El origen de todas estas teorías sobre la catalanidad de medio mundo y la dependencia del otro medio de los hallazgos catalanes está en el denominado Institut de Nova Història, una entidad que agrupa a aficionados a la historia y a algunos pocos licenciados, todos ellos unidos por un incontestable nacionalismo y por la convicción de que el filósofo Francesc Pujols iba en serio cuando escribió que que llegaría un día en que los catalanes lo tendrían todo pagado en todo el mundo por el hecho de ser catalanes y en agradecimiento a sus grandes contribuciones a la humanidad.
De hecho, Francesc Pujols, autor de Concepte General de la Ciència Catalana, Hiparxiologia o Ritual de la Religió Catalana o Història de l’hegemonia catalana en la política espanyola, sería la inspiración directa de este Institut de Nova Història empeñado, con gran éxito de crítica local, en la catalanización sistemática de los principales personajes de España.
El primero en sufrir el tratamiento de este instituto fue Cristóbal Colón, puesto que a los catalanes del siglo XV se les denominaba genoveses, sostienen sin la más mínima aportación documental. A partir de ahí, el puerto de Palos se convierte en el de Pals, (Gerona), los hermanos Pinzón se apellidaban Pinçó, el Descubrimiento fue una empresa catalana de la que se apropió España y Erasmo de Roterdam, también era catalán e hijo de Colón a mayor abundamiento.
De este primer delirio se pasó a catalanizar a Cervantes, que se llamaba Miquel Servent, del barrio de la Barceloneta o de Alicante (hay dudas), y escribió El Quijote de la Mancha en catalán y con el titulo original de Lo Quixot de la Plana. Visto el éxito y la cálida acogida de semejantes teorías por parte de los medios de comunicación catalanes, los impulsores del instituto acometieron la ingente tarea de hallar la pista catalana de Hernán Cortés, Francisco Pizarro y Diego de Almagro, todos ellos nacidos y educados en Cataluña. Hasta Santa Claus es catalán, puesto que no sería otro que el Sant Nicolau de Alicante, ciudad catalana también según estos respetados “estudiosos”. El Cid Campeador está ahora en el punto de mira del Institut, así como Elcano, Magallanes, Miguel Ángel y Lutero, candidatos a ingresar en la galería de los “nuevos catalanes”.
Uno se resistía a creer en tales bulos pensando que se trataba de exageraciones propias de mdios antinacionalistas, lo que no dejaría de ser otro credo religioso de signo más o menos contrario al que siguen los autores del delirio descrito más arriba, pero la realidad confirma que con el dinero público se sufragan los gastos de instituciones dedicadas a la rigurosa investigación de temas tran relevantes. Sí, porque los gastos del Instituto de Nueva Historia (y tan nueva), se pagan con los impuestos de los ciudadanos españoles, no solo catalanes, y sus trabajos causan cuando menos, estupefacción entre cualquier persona, no ya culta, sino con un mínimo de sentido común. Una vergüenza.