Revista Opinión

INSOPORTABLES "DIANA Y ALBORADAS". Hoy, hace 20 años. 16 de julio de 2002

Publicado el 16 julio 2022 por Cronicasbarbaras

Quien haya vivido en los países musulmanes conoce el martirio de los gritos del muecín con sus llamadas intempestivas a la oración, agravadas con la creciente potencia de los altavoces orientados en todas las direcciones e instalados en el alminar.

Mucho más cortas y apacibles son las campanas catedralicias del mundo cristiano, aunque quien vive en su cercanía no piense igual.

Pero más horrible que los gritos del almuédano es el anuncio de “Diana y Alboradas” del verano con las que en todos los pueblos, barrios, aldeas y caseríos de España despiertan y torturan a los apacibles ciudadanos.

Parece que todas las vírgenes y todos los santos patronos exigen un homenaje similar al de una guerra o como la que le ofrendan los pamplonicas a San Fermín y los valencianos a su santa Amparín, chupinazo va, charanga viene, desde las seis, siete u ocho de la mañana y que le revientan los tímpanos a los durmientes.

Y a los demás seres vivos, incluidas las apacibles aves migrantes, que huyen despavoridas prometiéndose que jamás harán turismo por aquí.

Aunque quienes más sufren son nuestros perros y gatos, a los que su patrón San Antón no protege como debería y que, incapaces de volar como los pájaros, se esconden doloridos y aterrorizados, Por muy religiosas que sean las fiestas ellos seguro que reniegan de toda religión.

Los carteles anuncian las fiestas patronales que cada mañana durante una semana se inician con “Diana y Alboradas”, en las que siempre hay un curilla igualito al líder comunista Gaspar Llamazares correteando emocionado alrededor del pirotécnico, que suele ser un barrendero que también tira los cohetes:

“Más potentes, más potentes, y muchas más bombas que hay que despertar a todos para la misa”, grita el excitado muecín cristiano porque fuera de esos días cada año atrae a menos gente a sus oficios.

Consecuencia: por culpa de los muecines y sus altavoces muchos musulmanes han perdido el sueño, aunque rara vez la fe, y muchos cristianos, con sus diarios “Diana y Alboradas” además del sueño, pierden la fe entre maldiciones por las bombas de palenque del señor párroco ese, tan entusiasta, saltarín y hasta es posible que tan comunista como Llamazares.


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