Instante cinematográfico del día: Kill Bill Volumen 1

KILL BILL Volumen 1

Primer volumen de una historia de venganza creada por nuestro querido Quentin Tarantino, prestigioso director que particularmente me encanta.
Es difícil elegir un solo instante de sus películas, pues me fascinan cada una de las secuencias de la mayoría de su filmografía. Cada una de ellas tiene algo especial, algo que te engancha a la butaca del cine o al sofá de tu casa, sin darte tiempo a asimilar cada momento, cada cual más espectacular que el anterior.
Este es el instante que he elegido...
En esta película, Tarantino logra ir más allá de un simple film de acción, de violencia, de peleas absurdas, a las que estamos acostumbrados. Nos cuenta una historia de superación personal, a través de escenas medidas hasta el último detalle, tanto en el ámbito técnico como en el ámbito musical, diálogos, todo. Encontramos en este film un tipo de cine diferente al habitual de Tarantino, y por ello no solo gusta a los amantes de su cine, al centrarse más en la acción y no tanto en los diálogos, como en anteriores películas. Sin embargo, su sello personal se aprecia con mucha claridad en la fotografía, en el tipo de rodaje...

Este instante es simplemente magistral. Empieza con una estupendísima Daryl Hannah, implecable toda de blanco (muy bien preparada para ir al hospital), los labios y el paraguas rojos y silbando una melodía que se ha hecho realmente famosa gracias a Tarantino. Usar esta melodía fue una forma de homenajear a la película británica, Twisted Nerve, que trata sobre un psicópata obsesionado con una mujer a la que seguía por las calles silbando esta melodía. Es muy típico de Tarantino hacer referencias a otras películas o actores.
Siguiendo con el instante, me gustaría destacar la doble pantalla, que a pesar de haberlo visto ya en muchos films, creo que sigue siendo un acierto en esta escena. A la vez que vemos la pantalla dividida en dos partes, la melodía va en aumento hasta finalizar en lo 'máximo', y pasamos a escuchar únicamente la tormenta. Un aplauso para Tarantino!