Es curioso cómo, volviendo la vista atrás, podemos ver nuestra evolución y aquellas cosas que no volveríamos a hacer nunca más. Me encanta ver, por ejemplo, que el ser algo presumida empezó desde pequeñita y mi pasión por los vestidos es algo que no ha cambiado. Me encanta ver todo lo que ha pasado y las cosas que hemos aprendido. Es un buen ejercicio para conocernos mejor, por lo que sabremos cómo actuar, nos sentiremos bien y eso repercutirá a nuestra belleza interior y exterior. ¿Os apuntáis al viaje?
Cuando sonreír a la cámara era más fácil... nuestro gran deseo poder abrazar al oso panda... sueños de caramelo y grandes amigos que nos enseñaban las pequeñas cosas de la vida aunque aún no las entendiéramos.
Nuestro estilo y nuestra forma de ser se iban definiendo... dar vueltas y vueltas para alcanzar ese mundo mágico donde nos esperaban nuestras heroínas.
Nuestros pequeños bebés peludos a los que nunca olvidaremos...y esos momentos de soledad en los que gracias a nuestras manos ocurrían historias de todo tipo.
xoxo
Nerea