Insomnio: cómo el aceite de cannabis podría ser una solución

Por Davidsaparicio @Psyciencia

Los trastornos del sueño pueden ser altamente incapacitantes. El insomnio en particular se vuelve cada vez más común en la edad adulta. La escasez de descanso o su mala calidad puede afectar la memoria y la concentración. El insomnio crónico aumenta el riesgo de tener presión arterial alta, cardiopatía isquémica, diabetes y cáncer. Recientemente, investigadores han indagado sobre el uso de aceite medicinal de cannabis para el tratamiento del insomnio en adultos, y encontraron que una composición determinada de la sustancia, utilizada por el término de dos semanas, mejoró el tiempo de sueño en comparación con un grupo que recibió tratamiento placebo. Los niveles de melatonina, una hormona producida por el cerebro que ayuda a regular el reloj interno y el sueño, también fueron más altos en el grupo que consumió el aceite (Ried et al., 2022).

Los estudios han demostrado que el delta-9-tetrahidrocannabinol (o THC) tiene un efecto sedante y lo mismo ocurre con dosis más altas de cannabidiol (o CBD). Tanto el THC como el CBD son compuestos producidos por la planta de cannabis. Un posible problema con el uso de THC es que las dosis más altas tienen efectos psicoactivos, por lo que se recomiendan proporciones más altas de CBD a THC como posibles tratamientos para el insomnio.

Qué metodología usaron

El presente fue un estudio experimental realizado con el objetivo de evaluar la tolerabilidad del aceite de cannabis medicinal y si tomarlo durante 2 semanas tiene efectos sobre el sueño en adultos con insomnio. Los participantes fueron 29 adultos entre 25 y 75 años. Se les exigió que no trabajaran por turnos y que no usaran antidepresivos. Los candidatos con una serie de enfermedades graves también fueron excluidos de la participación.

Los participantes fueron divididos aleatoriamente en dos grupos. Durante dos semanas, se les instruyó que tomaran el aceite que se les entregaba con la comida por la noche. Comenzaron con una dosis de 0,2 ml y se suponía que debían aumentarla en 0,1 ml cada día, hasta una dosis de 1,5 ml. La diferencia fue que uno de los grupos recibió aceite de cannabis con 10 mg/ml de THC y 15 mg/ml de CBD formulados con triglicéridos de cadena media y cantidades menores de otros cannabinoides y terpenos naturales y sabor a menta. El aceite que recibió el otro grupo consistía únicamente en el portador de triglicéridos de cadena media con sabor a menta añadido y envasado en la misma botella.

No se les dijo qué aceite estaban recibiendo y los investigadores descubrieron que los participantes no podían saber qué tipo de aceite estaban tomando durante la primera fase de tratamiento de dos semanas. Se pidió a los participantes que mantuvieran un diario en el que registraran la dosis de aceite tomada y los efectos secundarios. Estos efectos también se evaluaron después de una semana desde el final de la intervención y al final del estudio. Los aumentos diarios en la dosis de aceite se detenían si los participantes reportaban efectos secundarios mayores que los beneficios.

El período de tratamiento de dos semanas fue seguido por un período de “lavado” de 1 semana, durante el cual los participantes no tomaron el aceite suministrado. A esto le siguió otro período de tratamiento de dos semanas en el que los tratamientos grupales cambiaron: el grupo que había estado recibiendo aceite de cannabis durante el primer período de dos semanas recibió aceite de placebo (el que no tenía THC ni CBD) y el grupo que estaba tomando placebo se le dio aceite de cannabis. En esta segunda fase, el 80% de los participantes sabían en qué grupo de estudio se encontraban.

Los investigadores utilizaron los niveles de melatonina en la saliva a medianoche como medida principal de la eficacia del tratamiento. Se indicó a los participantes que recolectaran su saliva alrededor de la medianoche, antes de quedarse dormidos en 4 puntos durante el período de estudio y que la enviaran a un laboratorio externo según las instrucciones. Los investigadores utilizaron el “Sleep Profile Saliva Kit” de NutriPATH (Australia) para evaluar los niveles de melatonina y cortisol en la saliva. A su vez, los participantes llevaron un rastreador de actividad/sueño de muñeca (Fitbit) continuamente durante el período de estudio de 6 semanas.

Antes y después de cada intervención, los participantes completaron evaluaciones de síntomas de insomnio, calidad del sueño (Índice de calidad del sueño de Pittsburgh), somnolencia durante el día (Escala de somnolencia de Stanford), nivel de fatiga y su interferencia con las actividades diarias (Inventario breve de fatiga), y estado de ánimo (escala de estado de ánimo Bond-Lader).

Qué encontraron

Durante la dosificación de aceite de cannabis, cuatro (14%) participantes no tuvieron efectos secundarios y 24 (83%) informaron efectos secundarios no graves posiblemente relacionados con el medicamento activo, como sequedad de boca (52%), diarrea (27%), náuseas (24%) y vértigo (17%). Los investigadores destacan que todos los efectos secundarios no graves, además de la boca seca, fueron transitorios y se experimentaron solo en 1 o 2 días no consecutivos.

Aproximadamente la mitad de los participantes en el grupo de aceite de cannabis llegó a la dosis máxima de 1,5 ml durante el período de 2 semanas, mientras que la otra mitad dejó de aumentar la dosis de 0,4 a 0,6 ml debido a los efectos secundarios. En el grupo de placebo, el 33% notificó efectos secundarios no graves, incluidos boca seca (10%), diarrea (5%), náuseas (7%), hormigueo en la lengua y los labios (7%) y dolor de cabeza (3%).

Los resultados mostraron que los niveles medios de melatonina a la medianoche aumentaron un 30% en el grupo de aceite de cannabis, pero disminuyeron un 20% en el grupo de placebo. Los niveles más altos de melatonina están asociados con un mejor sueño. Los síntomas de insomnio mejoraron significativamente en el grupo de aceite de cannabis en comparación con el grupo de placebo durante el período de tratamiento de 2 semanas. Este grupo pudo conciliar el sueño antes, dormir más tiempo y despertarse con menos frecuencia durante la noche.

El rastreador de muñeca también mostró que el grupo de aceite de cannabis durmió 30 minutos más en promedio después de dos semanas de intervención en comparación con el comienzo del estudio. Comparativamente, el grupo de placebo durmió en promedio 9 minutos más después de 2 semanas de tratamiento en comparación con el comienzo. No se encontraron diferencias entre los grupos en la somnolencia diurna, la fatiga, la calidad del sueño y el estado de ánimo evaluados mediante cuestionarios. Tampoco hubo diferencias entre los grupos en los niveles de cortisol.

El estudio arroja luz sobre la eficacia potencial del aceite de cannabis en el tratamiento del insomnio. Sin embargo, se debe tener en cuenta que la muestra del estudio fue pequeña y que el período del estudio coincidió con la aplicación de medidas de confinamiento anti-COVID muy restrictivas en Melbourne, Australia, donde se llevó a cabo. Esto podría haber afectado los resultados.

Referencia bibliográfica: Ried, K., Tamanna, T., Matthews, S., & Sali, A. (2022). Medicinal cannabis improves sleep in adults with insomnia: a randomised double-blind placebo-controlled crossover study. Journal of Sleep Research, e13793. https://doi.org/10.1111/jsr.13793

Fuente: Psypost