Acá estoy mirando la página en blanco del Word como si estuviera loca, pero sé que aquellas que escriben me entenderán. Cuando tu mente no quiere cooperar no coopera y a ti no te queda más que tragarte todo ese orgullo de escritora, cerrar la tapa de la notebook e ir a buscar la inspiración en otro lado, para que te asalte justo cuando menos te la esperas. Cinco minutos antes de dormirte, en la ducha, de camino a la facultad. Lugares impensados donde no tienes papel y sabes que no podrás retener esas ideas hasta la mañana, ni siquiera logras retenerlas hasta que te enjuagas el cabello, te secas y corres como desquiciada a tu habitación para revolver todo en busca de un papel y una birome para anotar tus ideas. Y, resulta que cuando haces todo ese quilombo, ante la mirada extrañada de los otros habitantes de tu casa, esa súper idea que te había iluminado se ha ido.
Bueno, pensando y pensando en un tema interesante del cual hablar, no se me ocurrió nada, pero, cuando deje a mis dedos correr libremente por las teclas, ellos solos quisieron hablar de la inspiración.
La inspiración, esa cosa que se escapa de nosotros como si jugáramos a pillarnos y, le encanta correr tras nosotros cuando tenemos que estudiar o trabajar o no estamos en el lugar adecuado. No hablo ni de musas ni de nada mágico, solo eso que te golpea de vez en cuando y te hace llenar páginas y páginas de cosas interesantísimas.Usualmente no puedes controlarla, pero cuando ya conoces como es la tuya sí puedes estimularla. Yo, por ejemplo, se que la música es una gran fuente de inspiración. Además, ver series, películas o leer un libro también puede ayudarte a escribir. A mí me sirve, pues la sensación que me dejan esas cosas, hace brotar las palabras.Yo creo que la inspiración esta mayormente basada en los sentimientos de uno. Mis sentimientos son la base de la mayoría de los escritos, al releerlos luego de un tiempo sigo creyendo que son buenos. La tristeza y la soledad son mis mejores inspiradoras. Lo cual es algo espantoso si uno lo piensa. Pues, dónde esta la belleza si para escribir algo memorable tengo que deprimirme. No tengo idea, pero esas dos emociones son la chispa que desata miles de otras emociones en mí, me hacen escribir desde la historia más dulce hasta la reflexión más cruda.
Aquí me tienen, escribiendo sobre la inspiración, porque he llorado alrededor de un cuarto de hora luego de pelear con mi hermano. Ustedes son los que dirán, si esto es bueno o no. Yo puedo decir que es cierto. Para mí, es cierto.