Insumisión necesaria

Usted es dueño de un comercio. Si atiende mal, se arruinará. Si sabe atraer clientes, quizás construya un imperio.

A José Eugenio Arias-Camisón acaban imponerle una multa de 145.000 euros y le han cerrado el restaurante Guadalmina, en Marbella, porque decidió dedicarlo a consumidores de un producto legal y subvencionado por el Estado: el tabaco.

“Que los no fumadores no entren: aquí, trabajadores y clientes, fumamos”, advertía.

El Guadalmina es su espacio privado, construido con su dinero. Con su derecho a arruinarse. El mercado es oferta y demanda.

La democracia española comenzó a torcerse hacia el totalitarismo cuando en Cataluña legislaron que los comercios tenían que atender y rotular en catalán. Se les negó el derecho de arruinarse en castellano.

Hubo ciudadanos que pleitearon contra esa ley, pero perdieron ante esas imposiciones fascistoides, por su nacionalismo agresivo, y comunistoides, por su totalitarismo igualitarista, ideologías que se meten en la cama, la educación y la vida privada del ciudadano.

Hace algunos años los mismos fundamentalistas que dictan leyes fanátiucas contra las libertades individuales y de la propiedad, proclamaban el derecho a la insumisión frente a las leyes injustas. Y se alentaba la insumisión al servicio militar.

Previamente ya había desaparecido como atenuante legal para un delito la “obediencia debida”, un triunfo democrático.

Ahora, manipulan a los niños con criterios ideológicos sectarios, imponen un idioma sobre el derecho individual, y confiscan la propiedad y el derecho de arruinarse de un comerciante.

Estamos volviendo a los primeros años del franquismo, cuando obligaban al silencio en semana santa y se prohibía vender carne los viernes.

El cronista, que no fuma, recuerda que Hitler odiaba el tabaco, era vegetariano y abstemio. Pronto estaremos preparados para aceptar pasivamente, incluso, las prohibiciones islámicas, la sharia.

Por la libertad y la democracia, la insumisión es necesaria.

------------------

SALAS: aunque este primer dibujo es anterior a la ley antifumadores, es muy actual y aplicable a Arias-Camisón y a tantos como él.

 
Y este segundo es sumamente actual, vivo, real. El amigo de Hamas envía entre los voladores a la casi veintena de empleados y sus familias del restaurante cerrado y multado. ¡Gracias, padre de la patria!