistas no pensamos en otra cosa que en que termine de una vez esta locura argumental.
No mucho más que decir, salidas de tono bastante chorras, un director que intenta hacer un compendio entre subgéneros del terror sin llegar a conseguirlo. Incluso fracasa con los brotes de humor que introducen los dos “cazafantasmas” que aparecen para salvar al niño, aunque posiblemente sean lo mejor de la película, que tampoco es mucho decir.