Revista Maternidad

Instinto básico

Por Lamadretigre

Instinto básicoEstoy que no me hallo. Me siento. Me levanto. Me vuelvo a sentar. Y no me encuentro. El tiempo me acompaña en mis vaivenes. Ni llueve ni deja de llover. No hace ni frio ni calor. No es de noche pero tampoco de día. Llevo toda la semana preparando una fiesta que no se ha celebrado y esperando un fin de semana que no ha llegado. No. No me hallo.

Escribo una entrada. No me gusta. Escribo otra. Me aburro yo sola. No. No me hallo. Ni me canso ni descanso. Ni avanzo ni retrocedo. No me hallo. Llevo toda la mañana enganchanda a mi última compulsión: Twitter. Twits y twits con un denominador común: Mozos de buen ver. Me preocupa. Mucho.

Bien está que Edward Cullen te quite el aliento y algo más en la primera película de la saga Crepúsculo. Humano es que en la segunda lo deseches por blancucho y esmirriado en cuanto el indio, Jacob Black, se quita la camiseta y se pasa la lengua por esos morros de perdición. Pasa incluso que Jon Snow tiene su punto y que te vas abrazando la vida salvaje para pasártelo por la piedra envueltos en pieles de mamut. Ya puestos quién no se dejaría montar por el Khal con su sombra de ojos y su coleta. Pero que Noemí la del barrio diga Tyrion y se te estremezca el cuello del útero. Eso no. Eso sólo puede significar una cosa: Estás en celo amiga.

No me hace falta test de ovulación ni método ojino que lo corrobore. Estoy ovulando. Houston tenemos un problema.

Gordo. Porque esta noche vendrá El Marido. Acostaremos a las niñas. Nos sentaremos en el salón a ver otra vez la primera temporada de Juego de Tronos. Él pensará que es Lord Eddard of House Stark tan justo, tan solemne y tan valiente. Y yo me soñaré su Catelyn of House Tully madre orgullosa de sus cinco hijos.

¿He dicho cinco? Cinco. Número proscrito y deseo inconfesable. Cinco dedos tiene mi mano y cinco sillas nuestra furgoneta. Hago mis cálculos. Si nos hacemos con la trifix solucionado. Ya tengo hasta las sillitas. Como será niña ropa no necesito y total el colegio en Alemania es gratis. Y me imagino con mis cinco retoñas, corriendo por la playa ataviada con un minúsculo bikini blanco al más puro estilo Miranda Iglesias. Qué malo es el subconsciente: Miguel Alejandro, Rodrigo, las gemelas Victoria y Cristina y Guillermo. Uno, dos, tres, cuatro y cinco.

La razón me dice que no. Que cuatro son muchas y no está el panorama macroeconómica para heroicidades reproductivas. Pero el corazón… El corazón ya se sabe que no atiende a razones.

Como venga El Marido esta noche en plan Aragorn son of Arathorn no respondo. Están ustedes avisados.


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