Inspirar…Expirar…

Agárrense los machos. He decidido dar un cambio radical a mi vida. Así porque sí. Porque yo lo valgo. A partir de ayer he pasado a formar parte del selecto club de aspirantes a cuerpazo, para el verano que viene, se entiende. Ha sido llegar a mi dulce hogar germano con el otoño instalado en modo de-aquí-no-me-apea-ni-el-veranillo-de-San-Miguel y entrarme el gusanillo de la superación personal. No sólo voy a estar para mojar pan sino que además voy a ser fashion sin empalagar, simpática sin agobiar e intelectual sin aburrir. El no va más en mujeres de hoy en día. Yo soy esa. O seré.

No se queda ahí la cosa, que no se conquista la madresfera con objetivos mediocres. Hay que soñar a lo grande, a lo Sarai Llamas, grande ella como nos tiene acostumbrados. Todo lo anterior lo voy a conseguir sin sacar ni un euro de mi bolsillo estreñido. Es más, gracias a este método infalible, mis arcas tendrán más euros que antaño. Uno de mis objetivos de mujer diez adaptada a los tiempos que corren es ser frugal, lo cual resulta sin duda más fácil cuando una luce tipazo. A partir de ahora se impone el estilo Miranda Iglesias o como hacer veinte portadas de Hola con una camiseta, unos leggings y unas bambas del todo a cien.

Con este leitmotif tatuado a fuego en el cerebelo ayer me despedí del último resquicio de servicio doméstico que quedaba en casa tigre para ayudarnos a pasar la mopa y otras generalidades varias. Ahora sí que sí somos dos ante el peligro y como al padre tigre le toca traer las lentejas a mí me corresponde cocerlas y todo lo demás. Pero no se crean que ha sido una despedida amarga, esta mutilación me la he autoimpuesto yo misma a mí misma con convicción y optimismo. Como unas castañuelas ando sabiendo a ciencia cierta que este aparente bajón en mi escalafón burgués va a ser mano de santo para mi figura, mi bolsillo y mi estilismo de madre crafty. De todas es sabido que el DIY está a la última. Qué puede haber más trendy que hacerse una TODO, desde fregar los inodoros hasta coserse los botones de la bata de guatiné. Nada.

Háganme caso que están ustedes tirando euros muy valiosos con tanto personal trainer y tanto gimnasio con feng-shui. En Squeezeitin lo explican divinamente, la vida es tu mejor entrenamiento. Unas atractivas sentadillas mientras te secas el pelo combinadas con unas genuflexiones la mar de aparentes mientras pasas la aspiradora y unas contracciones alternas del glúteo derecho y la posadera izquierda contra la encimera de la cocina, y te pones como Jane Fonda en la época del VHS. Chupado. Cualquier excusa es buena para ponerse en forma con este método. Me encanta el momento estiramientos en la cola del supermercado. El chándal con tacón nunca tuvo mejor aliado. ¡Hasta tienen un apartado dedicado al suelo pélvico! Bolas chinas. Ya.

¿Qué trabajan ustedes fuera de  casa? No hay problema, también tienen ejercicios para la oficina. ¿Quién no se ha apoyado alguna vez en su mesa de esta forma tan casual? Pasará usted completamente inadvertido. Oye y ya que iban a la fotocopiadora porqué no tornear los brazos de paso. Son todo ventajas. No me digan que no.

A ver si sacan ya el Runastic del deporte doméstico que estoy deseando fundir el TL con mis logros: “Hoy he barrido 270 metros cuadrados a un ritmo de 3,12 pelusas por nanosegundo. Total: 37 calorías”. Porque mira que estáis cansinos con tanto corre que te corre. ¡Que vais a gastar las calles! Con lo caro que está el dinero público…

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