Veamos, termo de café a la izquierda con rellenado automático, ¡listo!, silla giratoria a 90°, ¡lista!, pantalla de dibujo, cartuchos e impresora, ¡listos!, mezcla química y eléctrica al 100% de capacidad, todos los sistemas verificados… ¡Comencemos!.
El botón de inicio encendió la sutil pantalla de 24 pulgadas, desplegando el software gráfico de ilustración, tomé mi pluma digital creando en mi mente el nuevo modelo para el catálogo de primavera, —activar modo UHD— ordené en voz alta, después de dimensionar las proporciones mi primer trazo firme se hizo presente en el lienzo, luego el segundo con mayor delicadeza, los rasgos se veían más definidos después de unas cuantas horas de trabajo ininterrumpido, continué refinando los bordes, aún sin aplicar texturas, sombreado y todo el colorido que le darán un acabado espectacular.
—Con el “horario de verano” en marcha siento que no me rinde el tiempo—, meditaba al ver el reloj de agua que tenía a manera de cascada decorativa en el techo, detuve el proceso creativo para despabilarme y comer/cenar algo, el estómago manda y es mejor hacerle caso cuando exige comida a ¡gritos!, mi chef androide preparó uno de mis platillos favoritos, el cuál devoré sin preámbulos y al terminar mi delicioso postre, di vuelta al trabajo.
Pasadas las 2 de la madrugada revisé cada detalle del modelo, nada debía estar fuera de lugar, los directivos ya aguardaban en la sala de juntas para ver la primera muestra recién salida del horno, presioné las teclas virtuales CTRL + P, seguidas por un click en ACEPTAR y el proceso inició.
La impresora 3D vertió la mezcla de caldo primordial en sus recipientes, expuestos a radiación ultravioleta y energía eléctrica las moléculas actuaron, integrándose con los pigmentos que darían los tonos adecuados al diseño original, un minuto después la consola opaca de presentación, develó a una fémina, tamaño natural, bien formada “La Chica Ideal, hecha a tu medida, versión América Latina”, las caras de un trabajo bien logrado se notaron en las firmas de aprobación para la producción en serie del modelo y el encargo del antagónico masculino para el día siguiente.
Alrededor de 24 horas pensarán que es un lapso muy corto para realizar un producto digno de mérito, pero hay que considerar el pequeño aparato temporal que uso como reloj de agua, donde 4 meses son iguales a un día normal; esa es la ventaja de saber jugar con el tiempo, en los espacio-mundo relativos.